¿Sabías que…?
... existe una isla en el East Blue donde el Sherif es la ley.
[Común] [Presente] Bazares y Curiosidades.
Hato of peace
Hayo
Día 22 del verano Reino de Oykot 

En el reino de Oykot la compra y venta era de lo más común había muchas tiendas algunos bazares como comercios donde se podía conseguir lo más fresco productos del mar, las calles siempre estaban llenas de personas de clase media o trabajadores de las casas monárquicas ellos hacían lo posible para mantener contento a sus patrones que gozaban de los mayores lujos.

Apariencia


Por su parte Hato estaba buscando productos del mar ella vestía unos jeans desgastado, una camiseta verde, una chamarra negra, collar y guantes, la belleza de la joven dejaba impactado a algunos comerciantes que hacían los posibles de complacerla pero nadia tenían lo que ella estaba buscando.

Después de recorrer dos bazares y algunos comercios ella se animó a entrar a un sorteo dónde se ganó un ticket de mejora pero ella no buscaba mejorar su estilo de pelea sino su creatividad también buscaba algo de su país de origen aquel que se encontraba en las nubes aquel que los ancianos de la red líne le contaban.

Hato se sentó en una banca cruzó sus piernas dejó su bolso aún lado de ella, lo abrió para sacar su Dial de Viento y presionó suavemente el ápice, ella buscaba que el Dial soltará una ligera brisa para refrescar su cuerpo lo bueno era que ese concha no tenía la potencia para hacerle daño sino sólo para soplar una ligera corriente de aire que refrescaba a la joven y hacía ondear su cabellera rubia -No hay nada de lo que busco, aunque buscar cosas de Skypiea es algo extraño casi nadie los conoce-.

Era una joven que estaba sentada en un bazar con dinero en su bolso, un extraño ticket y buscando partes de su tierra natal que yacían en sus sueños muy muy en lo alto de sus 
sueños.

Hablo/ Pienso/ Narro
#1
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
En las bulliciosas calles del Reino de Oykot, me encontraba paseando, como un observador curioso en un teatro sin guion, cuando la vi. Una joven rubia, vestida de manera sencilla pero con una presencia que destacaba entre la multitud, cruzó mi camino. No podía pasar desapercibida; había algo en su mirada, en la forma en que sus labios susurraban palabras a un pequeño artefacto en su mano. Un Dial de Viento, si mis ojos no me fallaban.

Desde mi rincón, casi oculto entre las sombras de un puesto de mariscos, observé con interés. Su dialecto, su ropa desgastada, pero especialmente la nostalgia en su mirada, me hablaron de un lugar muy lejano, uno que pocos mencionan, un lugar en las nubes que solo se encuentra en los murmullos de ancianos y en los cuentos de marineros que creen haber visto demasiado.

Ella se sentó en una banca, con una serenidad que contrastaba con el bullicio a su alrededor. Un pergamino antiguo se encontraba en su mano, lo que me llamó la atención ya que yo me jactaba de ser un ávido buscador de conocimiento antiguo...
La muchacha claramente buscaba algo más profundo, algo que la conectara con su tierra natal, con Skypiea. 

Ah, Skypiea... Las historias sobre ese lugar siempre me han fascinado. Un lugar que muchos dudan que exista, y, sin embargo, ahí estaba ella, tangible, real, y buscando una conexión con ese mundo en las nubes.

En uno de mis muchos viajes, me había hecho con un Dial de Destello, algo que me había sido de cierta utilidad en algunos momentos de mi vida, y el cual había comprado a un vendedor ignorante que lo había hallado caído del cielo. Ciertamente, había demostrado ser auténtico y además eso demostraba que los mitos no lo eran tanto, como cualquiera podía comprobar al ver a los suyos.
Mi familia sabía bien encontrar el precio de las personas y como tal, éramos buenos tasando a la gente como si de un bien se tratara, pero también conforme a sus deseos y anhelos. 

La brisa ligera del Dial movió su cabello, un contraste suave con el aire cargado del bazar. Su búsqueda era palpable, y aunque no compartíamos los mismos sueños, entendía lo que era buscar algo fuera del alcance del resto del mundo. Sabía que no era casualidad que nuestros caminos se cruzaran aquí, en Oykot.

Ella hablaba de su hogar con una tristeza que me resultaba familiar, la tristeza de alguien que ha visto lo que otros solo pueden imaginar, y que ahora busca un vestigio de aquello en un mundo que no entiende su valor. Sentí una extraña afinidad con ella, quizá por mi búsqueda de algo que quizá no estaba claro que pudiera hallarse, un ideal que, de momento, solo parecía un espejismo.

Observé un momento más, mientras el viento del Dial acariciaba su rostro. Quizás este encuentro tenía un propósito mayor. El Reino de Oykot era solo el escenario, y los actores estaban comenzando a tomar sus posiciones, por lo que tomando mi propio mando, me acerqué a la muchacha, con aires tranquilizadores y amistosos, pero al mismo tiempo sabiendo que era lo que estaba buscando.

-¿Skypiana? ¿Quizá estás buscando una reliquia de tu tierra?- comenté con tranquilidad y cierto disimulo, ofreciendo una mirada agradable desde un porte elegante y que no atisbaba amenaza alguna, mostrando de manera velada el artefacto que buscaba.
#2
Hato of peace
Hayo
En aquella banca descansaba la rubia descendiente de los Skypieans su objetivo en la vida es ver el mundo que describen los ancianos en sus historias, cualquier cosa que la conectará con ese mundo era de su interés objetos, estatuillas, diales y transportes viejos que pudieron venir de ese lugar eran su más tesoro.

La joven después de un largo día vagando por la ciudad no logro encontrar nada para comprar de su tierra natal, un hombre que vestía bastante elegante algo llamativo para estar en barrios como esos, su cabellera era blanca y sus ojos de un color ámbar profundo, la palidez de su piel lo delataban de que no era un trabajador como los balleneros o comerciantes de esta isla, él se acercó a la joven Hato para su suerte preguntó si era de Skypiea y que si buscaba objetos de su tierra natal, un mundo de ideas se abrió ante la joven -Y si es un traficante podría tratar de seducirme llevarme a un bar drogarme y cortarme las alas mientras estoy inconsciente con la posibilidad de morir desangrada-.

-O que tal si quiere mi Dial Viento no es único pero casi no hay en el mar y tratara de regatear. Que tal si tengo suerte y es un príncipe explorador que quiere ir al Skysea y me lleva con él, bueno mejor respondo algo y luego veo sobre la marcha- en su mente fueron varias ideas pero en el mundo real solo fueron tres segundos después de la pregunta del enigmático caballero.

-Si soy una Skypieans, hola soy Hato compro objetos del Skysea pero no he tenido mucha suerte hoy jaja- se río ligeramente para parecer interesada en el hombre -¿Tú conoces a alguien que pueda venderme algo relacionado con el Skypiean? No soy muy adinerada pero podemos llegar a un acuerdo- la rubia quería saber lo que pudiera sobre lo que podría ofrecer el elegante caballero.

Hablo/ Pienso / Narro
#3
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
Mientras la joven respondía con una risa ligera y unas palabras que buscaban parecer despreocupadas, no pude evitar esbozar una sonrisa. Su habilidad para disfrazar su incertidumbre tras un velo de cortesía era digna de admiración, aunque su verdadera intención brillaba a través de su máscara, como un destello de luz en la penumbra. Aquella mente ágil, repleta de estrategias posibles, me recordaba a un ajedrecista decidiendo su próxima jugada, incluso antes de que yo moviera mi primera pieza. Este encuentro, sin duda, prometía ser un juego interesante.

Levanté ligeramente la ceja, apreciando su aguda observación. A pesar de su juventud, se notaba que había recorrido caminos más complejos que la mayoría. No era solo una muchacha común en busca de recuerdos de su patria perdida; era una cazadora de tesoros de un reino celeste, alguien que navegaba por las brumas de lo real y lo imaginario, ansiosa por conectar ambos mundos.

-Es un placer conocerte, Hato- respondí con la misma calma que había mostrado hasta entonces, manteniendo un tono tan envolvente como la brisa que el Dial en sus manos liberaba. -El Skysea...Skypiea... Son nombres que evocan mitos y leyendas para muchos, pero para algunos de nosotros, son algo más tangible- musité con una pausa, observando cómo sus ojos brillaban con curiosidad y desconfianza a partes iguales. Era un sentimiento compartido; ambos conocíamos el valor de la cautela en tierras donde la verdad y la mentira solían entrelazarse como serpientes.

-En cuanto a objetos de tu tierra...- continué, dejando que la cadencia de mis palabras se deslizara lentamente, -...quizá poseo algo que pudiera interesarte...- con un movimiento lento y deliberado, mostré de nuevo el Dial de Destello, asegurándome de que la luz lo reflejara en su justa medida. Lo mantuve cerca, no lo suficiente para que pudiera tocarlo, pero lo bastante para que sus ojos no pudieran apartarse de él. -Es auténtico, como tú bien sabes. Y, por supuesto, no me interesa despojarte de lo que posees, sino llegar a un acuerdo que beneficie a ambos-

Mi propuesta era clara, pero la verdadera intención se mantenía en un delicado equilibrio entre lo que revelaba y lo que ocultaba. El arte de la negociación, en su esencia más pura, no era simplemente el intercambio de bienes, sino la danza de las mentes que buscan obtener lo que desean sin ceder demasiado.
-En estos lugares, encontrar algo que realmente merezca la pena suele ser un desafío- añadí, bajando la voz, como si compartiera un secreto con ella. -Pero aquellos que saben buscar... y negociar... a veces encuentran más de lo que esperan- hice una ligera inclinación de cabeza, como si mi próximo movimiento en este tablero de ajedrez dependiera de su respuesta. -¿Qué tienes para ofrecerme a cambio?- concluí al tiempo que guardaba el Dial entre mis ropajes y lo acompañaba con el gesto de dicha mano liberada hacia mi cara, para atraer la mirada de la chiquilla ante mis propios ojos.

Su risa anterior, aunque bien ejecutada, delataba una mezcla de desconfianza y curiosidad. No obstante, podía sentir que el brillo en sus ojos no era simplemente fruto de un interés casual. Ella estaba valorando cada palabra, cada gesto, tratando de discernir mis intenciones. Y eso, en cierto modo, me complacía. No hay mayor deleite que un digno adversario, aunque esta vez, nuestra competición no se daba en los campos de batalla, sino en la sutileza de las palabras y los silencios.
Así que, con una suave inclinación hacia adelante, como si nuestras vidas dependieran de ese instante, aguardé su respuesta, sabiendo que aquel breve diálogo era solo el inicio de algo mucho más profundo.
#4
Hato of peace
Hayo
El bullicio del lugar envolvía a los protagonistas de esta compra venta, hato sabía que sobre pensar nunca llevaba a algo bueno así que presentarse era lo correcto con el encantador caballero, aunque la joven de Skypiea dijo su nombre el extraño nunca dijo el suyo algo sospechoso pero por esta ocasión la dejaría pasar.

La confianza del cabellera era notoria como su conocimiento sobre el Skysea era algo que muchos sabían más como un mito o historias vagas que como un hecho en la vida, pero el interés del hombre en la joven era evidente como algo mutuo, así que lo dejaría hablar más.

Las pautas que hacía al hablar lo volvía más misterioso como interesante pero cuando comentó que tenía algo que pudiera interesarle los ojos de Hato se iluminaron por el interés de aquel objeto que podía tener el caballero, la joven sonrió con interés cuando el hombre de entre sus cosas sacó un dial destello era justo lo que ella estaba tratando de adquirir -¡Wow! es lo que estaba buscando un dial- estaba a su alcance pero al mismo tiempo lejos de estar en su posesión.

Terence quería hacer negocios con ella claro no buscaba despojar a la joven de todo su dinero sino que buscaba otra cosa -¿Que busca entonces?- preguntó la rubia.
El caballero comentó que para encontrar cosas así era difícil y necesitas tener ojos entrenados para este tipo de antigüedades valiosas que pocos personas podían darse el lujo de comprar, el hombre inclinó la cabeza preguntando que tenía para negociar mientras aguardaba el dial.

-No soy buena haciendo negocios, pero soy una inventora aunque no lo parezca- comentó la joven rubia -Es algo de familia como mi padre él es inventor como también mi abuelo y bueno así por varias generaciones de antepasados, lo que ellos me enseñaron es a comprar las cosas así que podría darte es dinero, no mucho claro pero algo- eso tal vez no movería mucho las ganas de comparar del Terence -También tengo otro dial pero creo que un intercambio de diales no te llamaría tanto la atención-.

En su otra mano tenía un extraño papiro que se había ganado y tal vez podría ser lo que él busca -También tengo este extraño pergamino antiguo que dice ayudar a mejorar tus movimientos, tal vez sea un entrenamiento- Hato comentó con poco interés sobre el manuscrito y su mejoras físicas -Soy inventora no aventurera así que esto no me interesa, pero talvez a usted si. Es una antigüedad podría venderla bien si es que le gustaría cambiarla por el Dial que tiene- comentó con más confianza esperando alguna respuesta del caballero.
#5


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