
Arthur Soriz
Gramps
11-02-2025, 10:13 PM
Mientras te miraba, dándole lo mismo si eras más alto que él y de hecho lo dejaba en claro con su mirada estoica, severa pero no por ello con desdén. Sopesaba tus palabras, cruzándose de brazos y ladeando la cabeza ligeramente hacia uno de sus hombros expresando que realmente lo estaba pensando. Pero, tenía sentido... tú los conocías mejor que la Marina, a pesar de haber pasado tan solo una noche con ellos... conocías de su necesidad, de ese ardor en sus entrañas que debe ser saciado con carne fresca y cruda. ¿Quién mejor para 'educarlos' que uno mismo? Así que, asintió con la cabeza, aunque no por ello se veía feliz. Aún le pesaba en la cabeza el hecho de que hayan sido capaces de comer carne de gente inocente... era un pecado, un crimen que debía ser pagado de alguna manera.
Esta forma había sido prácticamente un milagro, un perdón de alguien que no veía solamente en extremos; en blancos y negros. Era capaz de percibir los grises, los matices del monocromado. Suspiró suavemente, teniendo que recostar su espalda en la silla que estaba usando, su cabeza en el respaldo mirando así al techo de su oficina por unos momentos antes de volver su mirar a tus ojos y hablar.
— Espero que tengas razón, Ares... que sean capaces de aceptar el hecho de que sus antiguas vidas deberán quedar atrás. No serán vistos con buenos ojos, pero siquiera tú lo fuiste cuando llegaste a la Marina y mírate ahora.
Expresaba cierto respeto, o al menos eso notabas en el tono de tu voz. Quizás pensarías que no habías hecho nada destacable, pero incluso en la hazaña de detener al "líder" de los Hijos de Heracles, habías detenido básicamente la ola de desapariciones que se venía temiendo desde el Verano pasado. Ahora mismo igual tenías cosas más importantes de las que preocuparse, como volver a ellos y explicarles la situación. Sus últimas palabras hacia ti fueron "Confiamos en ti", y tener que decirles que no tendrían libertad hasta nuevo aviso, que vivirían en prácticamente lo que bajo eufemismos era un campo de concentración... ¿cómo se lo tomarían?
— Un grupo de Marines te acompañará cuando vayas a buscar a tu familia, tan solo por las dudas... espero que entiendas —hizo una pausa, abriendo uno de los cajones de su escritorio, sacando lo que parecía una carpeta. La puso frente a ti, abriendo el dosier para que así vieras su contenido—. Por obvias razones deberás pedirle a alguien que construya la infraestructura en donde estará tu gente, mientras tanto... estarán bajo vigilancia constante en donde quieran que estén. Como un acto de buena fe, pueden seguir allí... pero si lo hacen, deberemos recibir informes constantes de tu parte, de saltearte un solo día... tomaremos cartas en el asunto y ya no habrá segundas oportunidades... ¿queda claro, Ares?
Te preguntó, no como amenaza sino más bien como asegurándote de que no tendría miedo de utilizar mano dura con tal de asegurarse que la tranquilidad en Loguetown sería mantenida... no le importaba si eran tus familiares o simplemente seres de tu misma raza. Ambos eran conscientes de lo que habían hecho...
— Una vez la colonia sea hecha, tendrás un poco más de libertad de movimiento porque seremos capaces de vigilarlos nosotros mismos.
Agregó, manteniendo su mirada fija en tus ojos. No tenía miedo, no se veía intimidado por tu presencia incluso aunque no te gustara el prospecto que había dicho. Estaba claro que no tenías las de ganar aquí... podía aceptar ciertos cambios, darte un poco más de soltura a la hora de tratar con tu gente, pero seguía siendo un Marine que haría cumplir la ley... lo quisieras o no.
— Si no hay nada más de lo que hablar, enviaré a que el grupo de Marines te acompañe y ya verás tú cómo les explicas la situación a tu gente —hizo una pausa, frotándose de nuevo el ceño. Se le veía mentalmente agotado—. En estas circunstancias, lamento que tengan que ser así las cosas y que tu reencuentro con tu gente deba ser así hasta nuevo aviso, pero... no me queda otra. Puedes retirarte...
Esta forma había sido prácticamente un milagro, un perdón de alguien que no veía solamente en extremos; en blancos y negros. Era capaz de percibir los grises, los matices del monocromado. Suspiró suavemente, teniendo que recostar su espalda en la silla que estaba usando, su cabeza en el respaldo mirando así al techo de su oficina por unos momentos antes de volver su mirar a tus ojos y hablar.
— Espero que tengas razón, Ares... que sean capaces de aceptar el hecho de que sus antiguas vidas deberán quedar atrás. No serán vistos con buenos ojos, pero siquiera tú lo fuiste cuando llegaste a la Marina y mírate ahora.
Expresaba cierto respeto, o al menos eso notabas en el tono de tu voz. Quizás pensarías que no habías hecho nada destacable, pero incluso en la hazaña de detener al "líder" de los Hijos de Heracles, habías detenido básicamente la ola de desapariciones que se venía temiendo desde el Verano pasado. Ahora mismo igual tenías cosas más importantes de las que preocuparse, como volver a ellos y explicarles la situación. Sus últimas palabras hacia ti fueron "Confiamos en ti", y tener que decirles que no tendrían libertad hasta nuevo aviso, que vivirían en prácticamente lo que bajo eufemismos era un campo de concentración... ¿cómo se lo tomarían?
— Un grupo de Marines te acompañará cuando vayas a buscar a tu familia, tan solo por las dudas... espero que entiendas —hizo una pausa, abriendo uno de los cajones de su escritorio, sacando lo que parecía una carpeta. La puso frente a ti, abriendo el dosier para que así vieras su contenido—. Por obvias razones deberás pedirle a alguien que construya la infraestructura en donde estará tu gente, mientras tanto... estarán bajo vigilancia constante en donde quieran que estén. Como un acto de buena fe, pueden seguir allí... pero si lo hacen, deberemos recibir informes constantes de tu parte, de saltearte un solo día... tomaremos cartas en el asunto y ya no habrá segundas oportunidades... ¿queda claro, Ares?
Te preguntó, no como amenaza sino más bien como asegurándote de que no tendría miedo de utilizar mano dura con tal de asegurarse que la tranquilidad en Loguetown sería mantenida... no le importaba si eran tus familiares o simplemente seres de tu misma raza. Ambos eran conscientes de lo que habían hecho...
— Una vez la colonia sea hecha, tendrás un poco más de libertad de movimiento porque seremos capaces de vigilarlos nosotros mismos.
Agregó, manteniendo su mirada fija en tus ojos. No tenía miedo, no se veía intimidado por tu presencia incluso aunque no te gustara el prospecto que había dicho. Estaba claro que no tenías las de ganar aquí... podía aceptar ciertos cambios, darte un poco más de soltura a la hora de tratar con tu gente, pero seguía siendo un Marine que haría cumplir la ley... lo quisieras o no.
— Si no hay nada más de lo que hablar, enviaré a que el grupo de Marines te acompañe y ya verás tú cómo les explicas la situación a tu gente —hizo una pausa, frotándose de nuevo el ceño. Se le veía mentalmente agotado—. En estas circunstancias, lamento que tengan que ser así las cosas y que tu reencuentro con tu gente deba ser así hasta nuevo aviso, pero... no me queda otra. Puedes retirarte...