Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
Abismo tormentoso
Illyasbabel
cuervo de tiburón
Sobre el  costado derecho del barco, luego de que la ráfaga de viento lo arrastrara, Illya se encontraba con el tiburón, que tras observarlo con una mirada un tanto acechante, Illya respondió, - No soy un fantasma, o al menos no por ahora - Dijo mientras el Gyojing bajaba por las escaleras hasta el suelo. - Debo admitir que estoy en la misma situación, me alegra poder conversar con alguien, pensé que me estaba volviendo loco - dijo mientras encendía su cigarro y se apoyaba sobre el barco. - Dime...- sus palabras fueron interrumpidas por dos sonidos, casi al unísono, el de una ametralla a la distancia y el de un cabezazo contra el interior del barco, justo del otro lado de donde estaba.- Vaya, parece que no estamos solos - le dijo al tiburón.

 Rápidamente se volteó al escuchar el grito de la mujer rubia que exclamaba a sus espaldas, - Oye.. oye... no hace falta alarmase - respondió mientras alzaba las manos en alto, no quería recibir un disparo, aunque no estaba seguro de lo que pasaría en caso de morir, no estaba de más ser precavido. - ¿ La bolsita ? - se preguntó así mismo mientras observaba al tiburón con curiosidad esperando que este tenga la respuesta. Hasta el momento Illyasbabel no se había dado cuenta de que portaba una bolsa con una chapa en su interior, de hecho, él pensaba que todo esto era su imaginación.

 También escuchó la voz que provenía del interior del barco, aparentemente otra mujer que había sido arrastrada por la ráfaga, pero a esta ultima no la podía ver, solo escuchar. Se quedó estático con ambas manos alzadas, preguntándose de que se trataba todo esto y porque seguían apareciendo personajes tan extraños. 

 Hizo un profundo suspiro para mirar a los dos que tenía más cerca, fue allí cuando noto su propia bolsa al mirarse la cintura, - ¡Ah! ¡te refieres a esto! - exclamó asombrado por su nuevo descubrimiento, aunque no estaba dispuesto a hacer movimientos bruscos,  por lo que decidió actuar con cautela, - ¿¿Qué te parece si bajas las armas y te doy la bolsa??- preguntó a la mujer intentando buscar algo de empatía en su interior, había apenas diez metros entre ellos, y a sus espaldas, el gyojing, del cual tampoco se fiaba demasiado pero por lo menos no lo había atacado ni mordido, -Vamos... estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo - Dijo intentando calmar la situación, al fin y al cabo estaba rodeado.

Cada tanto escuchaba ruidos del interior del barco, probablemente de la otra mujer, quien probablemente, a ojo de Illya, estaría con la otra, aunque la extrañeza del momento no le permitían al Lunarían sacar verdaderas conclusiones, solo vagas suposiciones del origen de aquel particular encuentro.

Muy humilde referencia de nuestras posiciones
#11
Panda
JANAI
Panda estaba en un profundo sueño, muy profundo que cuando despertó o cuando abrió los ojos al menos ya que seguia soñando, no tenia idea de donde estaba.
Parpadeo dos veces para comprobar que lo que veía era real y trataba de recordar como llego ahi pero no podía, su memoria estaba nublada, como aquel lugar ventoso y sombrío donde estaba. El viento era tan fuerte que le costaba trabajo incorporarse, era como un huracán andante que golpeaba con la fuerza de un tigre y lo hacia trastabillar.  Para tener algo más de firmeza el panda se movía a cuatro patas mientras examinaba el lugar.

Por fortuna aun tenia unas ramas de bambu que llevaba consigo.
~Uff menos mal~ Penso mientras comía un poco y se llenaba la panza. Alimentarse siempre le ayudaba a bajar su ansiedad no importaba donde estaba mientras le quedara algo de comer.

En eso su olfato desarrollado y su propia vista le permitieron saber que no estaba solo. Además escucho unos fuertes disparos que le izaron la piel, no entendía que pasaba pero aquellos ruidos no eran normales.

¿Una casería?- Fue lo primero que pensó

No muy lejos de ahí también vio un curioso navío varado. Por los fuertes ruidos que se escuchaban, provenir de ahí era evidente que había otras personas por alli.

Panda avanzo con lentitud hacia el barco, quizás tengan más comida ahí y sirva de refugio para el viento, pero las intenciones de aquella mujer lo asustaban un poco, ¿Qué pasaría si se le daba por comer panda? sin duda alguna ese temor se apodero de panda, por lo que mantuvo una distancia prudencial, tapándose con los escombros de viejos navios para no llamar tanto la atención y simplemente observar, aunque su gran porte no seria tan difícil encontrarlo. Igualmente se pondría sus guanteletes solo en caso de que sea necesario defenderse.
Mientras se acercaba despacio pudo escuchar los gritos de una mujer que exigía abiertamente unas "bolsas".
-¿Bolsas? ~ Penso panda y ahi se dio cuenta que traía una consigo en su cintura, muy cerca de bolso con bambu. 

-Ahh esto, no parecen Berris, ¿para que será y porque tengo una chapita? - Panda no entendía pero de alguna forma se imaginaba que seria algo "valioso" por el contexto donde se encontraba y por la exigencia de esa mujer, aunque desconocía su valor real. ¿Me daran comida por esto? pensó, ¿debería buscar más de estas cosas?- Panda dudaba 

En eso panda llego a divisar a un ser con alas que se acercaba a dialogar con una mujer con armas enormes y amenazantes. 

~Uy parece que se armo la gorda acá, a ver que sucede.~

No muy lejos de ahi, también estaba un tiburon. -Quee como hace para respirar fuera del agua?- Se preguntaba panda que era la primera vez viendo un Gyojin.

Personaje
#12
Octojin
El terror blanco
Octojin se había mantenido en silencio desde que la ráfaga de viento los había arrastrado a todos a este extraño escenario. Su naturaleza cautelosa y observadora le había permitido tomar el tiempo necesario para analizar la situación. Ahora que había descendido al suelo y había intercambiado unas pocas palabras con aquel extraño ser alado, el tiburón sentía que el momento era propicio para actuar. Las circunstancias eran confusas, eso estaba claro, pero la falta de claridad no le impedía ver las oportunidades.

Los ruidos provenientes del interior y el exterior del barco y el grito de la mujer rubia habían tensado aún más el ambiente. El hombre alado parecía nervioso, como si no comprendiera del todo la gravedad de la situación en la que estaban inmersos. Octojin, por otro lado, se mantenía en su papel de depredador paciente. Tenía una bolsa atada a la cintura que, hasta ese momento, no había reconocido como algo relevante, pero viendo la reacción de los demás, comenzó a sospechar que tenía más importancia de lo que aparentaba. Él también había tenido una ficha en su interior, junto con algunos frutos, lo cual parecía una broma absurda para alguien de su porte y posición. Ahora frutos y ficha estaban en el interior de un recipiente mayor, aunque no parecían estar mucho más seguras que antes.

El alado ser había dicho que no era un fantasma, tratando de romper el hielo. Pero Octojin no tenía tiempo para filosofar sobre la naturaleza de su existencia en ese extraño lugar, por lo que únicamente esbozó una tímida sonrisa. Su mente estaba centrada en sobrevivir, y más importante aún, en aprovechar cualquier ventaja que pudiera obtener.

La mujer rubia frente a ellos parecía lista para usar su arma, y aunque el ser alado trataba de negociar, Octojin sabía que las palabras podían no ser suficientes en situaciones así. Pero la bolsa... esa maldita bolsa... parecía ser la clave de todo. Así que, con un movimiento calculado, el tiburón desató la cuerda que mantenía la bolsa sujeta a su cintura, sosteniéndola frente a él como si fuera una ofrenda de paz.

—¿Es esto lo que buscáis? —preguntó con su voz profunda y resonante, intentando que todos los ojos se centraran en él.

Hizo una pausa, dejando que el silencio se prolongara por unos segundos, tiempo suficiente para que cada uno de los presentes reflexionara sobre la bolsa que él sostenía. Podía sentir la tensión en el aire, como si todos estuvieran esperando su siguiente movimiento.

—No me interesa este juego en el que parece que estamos atrapados —continuó Octojin, manteniendo su mirada fija en la mujer rubia que sostenía el arma—. No me apunté en ninguna parte, ni firmé ningún contrato para hacer esta estupida yincana. Solo fui arrastrado aquí por una ráfaga de viento, igual que todos ustedes. Veo que los humanos seguís siendo igual de codiciosos que siempre…

El gyojin dio un par de pasos. Situándose a la espalda del ser alado mientras seguía sosteniendo la bolsa.

—Tú —susurró Octojin de repente, inclinándose hacia el ser alado y tapándose la cara con una mano, como si estuviera haciéndose el disgustado tras su anterior comentario—, eres el único aquí que no es completamente humano. Eso significa que puedo fiarme de ti más que de los demás. Te ofrezco un pacto —continuó Octojin, todavía en voz baja para que los demás no pudieran oírlo—. Nos aliamos. No confío en esos humanos, pero tú y yo, somos diferentes. Si trabajamos juntos, podemos salir de aquí con lo que queramos. Solo tienes que seguirme la corriente.

Por supuesto, no era fácil decidir si confiar en un gyojin cuya naturaleza era, por lo menos, intimidante. Pero Octojin era paciente. Había plantado la semilla de la duda, y eso era suficiente por ahora.

El tiburón aprovechó ese momento de incertidumbre para acercarse lentamente hacia el grupo, cada paso suyo resonaba con fuerza. Era un riesgo, claro, pero confiaba en su tamaño y en la intimidación que su presencia naturalmente provocaba. Si alguien hacía un movimiento en falso, él estaba preparado para reaccionar.

—Aquí está —dijo en voz alta mirando a la humana rubia—. Si tanto la quieres, no tengo problema en entregártela. Pero antes, hablemos como personas racionales. No hay necesidad de recurrir a la violencia cuando podemos llegar a un acuerdo, ¿verdad?

Octojin podía ver el conflicto en su rostro. Claramente, tenía instrucciones, o al menos una meta en mente, y no quería arriesgarse a perder lo que consideraba su oportunidad. Sin embargo, el tiburón sabía que, en situaciones como esa, las palabras correctas podían desarmar incluso al oponente más decidido.

En ese momento, un ruido sordo proveniente del interior del barco interrumpió la escena. Algo, o alguien, se estaba moviendo allí dentro, y la sensación de peligro aumentó de manera palpable. Octojin mantuvo la calma, pero estaba claro que el tiempo se estaba agotando.

—Decidamos rápido —dijo en un tono firme, recorriendo sus ojos el grupo—. No creo que estemos solos aquí por mucho tiempo.
#13
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Personaje


Airgid confiaba en que no le haría falta disparar a nadie para conseguir las bolsitas de esos dos, el alado y el gyojin tiburón, pero tampoco podía descartarlo completamente. Ambos parecían ser bastante fuertes, al menos esa era la impresión que daban. Aunque la verdad es que le sorprendió que el hombre con alas estuviera dispuesto a negociar con ella y no la atacara directamente. Escuchaba ruidos constantemente por todos lados, ya no sabía si se trataban de más personas, del barco varado, o el ambiente que estaba empezando a enloquecerla.

Aquel hombre le propuso que bajara las armas, y luego entonces le daría su bolsita. Insistió un poco en ello, levantando las manos en alto, señal de que no tenía intención de atacar. Al menos por ahora. La mujer dudó, sin saber si hacerle caso o no, si podía fiarse de su palabra. Eran dos contra ella, en el caso de una pelea lo tendría bastante chungo. Y antes de que pudiera decidir nada, el tiburón habló, enseñando su bolsa en alto frente a ambos. Aunque habló en plural, y eso le resultó extraño. Había más gente ahí, gente que aún no había sido capaz de ver. La rubia simplemente asintió con la cabeza enérgicamente.

Estuvo cerca de confiar en la palabra del hombre con alas. Pero observó como el tiburón se acercaba a su espalda y comenzaba a susurrarle algo al oído. Afiló la mirada. No, a partir de ese momento no podía confiar en nada de lo que dijeran. Eran dos contra ella sola.

El gyojin comenzó a caminar hacia ella, pero la mujer no se quedó quieta. Retrocedió esos mismos pasos que él dio en su dirección. No iba a perder la ventaja de la distancia, era demasiado útil para una tiradora como ella. Insistía en hacer un trato, en hablar las cosas, y en decidir rápido. Pero ella no lo tenía tan claro. — No hay más ná que hablá, boqueronsito. Tira la bolsita pa'cá o te meto una bala en la mollera. — Lo cierto es que no se fiaba, no después de haberles visto cuchicheando. No dejó de apuntarles con sus metralletas ni un momento.

Resumen
#14
Asradi
Völva
Personaje


El topetazo que se había dado había sido considerable. Pero ahora que ya no estaba tan atontada después de ser arrastrada, casi como un trapo, por el viento, se puso en pie y contemplo el interior. Se había metido en el interior del navío por un agujero que tenía. Por inercia, se frotó un poco las posaderas, donde se había llevado todo el grueso del golpe.

Dió un par de pasos, de manera cautelosa. El viento ahí dentro ahora parecía no molestarla demasiado, por ahora. El problema no era ese.

¿Eso son voces? — Susurró para si misma.

Vió que había otro agujero, y se asomó para mirar con cautela. No estaba sola, efectivamente. Las voces que había escuchado no habían sido producto de su imaginación. O de ese sueño. O de lo que fuese. No reconoció a la mayoría, pero sí había una que le sonaba.

El tono era igual, pero ese lenguaje era terriblemente raro para ella. Apenas y entendía la mitad.

¿¡Airgid!? — Fue entonces cuando la reconoció.

No era la rubia que recordaba. Bueno, sí, pero tenía otra apariencia. ¡Y tenía las dos piernas! ¿De qué se sorprendía? Ella ahora estaba con dos piernas cubiertas de escamas, como las que solía tener en su cola de sirena. Por fortuna, para su orgullo oceánico, todavía mantenía la aleta dorsal en su espalda.

Salió del interior del navío, comprobando que, efectivamente, la otra chica no estaba sola. Había un tipo alado y un... ¡Un gyojin tiburón! Los ojos de Asradi se oscurecieron unos segundos, de depredador a depredador. Pero más con cautela momentánea. Ellos también parecían tener una bolsa similar a la suya. La pelinegra rozó la suya con los dedos, solo para comprobar que continuaba ahí.

No sé que está pasando, pero si le ponéis la mano encima no voy a estar contenta. — ¿Eso era una amenaza? Quizás era un poco inverosímil para alguien que tan solo medía metro sesenta. Pero tenía unos buenos dientes, eso sí.

Ahora, al lado de Airgid y mirando de frente a los otros dos, se pudo fijar más en el gyojin. Era fuerte, diría que hasta atractivo. Porque lo era para el estándar de los suyos. Pero estaban en un situación extraña como para pararse a pensar en esas cosas.
#15
Illyasbabel
cuervo de tiburón
Todavía con los brazos en alto, illyasbabel asentía con cada frase del Gyojing, como si se tratara de un torpe niño que no entiende nada, aunque realmente estaba completamente desentendido de la situación. - Yo tampoco - dijo, coincidiendo con las palabras del Tiburón. Al fin y al cabo poca idea del juego tenía. Notó como él se acercaba un poco más a sus espaldas por lo que no dudo en voltear a verlo y acto seguido, asentir con una mirada critica y calculadora. - estoy de acuerdo - murmuró, aunque en general actuaba solo, no estaba de más ir acompañado en tan extraño sueño. De igual modo, Illya repetiría alguna de las frases, - eso, eso, no hace falta dispararle a nadie - dijo, mientras bajaba lentamente sus brazos.

La situación se vio interrumpida por una tercer presencia que se asomaba desde el interior del barco, - ¡hey! - exclamó con tono de gracia ciertamente sorprendido, mientras una segunda mujer aparecía en la escena, y como había previsto, parecían ser aliadas. - No hace falta alterarse - le respondió a la segunda mujer, pero todo su intento de mediación se vio frustrado cuando la mujer rubia, de carácter fuerte, los amenazaba de nuevo, lo que hizo que Illya diera unos pasos hacía atrás, por temor a recibir un balazo.

- Veo que no tenemos muchas opciones - le dijo a su nuevo compañero Gyojing. Acto seguido y de manera lenta y sutil, tomaría la bolsa de su cintura para arrojarla 5 mts hacia adelante, justo entre Airgrid y ellos. Momento que aprovecharía para colocar su mano sobre el mango de su espada, en caso de ser necesario podría usarlas para defenderse, debido a la extrañeza del lugar, no estaba del todo predispuesto a un enfrentamiento, ya que no tendría paga por ello, pelear por pelear no era su estilo. Observó una vez más a la extraña mujer, aparentemente hibrida con sirena, esperando ver su reacción, - este sueño se vuelve cada vez más extraño - le dijo a ella, mientras daba una pitada a su cigarro.


off
#16
Octojin
El terror blanco
Octojin estaba acostumbrado a enfrentarse a enemigos de toda índole, desde los violentos piratas que cruzaban los mares del Grand Line hasta los cazadores que acechaban a los gyojin por su fuerza y peculiaridades. Sin embargo, la situación actual lo desconcertaba profundamente.

Había algo en el ambiente de aquel lugar, en la textura misma del aire, que le hacía sentir como si estuviera atrapado en un mal sueño, uno del que no podía despertar.

El tiburón gyojin no había bajado la guardia ni por un instante. Los insultos de la tiradora rubia, aquella mujer con su fuerte acento y sus armas apuntando directamente hacia ellos, habían encendido algo en él. La paciencia de Octojin tenía un límite, y ella lo estaba empujando peligrosamente cerca de ese borde.

Las palabras del hombre alado resonaban en sus oídos, lo que hizo que Octojin esbozase una ligera sonrisa. Tenía una cosa en mente: terminar con esa tensa confrontación lo antes posible. Podía sentir la tensión en el aire como una cuerda tirante a punto de romperse.

"No hace falta dispararle a nadie", había dicho Illyasbabel, intentando calmar la situación. Pero para Octojin, las palabras parecían un eco distante, perdido en el viento creciente que comenzaba a agitar el entorno.

La otra mujer, que había aparecido desde el interior del barco, no había hecho más que empeorar las cosas. Aunque su tono era más relajado, seguía siendo una amenaza latente, una incógnita que complicaba aún más el delicado equilibrio en el que se encontraban.

Octojin respiró hondo y cerró los ojos por un breve momento, buscando el control sobre sí mismo. No podía permitirse perder la compostura, no allí, no en ese momento. Era un guerrero, un superviviente. Pero los insultos de la rubia se repetían en su mente una y otra vez, avivando una furia que había mantenido contenida durante mucho tiempo. La palabra "boqueronsito" había sido el detonante. Ese insulto simplista, ese menosprecio por lo que era, por su raza, era algo que no estaba dispuesto a dejar pasar.

—Esta maldita humana... —murmuró entre dientes, apretando los puños con fuerza.

El ambiente se cargó de tensión cuando Illyasbabel, tras murmurar algo sobre lo extraño que era todo aquello, lanzó su bolsa hacia adelante, cinco metros más allá, dejándola entre ellos y la tiradora rubia. El tiburón observó el movimiento con la mandíbula apretada. Sabía lo que venía a continuación. La mujer tendría que decidir si aceptar el trato o intentar algo más agresivo. Pero en lo profundo de su ser, Octojin ya había tomado su decisión.

Sin decir una palabra, el gyojin también lanzó su bolsa hacia adelante, dejando que cayera cerca de la de Illyasbabel. Al menos, si todo se iba al infierno, no podrían decir que no intentaron una resolución pacífica. Pero no estaba dispuesto a quedarse quieto esperando el siguiente movimiento de la tiradora. Sus instintos de combate estaban en alerta máxima.

Y entonces, sucedió lo que ninguno de ellos había previsto. El viento, que hasta ese momento había sido un susurro constante, se transformó de repente en una ráfaga violenta, como si el mismo mundo hubiera decidido interferir en su disputa. La ráfaga golpeó con una fuerza inesperada, levantando polvo y restos del suelo, y empujando a Octojin hacia adelante con una violencia que no había anticipado. Algunos trozos de madera procedentes, teóricamente, del barco, golpearon sobre el escualo, que recibió algún que otro corte que en el momento no percibió con mucha atención. Su objetivo era otro.

El gyojin tiburón se vio arrastrado por el viento en dirección a la tiradora, sintiendo cómo su cuerpo se desplazaba involuntariamente. Sin embargo, en lugar de resistir el viento, Octojin lo utilizó a su favor. La furia que había estado contenida en su interior encontró una salida. Si el viento lo llevaba hacia la mujer, entonces aprovecharía ese impulso para atacar. Era la oportunidad que estaba esperando, la excusa perfecta para desatar su ira.

Con un rugido que resonó por encima del viento, Octojin usó el impulso del aire para lanzarse hacia la tiradora, empleando la ráfaga para ganar velocidad. Sus cuerpo se movía con una velocidad mucho mayor de la que él podría alcanzar por si mismo, encorvó ligeramente su cuerpo hacia ella buscando inmovilizarla antes de que pudiera reaccionar. Sus ojos, normalmente fríos y calculadores, ahora estaban llenos de una furia ardiente, una furia que había estado alimentándose de las palabras de la mujer desde que la había visto por primera vez.

—¡Te enseñaré a respetar a un gyojin! - rugió Octojin, mientras sus brazos le impulsaban tras haber sido derribado por la ráfaga y se abalanzaban sobre ella, con la intención de agarrarla y, si lo conseguía, dar un contundente golpe en la boca de su estómago.

Resumen
#17
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
La situación era compleja. Una mujer rubia y alta con dos metralletas había empezado a amenazar a un enorme gyojin tiburón y a un hombre con alas parecía que quería... ¿sus bolsas? Todo el mundo parecía llevar bolsas similares a la mía. ¿Tendrían las mismas canicas que él, otras cosas? A aquello se le sumaban otros factores. Pese al fuerte viento podía escuchar movimiento cercano. Había más gente cerca. No tardé en comprobar que mi imaginación no me estaba jugando una mala pasada, pues una mujer morena se sumó a la primera, amenazando con atacar a quien tocase a su compañera. Así que se conocían de antes. ¿Piratas? ¿Estarían atracando a aquellos hombres? Tenía toda la pinta. Tal vez era el momento de que interviniese y les ayudase, pero seguía incomodándome un poco no saber quién más andaba por ahí.

Al principio parecía que el gyojin y el hombre alado pensaban cooperar, pero algo en la hostil actitud de la mujer rubia debió tocar la fibra sensible del hombre tiburón. Eso, o ya tenía desde un principio pensado destrozarla. La superaba en tamaño por más de del doble, suficiente para que muchos se hubiesen pensado dos veces el intentar atracarle, pero las armas que ella empuñaba parecían equilibrar la balanza. Tal vez yo pudiera desequilibrarla en el otro sentido. No podía tolerar un acto como aquel. Algo que me tenía un poco inquieto y suspicaz, sin embargo, eran las bolsas. ¿Por qué tenía una como las de ellos? ¿Y por qué las quería esa mujer? Algo se está cociendo aquí que no termino de ver.

Tras meditar mis opciones, terminé por optar por la opción más sensible y diplomática: la violencia. Me incorporé lentamente y me preparé para intervenir. No queriendo interponerme en el camino de la mole de cuatro metros que era el gyojin tiburón, decidí que me encargaría de que la morena no pudiera ayudar a su compañera atracadora. Saliendo de la roca que me servía como escondite, cargué hacia la escena con mi gabardina ondeando al fuerte viento. Recurrí al poder de mi akuma no mi y empecé a crecer. Desde mi punto de vista, la gente a mi alrededor pareció empequeñecer y hasta el hombre tiburón se me quedó algo pequeño. Había superado los cinco metros de altura y ahora me abalanzaba sobre la mujer morena, preparando mi puño...

...pero entonces, pese a mi nuevo tamaño, el viento me sacudió como si fuera un juguete de corcho. La inercia de mi carrera y mi ropa holgada jugaron en mi contra cuando la corriente de aire me golpeó desde atrás, empujándome contra el barco destrozado. Probablemente fue una combinación de mi peso aumentado y que la madera estaba podrida, pero el caso fue que cuando choqué contra el casco del navío, este cedió como un cartón mojado. Aturdido, traté de incorporarme, pero en ese momento descubrí que mis pantalones y gabardina se habían enganchado en la madera fractura. ¿El resultado? Mis piernas asomaban fuera del barco mientras el resto de mí colgaba en el interior, con la cara pegada contra el suelo de la cubierta inferior. Decir que era una posición poco digna era una obviedad.

resumen/cosas varias
#18
Byron
Hizashi
Corrió cuanto pudo, pero la suerte no acompañó al muchacho. Un fuerte estruendo inundó la tundra, cuando se giró para ver la situación, un fuerte resplandor se acercaba hacia él. Parecía ser originario de una explosión, ocasionada por aquellas densas e intimidantes nubes negras, los rayos de estas habían consumido todo a su paso. Ante tal situación Byron aceptó su destino, estaba listo para morir, y recibió aquella fuerza sobrenatural con los brazos abiertos, como si la muerte fuese una vieja amiga a la que había dado esquinazo en más ocasiones de las que debería. El resplandor lo engulló, cegando con su luz al muchacho, sintiendo como cada una de sus células se desvanecían abrasadas por el fuerte calor de aquel destello, aquella luz se tornó oscuridad.

Dos pequeños golpes sobre su frente lo hicieron despertar, abriendo los ojos lentamente, volviendo a formarse una imagen nítida en sus ojos. Se encontraba sentado, era extraño para Byron aquel lugar, nunca había visto nada así, parecía ser una especie de carro, con varios asientos en fila, uno tras otro, separados por un pequeño pasillo en su centro, usado para circular por el vehículo hasta encontrar asiento, a vista rápida, contándose a sí mismo, habría unas 100 personas en aquella ubicación.

Frente a él, un hombre de piel negra, con una perilla cuidada y perfilada, parecía ser el que lo había despertado. Le otorgó al chico una mochila, con una especie de tela en su interior. Mirando a Byron, y a la chica de coleta que se sentaba junto a él dijo.

- ¿Dónde caemos gente?.- Y sin decir nada más, el chofer comenzó a tocar una especie de bocina como un poseso.

Todos los presentes comenzaron a moverse como locos, las puertas del carro se abrieron, y no tardaron en saltar los primeros valientes, al grito de "Caemos en pisos picados chicos". Era extraño y confuso, hasta ese momento no se había dado cuenta de que el cacharro que los transportaba estaba surcando los cielos, elevado por unas pompas de plástico, y los hombres se precipitaban al con la confianza de que todo saldría bien. El reflejo de una de las ventanas le hizo percatarse de su cambio de forma, ahora era un musculoso hombre rubio de 1,90, con cara neutra, en su cabeza solo cabía la definición "de NPC" aunque no sabía que significaba.

MI SABROSO ASPECTO


Su espada había sido transformada en un pico, aunque sorprendentemente se sentía idéntico en las manos.

Fue entonces cuando algo cambió dentro del chico, como si la personalidad del cuerpo que habitaba se apoderase de él, todo comenzaba a tomar sentido. Se levantó, quedaban pocos en aquel autobús azul, hizo un par de gestos a su grupo, y saltó con la certeza de que todo saldría bien. Como si llevase haciendo paracaidismo toda la vida, apuró al máximo el uso de su parapente, miro hacia arriba cuando lo tuvo abierto, y ante sus ojos vio desaparecer según caían a todos esos valientes guerreros que querían hacerse con una victoria royal, y con ellos el autobús.

Sin dejarse sobresaltar por aquel hecho, pues cuantos menos jugadores mejor, se preocupó de su aterrizaje. Planeaba sobre unas altas rocas, suspendidas en el aire ¿acaso era otro evento de EpicGames? ¿No se suponía que estaba sobre la posición de Charca Chorreante? Con estas dudas en su mente, siguió descendiendo, hasta que divisó a unos cuantos individuos sobre uno de estos peñascos flotantes, con un barco en ruinas incluido, la madera no era el mejor material para construir, pero era un comienzo.

Apresuró su caída con gran manejo de su "alado" compañero, y entró en escena, cayendo cerca de la chica de las ametralladoras, a unos 15 metros a su izquierda. Al aterrizar, rodó, para amortiguar, y se incorporó raudo mientras sacudía el polvo de su ropa por aquel revolcón. Una vez limpio, no dudó en marcarse tremendos pasos prohibidos, una melodía acompañaba sus movimientos, por lo menos, en su propia cabeza.
 
BAILESITO


Una vez acabó, no pudo evitar fijarse en lo que colgaba del cinturón de la señorita, es más, instintivamente miró a su cinturón, pues algo le decía que él también tenía uno de esos. Sorprendiéndose al verlo, metió la mano dentro, sacando una pequeña canica, y como un relámpago, los recuerdos en su mente se abrieron paso, recordando los sucesos de la tundra, y quien era él, volviendo a controlar el cuerpo que hasta hace segundos parecía ser un militar experimentado.

- ¡ESTOY VIVO! ¡ESTOY VIVO! - Gritó Byron frente aquellos desconocidos, no pudiendo contener la alegría que sentía.

DATOS
#19
Panda
JANAI
El panda escuchaba atentamente lo que sucedía desde atrás de aquel navío escondido en 4 patas. Parecía que el conflicto estaba a punto de estallar entre la mujer amenazante y el duo de individuos misteriosos entre ellos el ser alado y el tiburón. En eso el ser alado en un intento de negociación tira su bolsita y el tiburón hace lo mismo, pero justo cuando se levanta la ventisca el tiburón avanza de manera amenazante contra la rubia. 
En eso otra muchachita grito, bastante cerca de donde panda se ocultaba, al parecer era una conocida de la rubia, ya que la llamo como Argid. Aquella muchacha morena parecía ser mitad pez ya que tenia una curiosa aleta de tiburón, pero igual seguía siendo muy guapa sin duda.
~Guau que gente más interesante~ Pensaba panda mientras veía el espectáculo como si de una película se tratara. 
Otro chico apareció y se hizo enorme como un gigante pero al poco tiempo fue tumbado como un corcho por el viento y cayo duramente contra el barco. La suerte de panda no seria muy distinta, a pesar de que se sujeto fuertemente de aquel navío y aunque se encontraba en cuatro patas, el viento huracanado lo hizo revolcarse e impactaría de igual forma contra el barco. No era la entrada que el pretendía pero aprovecharía para hacerse el canchero y comenzaría a oxidar el barco para verse más intimidante y que no se metan con el. El poder de su Akuma haría que sus enemigos se asustaran y de esa forma quizás la rubia no lo ataque o al menos esa era su idea.
-Panda llego, para oxidar, es el panda oxidador...- Comenzaria a decir

Otro sujeto cayo a la par de la rubia, cayendo desde el cielo como un avión y se tiro unos prohibidos ahí mismo. De alguna forma, el olor de aquel hombre le resultaba conocido para panda pero su aspecto no lo recordaba por lo que lo dejaba confundido, ¿de quien se trataba? Panda no lo sabia.
OFF
#20


Salto de foro:


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