Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
Abismo tormentoso
MC duck
Pato
Personaje


Una agitación furiosa llena de gritos patines interrumpió el silencio cuando finalmente Mc Duck empezó a ponerse en pie, después del estupido y torpe tropiezo que había tenido y le había hecho resbalar de forma misteriosa y sin explicación plausible.

-¡CUACK bahekbeiohzlk CUACK jnkahukhakjnkuehujkfecbku CUACK!... ejem… -se quedó mirando al resto de presentes- ¿me perdí algo o…?

Pero seamos sinceros, NADIE se había fijado en el pato, era extraño, pero era cierto, habían tantas cosas raras pasando que el pato era de lo menos relevante, no sabía si alegrarse o empezar a cuestionarse algunos detalles de su vida, cómo ¿tendría un cartel puesto en el pico para que nadie le dijera nada? eso parece, pero tampoco se lo cuestionó, en parte, más que pato, era un lobo solitario.
Resolvería el misterio de Morfeo el Magno el mismo si hacía falta.
-tengo que descubrir como hacer la ofrenda. Cuack. eso es lo importante. Cuack.


Pero resultó que todo al parecer ya había acabado, incluso le habían salido profetas al Morfeo ese, como el tiburón quien proclamaba ahora ser su más fiel seguidor.

-¡Claro! el lago … ¡¿COMO NO?! cuack, cuack cua… 

El único lugar donde no podía estar era el santuario de Norfeo.

-Bueno, supongo que llego tarde, pero esta iba a ser tu ofrenda, Morfeo el magno, poeta insomne… cuack

Tomo la chapa con la que había llegado y la golpeó con un dedo para que cayera al lago. posiblemente a estas alturas no serviría de nada, pero al menos lo intentaría.

-Y… ¿Cómo es Norfeo?

Cuestionó a sus nuevos adeptos de su religión Norfeanica y magnánima señoria.

-¿Ha dicho porque nos ha traído aquí? siento curiosidad.

Esperaba que Morfeo le hubiera dado respuestas, pero ya que no fue “elegido” al menos sus elegidos sabrían las respuestas… no? tal vez tenía demasiada fe en esas cabezas huecas.

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#61
Illyasbabel
cuervo de lobos
Escuchó atentamente al tiburón, que luego de su zambullida en el agua, se había convertido en un ser evolucionado, Illya lo observó con intriga y un ojito brillante. Continuo bebiendo mientras escuchaba al nuevo Octojin manifestarse frente a ellos. - ¡SSIIIUU! - exclamó entusiasta, aunque realmente estaba desentendido de la situación y desconocía aquel extraño nombre, el viejo Lunarían apoyaría a su reciente y carismático compañero. - ¡cuenta conmigo!, este lugar empieza a gustarme...! - Dijo, ya sonrojado, producto de su temprana embriaguez. Si había algo que lo motivaba era la buena cerveza, y aquel lugar era majestuoso en ese sentido. -AAAA QUE DELICIA - ( eructó ). 

 Dejó el barril un momento para incorporarse de un tambaleo, se conservo aún en el agua, luego tomo su espada, y con un sutil movimiento con ella, afirmó, - ¡tienes mi apoyo y mis espadas Octojin! dinos cual es nuestro objetivo -

 En su torpeza demoró en darse cuenta que ahora, una de sus espadas, era completamente distinta, de hecho se había convertido en un filo sumamente oscuro  y peculiar, con una forma que nunca había visto, además, su cuerpo rebozaba una energía nunca antes sentida - ¡OHHHHH QUE BIEN ME SIENTO! - exclamó, mientras sacudía las alas para secarlas y apagaba la llama de su espalda.

 El resto de la situación era prácticamente ignorada por el viejo despistado que solo atendía a quienes estaban a pocos metros de él. - espera... ¿Quién es Norfeo? debo darle las gracias... - Preguntó mientras encendía un nuevo cigarrillo y empezaba a observar a sus costados, esperando una pronta respuesta, estaba de acuerdo con el Gyojing pero desconocía su objetivo y paradero ¿ Como defendería a alguien que no conoce? quizá era simplemente cuestión de buena fe, básicamente seguía siendo igual de torpe y simplista, pero su actitud no se veía para nada desmotivada, sino todo lo contrario, el viejo solo necesitaba las cosas claras.

buff y cositas
#62
Timsy
Timsy
Una regla es simple, canicas has de acumular
y en cada despertar, tu bolsa has de soltar.
Directrices simples os voy a ceder,
trampas, engaños, robos y hasta el perecer.

¿Dónde estaba? ¡Ah sí! En el mundo ese de las setas… - Espera… Aquí no hay setas. ¿Y qué ha sido eso? ¡También lo escuché cuando desperté en ese lugar con las setas! – Inconscientemente me llevé la mano a la bolsa de la cintura. ¡Una canica! ¡Pues claro! - ¿Y este viento? – A duras penas conseguí mantenerme erguido. El viento era increíblemente fuerte y me había desplazado unos metros en tan solo unos segundos… ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Cómo había llegado? Recordaba haber caído al suelo tras saltar en una seta y de ahí rodar contra un conejo y después… ¿Y después?

Dudé unos instantes si tratar de avanzar contra el viento o a favor de este. Finalmente opté por hacerlo a favor del viento. Así avanzaría más rápido, aunque el empuje constante pronto terminaría por tirarme al suelo si no conseguía encontrar nada en lo que agarrarme. Vagué por el lugar sin rumbo. Al menos en esta ocasión podía ver más allá de mis narices. ¿No había ni un solo lugar normal en este sitio? - ¡Berberechos! ¡Pero qué vendaval! – El viento arrastraría las palabras hacia un vasto espacio desprovisto, a priori, de toda vida inteligente. Continué el rumbo y poco después la vi. -¡LA PLANTA! – grité al tiempo que echaba a correr en aquella dirección. Era la primera cosa familiar que veía en este lugar. Quizás al llegar completara el vacío de recuerdos que tenía, pues allí había sido el último recuerdo antes de aparecer en aquellas ventosas montañas.

Tardé unos minutos en casi llegar, sin embargo el viento arrastró consigo la voz de otros seres. Prudente, me abstuve de aparecer frente a ellos y aguardé a una distancia prudente, tratando de escuchar lo que el viento tuviera a bien contarme.

Inventario

Personaje

Aspecto de Timsy


#63
Gautama D. Lovecraft
-
Algunos me llamaron loco, otros me restaron importancia y otros, quizá, me vieron como un peligro, pero el tiempo me dio la razón. Y de un momento a otro casi por arte de magia, el lugar se impregnó en un aroma fuera de cualquier relación con el paraje, otro aspecto anormal más que contemplar allí. Una fragancia que me resultaba especialmente familiar y que era muy usada en el templo del que provenía, el incienso se propagó por otra la superficie rocosa en la que nos encontrábamos, junto al particular aroma de la mira, ¿Cómo era posible aquello? Nadie habría podido sacarse de la chistera eso, y menos con esa intensidad. Por momentos aumentó, ¿Y si....?

Una voz majestuosa se haría eco, resonando con autoridad y dejando un silencio en todos los allí presentes. Mis ojos, desde aquella roca en la que me veía tirado, buscaban y buscaban por los alrededores, quería poder verlo con mis propios ojos, pues sin duda era él, Norfeo, El Magno. Bajé la cabeza en señal de respeto, su voz omnipresente recorría a todos los seres del lugar, pero en mi interior se repetía una y otra vez las mismas 2 palabras.

- Lo sabía, los sabía, lo sabía... -

Su gracia inmaculada repasó a todos los que cayeron en su favor, otorgándole maravillosas bendiciones. Hasta que me llegó mi turno, sin ser merecedor de cualquiera de sus caprichos, mantenía mi pose adepta ante la presión que ejercía su atención sobre mí, haciéndome llegar a mi interior de que sería obsequiado con la compañía de uno de los seres enanitos de color amarillo, que previamente nos encontraron como mandados de Norfeo.

- Mi gratitud es infinita... OOOH TODOPODEROSO NOOOORFEEEO, YO SIEMPRE CREÍ EN TI Y EN TU PODER....  no soy merecedor de tu gracia. -

Clamé. Cuando tras ello, y al terminar de regalarnos con su magnificiencia sus diferentes caprichos, un cántico divino se propagaría de nuevo en aquella cumbre rocosa. Eran voces omnipresentes que retumbarían en los corazones de todos los que estábamos allí, resonando con una potencia y un clamor sin igual. ¿Sería algún designio más a tener en cuenta para el dios?

las voces divinas

Del agua comenzó a despedir una ligera bruma. El tal Carlito, que la chica rubia había bautizado, comenzaba a rezumar un vapor y a ir modificando su morfología. Se estaba volviendo mamadísimo mientras los cánticos sonaban con gran acentuación, su envergadura crecía dándole un aspecto fiero, su piel se endureció y su mirada se volvió intimidante y recia. Mis ojos no daban crédito a semejante bestia amarilla que nadó hasta la orilla, se irguió sobre sus pequeñas pero poderosas piernecitas, y de un tremendo impulso, se catapultó consigo mismo hacia mí. Dio 1 mortal hacia delante junto a un tirabuzón y cayó frente a mí con una rodilla posada sobre el suelo, la otra flexionada, un brazo en vertical con el puño sobre el suelo y el otro orientado de forma muy épica hacia atrás. Su pose heroica era merecedora de la mejor de las fotografías.

- OOOH NORFEOOO... hágase tu voluntad, yo siempre creí en tí. -

Dije, mientras observaba la enorme envergadura de lo que fuera el enanito, que se iba poniendo de pie. Ahora, se alzaba como un ser de dura apariencia, poseía una altura mucho más superior a la mía, debía de llegar fácilmente a los 2 metros y medio, así como su anchura, ya que era una auténtica mole con unas piernecitas minúsculas pero como pilares de poderosas. Un ojo adornaba un rostro minimalista junto a una boca aplatanada, además de unos abrumadores brazos. Estiró uno de ellos para que me reincorporase, para que me recuperara del derribo.

- PAA... PA... -

En shock me quedé, pues no esperaba que sus primeras palabras fueran para colocarme como su propio padre. Me fundí en un abrazo con él, aunque dada la diferencia de tamaño, parecía yo ser el hijo.

- Carlito... ahora somos uno. -

Le dije, dedicándole unas palabras fraternales. Ahora formábamos un gran tándem, un poderoso equipo. Tenía el hype por las nubes, arranqué mi camiseta de tirantas y la tiré al suelo. Había sido muy afortunado por adquirir tal compañero, ahora faltaba cumplir los designios de Norfeo y culminar con su fe. Repasé con la mirada al resto de presentes del lugar, el más cercano, el tipo de las aguas negras, había estado bebiendo y fumando en la charca, un acto que para la cordura que me quedaba era un pecado y una terrible ofensa para Norfeo, dador de bienes, el magno, creador de enanitos amarillo y el primero de su nombre. Indiqué con la barbilla su dirección para que Carlito me siguiera, y nos dirigimos a este.

- ¡TUU!!... Tu has mancillado la charca sagrada, con tu alcohol y tu tabaco y ahora con tú.... ¡EMBRIAGUEZ! Menuda ofensa...-

Del último detalle no me había percatado hasta que llegué hasta él, me encontraba a escasos 2 metros, tanto yo como Carlito. Pero el colmo de los colmos de las faltadas de respeto no llegaría hasta un instante después. Eructó de forma desconsiderada.... ¡EN EL LAGO SANTO! Ya había visto suficiente. Se incorporó tambaleándose, era una verdadera vergüenza para Norfeo tener que ver a ese ser tan irrespetuoso en la charca donde había concebido tan divinos regalos, y aquel tipo, no era merecedor de ello, pero yo sería el estandarte y brazo ejecutor del dios.

- Semejante acto irrespetuoso no tiene cabida en este lago sagrado... ¡EN NOMBRE DE NORFEO! Yo te insto a que pagues por tu pecado, entrégame tu canica en nombre de mi dios y vete de este lugar... o de lo contrario, ¡¡¡PREPÁRATE A CONOCER LA IRA DEL DIOS AL QUE MANCHAS CON TU TABACO, TU ALCOHOL Y TUS ERUCTOS....!! ¡MALDITO BOOORRACHOOO IMPUUUROOOO! -

Le grité de forma determinante, dándole un ultimátum si no quería conocer toda la furia del profeta que había creído siempre en la deidad que habíamos presenciado. Su ofensa no tenía reparo, y la pena caería sobre él a no ser que pagase con su canica y se marcha a otro lugar.

resumen

Stats CARLITO
#64
Byron
Hizashi
Flotando sobre aquel lago, en total tranquilidad, como si su propio cuerpo se hubiese fundido con el carmesí agua, se encontraba el apuesto chico, con la convicción total de enamorar a un dios. Ninguna duda era cobijada en la mente del joven, la decisión puesta en sus acciones le envolvían, teniendo claro que cumpliría su objetivo. En aquel instante Byron se sentía como un dios entre mortales, y estaba asumiendo el papel que el destino había preparado para él, el cortejo de un ser primordial en la existencia misma, el relacionarse con los inferiores seres terrenales había llegado a su fin. Con los ojos cerrados y el cuerpo sumergido, esperaba con pequeñas ansias su momento de ocupar un lugar en el firmamento, como la estrella más resplandeciente de aquel panteón de deidades del que buscaba formar parte.

La calma invadió totalmente su ser, las aguas que lo arropaban dejaron de sentirse, el viento sobre su persona cedió, incluso el tiempo parecía haberse detenido. Abrió los ojos, para encontrarse en el centro de una acogedora sala, iluminada con llamas tibias que iluminaban el majestuoso escenario en el que se encontraba. Telas granates decoradas con intrincados patrones dorados adornaban las paredes, dejando el hueco que ocupaban las antorchas encargadas de la atmosfera del lugar. Una larga alfombra, con un diseño acorde al resto, bajo sus pies descalzos, notando el muchacho el suave tacto del pelaje animal del que estaba hecho. Todo en aquel lugar reflejaba el ostentoso mimo con la que estaba preparada aquella audiencia, y a pesar de esa grandilocuencia, se sentía cálida y personal, como cuando alguien íntimo invitaba a su pareja a sus aposentos.

Al final de la sala, a unos cuantos metros de él, una figura gigante y magna se encontraba mirándolo fijamente apoyando su mentón con una de sus manos, sentado sobre un enorme trono cargado en detalles, reforzado su imponente presencia. La figura le observaba de arriba abajo, con una mirada casi lasciva, ocultando sus verdaderas intenciones tras ella, como si esta simplemente fuese una fachada para tomar el control de la situación y dar una sensación de seguridad a su presa.

Aquel dios se levantó, y mientras le dedicaba unas palabras al zagal, se acercó poco a poco disminuyendo la distancia entre ellos. El uso de su oratoria y la sutileza de sus movimientos hacían entender que el juego del cortejo había sido puesto en marcha, y ambos individuos estaban jugando. La preciosa deidad jugaba las cartas de su mano haciendo sentir a Byron el objeto de su deseo, dándole si cabe todavía más confianza en su situación. Sus preguntas sobre el poder y deseo, dejaban caer entremedias las proposiciones que aquel chico había venido a buscar. Con convicción, ante ellas el chico bendecido con una belleza angelical, murmuró sin titubear su respuesta, habiendo conseguido aquella audiencia, no podía echarse atrás.

- Mi propósito es convertirme en su consorte mi señor, y sembrar en el mundo sus deseos como si fuese un avatar de sus mismos objetivos.- Dijo mientras hincaba sus rodillas sobre la mullida alfombra y exponía su pecho desnudo a Norfeo con los brazos abiertos y elevados en forma de alabanza.

Volvió a acercarse, dejando entre ambos unos pequeños palmos de separación entre su rostro y el cuerpo del chico. Era bello, lo más hermoso que Byron había apreciado con sus ojos, dejando la belleza del chico en evidencia al no poder compararse. Siguió jugando sus cartas, cortejando a la par que advertía al chico de las consecuencias que podría traer para él tal atrevimiento. No titubeó, simplemente asintiendo ante sus palabras, conociendo la personalidad de la deidad, parecía ser de los que buscaba sumisión y servidumbre, y estaba hasta orgulloso de como estaba jugando sus movimientos de mano para conseguir su fin.

Un simple movimiento de mano de aquel ser fue suficiente para que aquel enorme trono se convirtiese en una cómoda y resplandeciente cama cubierta por cortinas semitransparentes, elevándose unas pequeñas brumas hacia el techo una vez la transmutación fue finalizada. Allí el dios se tumbó coquetamente, y le ofreció a Byron compartir su lecho, con un sutil gesto de mano. Se incorporó dejando de lado la posición que había adoptado en el momento que hizo su respuesta, como signo de respeto no se había movido ni un centímetro, y con la sensación de haber ganado esa partida, esbozó una sonrisa traviesa mientras se acercaba a la cama.

Agarró el enorme dedo del dios, para subir hasta su misma altura, su pecho se encontraba rebosante de satisfacción, quizás fue ese exceso de confianza el que hizo pecar al muchacho. Sin tiempo de reacción, el dios lo envolvió con grandes manos, con un semblante macabro, y comenzó a aplastar el cuerpo de Byron, sin ningún tipo de misericordia. Durante esos instantes notó como se desvanecía esa seguridad, la voluntad de vivir del joven abandonaba su cuerpo, y un fuerte ardor y quemazón envolvían sus genitales por el pecado carnal que estaba intentando cometer. Este sentimiento de agonía fue tal, que su cuerpo parecía estar siendo engullido por el mismo abismo e infierno.

FISICO


Su piel se tornó verde a sus ojos, dejó de sentir el tacto de las manos de aquel dios, de su presencia solo quedaban unas carcajadas maquiavélicas. Su cuerpo, en un limbo de total oscuridad frente a un espejo, que le dejó ver su actual estado, hasta que el suelo bajo sus pies se convirtió en brea y se sumergió lentamente, solo viendo su reflejo durante aquel proceso que para él duró horas.

Entre lágrimas despertó, volvía a encontrarse en aquel lago rojo, observó su mano sobrante sin titubeo para comprobar que aquella pesadilla que acababa de vivir, era cierta. Un huesudo brazo verde frente a sus ojos, su cuerpo desprendía un fuerte olor a cebolla putrefacta, y lo más importante, no sentía nada en sus bajos. Dirigió hacia allí su mirada, y una enorme cicatriz, de quemadura, había sustituido los atributos de los que Byron tanto se enorgullecía. No solo eso, debido a que su estado era este, su angelical rostro también había sido arrebatado. No tuvo fuerzas ni de gritar, el vacío que sentía en aquel momento había engullido sus palabras.

Por uno de sus lados apareció la chica sirena, ofreciendo un suculento trato, la euforia hubiese recorrido hasta el último rincón de su cuerpo en otras circunstancias, pero ahora, Byron solo era un amasijo de sentimientos negativos. Aun así, lo usaría como único consuelo, aunque siendo honestos no le serviría de mucho. Giró su feo rostro para mirarla, con enormes ríos de lágrimas en su rostro, y echándole su pestilente aliento cebollino susurró mientras asentía.

- Solo me queda una... Norfeo me arrebató las otras...- Dijo señalando tristemente sus genitales. - Para ti...- Y soltó la canica que tenía dejándola flotar en el agua para que la sirena la recogiese.

Sumido en su depresión, esperaba el acto de fe de aquella bella entidad, pero para sorpresa suya, su mala suerte no acabó ahí. Cuando quiso darse cuenta, algo le arrastró a los cielos, con un fuerte y punzante dolor en su costado, sin saber por qué, el mestizo de pelo rojo puntiagudo, lo había atacado con un potente mordisco, con tanta fuerza que lo elevó a los cielos para luego volver a estrellarlo contra el agua. Increíblemente, Byron lo asumió, y una vez aterrizó en el agua, se quedó en la misma posición, flotando sin ninguna voluntad de vivir, no le importaba lo más mínimo perder la vida. Simplemente se hizo un ovillo en el mar, esperando algún motivo que le hiciese recuperar las ganas de vivir.

DATOS
#65
Asradi
Völva
Solo necesitaba una respuesta de Byron. Pero antes de que eso sucediese, el chico desapareció delante de sus narices. Y, al mismo tiempo, pudo sentir algo divino que rodeaba aquel lugar. Así que, al final, sí que había una deidad. Asradi se mantuvo cerca del agua tras haberse bañado en la misma justo cuando notó como su cuerpo parecía más ligero, también más fuerte o resistente. En resumen: se encontraba de puta madre. No solo eso, sino que al mirar a su alrededor algunos de los que allí estaban comenzaron a mutar. El primero Yoshiro, que ahora parecía una criatura realmente temible y fiera. Luego uno de eses bichitos amarillos. Y también Octojin, al cual contempló con cierta admiración.

Ese sí era un gyojin llamativo. Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que, inicialmente, se sintió un poco aturullada. Pero de lo que sí fue consciente fue de que ella también había sido bendecida de alguna manera. El látigo que pendía de su cintura ahora era de una calidad superior. Así como una hermosa y delicada corona de oro, en forma de laurel, había aparecido en su cabeza, dándole un aspecto todavía más encantador si cabía.

Asradi sonrió abiertamente. Todavía tenía su canica en la bolsa. Y parecía que, de alguna manera u otra, el destino le sonreía también.

Octojin, recién nombrado como máximo adepto de los norfeicos, clamó la posición en la que se encontraba. Todos aquellos que se atreviesen a mancillar el nombre o la santidad de Norfeo sufrirían las consecuencias. Airgid también se había unido. Y ella...

Visto lo visto, no iba a ser menos. Alzó la mano en consecuencia.

Yo también me dedicaré a proteger el buen nombre de Norfeo Magno, Gran Señor de los Sueños. — Hizo valer su opinión, acercándose a donde los otros dos se encontraban, uniéndose a ese lado del grupo, por así decirlo.

Pero lo que sucedió después le hizo parpadear un momento: Byron había aparecido nuevamente. Pero con otra apariencia. Una bastante desagradable y empobrecida, todo sea dicho. Los ojos azules de Asradi le recorrieron de arriba a abajo, hasta que tuvo que arrugar la nariz por el terrible olor a cebolla que desprendía. Incluso retrocedió con un par de saltitos. Todavía mantenía la cola de sirena ahora mismo.

Te ves terrible. — Mencionó, mientras estiraba la mano para recoger la canica que Byron, muy generosamente le entregaba. La sonrisa de la sirena se afiló levemente, resguardando dicho objeto en la bolsa donde reposaba la otra.

Un trato era un trato, quizás. Y ya estaba aflojándose el resto de la prenda cuando, de repente, un descontrolado Yoshi se llevó a Byron por delante a lo animal. Asradi parpadeó y siguió con la mirada aquel suceso.

Oh, bueno. Mala suerte. — Se encogió de hombros y volvió a atarse el top y a acomodarse la ropa. Al final sus tetas se quedaban donde estaban y exponerse. Dió unos cuantos saltitos para acercarse a donde estaban Octojin y Airgid. Les daría su apoyo si era necesario.

Pero había ganado una canica, ciertas bendiciones y un arma nueva. Y, ahora, se había unido a la secta de los norfeicos.

¿Qué podía salir mal?

Resumen


Stats Actualizados
#66
Ray
Ray
Personaje


Un indescriptible dolor inundó todo el cuerpo de Ray de forma repentina, haciendo que el marine se retorciera sobre sí mismo. Su mundo se tornó negro mientras sentía cada milímetro de su cuerpo arder con el fuego de mil infiernos. Parecía que millones de finísimas pero afiladas agujas se clavaban en casa punto de su piel y de sus entrañas. Jamás había imaginado que se pudiera experimentar un tormento como aquel, hasta el punto de que se encontró a sí mismo deseando incluso morir para que el insoportable martirio acabase.

Durante lo que le parecieron horas y horas estuvo soportando esas indescriptibles penurias hasta que, también de repente, dejó de sentir. No de sentir dolor, sino de sentir a secas.

Cuando abrió los ojos se encontraba en un lugar completamente diferente. No había ni rastro de la niebla, de las setas ni de la gigantesca planta y el lago que se había formado a su alrededor. Tampoco de Atlas y Takahiro. Y, para su sorpresa, tampoco del dolor.

El joven suspiró, tremendamente aliviado. No sabía qué era lo que había sucedido, qué le había provocado aquel insoportable martirio ni por qué había cesado, pero no era capaz de sentir otra cosa que agradecimiento porque así fuera. No creía ser capaz de soportar algo semejante un solo segundo más.

Se puso en pie y no pudo evitar darse cuenta de una cosa. Se sentía débil, lento y embotado, aunque le parecía normal tras el tormento sufrido. Pero lo que no le cuadraba era que se sentía mucho más bajito. Se miró los brazos, las piernas y el cuerpo y no pudo evitar sobresaltarse.

- ¿Qué me está pasando? - Pensó para sí, presa del pánico, al ver el nuevo aspecto de su cuerpo. Donde antes no había sino largas y estilizadas extremidades y un físico tremendamente definido, como cincelado por el más habilidoso de los escultores, había ahora unos brazos y piernas cortos y fofos y un torso blando y contrahecho.

No era capaz de entender qué le estaba sucediendo. ¿Sería todo un castigo por su involuntaria ofrenda? ¿Cómo iba a saber él que aquel lago era sagrado si no vio el cartel hasta haber satisfecho la urgente necesidad fisiológica que se adueñó tan bruscamente de él?

Desesperado, corrió hasta el lago que se encontraba cerca de su posición. Varias personas nadaban en él o se movían a su alrededor, pero no le importaba. Necesitaba ver su rostro, comprobar que no había cambiado lo como había hecho el resto de su anatomía.

Cuando llegó al borde y se vio reflejado no pudo reprimir un grito de rabia y miedo. Su pelo blanco y alborotado, sus penetrantes ojos azules que tantas miradas atraían, y sus rasgos elegantes y afilados habían desaparecido. Ahora sí rostro era redondo y poco agraciado, y su pelo formaba una especie de extrañas esferas negras. El marine se encontraba al borde de la locura.

off
#67
Takahiro
La saeta verde
Personaje


El peliverde no era capaz de entender que diantre estaba ocurriendo. ¿Por qué había tanta gente en ese instante? ¿Por qué se adentraban en aquel lago? Y la pregunta más importante, ¿por qué razón Ray había decidido jiñar en el agua? No era capaz de entenderlo.

—Definitivamente…, me he muerto.

Y entonces, la oscuridad se cernió sobre él, envolviéndolo por completo. Era como si todo hubiera desaparecido, como la existencia misma hubiera muerto. Sus ojos no eran capaces de captar nada, sus oídos no podían ni escuchar los gritos de su propia voz, su nariz no podía captar los sutiles tonos afrutados de su colonia… La más absoluta nada.

Su respiración se agitó y de pronto, como si algo divino lo hubiera adentrado en un túnel se deslizó hasta caer de espalda. De pronto, de nuevo la luz. Ya no sentía el dolor de su pierna, y su aspecto volvía a ser el de siempre. Quiso incorporarse, pero algo le decía que no lo hiciera. Estaba cansado de dar vueltas y vueltas hacia ningún lado. Si aquel era su infierno, sería un inframundo en el que no iba a hacer nada. Se quedo tumbado, mirando el cielo. Respirando lentamente, tratando de quedarse dormido. En el cielo había una isla, flotando sobre la mismísima nada y sujeta a otra mediante lo que parecían puentes de madera bastante inestables.

—Aquí tampoco se está tan mal —dijo en voz alta, estirándose y colocando sus manos entrelazadas tras su cabeza—. Yo me quedo aquí.
#68
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Era como si sus palabras hubieran desencadenado todo un movimiento religioso, una inquisición. O eras fiel seguidor de Norfeo, o acabarían contigo. Aún así, Airgid no se olvidaba de esa idea de que todo era un sueño y de que nada importaba, pero era un sueño controlado por una entidad que por un motivo u otro, tenía poder sobre ellos. Y esa misma entidad había depositado en la rubia su confianza y su poder a pesar de que ella se mostrase en principio escéptica y sarcástica respecto al tema. ¿No era una buenísima forma de darle las gracias el acabar con sus enemigos y negacionistas? Quizás algo extremista, pero era lo que Norfeo deseaba, por algo le había otorgado aquel maravilloso rifle.

Ante ella, fuera ya del agua, pudo observar cómo el pelirrojo también era bendecido y emprendía su propio ataque contra el pobre joven de cabellos morados, que había sido castigado con un destino terrible, transformando su apariencia hasta volverlo más que horrible. Irreconocible. El tiburón se unió a su contienda, salió del agua junto a ella con un físico también completamente cambiado pero de una manera más espectacular, más peligrosa e intimidante, más fiera. El patito le caía bien, no había sido bendecido ni castigado, pero al ver la escena que se estaba montando decidió tirar su canica al lago, lo que ya servía para no identificarle como un enemigo en aquella cacería de brujas. Aunque les hizo una serie de preguntas acerca de Norfeo que... ella al menos no sabía contestar. — No... no ma' disho ná. — Respondió con absoluta sinceridad. — Pero tú confía, 'rmano, ha hesho bien ofresiendo tu canica, fijo que si le contentamo' nos dará la' re'puesta. — Realmente no tenía ni puta idea de nada. Pero quizás sí, quizás si le demostraban ser lo suficientemente fieles y valiosos, les contaría sus divinos planes.

El alado borrachín y Asradi también se unieron a la secta de los norféicos, eran grandes y poderosos aliados, al igual que evidentemente, el profeta, que ahora contaba con el apoyo incondicional de Carlito. Todos parecían ir de la mano, todos habían sido bendecidos o habían ofrecido algo al lago, un poco tarde, pero lo habían hecho, como el patito. Aunque... el tipo de cabellos morados que ahora parecía tener el aspecto de una cebolla claramente había sido castigado. Claramente era un infiel, un enemigo de Norfeo. Solo uno... de momento, al menos.

El pelirrojo lo vio claro, y no dudo en lanzarse al ataque contra el pobre hombre cebolla, en nombre de Norfeo. Para su sorpresa, el profeta decidió amenazar al alado con que le diera su canica o tanto él como Carlito se lanzarían al ataque. Él había sido bendecido, igual que ella, pero a ojos del profeta era igual de pagano que el hombre cebolla por culpa de sus actos impuros. Fumar, beber... Ella no era tan exquisita en ese sentido, pero no iba a negarle una cruzada a un hermano. Tampoco tenía por qué defender a nadie. Y por supuesto, no quería enfrentarse a Carlito, su hijo. Así que decidió que aquella contienda no le incumbía.

Fue en ese momento cuando apareció un nuevo personaje. Se trataba de un hombre muy pequeño y menudo, con el pelo morado y redondeado, parecía un niño... con problemas. Se acercó corriendo al lago, buscando mirar su reflejo en el agua mientras gritaba presa del pánico. Era un desconocido que se había presentado allí de repente, igual que hizo el hombre cebolla y el profeta en su momento. No podía fiarse de él. Airgid no dudó en apuntarle con su rifle, en la orilla del lago, a una distancia de unos cinco metros. — ¡Tú! ¿¡Quién ere'!? ¿Ere' un creyente de Norfeo? ¿Abraza' su' alabansa? ¿O ere'... su enemigo? Piensa bien tu' palabra', cabesa. — Le amenazó abiertamente. Con aquella apariencia, aquel olor a... resultaba casi imposible pensar que podría ser un bendecido. De hecho parecía más ser un castigado, como acabó el chico de los cabellos morados. Pero tampoco quería ser una pecadora y atacar sin previo aviso, por la espalda, sin dar a su oponente la oportunidad de defenderse o de explicarse.

Off
#69
Yoshi
Yoshi
El gozo que presentaba su nueva transformación era excitante y por ello quería presumirlo, apenas escuchó a Airgid dar la idea de asesinar a aquellos no bendecidos no dudó en ir a matar a aquel coso verde que habia aparecido de repente y su olor era bastante molesto.

Su ataque sería preciso y digno de un tiburón blanco (aunque en realidad el muchacho poseía más de tiburón tigre, bueno, no importa) su presa golpeó contra el agua y él estaba dispuesto a asesinarlo lo antes posible-¡Jajaja ahí voy!-mientras caía se posicionó y lanzó una palmada que impactaría contra el rostro del cebollín justo en el momento en que Yoshiro se hundía denuevo al agua.
Jodan bakusho
kgy401
GYOJIN KARATE
Ofensiva
Tier 4
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
22 Fuerza
El usuario propina un golpe certero con la palma de la mano liberando una pequeña pulsación de vapor que impacta como una estocada. El golpe busca ir dirigido a la cabeza para causar [Confusión] por 1 Turno.
Golpe Básico CaC + [FUEx2,2] de [Daño contundente]

La cabeza del cebollas posiblemente acabaría explotando tras el fuerte impacto pero Yoshiro quería seguir matando. Miró al pato acercarse al lago y sonrió con malicia Pero Airgid se le acercó primero y parecía que le había perdonado la vida-Puff, ni modo-ahora su atención pasó al profeta loco que acusaba al hombre con alas ser un pecador ¿Por beber cerveza? A ver, esa cerveza posiblemente se lo estaba dando Norfeo, no debía haber ningún peo, por otro lado, ese profeta era molesto y por alguna razón Norfeo lo había premiado con uno de los niños amarillos aunque fue la rubia la que los trató bien, él solo le había hecho bullying.

Me pregunto... si te mato ¿El niño piedra será mío?-quizás teniendo al chiquillo de su lado podría pedirle a la rubia ver su pechos a cambio de tener a su hijo de regreso. 
Convencido de que era una excelente idea Yoshiro empezó a nadar hacia dentro del lago para tomar impulso y luego nadó rápidamente en dirección de Lovecraft, así es, su objetivo era lanzarse como un torpedo para herir al hombre con una técnica poderosa que consistía en usar las partículas de agua del cuerpo para ocasionar un efecto más fuerte capaz de derribar y empujar al hombre.
Senmaigawara seiken
kgy402
GYOJIN KARATE
Ofensiva
Tier 4
46
Costo de Energía
2
Enfriamiento
22 Fuerza
Un fuerte impacto que se transmite a través de las partículas de agua presentes en el cuerpo y aire que rodea al objetivo logrando que el golpe del usuario lo [Derribe] y [Empuje] hasta 10 metros.
Golpe Básico CaC + [FUEx2,6] de [Daño contundente]

Unami
kgy602
GYOJIN KARATE
Buff
Tier 6
40
Costo de Energía
28
Costo de Energía por Turno
1
Enfriamiento
25 Fuerza - 25 Agilidad
Siempre que el usuario se encuentre bajo el agua puede aprovechar su gran fuerza para impulsarse con mayor [Agilidad] y golpear más fuerte. Si estuviera bajo la lluvia o en un entorno que el agua le cubra medio cuerpo puede obtener la mitad de los efectos por la mitad de la energía.
+10 Agilidad y 30 Daño
nuevas stats
#70


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