Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Aventura] [Autonarrada] La Luz entre los deshechos.
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
La luz del amanecer filtraba tenuemente a través de las descomunales pilas de desperdicios, llenando el aire de un tufo nauseabundo que parecía contar historias de abandono y desesperanza. Pero para Tenji, el olor a podredumbre no era más que la señal de que un nuevo día había llegado a la Gray Terminal, el vertedero donde los olvidados de Goa sobrevivían en medio de lo que el resto del mundo prefería ignorar.

Con una mano, acarició su viejo bastón, un compañero leal que le permitió navegar este mundo hostil, aun se notaban en él las marcas que Carlotta le dejo. A pesar de su ceguera, su agudo sentido del tacto y de la audición le permitía construir un mapa de su entorno en su mente. Cada crujido de la basura, cada aullido del viento, cada grito distante de sus vecinos le contaban más de lo que cualquier vista podría informar.

Tenji había estado en la Gray Terminal durante más tiempo del que le gustaría recordar. Al principio, llegó con una misión, el deseo ardiente de descubrir la verdad detrás de la red de drogas que operaba en las sombras. Pero a medida que se adentraba en el corazón del basurero, comprendió que las verdaderas cadenas que aprisionaban a su gente no eran solo las drogas, sino la desesperanza y el abandono sistemático que les habían sido impuestos.

En su corazón surgió la idea de un movimiento. En lugar de ser solo un testigo ciego de la miseria, él podría ser el faro de la esperanza. Tenji sabía que la única forma de cambiar las cosas era unir a los que sufrían la injusticia. Con su poder especial, la Akuma las Almas, podía sentir las almas de aquellos que le rodeaban: el dolor, la tristeza, el miedo, incluso la ira que latía con fuerza en su interior. Su habilidad le permitía dar vida a los objetos inanimados, un poder que utilizaría para crear aliados en su lucha. En aquel basurero habían muerto muchas personas, sus armas aun se percibían por el lugar vagando sin rumbo, sin hogar, no tenían donde ir en vida y no tienen donde ir en muerte. 

El primer paso era claro. debía empezar a acercarse a las pandillas y a los bandidos que dominaban el territorio, ganarse su confianza y convertirlos en aliados. En este mundo, la violencia era el lenguaje predominante y la redención, un concepto lejano. Sin embargo, Tenji creía que incluso el más endurecido de los bandidos tenía un destello de humanidad en su interior.

A medida que avanzaba por las callejuelas desordenadas de la Gray Terminal, Tenji podía escuchar las voces de la gente, murmullos de quejas, susurros de conspiraciones. El grupo del “Cuervo Negro” era el más temido sin entrar en esas grandes organizaciones que se movían en las sombras de El Club. Decían que su líder, un hombre de grandes cicatrices llamado Riku, era un alcohólico iracundo que no dudaría en matar a quien se interpusiera en su camino. Pero Tenji lo sabía. Todos eran almas que habían sufrido, atrapadas en un ciclo de violencia y miedo. Al fin y al cabo era necesario unir a la gente que se movía en la superficie del basurero primero, no aquellos que estaban en posiciones privilegiadas ocultos entre la chatarra, aprovechándose de la situación de los demás. 

Detenido ante una pila de chatarra, aprovechó su don. Al concentrarse, sintió las almas que lo rodeaban y detectó a algunos hombres cerca, discutiendo acaloradamente. Se acercó, guiado por los ecos de la angustia y la ira que emanaban de ellos. Con la mano libre, trató de enfocar su energía en un viejo trozo de metal. Con un sutil movimiento, lo animó. El objeto cobró vida, moviéndose con la intención de llamar la atención de aquellos que discutían.

El sonido resonante atrajo a los hombres. Riku, en toda su magnitud, se detuvo, sorprendido. Olfateando el aire como un depredador que percibe a su presa, se giró hacia Tenji - ¿Quién eres tú, ciego? ¿Qué trampa es esta? - Preguntaría ese hombre confundido y muy cauteloso - Soy Tenji - Respondió con voz firme y segura, demostrando una gran tranquilidad - No vengo a hacerles daño. Vengo a ofrecerles algo que ni la violencia ni las drogas pueden darles... La posibilidad de luchar por su futuro. La Gray Terminal no es su hogar, es una prisión - Proclamaría a la gente sin miedo alguno - ¿Prisión? - Rio Riku, aunque así habrían reído todos - Aquí vivimos como podemos, no necesitamos tus promesas vacías.

Pero Tenji continuó, empujado por su convicción y labia viperina - ¿Y qué han logrado? ¿Ser temidos? ¿Sobrevivir? La sociedad nos condena a la miseria y, sin embargo, nosotros aceptamos ese destino. Pero yo sé que podemos cambiar eso. Conmigo los hombres como tú pueden ser más que simples mercenarios; pueden convertirse en héroes de su propia historia - Las palabras de Tenji resonaron en el aire, y en el corazón de algunos, la semilla de la incertidumbre comenzaba a germinar. Riku, escéptico pero intrigado, dio un paso hacia adelante - ¿Y qué propones, ciego? - Concentrándose en las almas que lo rodeaban, Tenji habló de una serie de acciones, comenzando por la unión de las diferentes pandillas en la Gray Terminal. Juntos podían organizarse, enfrentar a las mafias que controlaban el tráfico de drogas y poner fin al ciclo de explotación. La chispa de una idea brillaba en su corazón. Si tenían éxito, podrían hacerse escuchar, exigir a Goa que mirara hacia ellos y reclamara su humanidad.

No entraremos en detalles profundos de todas las negociaciones y charlas, pero con el tiempo, Tenji ganó la confianza de Riku. Aunque el miedo seguía presente, los hombres de la pandilla comenzaron a reconocer el valor en su misión. Pronto, las palabras de Tenji se esparcieron como fuego en un campo seco, resonando en las almas de muchos que dudaban de su propio valor en ese mundo brutalizado. Cerrándose finalmente las negociaciones esa misma noche entre jarras de licor barato y una hoguera improvisada en medio de la chatarra con las sombras danzarían, cerrando así una pequeña alianza.

Durante las siguientes semanas, Tenji y Riku comenzaron a unir a los variados grupos de la Gray Terminal. Lucharon juntos, no solo contra los guardias corruptos que con frecuencia desgarraban su libertad, sino también contra las propias expectativas que ellos mismos habían internalizado. Tenji podía sentir cómo el miedo, el odio y la desconfianza se estaban desvaneciendo lentamente, reemplazados por algo nuevo, la esperanza. Aunque por ahora siempre que encaraban a los guardias cubria su rostro con unos vendajes para que no se le reconociera con tanta facilidad, ganándose un tiempo el nombre del bandido ciego.

A medida que se fortalecía esta comunidad, también lo hacía su determinación de luchar contra la causa común que los había relegado a ser solo “desechos”. Tenji sabía que la lucha sería difícil; las primeras confrontaciones eran brutales y desgastantes. Los conflictos con los bandidos rivales fueron sangrientos y, a menudo, dejó a muchos heridos. Sin embargo, Tenji estaba decidido a redimir incluso a los más despiadados.

En una noche fría y oscura, en el corazón de Gray Terminal, Tenji se presentó ante un grupo de hombres desesperados, cabecillas de otras pandillas. Eran conocidos como "The Shadow". Estaban al borde de la extinción debido a que muchos de sus miembros fueron tomados como carne de cañón en el El Club - ¿Qué hacéis aquí? - Gruñó uno de ellos, un hombre de rostro cetrino llamado Jiro - No tenemos tiempo para charlas - Se hacia el duro, pero la realidad es que sabia que no tenían muchas opciones - Vengo a ofrecerles un camino - Les respondió Tenji, sintiendo las almas de los presentes que temblaban entre la ira y la desesperación - Podemos ser más que criminales. Pueden unirse a nosotros y luchar por un futuro, o seguir perdiéndose en la oscuridad.

La reunión estuvo llena de tensión. El resentimiento y la desconfianza eran palpables. Tenji utilizó su habilidad para invocar recuerdos de muertos que habían caído en la lucha. Las almas de aquellos que ya no podían pelear comenzaron a manifestarse, desafiando a los vivientes a reconocer cuánto habían perdido. Muchos se habían perdido en aquella lucha sin cuartel que era sobrevivir. Muchos habian sido los que perecieron en la desesperación suplicando por sus compañeros en sus últimos momentos, almas que los acompañaban desde niños, hermanos que murieron de hambre o por los golpes de algunos guardias.

Finalmente, lo inexplicable sucedió. Uno de los hombres, un antiguo compañero de Jiro, se acercó, su voz un susurro tembloroso - Yo conocía a muchos de los que están aquí. Ellos son mi familia, y murieron por esta vida. Ruego por un cambio - Tenji sonrió ante la oportunidad - ¡Hoy pueden elegir vivir en honor a esos muertos. No como sombras, sino como hombres de verdad. Unámonos y enfrentemos juntos al poder corrupto que nos ha arrastrado a esta miseria!

Bajo esa nueva bandera, las pandillas de la Gray Terminal finalmente encontraron una causa común. A medida que crecían en número, comenzaron a planificar su primer gran movimiento. Una manifestación pacífica, diseñada para atraer la atención de los habitantes de Goa y obligar a sus líderes a reconocer que la Gray Terminal no era un lugar de olvido, sino un hogar lleno de almas que merecían ser escuchadas.

Tenji, con su inquebrantable fe en la humanidad, lideró a la multitud de hombres, mujeres y niños hacia el corazón de Goa. Mientas caminaban, los latidos de cada alma resonaban en su interior, marcando el ritmo de su avance. La gente se detuvo, los miraban con incredulidad, pero entre la multitud se podía sentir un murmullo emergente de esperanza. No era un movimiento que fuera a llegar a nada, ese día Tenji dijo que no quería violencia de ningún tipo y si los guardias se calentaban se retiraran. Un movimiento solo para marcar a la gente de la capital que la gente del basurero no podía ser olvidada y que estaban allí. Una pequeña gesta que buscara algún tipo de reacción del Reino de Goa. Y si no respondían de ninguna forma, a Tenji no le quedaría otro remedio que utilizar todas sus fuerzas y el apoyo de sus nuevos compañeros para liderar un cambio real.

Ese día se convertiría en un símbolo. Con cada paso, Tenji demostraba que ser ciego no era una limitación, sino una fortaleza. Y aunque las luchas no terminarían ahí, la luz del cambio empezaba a brillar sobre un lugar que había sido sumergido en la oscuridad durante demasiado tiempo.

Tenji sabía que el futuro estaba lleno de desafíos. Pero también sentía el peso de una nueva realidad en sus manos, una unión forjada en la lucha, en el dolor compartido y en la esperanza renacida. Juntos, habían empezado a reconstruir un camino hacia la dignidad, pues no eran solo almas perdidas en un vertedero; eran humanos, y en sus corazones ardía la llama de la resistencia. Una llama implacable que se acabaría volviendo un incendio que devoraría la corrupción y la aporofobia del Reino de Goa. Dar un posible golpe de estado seria difícil, muy difícil. Pero ahora que habían unificado a tantísima gente del basurero otro grupo no tardaría en hacer su movimiento. Entre la clandestinidad y las mafias que dirigían los hilos de la Gray Terminal seguramente habria varios que no querrían ver un nuevo viento y cambios entre sus marionetas. Un grupo que vería su supremacía y entorno seguro en el que habían cimentado sus pequeños imperios tambalearse, así que serian el proximo mayor obstáculo. Pero Tenji estuvo cerca de ellos y sabia que también tenían sus debilidades e intereses. Unas brechas por las cuales podrían lograr que alguno de ellos se pasara a su bando y movimiento, lo cual podría llegar a unificar la totalidad del basurero. El primer paso imprescindible antes de intentar unificar a todo el mundo contra la capital. El Reino de Goa se tambaleaba.
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