¿Sabías que…?
... Este foro se abrió el día de One Piece?
[Común] [C - Pasado] El dinero viene y va.
Baltazar Bonez
Dr.Bonez
Ya caía la tarde en la isla de Kilombo, parecia que la gente poco a poco decidía dejar las calles deshabitadas dejando que el ruido de la gente comenzaba a bajar de intensidad en las cercanías del puerto, haciendo que la gente dejara de recorrer las callejuelas cercanas al puerto, haciendo que otro aire diera vida a esa ciudad, una en donde los piratas, pandilleros y ladrones parecían aflorar con las casas de apuestas ilegales; bares de mala muerte y licorerías clandestinas siendo quienes fueran los lugares en donde gran parte concurría a disfrutar la vida bohemia que se podia ver en Kilombo. Entre aquellos que aun se mantenían en las calles de la ciudad, se encontraba un hombre de piel oscura y ojos rojos, el cual se encontraba sentando en un barril cerca del puerto fumando de su larga pipa de tabaco, la cual parecia soltar un humo purpura por el tipo de tabaco que era consumido, dándole una calada a este antes de mirar a los transeúntes con una mirada afilada y picara, suspirando uan vez que sintió que el tabaco de su pipa por fin se habia acabado.


Bueno, creo que es hora de trabajar, ahora es momento de buscar a quien tiene cara de tener un buen poco de pasta. Se dijo a su mismo antes de que guardara su pipa y arreglara su traje negro, colocándose derecho aquel sombrero de copa alto con calaveras antes de comenzar a adentrarse por entre la multitud, en donde podía ver a diferentes piratas y trabajadores del puerto que parecerían estar lo suficientemente distraídos como para poder utilizarán el movimiento rápido de sus manos para poder quitarle algo de dinero.  Sin embargo,  mientras que se encontraba distraído mirando a aquellos tipo que se encontraban conversando en una esquina, pudo divisar por el rabillo del ojo a un chico de cabellos rubios y actitud despreocupada que se encontraba caminado por la calle principal. 

Bonez sonrió de medio lado, ya que parecia que el muchacho estaba lo suficientemente entretenido en ver las tiendas como para darse cuenta de su persona, haciendo que inmediatamente el chico de piel negruzca se metiera la mano en los bolsillos y caminara por el mismo lado de la calle por la cual estaba caminado aquel muchacho.  Bonez adapto una actitud distraída, como su mirara las vidrieras de las tiendas de la misma manera en la que la hacia su victima, acercándose poco a poco a el antes de que se chocara con su cuerpo y casi tropezándose con elte, colocando suavemente las manos en su pecho. 

Lo siento amigo, es mi culpa. dice palmeando su hombro antes de que su mano rápidamente se escabullera por la chaqueta ajena para intentar quitarle aquella bolsa que sobresalía de su cinturón, tomándolo con un rápido movimiento de dedos imperceptible antes de sonreírle de una manera amistosa antes de volver a tomar camino por la calle principal antes de que el contrario se diera cuenta, intentando perderse por entre la multitud antes de que ese chico se diera cuenta de aquel truco.
#1
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Después de bajar del barco no estaba entre mis planes quedarme recorriendo Kilombo, honestamente, prefería ir directamente a descansar, especialmente al tener siempre presente lo cerca que estaba la isla de mi lugar de origen, tal vez la distancia no era poca entre ambos lugares, pero para mí nunca había suficiente distancia entre mi persona y el lugar que inspira muchas de mis pesadillas, al menos de las pesadillas que se habían hecho presentes después de saber que me encontraría nuevamente a poca distancia de Loguetown. Ignorar, durante el día, esa idea, debía perturbar mi mente y, por lo tanto, durante la noche daba rienda suelta a los asuntos inconclusos ¿Pero realmente estaban inconclusos? Hace mucho dejé atrás la historia que me había moldeado de forma cruenta ¿Eso no significaba que debía dejarme en paz a mí?

Exhalé un suspiro cansado, no solo porque el viaje que hice en el barco había durado semanas y mi relación con el capitán y la tripulación no fue la más estable; aunque lo cierto es que mi relación con ninguna tripulación acababa siendo estable, tenía la tendencia a decir lo que pensaba, no era ni sería una persona con muchos pelos en la lengua, por supuesto, esto no significaba que me considerase alguien tonto, sabía hasta donde presionar, pero, por regla general, esto hacía que estuviera atrapado en una constante mala relación con las tripulaciones para las que trabajaba, al menos la mayoría. Claro que tenía mis tripulaciones preferidas, aquellas con las que me llevaba bien, o con las que tenía un trato lo suficientemente cordial como para que no quisieran hacerme agujeros en el cráneo solo por mirarme.

Desafortunadamente no tenía la costumbre de frecuentar muchas veces las mismas tripulaciones, siempre estaba sin ánimos de establecer vínculos duraderos, constantes, sólidos ¿Cuál era el fin? Sabía que en la unidad había una mayor fuerza, pero confiarle a los demás tu vida es un paso… Complejo de dar, sin mencionar que soy perfectamente capaz de cuidarme por mí mismo. Desde siempre lo soy, es ese tipo de cosas que aprendes con el tiempo, los obstáculos y los tropiezos que se dan por el camino. Y sin duda había tropezado terriblemente en múltiples ocasiones, particularmente cuando me sentí más  resguardado. Si, no dejaría en manos ajenas mi supervivencia si de mí dependía eso.

¡Ah! Pero el motivo por el cual me encontraba en Kilombo era extremadamente sencillo: Trabajo. Es lo que me llevaba siempre tan lejos y a diversas aventuras que disfrutaba plenamente, y a diversos lugares en los cuales me relajaba sin pena ni culpa alguna. No respondía a nadie, no debía informar de mi paradero a nadie, no dependía de nadie, era la máxima expresión de libertad. Bueno, eso lo era en un sentido conceptual, sin embargo, en un sentido material y físico, las alas que actualmente estaban plegadas cerca de mi cuerpo podrían considerarse mi máxima expresión de libertad ¿Qué era más icónico de la libertad que un par de alas? No sería la primera persona que pensaba que las aves eran representantes de la libertad, iban y venían como y cuando querían, sin restricciones más allá de la necesidad de alimento.

Me enfrenté a una vidriera en la cual había expuestos varios tipos de armas, entre ellas armas de fuego y dagas, las mías estaban al alcance de mis manos en el interior de mi chaqueta, pero nunca estaba demás tener repuestos, solo que las dagas de anillo eran difíciles de conseguir y utilizar. Me alejé del vidrio, esquivando cuidadosamente a algunos de los transeúntes que  se acercaban demasiado o que parecían acercarse mucho a mis alas, detestaba que las personas las toquen sin mi permiso, no solo porque era desagradable el tacto ajeno sin consentimiento, sino que las alas son lo suficientemente sensibles como para alentarme de los roces, lo toques, entre otras cosas que no estaba muy dispuesto a compartir con nadie, sin mencionar que el significado en las caricias a las alas era… Otro.

Mis ojos divisaron una tienda que solo llamaría la atención de algunas personas en particular, no tenía aquí a nadie que me reconozca, así que me adentré en la mercería más cercana y llamativa para comprar los materiales que necesitaba, que realmente solo eran algunos ovillos de colores diferentes, especialmente ovillos de lana roja, la utilizaba mucho. Tan pronto como entré una campanilla dorada repicó, indicando que había un cliente en la tienda, tras el mostrador, en una silla alta, acolchada y de aspecto cómodo, una ancianita levantó la mirada de forma momentánea, mientras continuaba tejiendo con tres agujas a una velocidad que generaría envidia a los más experimentados, y luego bajó sus ojos hacia su trabajo en proceso, sin prestarme atención.

Recorrí los estantes  tranquilamente, recogí los ovillos que necesitaba, la ancianita los puso en una bolsa de papel, observándome con sus ojos saltones y afilados como un látigo, sólo entonces salí de la tienda, casi escapando de la mirada de una señora octogenaria. Cosas que pasan.

Dejé el paquete en mi cinturón y continué observando las vidrieras, sin mucho que hacer antes de que llegase la noche. Entonces, sin previo aviso, un hombre de tez morena chocó contra mí, lo había sentido venir, por muy silencioso que fuese el deslizamiento de sus pies y por mucho que quisiera pasar desapercibido, por eso, cuando colocó sus manos sobre mi pecho, lo sujeté por los hombros, parpadeando con falso desconcierto, agité las alas en fingido asombro, golpeando a algunos de los transeúntes, que se quejaron, mirándome con molestia.

. – Vaya, lo lamento, este hombre descuidado se topó conmigo. –Expliqué a las personas irritadas, que, no con poca molestia se levantaron y se fueron echándome más miradas. Solo entonces el moreno se disculpó e intentó escaparse del asunto, pero aprovechando que la gente se había apartado de ambos, deslicé mi ala frente a él como impedimento para que no se aleje– Oh, creo que te confundiste y tomaste algo mío, agradecería que me lo devuelvas, porque, a menos que hagas tejido, no te va a servir de nada.

Deslicé una mano en el bolsillo de mi chaqueta de vuelo subrepticiamente y envolví mis dedos enguantados en una de las dagas.
#2
Baltazar Bonez
Dr.Bonez
No eran fáciles aquellos trucos de manos, mucho menos cuando no había mucha gente en esos momentos para poder perderse en medio de la multitud, sin embargo, aquel chico no parecia ser otro civil distraído, ya que al momento en el que siente aquellas manos puede notar como las pupilas contrarias se van directamente hacia el, lo cual era claramente una señal de que tenia conciencia de lo que el quería hacer, además de la reacción de responder con tal rapidez a sus movimientos Por su parte Bonez se quedo quieto cuando se le quedo mirando por unos segundos, algo sorprendido ante aquella respuesta.  En aquel momento algunos transeúntes parecieron quejarse por la manera en que los dos se habían detenido, haciendo que pasaran a llevar a unas cuantas personas.  En esos momentos en los que el chico estaba hablando con aquellos civiles que se habían quejado por el golpe brusco que el rubio les había dado, pudo ver la reacción de las alas, las cuales parecían moverse al momento en el que aquella señora se acercaba para quejarse. Habían sido las alas, maldigo a mi suerte, parecia que las alas tenían la facilidad de poder sentir los movimientos cercanos, ya que si estas eran tan sensibles a ráfagas de viento, seguramente podrían captar la manera en la que se había acercado hacia su posición a pesar de intentar actuar como su fuera un transeúnte mas.

Bonez aprovecho aquel momento para intentar dar una fuga rápida por el costado derecho de su victima, sin embargo, su camino fuer cortado por una de aquellas alas que cubrieron el camino por donde intentaba dar huida, haciendo que  el chico de piel ceniza terminara por frenarse en seco, quedando de espaldas al contraria. Había sido inútil, no había considerado las alas de aquel chico en el momento en el que cometió aquella acción con la intención de arrebatarle ese paquete, ahora escuchaba al solarían, el cual le pedía con un tono seco pero amable, que le devolviera lo que era suyo, aunque aquellas curiosas palabras hicieron que Bonez alzara una de sus cejas sin entender muy bien lo que había dicho, volviendo a mirar la bolsa con un poco de curiosidad. 

Fue en ese momento cuando Baltazar miro hacia abajo en donde se encontraba aquel paquete, el cual era sostenido por su mano derecha. Sin esperar un segundo desenvolvió lo que había dentro y con una sonrisa en los labios vio a lo que se refería. Era un simple ovillo de lana roja, quedándose completamente anonadado, sin entender la razón por la cual aquel chico tendría aquel ovillo en su poder. Ante tal extraña y ridícula situación, Bonez no aguanto el mantener su seriedad, terminando por reír de manera suave en un principio antes de terminar por soltar una carcajada por la ironía de la situación. No podía creerlo, pero debía tomar aquello como una broma que le jugaba el destino, como si fuera una manera que el karma le devolviera algo de justicia.  ¡Hahaha!. Vaya, debo admitir que esta vez la vida me ha dado una probada de mi propia medicina. Dice Bonez mientras que sacaba unas cuantas cartas afiladas de su chaqueta por si el contrario decidía atacarle,  estando aun de espaldas a este.

Bien, me has atrapado. De una manera bastante buena  a decir verdad.. dice antes de girarse hacia el solaris antes de mirarle con esos ojos rojizos y esbozar una sonrisa maliciosamente divertida, ya que a pesar de estar en una posición no favorable, le gustaba la sensación de peligro, asi que simplemente termino por extender el paquete hacia el contrario. Si vas a intentar golpearme solo quiero decir que no te culpo, asi que dejo lo próximo que pasara en tus manos. dice  entregándole el paquete una vez este se lo retira de las manos, aunque aun manteniendo en su mano derecha escondidas sus cartas por si se desataba algún tipo de enfrentamiento.

 
.
#3
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
La incredulidad en la mirada del ladrón de piel morena dejaban al descubierto por completo sus intenciones de robarme, aunque, lo cierto es que, intenciones o no, tomar el paquete que alguien llevaba en su cinturón era más que voluntario, es decir, a menos que el paquete de lana se haya sujetado a ese ladrón, en cuyo caso sería un paquete en fuga. Pero, por muy graciosa que fuera la analogía, realmente no era el caso, especialmente por la ya mencionada expresión de sorpresa en la cara del moreno, si, definitivamente tenía todas las intenciones de robar, lo que obviamente no esperaba era la lana dentro de la bolsa de papel madera, después de todo esa clase de bolsas, o mejor dicho, sobres, se utilizan para llevar dinero de forma “discreta”... Tan discreto como puede ser un sobre de papel madera. Admitía mi error al envolver mi preciada lana en una bolsa del estilo y no algo más usual.

La opción de cubrir su vía de escape era la más acertada ya que, o era un aficionado, o se trataba de alguien con experiencia que había cometido un error, después de todo, tenía experiencia en el ámbito de los robos, al menos en lo que se refería a mis años más rebeldes, aquellos en los que mi adolescencia se alejaba poco a poco de mí, no por la edad, sino por las responsabilidades que me había asignado a mí mismo. Observé con detalle al hombre, su piel no solo era morena, sino que estaba cubierto de tatuajes tribales, en su mayoría parecían ser espirales que recorrían su cuello, clavícula, inclusive las manos y supuse que tendría más que no se verían a simple vista; llevaba una chaqueta negra, camisa, chaleco y también un sombrero de copa con múltiples calaveras y plumas incrustadas de color rojo. Parecía… ¿Un médico brujo? Las plumas y los cráneos eran muy habituales entre los chamanes, no sería la primera vez que las veía…

Los ojos rojos, tan rojos que bien podría decirse que tenían un tono carmesí, como la sangre, bajaron hacia la bolsa que el ladronzuelo se estaba llevando, los míos también se fijaron en lo que él tenía en las manos, antes de subir para inmovilizarse en la parte posterior de su cabeza, porque, honestamente no es como si pudiera ver su expresión, pero podía imaginarla fácilmente, lo cierto es que había notado el tono de sus iris cuando se topó conmigo, un color que indicaba peligro. La única reacción que pude notar con rapidez, sin necesidad de que se diera vuelta, fue la sacudida de sus hombros cuando comenzó a reírse, primero suavemente y luego a carcajadas. Esbocé una sonrisa perezosa, dejando las manos en los bolsillos de mi chaqueta de aviador con soltura, allí reposaba una de mis dagas, en caso que quisiera quitarme algo de forma menos “disimulada”.

. – Oh, sin duda, después de todo agarraste lo primero que viste, deberías probar con cachear a tus objetivos de otra forma ¿Sabes? Quizás así puedas conseguir un premio más interesante. –Dejé una mano libre, ladeando la cabeza– Tienes suerte que no haya reaccionado mal, o podrías haber recibido una paliza solo por haber robado un ovillo de lana.

Recogí los hombros ante sus palabras, no es como si hubiese puesto mucho esfuerzo en atraparlo, estaba acostumbrado al tipo de tácticas que él usaba, ya que las empleaba en mi juventud, pero si fuese un poco más despistado ahora tendría un ovillo de lana menos y una presa más a la cual perseguir. Sin embargo, me limité a dibujar una sonrisa mordaz en mis labios, decidiendo que dejaría pasar el intento de hurto, tomé el paquete que me pertenecía y lo guardé sin prisa en el interior de mi chaqueta, donde tenía algunos bolsillos más para evitar estas situaciones.

. – No fue difícil darme cuenta de que me lo habías quitado, hay cosas de las que somos más conscientes que de otras ¿No? –Elevé los hombros en un gesto desgarbado– No voy a golpearte, después de todo, supongo que este es tu modo de sobrevivir, además, supongo que tienes otros trucos bajo la manga ¿No es así?

Moví mis alas con suavidad, retrayendo aquella que le bloqueaba el camino con lentitud, en el proceso rocé suavemente, con las plumas primarias, el brazo del hombre de tez cenicienta y acomodé la extremidad sobre mi espalda con facilidad, tenía la sensación de que el hombre era un tanto predecible.

. –
Me pregunto, honestamente ¿Qué esperabas encontrar en una bolsa de papel madera? Usualmente se usan para hacer todo tipo de entregas, pero el dinero generalmente se guarda en sobres.
#4
Baltazar Bonez
Dr.Bonez
Odiaba aquella sensación de estar atrapado, pero  o podía hacer nada, era la situación en la que se había metido y ahora tenia que intentar salir de ella. Por su parte el contrario no parecía querer llegar a un enfrentamiento físico, pero tampoco parecía estar dispuesto a dejarlo a ir, haciendo que estuvieran enredados en ese complicado problema. 

Aun así le impresionaba que el contrario no actuara de manera agresiva del todo por la situación, lo cual le hacia pecar de curiosidad. Sin embargo las palabras del contrario ya eran suficoente castigo burlandose y criticando sus métodos. Eso era lo que más le enfadaba ya que sabía que había cometido un error y su propia víctima se lo estaba sacando en cara.

Mira, es tarde; bebí unas copas demás y pensé que tal vez podría hacer un poco de juego de manos entre la gente como los viejos tiempos pero entre tanta gente no pude ver las alas ¿bien? Dice notándose en la voz que se encontraba molesto consigo mismo ya que habia sido atrapado.  Si quisiera robarte de alguna otra forma créeme que no te darías cuenta antes de que te despidiera de todo el dinero que llevas contigo. Dice mirando los ojos de color ambar del Solarian, el cual parecía en calma ante aquella situación.

Cuando escucho la pregunta del sobre, termino por encogerse de hombros ya que no habia forma en la que pudiera adivinar que contenía dentro. No me esperaba nada, era solamente práctica de.medianoche, aunque debo admitir que entre todas las cosas que esperaba nunca pensé que lo que me encontraría fuese a ser un ovillo de lana. Así que si no te molesta responder la.pregunta de un ladrón ¿Que carajos hace un tipo como tu con un ovillo de lana? ¿Es que acaso era un regalo para tu abuela o tu madre? Dice sin pasarse por la cabeza de Bonez que ese tipo tal vez tuviera un gusto como ese.
#5
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
La inquietud en sus palabras y acciones casi me divertía, de hecho, mantuve la sonrisa astuta en mis labios mientras lo observaba, los nervios rezumaban de él ¿Quizás era un ladrón acostumbrado a no estar en el centro de atención? O ¿Tal vez era un ladrón acostumbrado a estar en el centro de atención, pero no a ser descubierto? No lo sabía, pero cualquiera de las dos opciones era viable por su método de robo, método que conocía desde hacía años, lo suficiente para remontarme a la época en la que era un niño pequeño. Me mantuve cerca de él en caso de que desee escapar, pero manteniendo una distancia de seguridad por si acaso pensaba en utilizar otras opciones más… Lacerantes, para intentar apartarme de su camino.

Las excusas se volvían más anodinas a medida que hablaba, y ridículas, se había topado conmigo, en ningún momento fingió estar borracho, ni siquiera apestaba alcohol, su aliento tampoco. Casi haberme atropellado podría haberle dado la oportunidad de robarme la bolsa de papel madera con la lana dentro, pero sin duda le trajo más problemas al no elegir cuidadosamente a su presa. Mantuve mis ojos dorados en los suyos, sabiendo que el contacto visual con extraños, ya fuesen hostiles o no, causaba un cierto temor en las personas, o ansiedad en algunos casos. Mis iris ámbar estaban infundidos con un destello de diversión cuando apoyé mi brazo derecho en mi pecho y el codo del izquierdo sobre este, mientras movía mi mano izquierda en círculos para indicarle que continúe.

. – Oh, me pregunto que tipo de bebidas tomaste, deben tener un porcentaje de alcohol muy bajo, chocaste conmigo de frente y no olías para nada. –Señalé mi boca para indicar que su aliento no tenía el característico olor– Y sin duda mi envergadura es difícil de ver, ya ves, no es como si tuviera una envergadura de unos cuatro metros casi.

Caminé a su alrededor con paso felino y desenfadado, conservando las alas lo más lejos posible del gentío que recorría las calles a estas horas, el atardecer era un buen momento para salir a hacer las compras, por eso había tantas personas, era lo que llaman “la hora pico” de la tarde. Podría darle puntos por eso al ladronzuelo, pero muchos ladrones utilizaban este tipo de horarios para robar, me lo pensaría mientras aún lo vigilaba y a sus interesantes reacciones. Debía admitir que probablemente me veía como un ave de rapiña acechando a su posible presa, esperaba que no pensaran que era yo quien intentaba robarle, ya que la situación se había dado al revés.

Eleve una ceja ante la nueva respuesta, cruzando los brazos sobre mi pecho mientras él intentaba desviar la conversación… ¿Ofendiéndome? O, quizás, ofendiendo mis gustos. Ladee la cabeza a un lado ligeramente, entrecerrando los ojos.

. – ¿Un tipo como yo? ¿A qué te refieres? ¿No es el tipo de gustos que caracterizan a un hombre con alas? –Resoplé, con una sonrisa juguetona, dando un paso hacia adelante– ¿No se trataba, hace un momento, de un robo mal ejecutado porque bebiste un par de copas? Ahora es una práctica.

Arrastré la mirada por el suelo, subiendo suavemente hacia su rostro.

. – ¿Es ahora cuando intentas escapar de la situación? –Me relamí los labios, observándolo por debajo de mis pestañas rubias– ¿Tienes miedo acaso?
#6
Baltazar Bonez
Dr.Bonez
Ya le molestaba la manera altanera en la que el rubio parecía pavonearse en la victoria de haber sorprendido a Bonez en un momento de flaqueza en la manera en la que había usado sus habilidades. Al mismo tiempo el chico de oscura vestimenta  ya le estaba jodiendo bastante la estúpida actitud de Gavyn y la manera en la que le estaba hablando, haciendo que  le comenzará a mirar de manera más malhumorada mientras que el rubio  disfrutaba burlandose  de sus errores. 

Los movimientos de Gavyn eran precisos en la manera en que se movía junto a él, como si supiera como cubrir los caminos por los cuales el chico de piel ceniza podría escapar si es que lo intentará, haciendo que Bonez  comenzará a pasear de la misma manera que el lo hacía, casi como un enfrentamiento entre dos chicos que eran experimentados en movimientos sutiles por los estilos que habían formado cada uno. Ese chico era realmente bueno en entender como hacer juego de piernas, ya que era bastante  difícil engañarlo con un par de juego de piernas.

Aún así por su naturaleza de ser un bocazas no podía dejar pasar aquellas burlas a su persona haciendo que Bonez le mirara con gesto hostil ya que sentia que estaba atacando el orgullo, haciendo que ya se empezara a cansar de la actitud del contrario.

Bueno, he mentido desde que me has detenido si es que ya me estas presionando para que sea sincero. VñY por lo que veo, me dejas mas en claro qque no eres un simple civil por la manera en que te mueves, así que de seguro tienes algo de conocimiento de la vida de las calles. Aún así, toda esa bravata que sale de tu boca no quita de que pueda tener más de un truco, dice mirándole fijamente mientras que escuchaba atentamente cada palabra  llena de seguridad y altanería con atención, antes de que diera ese paso hacia adelante.

En ese momento termino por sonreír cuando le preguntó si tenía miedo. Sólo le tengo miedo a una persona, y querido compañero pájaro. Ese claramente ni de cerca serias tu. 

Al acercarse en ese último paso por parte de Gavyn, hizo que Bonez sacara rápidamente de la manga de sus ropas una esfera dura cual mago de la ilusión, lanzandola al piso antes de  que aprovechara la nube que se ha ia producido en aquel lugar para utilizar aquellas habilidades de manos ágiles para robar con suma sutileza aquella bolsa en donde tenía su dinero y además volvía a robarse la lana que el rubio io ha ia comprado unos momentos antes, saltando hacia uno de los techos cercanos mientras que le sonreía a Gavyn con cierta actitud altiva como el contrario había tenido cuando le había cortado camino.
Niebla
PIC302
PíCARO
Utilidad Activa
Tier 3
10/9/2024
30
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario se moverá, ágilmente, mientras libera una bomba de humo con el fin de eludir una ofensiva en su contra aprovechando el humo para posicionarse a escondidas, dicho humo apenas durará 1 Turno y tendrá un alcance de 15 metros de radio obteniendo el usuario un incremento en sus [Reflejos] durante la ejercicio de esta técnica. [Requiere consumir 1 Granada de Humo]
+7 [Reflejos]


Respondiendo a tu pregunta lo que yo tengo no es miedo, solo dejo que los Tontos hablen antes de que den un paso en falso. Disfrutare un trago en tu nombre y la lana se la daré a algún gato callejero para que pueda divertirse  un rato ¡Nos Vemos!.

Dice antes de comenzar a correr pornlosntechos de la ciudad mientras que intentaba a dejar atrás al solárium, el cual claramente iría tras el pero el confía a en su co ocimiento de la ciudad para poder perder de vista
#7
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Esbocé una sonrisa breve al ver la expresión de ira que compuso el muchacho moreno, sabía por dónde irían las cosas, mi actitud había irritado a más de uno en menos tiempo, a veces en más, pero al final del día las personas acababan molestas conmigo, era casi un don, podría decirse que tenía un don de gentes, pero en un sentido mucho más negativo ¿No? Si, definitivamente. No era la primera vez que lo hacía, ni sería la última, y disfrutaba mucho de las reacciones de aquellos que se metían conmigo de alguna forma, como si la indignación que sentían por lo que salía de mi boca anulase sus acciones previas. Este hombre, este chico, era precisamente ese tipo de personas, pero tenía el sentimiento de que su actitud se debía más al insulto hacia su orgullo que a otra cosa, la mayoría solía sentirse insultada solo por mi sarcasmo o ironía.

Tampoco era muy complejo de notar, desde el comienzo las mentiras que utilizó para cubrir el error que cometió giraron en torno a sus habilidades y cambiaban en cada frase, no sabía si realmente tenía experiencia, estaba nervioso o, honestamente, lo estaba haciendo así de mal porque era un principiante e intentaba lo que podía con lo que tenía. Por la poca preparación que tenía, probablemente sería lo último, pero no sacaría conclusiones precipitadas, quizás simplemente estaba siendo torpe a propósito… O quizás no era a propósito. Noté que comenzó a imitar mis pasos, no era complejo, usualmente los ladrones son depredadores, en el sentido animal de la palabra, por supuesto, pero eso implica que persiguen a una presa para quitarle algo en particular: Dinero, influencia, poder… Lana.

Evidentemente la lana ahora era una opción de robo.

Bueno ¿Quién soy yo para juzgar? Quizá el uso de la lana tenía fines… Distintos a los míos, ya que el chico no aparentaba ser del tipo que se abría a hacer actividades fuera de su rol. Que admitiera que mentía me trajo algo de satisfacción, ya lo sabía, había dado varios pasos en falso, pero la confirmación era algo que no todo el mundo daba, las confirmaciones solían venir con una retribución detrás ¿Qué persona que juega sucio confiesa y se va sin tomar represalias? Entorné los ojos por un momento fugaz, consciente de esto último, vigilando sus movimientos con cautela, es decir, con más cautela que antes, nunca se es lo suficientemente cuidadoso, más aún en situaciones de posibles enfrentamientos.

. – Ya sabía que estabas mintiendo, pero es bueno escucharlo. Y nunca afirmé ser un civil, eso es algo que tú asumiste. –Recogí los hombros de forma despreocupada– Podría ser cualquier cosa.

Cuando vi que su mano se dirigía hacia su manga, abrí las alas y las agité, alejándome en un rápido movimiento hacia el aire, lo que no esperaba es que el área se viera cubierta por humo. Desgraciado. Tosí al inhalar el gas, no era tóxico, pero me impedía ver ¿Cuánto se extendería? Seguro no lo suficiente, incluso con la niebla bloqueando mi visión, podía distinguir arriba de abajo, por lo que volví a batir las alas, ascendiendo sin perder el tiempo. Después de llegar a los 12 metros pude ver con claridad, inhalé oxígeno puro, sin el humo contaminando mis pulmones. La bolsa de lana había desaparecido nuevamente, pero el dinero aun se encontraba en el bolsillo interior de mi abrigo.

Localicé a Bonez con la mirada, clavando mis iris dorados en él, las pupilas se volvieron dos rendijas oscuras y delgadas, que tuviera el descaro de robarme una vez era gracioso, sin embargo, una segunda vez era símbolo de desafío. Mi ceño se frunció apenas mientras la sonrisa en mis labios se desvaneció poco a poco, evité deslizar las manos dentro de mis bolsillos, allí estaban las dagas. El sol poniente a mi espalda provocó que mis alas se tiñeran de colores arrebolados, reluciendo ligeramente al ser inherentemente blancas y su luz ensombreció mi rasgos.

. – Tienes agallas, lo admito. –Me incliné hacia el frente, batiendo mis alas para volar velozmente en su dirección– Pero te aseguro que tampoco me iré con las manos vacías.

Mi visión me permitía ver correctamente donde estaba, y desde la altura a la que me encontraba, no sería complejo seguirle la pista, menos cuando el sol aún se encontraba presente. Contaba con varias cartas a mi favor, y las utilizaría, sin duda, la lana era fácil de conseguir, solo necesitaba volver al local en el que había comprado el ovillo, pero lo cierto es que estaba deseoso, la idea de una persecución me agradaba, era un desafío estimulante, agradable, atrapar a este ladronzuelo que no sabía mentir, pero si engañar y engatusar, cosas diferentes. Una persecución aérea, por supuesto, siempre era mucho más placentera que por tierra, el aire en mi cabello, mis alas, moverme a través y con él eran tan naturales para mí como respirar.
#8
Baltazar Bonez
Dr.Bonez
Bonez había logrado iniciar una huida, aunque no había logrado su objetivo de poder hacerse con el dinero del contrario de manera efectiva. Estaba claro que había subestimado a ese Solarian, el cual ahora tras haberlo visto después de haber disipado el humo, se disponía de comenzar a seguirle por entre  los tejados. Sinceramente para el chico de piel ceniza aquello le estaba divirtiendo de sobremanera ya que no había tomado en cuenta las habilidades de aquel chico, ciertamente tenia un conocimiento de las calles y de la vida de aquellos que Vivian en ella, haciendo que terminara por mirar hacia atras pero ahora con una leve sonrisa ante la manera en la que ahora Gavyn le seguía de cerca.

Por desgracia para el chico alado parecia estar demasiado confiado,  había dejado bastantes puntos ciegos en el momento en el que había lazando aquella bomba de humo, que al parecer, no había sido capaz de prever a tiempo, aun así  la velocidad que este estaba tomando  en el aire era ciertamente formidable, siendo algo que le impresionaba bastante de aquel hombre que parecia estar centrado en atraparle.

Ciertamente eres rápido muchacho, pero creo que deberías volver a las calles, tus reflejos están claramente oxidados. dice antes de que le hiciera un gesto de "nos vemos" con aquel característico gesto centre dedos y frente antes de lanzarse desde los tejados a una de las callejuelas de la ciudad, por donde comenzó a caminar por las callejuelas mas transitadas de la ciudad para perderlo de vista, ya que le dificultaría seguirle el paso entre tantos objetivos móviles,  Aun no sabia cuanto podía ver el contrario entre tantos civiles en movimiento, pero aun asi aprovecho de volver a girar por unas cuantas calles techadas mientras que intentaba perderle de vista, viendo que tan buena era su visión y la forma en la cual podría seguirle de cerca.

No obstante, podía ver  la sombre de aquellas alas seguirle aun cuando parecia que  se empezaban a entremezclar con la gente entre los mercados y tiendas  que se encontraban protegidas por los telares que protegían los techos del sol, haciendo que Bonez maldiga por lo bajo antes de volver a  perderse por las callejuelas de aquella gran ciudad que conocía con claridad mientras que por fin daba vuelta por uno de los bares antes de entrar hacia una zona en done se encontraba una gran serie de almacenes bajo una gran sección techada del centro, en donde seria incapaz de poder verle desde el aire, sintiéndose un poco mas protegido y seguro de que tal vez ya podría evitar que Gavyn se aprovechara de la ventaja de sus alas en aquel lugar.


Heh, intenta encontrarme ahora canario. Dijo en voz baja mientras que caminaba por entre la gente mientras que encendía uno de aquellos cigarrillos de miel de aquel color negruzco antes de  esbozar una suave sonrisa antes de soltar el humo con de manera lenta y pausada creyendo que ya podría haber perdido a aquel chico que le habia estado siguiendo los pasos.
#9
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Apreté ligeramente los dientes, cuadrando mi mandíbula, tenía buenos motivos para desear atrapar al ladronzuelo, ya no se trataba solo de la lana, sino de los límites que establezco y su deseo por traspasarlos, probablemente su ingenio me agradaría de no habernos conocido en circunstancias como las actuales, sin embargo, los “¿Y si…?” no tenían lugar en este momento, no cuando lo estaba persiguiendo por las calles del pueblo con tal de recuperar lo que es mío. Tenía suficiente voluntad como para continuar hasta atraparlo o derribarlo, prefería que no fuese el segundo caso, ya que matar no era la mejor opción frente al público, especialmente en una isla como la Isla Kilombo que mantenía una base de marines y, si bien la venganza entra dentro de mis posibilidades, soy capaz de masticar vidrio, pero no soy tan tonto como para tragarlo.

Con un poderoso batir de mis alas me acerqué rápidamente al techo que se encontraba recorriendo, cuando el moreno se arrojó al callejón que separaba los dos edificios, debía ser suficientemente resistente como para caer desde tal altura. Aterricé sin prisa ni pausa sobre el techo, siguiendo sus movimientos con ojos atentos, ah, intentaría perderme entre la multitud, pero tenía una muy buena idea de cómo evitar que escape, simple y sencilla. Me puse en cuclillas, cortando distancia con el extremo del edificio que daba a la calle y no al callejón mientras seguía los pasos del humano, dejé que mis alas se relajen y deslicen detrás de mí, evitando que me viera. Lo seguí por las calles que tomó, alejándome ocasionalmente del borde de los tejados para no ser descubierto, era complicado perderle la pista a una persona que destaca tanto.

Especialmente a alguien que lleva un sombrero de copa con calaveras. Accesorios notorios.

La pluma roja en su sombrero también era una buena forma de ubicarlo. Cuando las calles se volvieron nuevamente techadas, sonreí brevemente, incluso si eran techadas, aún podía seguirle la pista, los agujeros en algunas de las telas dejaban pasar la luz y, por lo tanto, ver que había dentro, y con la visión aumentada encontrar la pluma roja y el montón de calaveras no fue realmente complicado. Me mantuve encima de los tejados, sin perderle la pista al tener vía libre, no había peatones que obstaculicen mi paso, así que simplemente debía saltar de un techo a otro, usando mis alas para darme un ligero impulso, lo cual casi no sucedía, ya que la mayoría de los edificios por los que estaba intentando escapar no estaban lo suficientemente separados para ello.

Cuando entró en un almacén chasqueé la lengua disgustado, estaba esperando que lo siguiera a pie, lo cual no tenía intención de hacer, alcé vuelo desde el tejado, él tampoco podría verme al estar dentro de la construcción, por ello registré que solo había cuatro salidas, dos por los laterales y otras dos por los extremos. Descendí en la techumbre del edificio manteniéndome unos cinco metros en el aire y comencé a dar vueltas en círculos sobre este, vigilando las cuatro entradas con detenimiento.

. – Veamos por donde sale el ratón…
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