Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Común] Intercambio Azul y Rojo [Priv. Vesper]
Anko
Médica Despiadada
18 de Verano del 724

El Pueblo de Rostock siempre era un buen lugar para descansar y abastecerse de víveres, no por nada era sorpresa que a pesar de la presencia tan alta de la marina en la isla, los piratas decidan llegar al puerto para abastecerse, claro, haciéndose pasar por barcos pesqueros o mercantiles, sabiendo que la marina está presente en todo momento no irán gritando por ahí diciendo que son piratas. Aunque si no tienen una reputación tan alta, pueden pasar desapercibidos como civiles completamente normales.

Anko se encontraba en sus horas libres de servicio, decidió partir desde la base G-23 hasta el pueblo para disfrutar de un momento de paz y tranquilidad, pero sobre todo, tenía la intención de hacer algún intercambio o ganar algo de dinero directamente. Y es que la Suboficial peli marrón recibió no hace mucho un par de nudilleras de una calidad decente, ¿el problema? Ella estaba acostumbrada a usar armas de filo antes que usar sus propios puños para infringir daño a sus enemigos, es por eso que aquel objeto no le era muy útil a la joven.

Y a sabiendas de que en Rostock era fácil comprar y vender objetos, era el mejor lugar para pasearse por ahí e intentar deshacerse de las nudilleras. Pero ella no iría caminando por ahí anunciando que posee dicho objeto y gritaría a los cielos su intención de venderlo. Y que mejor forma que adentrarse en una pequeña taberna durante el mediodía para tratar de conseguir un comprador. Fue así que la marine se adentró en una de las muchas tabernas del pueblo, levemente vacía por la hora, pero con uno que otro civil disfrutando de su vicio bebible.

La peli marrón simplemente se sentó en la barra y giró su cuerpo, dando la espalda a la zona del bar ténder con tal de poder visualizar a alguien a quien se le pudiera notar, sería un buen comprador.
#1
Vesper Chrome
Medical Fortress
Como de costumbres en hora de la mañana bajaría al primer piso de la posada, donde se encontraba el bar, no había nada mejor para alguien como yo, que siempre se suele encontrar en una pelea constante consigo mismo, que tomar un poco de sake en horas de la mañana, no para estar ebrio todo el día, sino para que aquel liquido tan maravilloso recorriera mi garganta como un manantial en el mismísimo Valhalla, pocas personas habían en el bar, uno que otro borracho que había amanecido en los asientos y otros comensales que llegaban no solo a beber sino a pedir algo para comer, pescadores de la zona e incluso personas corrientes que se dirigían al mercadillo de Rostock.
 
—Buenos días Doctor Chrome. — Escuché la voz del bartender, Missaek siempre me saludaba como si fuéramos familia, a veces me daba un poco de pena el tener una actitud tan grosera ante los miembros de esta posada, bar o lo que sea. Me acerqué a la barra donde una mujer ya estaba allí, tenia los ojos tan o incluso mas apagados que los míos, simplemente le dediqué una mirada, con una sonrisa un poco magullada, era bastante temprano así que no había razón para ser cruel con la gente que apenas está llegando al bar.  
 
—¿Qué tienen de buenos? — Tomé asiento frente a la barra, era claro que estaban ya acostumbrados a la forma en la que les hablaba a todos, aunque quizás los demás no puedan darse cuenta de esto, y ocasionalmente esto causa algún problema con huéspedes nuevos que intentan ¨defender¨ a los empleados de mis supuestos malos tratos. —Prepárame un trago de Sake, tengo que ir al mercadillo a comprar unas nudilleras nuevas. — Cuando el chico procedió a servirme el trago espere que estuviera lo suficientemente cerca de mi para hablarle. —Si necesitas algo del mercadillo avísame ahora, así aprovecho y traigo todo. — Y claro que este era de por sí uno de los pequeños trabajos que hacia en la taberna, ir por los víveres, las carnes, incluso los asientos cuando se mandaban hacer con los carpinteros.
 
Sake en una mañana tan tranquila, ir a comprar cosas, prepararme en general para el día a día, y sabiendo que en la tarde tendría que ir a ver un paciente a las afueras de rostock, los días en este pueblo para mi ya estaban totalmente calculados, y eso era parte de aquello que me aburria grandemente día tras día.
#2
Anko
Médica Despiadada
La joven se mantuvo sentada y dando la espalda al bar ténder, su intención ahí no era la de los otros civiles ahí presentes, ella simplemente buscaba a alguien que pudiera verse a ojo, necesitará de algún arma para ofrecerle las nudilleras que había obtenido y que ella no ocupaba en forma de pelear. Pero algo era cierto, ninguno de los allí presentes se veía como algún peleador, todos aparentaban ser personas comunes y corrientes, talvez simples mercaderes o gente dedicada a la pesca.

Y de entre todos ellos, surgió la figura de un hombre corpulento, ingresando por la puerta de madera de la taberna, su vestimenta era un tanto peculiar comparada con el del resto de personas que habitaban Rostock, y su característica más notable eran las marcas tan particulares en sus ojos, por un lado, su pupila derecha mantenía un círculo, mientras que si pupila izquierda estaba marcada por una “X”. Algo que dejó levemente asombrada a la peli marrón, pues nunca había visto a alguien con tales peculiaridades en toda su existencia.

El hombre de cabellos negros se acercó hasta la barra y habló con el encargado de la taberna, usando un tono aparentemente amigable, o amigable a su modo. Parecía que ambos se conocían de antes por la forma en que se desarrollaba su conversación. A pesar de todo, la recién ascendida a Suboficial no veía a Vesper como un posible comprador, hasta que el mismo Vesper habló y se podría decir que le cerró la boca, el Doctor Chrome, nombrado así por el bar ténder, realmente buscaba unas nudilleras nuevas. Como si el destino los juntara, ahora estaban ambos ahí, un hombre que buscaba ir al mercado para comprar nudilleras nuevas y una mujer que portaba unas y buscaba venderlas.

Luego del intercambio de palabras entre los hombres, Anko carraspeó levemente su garganta antes de dirigirse a Chrome. — Hola. Disculpa que me entrometa, pero… ¿Realmente buscas unas nudilleras? Resulta que… tengo unas aquí, a la mano —. Habló la marine con su clásico tono desinteresado y frío, pero en cierta forma, amable. Antes de dar tiempo a una respuesta por parte de Vesper, ella se puso manos a la obra y rebuscó aquel par de armas en el interior de su gabardina. — Puedes verlas y si te interesan, pueden ser tuyas —. Decía mientras colocaba las nudilleras en la barra, cerca del hombre pelinegro para que pudiera verlas más de cerca.
#3
Vesper Chrome
Medical Fortress
En cuanto hable con Missaek, la dichosa mujer que habia visto hace poco me dirigió la palabra, no pude evitar mirarle con una mirada asesina, era verdad que yo por mi parte no solía tener demasiados modales, pero de ahí a meterme en conversaciones ajenas, eso nunca habia pasado, hasta yo tenía mis propios límites.  La miré de arriba abajo y terminé de escuchar lo que decía, parece ser que consigo trae unas nudilleras con intenciones de venderlas o cambiarlas por algo de igual valor. —¿Y tú quién eres, mujer? — No sé si puedo fiarme de ella, o de cualquier persona en general, ya con los años he aprendido a que, en Kilombo, solo los que han estado contigo mucho tiempo son las personas de confianza.  


Además, por alguna extraña razón tenía la sensación de haberla visto en otra parte, no sé dónde, no sé porque, pero me parece que es alguien que en un futuro podría ser un problema para mí, aunque quizás sean locuras de una hiena.  —Pues entonces muéstrame lo que tienes. — Entrecerré los ojos un poco intentando identificar de donde es que realmente habia visto a la mujer, pero parece que mi mente hoy no tendría el honor de ayudarme.   

 
Tras esto la mujer puso las nudilleras en la barra, y la verdad parecían buenas, no eran la mejor calidad de todas, pero sí que estaban mucho mejor que las mías, para unas peleas, para una práctica de boxeo, o para cualquier inconveniente me vendrían de perlas, además no tendría que ir al mercadillo a sudar viendo al complejo de idiotas que suelen pasar por ese sitio. Las tome para verlas mejor y sentir su textura, la verdad habia quedado encantado con cómo se sentían en mis manos, pero ¿Para qué hacerle saber que para mí eran tan buenas? —Me parecen útiles, dame un buen precio y tienes un comprador justo aquí, marine. — Por fin habia funcionado mi mente. Esta mujer era un marine, la habia visto durante rondas que hacen esos alcornoques por toda la isla.  


—Missaek, tráele una botella de Sake a la señora, cerraremos un trato justo aquí. — Ordene el bar atender para que trajera algo de beber, así poder completar satisfactoriamente un buen trato, o lo que para mí sería un buen trato, dependiendo el precio que esta mujer pueda darme, aunque con el dinero que tengo ahorrado puedo darme ciertos gustos.
#4
Anko
Médica Despiadada
La mirada del doctor Chrome denotaba enojo ante la intromisión repentina de Anko a su tranquila conversación con el bar ténder del lugar, Anko estaba acostumbrada a miradas así, pues en su estancia dentro de la marina se había topado con criminales que no dudarían en asesinarla sí pudieran o hubieran podido en ese momento, por muy inofensivos que fueran, pues no se necesita ser alguien extremadamente peligroso para sentir odio por tu captor. El gesto de Vesper hizo que una sutil sonrisa se dibujara en su rostro a la par que el hombre le preguntaba quién era. — Anko Uguisu, disculpa que no me haya presentado —.

Tras eso, Vesper analizó detenidamente el producto ofrecido por la marine, su forma de inspeccionar las nudilleras dejaban ver que no era un novato o un simple aficionado, aparentemente, el hombre conocía muy bien aquellas armas y sabía distinguir las calidades de aquellas armas, todo lo contrario a la peli marrón, quien desconocía de ello, pues al ser una practicante de la disciplina con las espadas, decidió llevar su enfoque en las armas de filo, de las cuales, si conocía mucho, toda una fanática de estas armas.

Luego de la inspección, el peli negro aceptó comprar las nudilleras de Anko por un buen precio, pero algo que sorprendió a la marine es que, sin decirlo y sin estar uniformada, Vesper supo que estaba dentro de la marina. Esto en parte emocionaba a la joven, daba a entender que su reputación empezaba a crecer y su actuar como miembro de la organización empezaba a llegar a más personas. — ¿Marine? Veo que mí reputación empieza a respaldarme, que bien… Y sobre el precio, 600 mil berries… ¿Qué tal? Creo que es un buen precio… —.

Sí, no sabía mucho sobre nudilleras, pero al tacto, se sentían de una calidad decente, un precio como el ofrecido parecía ser el más adecuado para lo que estaba vendiendo. — Sake… me encanta el Sake, hiciste una buena elección, doctor —. Dijo Anko con una sonrisa por haber realizado un trato efectivo con Vesper. Eso fue mucho más rápido de lo que ella esperaba, pero al menos le había ahorrado al hombre la caminata al mercado.
#5
Vesper Chrome
Medical Fortress
Vesper apenas desvió la mirada del sake cuando Anko terminó de hablar. Su ceño seguía fruncido, como si la aparición repentina de la marine fuera una molestia más que una sorpresa.


— ¿600 mil berries? — repitió, rodando los ojos. — No está mal para alguien que no tiene ni idea de lo que vende. Es un precio justo, aunque no muy inteligente de tu parte si me preguntas — dijo con tono cortante, tomando un sorbo del sake. — Y sobre que tu reputación te precede… — hizo una pausa, midiendo sus palabras mientras observaba a Anko como si estuviera decidiendo si le convenía perder más tiempo con ella o no — la verdad, tu andar te delata más que tu nombre, pero no te emociones demasiado, sólo me fijo en los detalles.


Levantó las nudilleras y las hizo girar en sus manos, con un gesto desinteresado, pero sus ojos demostraban que estaba evaluando cada centímetro de ellas.
— Es una pena que una marine como tú no sepa el valor de lo que tiene en las manos. Pero bueno, al menos me ahorraste el viaje — añadió, dejando el dinero en la barra sin molestarse en contar los billetes. Luego, volvió a tomar otro sorbo de su bebida antes de soltar con una mueca algo sarcástica — Por cierto, te equivocas sobre una cosa… No fue una "buena elección". Solo que cuando se trata de sake, no hay muchas opciones.
#6


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