¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
[C-Pasado] Lo que nos trae a este lugar [Priv. Hunter D. Alpha]
Sowon
Luna Sangrienta
Verano Mañana del día 8

Era una mañana aburrida, muy aburrida, a lo mejor pocos se sorprendían al ver a la hermosa Oni rubia que se adentraba a la taberna local o quizás si lo habían hecho pero se ocultaban de solo sentir sus pasos cerca. Una mujer de cuatro metros con un espadón gigantesco y pintas de salvaje no era algo que muchos se atrevieran a molestar. Ingresó al establecimiento dando una patada a la puerta, bostezando y atrayendo las miradas, algo natural en ella pese a que el ver salir a algunos corriendo le hizo chistar con la lengua. No le agradaban los cobardes, más cuando ella no había hecho nada para asustar a alguno de esos bajitos. Se sentó en la barra al cabo de unos segundos, el avance fue lento, sus ojos verdes brillaban como dos faros en la oscuridad del sitio. 

—¿Algún rumor nuevo? Hace dos días que no tengo trabajo y eso de bajar gatos de los árboles no es para mí, los bajo y vuelven a subir. Ya te he dicho que es mejor cortar los árboles. No volverán a subirse, no es mi culpa que me olvidase de bajar al gato antes de partir a la mitad el último.—

Expresó con cierto desdén mientras bebía una gran jarra de cerveza, que para ella era un simple vaso pequeño, había estado recorriendo el lugar en busca de trabajos pero todos eran sobre bajar gatos de los árboles. Al otro día volvían a subir y el ciclo se repetía hasta el hartazgo, necesitaba golpear algo, debería haber algún criminal o un ladrón no aceptaba la idea de un lugar tan grande no sucediera nada emocionante. Su espada buscaba un rival, su cuerpo inquieto deseaba algo para pasar el rato, su vida solo tenía la lucha como forma de vida.

Sabes, a veces es aburrido ser tan grande y no tener nada con lo que entrenar. La mayoría suele salir corriendo al primer golpe, aunque no me sorprende, solo necesitan tiempo para poder acostumbrarse regresarán cuando tengan ganas de probar a una mujer de verdad.—

Comentó en un tono casi reflexivo, encontrar a alguien para entrenar era complicado, la mayoría del tiempo se la pasaba sola y pese a que según ella era una buena persona, sincera, de buen corazón y con ansias de conocer el mundo la gente se quedaba con la impresión de que les cortaría en pedazos. El que nada debe, nada teme y a lo mejor la triste realidad del mundo es que estaba lleno de charlatanes, mentirosos o escorias similares que podían desatar la furia de la mujer en solo unos segundos. Bufó para si misma antes de terminar la jarra y colocarla sobre la barra, era inspirador comenzar la mañana con un poco de alcohol. Al menos el verano era una época del año que disfrutaba, manteniendo una esperanza en que pronto su vida cambiaría de rumbo, estaba realmente cansada de tener que bajar gatos el reloj solo contaba los segundos para que otra señora entrase a pedir que alguien rescate a su pequeño gatito.
#1
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Quizás era el momento que has estado esperando, joven pirata. Hemos de admitirlo, los últimos días no han sido movidos en este lugar y, sentías que algo faltaba para que fuera más movido o interesante. Pues hoy vas camino a una de las tabernas que sueles ir por la mañana. Te sentías más que feliz por lo que habías logrado conseguir en tus últimas compras. Quizás por ahora eran mas que nadas simples proyectos para el futuro. Pero tener herramientas que te ayudaran en tu camino siempre era bien recibido. Por ahora, solo te centras en llegar al lugar. Caminando de manera apacible y simplemente dejando que tu buen humor te invada.

Pero al abrir la puerta, te topaste con algo que no esperabas nunca.

Vez a una mujer rubia enorme. Sentada en la barra, todos los presentes parecían estar algo acojonados con su presencia. Pero para lo que unos es una cosa es lo que piensen ellos y otra cosa es lo que pienses tú. Olfateas y no puedes evitar sentir cierto aroma que te cautiva. No… no simplemente se trataba del aroma de una mujer.

Se trataba de algo más.

Caminas hasta llegar hasta donde esta ella. Sin dejar de mirarle. Sonriendo mientras ella aun te daba la espalda sin fijarte en tu presencia. Sin siquiera pedirlo, ya sabían que darte ya que no era la primera vez que venias y sabían lo que acostumbrabas a pedir. Una taza de café y un desayuno bastante pesado.

- Veo una mujer… pero siento una bestia. – Dijiste mientras tu sonrisa se marcó aún más. Te sentaste a su costado sin dejar de mirarla directamente a los ojos. Estaba armada con un gran espadón. – Asumo que eres una guerrera. – Dijiste son serenidad. – Se te nota aburrida. – Dijiste para luego dejar de mirarla y comenzar a tomar café y disfrutar de tu desayuno. Las personas del local estaban comenzando a acojinase un poco más. No por ti, sino por ella. Claramente le estabas provocando, pero no de manera directa. Sino con tu mirada. Tu ojos eran los de una persona lista para pelear en cualquier momento.

Ahora… era cuestión de ella si quería o no.
#2
Sowon
Luna Sangrienta
Algo le interrumpió mientras bebía, al principio pensó que era un mosquito, pero los insectos no hablan solo producen un zumbido y este parecía hablar. Observó a su lado observando a un humano, no era uno de esos que brillaban como una bola de billar por lo que supuso que este no era uno de esos tontos que buscaban solo presumir. Tomó la empuñadura de su espadón, escuchaba los torpes intentos de provocación, una sonrisa salvaje decoró su rostro. Se levantó de un salto, el lugar pareció temblar de solo el impacto de sus pies, su sonrisa se amplificó al observar a la hormiga en tamaño, no le importaba mucho lo que decía, le había provocado y esto no se quedaría así.

—Y yo veo a un enano y huelo a mierda... hmm, si creo que has pisado algo enano hueles fatal. ¿Al menos te diste una ducha?—

Rugió antes de estallar a carcajadas, se volvió a sentar mientras observaba a los demás de una mirada fulminante para que rieran, alguien había llenado su jarra justo antes de desenvainar el destino a veces era caprichoso. Estaba aburrida pero el enano al menos era lo suficientemente valiente para hablarle, o era un tipo fuerte o simplemente era un loco que deseaba morir. Volvió a beber mientras terminaba de registrar al pequeño con sus ojos, yendo tan lejos como para medirlo a comparación con sus dedos, la diferencia en tamaños era incluso más evidente tras hacer aquello. Pero Sowon, no lo hizo por maldad, era mera curiosidad de que existiesen humanos tan pequeños.

Soy una guerrera, pero no me dedico a torturar a niños, ya bastanre tuve cuando uno me pidió encargarme de su familia larga historia no como tú enano. ¡Bwahahaha! ¿Acaso te gustan las grandes? Se mira pero no se toca...—

Provocó llevando sus manos al escote de su kimono y abriendo este sin pudor alguno, antes de cerrarlo y seguir bebiendo. No era complicado hacerle cambiar de humor y con el alcohol que tenía encima las ganas de pelear se habían licuado, aunque continuaba discutiendo ya solamente por diversión. Golpeó con la jarra la barra, su sonrisa se notaba un poco más amigable, tanto como un león que ya ha comido pero te mira como un postre apetecible.

Me caes bien pequeño, no muchos se acercan con un ego tan alto pese a ser tan enanos. Soy Sowon, ¿,Tienes un nombre? Espero que no sea algo tan cursi como algunos nombres, los humanos tienen nombres rídiculos a veces. Como si significasen algo...—

Volvió a rugir con una voz estruendosa, ahora le miraba fijamente, luciendo sus cuernos que sobresalían de su cabeza en un azabache casi místico. Entre su actitud ruda y su brutal honestidad, no era una persona fácil de digerir, pero en su simpleza tenía el carisma necesario como para no haber volado la taberna de un espadazo. Que lo había pensado, de no ser porque justo en ese momento su jarra se había llenado mágicamente, quizás dejarle vivir no sería tan malo.
#3
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
La verdad la manera en la que ella actuaba era bastante directa y simple. Tú por tu parte, solo te mantenías mirando. Atento a sus acciones y a lo que decía. Físicamente, no lucia nada mal. Se notaba que tenía fuerza si quería cargar con una espada tan grande. Pero aun así, le faltaban ciertas cosas claramente pudiste notar al instante. Tu mirada vuelve a toparse nuevamente con la de ella. Muerdes el tocino. Arrancas un pedazo y comienzas a comerlo. Te encontrabas meditando que decirle mientras ella no dejaba de contar cosas.

- No soy un niño, soy mayor de edad. – Respondiste. – No tengo gusto particular. Pero me resultaría bastante triste que alguien tan guapa fuera débil. – La gente puso cara de susto cuando dijiste aquello. Tú aun te concentrabas en terminar de consumir tu desayuno. Ella intenta seducirte, no dejas de mirarle fijamente a los ojos incluso cuando ella te intenta mostrar el escote. Terminaste de comer y te concentras en tomar tu café.

Una mañana bastante tensa ¿No lo crees?

- Soy Alpha. – dijiste sin más. – Y cuando empuñas tu espada, es que significa que las usar ¿no? – Tu mirada pasa de ser amable a…. letal. Claramente la gente comienza a ponerse aún más tensa. ¿Qué buscas con todo esto, Alpha?  ¿Realmente te merece la pena todo esto? Pues la verdad a tu criterio sí. Algo te dice que esta mujer no era algo común. Solo… estas saciando tu curiosidad. Solo estas tratando de ver si ocurría algo interesante. Tienes tanto tiempo sin hacer interesante más allá de explorar. Tu cuerpo tiene mucho tiempo pidiéndote a gritos luchar. Quizás solo en esta oportunidad puedas sacar algo de provecho si se logra concretar. Porque, al final de cuentas, simplemente solo son palabras lo que se están intercambiando en este momento.

Quizás… se llegar a algo más.

- Deberíamos salir ¿no lo crees? – Dijiste terminando de tomar tu café. – Afuera hay mucho más espacio que aquí. – Dejaste una petaca en la barra. Indicaste al cantinero que la llenada de café. Luego, proseguiste a salir afuera mientras te metías las manos a los bolsillos. Te estabas preparando para lo que se avecina. Te colocaste en el medio de la calle abierta. Por suerte, no había tanta gente en la calle.

Y por suerte, la base de la marina estaba lejos, así que no sería un problema. Al menos por ahora.
#4
Sowon
Luna Sangrienta
Frunció el seño una vez más al escuchar otra provocación, no le gustaban las personas tan arrogantes, porque en su lenguaje sacar a relucir su belleza solo para compararla con una muestra de debilidad era un golpe bajo. Casi tan bajo como aquel ser que buscaba desesperadamente una buena golpiza, su puño golpeó la barra haciendo sacudir las cosas colocadas sobre esta, se inclinó hacia delante para ver a la pequeña alimaña. Sus ojos verdes parecían buscar en el interior, mientras que sus cuernos se colocaban peligrosamente cerca, como para atravezarle si era que se seguía tomando tanta confianza con ella. El resto de la taberna, en silencio, casi como si esa mirada fulminante se les hubiera dirigido a ellos.

—Oye, no soy tu amiga, ni me conoces como para juzgarme. No me gustan los enanos arrogantes que buscan un combate contra personas de las que pueden sacar ventaja, creo que quieres sacar ventaja de mí y eso hace que me enfade. Desde pequeña he vivido como mercenaria, me han usado infinidad de veces, no me usarán de nuevo.—

Refunfuño con un aroma a alcohol en su aliento, se había tomado tres jarras gigantescas y estaba por la cuarta, no hablaba con mucha sobriedad e incluso divagaba un poco recordando la actitud de ciertas personas del pasado. Golpeó su cabeza con el puño, solo para sacudirse un poco la borrachera, aunque no sirvió de nada. Todo le daba vueltas, giraba en un hermoso mar de sensaciones y las palabras del enano seguían ahí como una molestia.

—¿Alpha? Debes creerte el alfa del grupo, quizás alguien a quien nadie le lleva la contraria, que hace lo que quiere cuando ve la oportunidad. Vaya nombre más feo, enano te queda mejor, no te voy a aceptar como alguien que se crea el Alfa de una relación.—

Espetó con cierto desagrado, no le gustaban los humanos que por nombre se creyeran con el derecho de hacer algo, ese pequeñajo lograba sacarle de sus casillas. Se levantó con pesadez y le siguió, el ambiente en el interior comenzaba a ser denso y el golpe de aire fresco al cruzar la puerta fue un respiro para su cabeza. Si seguía más tiempo en el interior seguramente hubiese terminado soltando hasta el desayuno sobre el pequeñín. Cruzó sus brazos, sus mejillas estaban sonrojadas a la par que su cuerpo se sacudía como un péndulo, no estaba en condiciones para hacer muchas cosas.

—Ya estamos afuera, ya tienes espacio, además de insinuar que soy débil te metes con mi estatura. ¡Todos son iguales! Le contaré a mi padre y a mi madre que miden el doble que yo, ya verás como te replanteas lo que dices.—

Comenzó a llorar, casi como una niña pequeña, el alcohol la tenía mal y al momento de tomar la empuñadura de su espada resbaló con la nada misma y cayó de culo al suelo. Rabiando nuevamente, creyendo que eso había sido un golpe de la pequeña rata. Intentó reincorporarse y cayó nuevamentee de cara contra el suelo, era incluso cómico verle caer como si luchase con un oponente invisible.

—Espera, todavía no hemos comenzado y ya me golpeaste dos veces, enano eres muy fuerte. Ahora voy a desenvainar mi espada y...—

Una vez más falló al mantenerse de pie, casi cayendo contra la taberna pero en un acto de voluntad clavando el filo de la espada contra la tierra, frenando su cuerpo para no dañar inocentes. Incluso frenando su pie antes de aplastar a un pequeño cachorro quien en lugar de huir de la mujer saltaba  contra su pierna.

—Ya te dije que no tengo comida para ti, puedes pedirle algo al hombre de dentro puffito, si hubiera pedido comida te hubiera dado... ¿Por qué sigues ahí? No quiero que ese enano te haga daño, ve a jugar y yo te alcanzo...—

Ignoró por completo a su oponente mientras se agachaba y acariciaba al cachorro con sus dedos, pese a su exterior no era una mala persona y parecía llevarse mejor con los animales que con las personas. Varios cachorros comenzaron a salir, de un lado y del otro, la mujer les conocía a todos, siempre les daba de comer. Era una escena irrisoria ver a una gigantesca rubia arrodillada rodeada de cachorros y con su espada clavada en el suelo, le sería imposible luchar de esa manera. ¿Acaso los cachorros querían cuidarle? ¿Acaso habían visto que en ese estado una lucha podía ser fatal?
#5
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Parecía que todo estaba cogiendo Ritmo para comenzar. Tú tomaste con tranquilidad a Sange y a Yasha para luego pasar a tomar guardia. Tus nudilleras estaban más que listas. Mantuviste una postura totalmente natural y lista para la batalla. Pero antes que siquiera pudieras darte el tiempo de comenzar la batalla, curiosamente, pasaron cosas que te dejaron un poco… descolocado.

Diste un suspiro. Parecía que el licor hubiera ganado el combate con ti. En parte, te daba mucho coraje que algo como esto estuviera pasando. Era el berrinche más aleatorio que ha ocurrido en tu vida. De hecho, estas más que seguro que es por culpa de la bebida que ella actúa de esta manera. ¿Acaso no le han enseñado como beber? Hasta te dice que te va a acusar con sus padres ¿acaso tiene cinco años? No pidas entender como el licor podría llegar a poner de esta manera a personas. Claro, tu bebías, pero no hasta llegar a un punto tan… tonto.

Estar borracho no es nada agradable.

Ella perdió el equilibrio y estaba fuera de lugar.  Era increíble como la bebida te había arrebatado un posible encuentro con alguien interésate. No podías hacer nada. Antes de comenzar, ya habías ganado. Colocaste tus nudilleras nuevamente en tus bolsillos y con tranquilidad comenzaste a caminar en su dirección. Observando la escena. Era genial ver como se llevaba bien con los animales. Te agachas y observas a uno de los perritos. Colocas tu mano frente a este para que la olfateara. Poco a poco te coge confianza y se da cuenta que no vas en su contra y comienzas a acariciarle. – Los perritos son agradables. – Dijiste sonriendo. Sin dejar de consentir al cachorro. Le gustaba en la pansa, lo notabas por que no paraba de mover su patita mientras la acariciabas.

- Deberías dejar de tomar sin medirte. – Le dijiste con tranquilidad. – No lo digo por nada en particular. Pero piensa que has hecho preocupar a estos animalitos. Los animales son más propensos a detectar el peligro que los humanos. Quizás hayan sentido que tu estas en peligro. – Luego le miraste a los ojos. Aún estaba algo solloza y sonrojada por la borrachera. Aunque a decir verdad, no te desagradaba.

- Me gusta cómo eres – Le dijiste mientras le regalabas una sonrisa.
#6
Sowon
Luna Sangrienta
La enorme mujer se había perdido en los cachorros, dando la espalda al peligro quizás producto del alcohol o a lo mejor porque no le interesaba luchar contra alguien que parecía querer llevar la razón de las cosas. Apelar a su lado más violento a lo mejor era una buena estrategia de defensa, pero en esos tiempos de alcohol y mareos todo resultaba un desastre. Se encogió de hombros al ver al enano acercarse, su actitud no le cuadrabba del todo pero Puffito no parecía incómodo a su lado e incluso se dejaba acariciar. Se sentó suspirando, mientras algunos cachorros se recostaban entre sus piernas, casi como si hubiera una paz no escrita entre la Oni y el pequeño humano.

—Los Onis no se controlan, hacemos lo que queremos y a quien no le guste se lleva un golpe. No me compares con los humanos, soy algo mucho más grande y no solo en tamaño, siempre estoy en peligro. ¿Qué es la vida sin un poco de sazón? Creo que tú lo sabes también, me has provocado buscando un combate, la muerte nos acerca a la perfección como guerreros.—

¿Ahora filosofaba? El alcohol hacía estragos pero sus palabras eran tan honestas y precisas como una flecha al corazón, ella vivía por una buena pelea y adoraba sentir la sangre contra su piel. El calor y la adrenalina de una batalla que hacía a su cuerpo arder con más calor que el que sentía en las mejillas, miró hacia un costado ante el halago.  Pocas personas decían esa frase con sinceridad, apenas sabía responder a esos intentos que no buscaban una ventaja. Chasqueó la lengua, antes de volver a colocar sus ojos verdes en órbita y contemplar al pequeño humano, le costaba descifrar las razones que le llevaban a comportarse de esa manera, a lo mejor era aburrimiento.

—¿Ahora te agrado? Eres raro, aunque yo también lo soy, nadie me ha dedicado palabras dulces sin buscar algo a cambio. Tsch, me cuesta confiar en personas con tanta seguridad. Aunque, los guerreros son un caso digno de mi respeto.—

Comentó usando el espadón como punto de apoyo para levantarse y luego una vez ya de pie, despedirse de los cachorros prometiendo tener cuidado. Bostezó mientras se estiraba, el alcohol le hacia pasar por muchos estados, tristeza, alegría, sabiduría y ahora sueño. Envainó la enorme hoja en la espalda y se cruzó de brazos, inquieta como lo era ella, deseaba cortar algo pero por alguna razón no sentía la necesidad de atacar a alguien que fuese bueno con perros indefensos. Lo sentía como una traición a sus propias costumbres, seguramente se arrepentiría de lo que pensaba hacer.

—Oye, podemos ir a buscar algo que matar, mi espada pide por sangre pero no atacaría a alguien que le cae bien a Puffito y creo que en mi estado no podré ser una buena oponente. Pero, si nos unimos y derrotamos a un grupo de personas horribles haremos de este pueblo un lugar seguro para los perros.—

No se atrevió a mirarle a los ojos, levantando la vista al sol y comenzando a marchar. No era que desease compañía, pero sentía que ambos buscaban lo mismo, una manera de pasar el rato y si podían hacerlo por los animales de la isla sería un premio doble. No había un rumbo fijo, pero ya había hablado, ella no buscaba una pelea por diversión su objetivo era matar y su forma de hacer las cosas no implicaba menos. Su cultura era la de un demonio, uno que juzgaba y se creía en potestad de arrebatar vidas según su juicio. Un cuerpo que no podía pelear tampoco merecía vivir, cada vez que recordaba esas palabras de su padre una sonrisa salvaje florecía en su hermoso rostro.
#7
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Escuchaste con calma su concepto sobre su especie. Para ella, los Onís tenían el derecho de hacer lo que quieran simplemente porque son más grandes, fuertes y peligrosos. Pero tú piensas diferente. El nivel de peligro de una criatura puede variar dependiendo de varios factores. Además, su concepto de muerte era curioso ¿Perfección como guerrero? No conocías un concept tal como ese. Tú… eres una criatura muy distinta al resto. Un humano con un pensamiento único sobre ti mismo. Un animal con conciencia. Alguien que siente placer al cazar su presa. Alguien con potencial de ser un gran problema.

Alguien… que podría llegar a ser un peligro.

- Es mucha diferencia entre la soberbia y la confianza. – De hecho, eso es cierto. – Y no soy un guerrero, soy un pirata. – Uno único en tu especie además. Un bucanero de los mares que busca enriquecer sus recursos a coste de cazar a otros piratas. Pero más allá de eso, eras una persona tranquila. Por lo que logras entender, ella tiene un código de guerrero. Tu por otro lado, no tienes ningún código.

Simplemente, eres mero instinto.

- No creo que encuentres nada que matar en este lugar. – Dijiste con total calma mientras le seguías el paso. Te parecía curioso que evitara mirarte a los ojos. Ladeabas la cabeza un poco mientras le seguías un par de pasos atrás de ella. - Esta isla es más aburrida de lo que crees. Además, el asunto de que no ocurra nada interesante aquí es por culpa de la base del G-23 de la marina que se encuentra en esta isla. Supongo que pronto me tocara dejar estas aguas y buscar algo más interesante en otro lado.

Ciertamente la isla era un lugar tranquilo con presencia criminal muy baja. Pero aun así, había ciertas cosas que podrían hacer que esas cosas cambiaran. Incluso en el lugar más bueno del mundo siempre puedes encontrar un lugar donde la gente le gusta pasar el rato haciendo cosas ilegales.

- Podríamos probar suerte en cierto lugar. – Dijiste a ella. – Es solo un rumor, pero se dice que hay un lugar donde se puede pelear. Pero solo se puede pelear de noche.
#8
Sowon
Luna Sangrienta
Sowon no tardó en romper en risas ante la afirmación del pequeño pirata, no era una risa de burla si no de genuina incredulidad, suspiró mientras volvía a verle solo para asegurarse de que sus oídos no hubieran escuchado mal. No era una broma, el sujeto no se consideraba un guerrero, algo que para la rubia era una ofensa terrible ya que todo ser con gusto por la batalla era a sus ojos un guerrero. No había códigos, juramentos ni era necesario tener una formación marcial para considerarse un fiero guerrero. A lo mejor el enano no entendía nada, tal vez creía que los guerreros eran personas como en los cuentos de hadas de su madre, nobles y valientes cruzados que ofrecían su espada a favor de la justicia o de una bella dama. Volvió a reír por el recuerdo de aquel mundo infantilizado, girando para inclinar su cabeza hacia un lado, mirarle a los ojos era cansador para su cuello. A veces desearía que los humanos no fueran tan pequeñitos, a lo mejor por eso su cerebro era tan hueco que se quedaban con una visión tan simplista del camino de los verdaderos guerreros.

―No hablarás en serio pequeño, los guerreros somos personas que luchamos por sobrevivir ni más ni menos. Tú luchas por tu vida, sobrevives y has llegado hasta aquí por luchar, por desear llegar lejos. ¡Esa es la esencia de un guerrero! Puro instinto, luchar y volver a luchar por la gloria o simplemente por la emoción de hacerlo. ¿Acaso no eres eso? Alguien que busca la sangre y la emoción de una buena batalla sin importarle que tan golpeado quede su cuerpo mientras pueda salir mucho más fuerte en cada intento.―

Explicó con gran emoción antes de seguir caminando, las palabras de Alpha en cierta manera le desilusionaban, no conocía en profundidad la importancia de aquel cuartel pero a sus ojos era solamente una forma de salvar criminales. Suspiró con un aire pesado deteniendo su andar hasta quedar debajo de la sombra de un árbol, uno que ya conocía mucho ya que siempre el mismo gato subía a la misma rama y ella lo había rescatado casi toda la semana desde que llegó a cambio de algunas monedas. Miró a su alrededor antes de tomar una manzana del árbol y morderla, sin ningún reparo, nadie le decía nada de agarrar una fruta de un árbol sin dueño y menos con su aspecto inusual a lo largo de los días la reacción mayoritaria era escapar antes de que sus ojos cayesen sobre ellos.

―¿Marina? Esos tipos nunca me han cerrado, dicen velar por la seguridad pero solo encarcelan a los criminales, luego se escapan o los sueltan por una cantidad de Berries. Lo ideal sería eliminar de raíz el problema, un castigo ejemplar que ayude a dar una advertencia, cualquier crimen penado por el filo de una espada. Con gusto me convertiría en la guillotina que corte desde su origen cada acto malvado, pero esos uniformes que usan son tan cursis. Prefiero vestir como se me de la gana en lugar de tener que ir con otro y encima disfrazada de soldadito, eso lo dejo para las criaturas peludas y con orejitas.―

Espetó con sinceridad, no se mordía la lengua a la hora de hablar de cosas que no le gustaban, los rangos y la acción marcial que llevaban a cabo esos tipos jamás le había gustado. Lo veía como un negocio, un organismo que se mantenía en pie gracias a la demonización de otros y a querer ser los grandes héroes en lugar de velar verdaderamente por la seguridad de una comunidad, ese lugar era el ejemplo perfecto, los ciudadanos les pagaban por mantener encerrados a los criminales pero cuanto más criminales hubieran encerrados más les cobrarían. O al menos eso era lo que captaba su cerebro a la hora de intentar entender a una organización a la cual nunca había pertenecido, que algunas veces se había topado y no le habían agradado por tratar bien a un charlatán arrogante.

―¿De verdad? ¿Un lugar que solo se pelea de noche? ¡Quiero ir! ¡¿Dónde está?! Será un buen lugar para utilizar mi espada, espero que no se asusten si parto a la mitad a algunos tipos simplemente por intentar subestimar a una chica. Juro que mataré a más tipos de los que puedas contar, pero es plena mañana... ¿Qué haremos en tantas horas que nos quedan? Si quieres podemos ir a entrenar o golpear cosas en esas cosas humanas que llaman gimnasios. Ahora me caes mucho mejor enano, realmente me entiendes cuando quieres hacerlo...―

Y como era de esperar Sowon era toda ansiedad, saltaba de lado a lado mientras movía sus manos aplaudiendo como foca, le encantaba tener algo nuevo de lo que preocuparse. No era complicado darse cuenta de lo crédula que resultaba, aunque le hubiesen aclarado que solo era un rumor para ella era un lugar real escondido y si necesitaban perder todo el día para encontrar el lugar sin dudas ella daría ambos brazos. Sin embargo era un arma de doble filo, tenerla tan contenta solo significaba una gran furia si el lugar resultaba no ser cierto y a lo mejor no era recomendable enfadar a una mujer de cuatro metros con un espadón gigante. La suerte determinaría si el que perdía la cabeza era uno de esos misteriosos peleadores o de lo contrario algún inocente se terminaría llevando todo el peso de la furia desatada de aquella a quien apodaban la Luna Sangrienta. A veces el origen de ese apodo resultaba algo extraño, muchos de sus trabajos se habían dado durante la noche, su espada había decapitado a miles de personas durante el auge de la luna en la noche. La oscuridad muchas veces atraía bestias, demonios y un demonio siempre presente durante la noche era aquel con ojos de gato, que solo buscaba la emoción de la sangre bañando su espada. Había un fuerte contraste entre como era la chica y lo que ocurría cuando el momento de la acción llegaba, pocos imaginarían que una chica tan tierna e inocente a veces infantil en sus acciones podía convertirse en una verdadera máquina de matar.
#9
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Sus conceptos eran fascinantes. De hecho, no paraste de escucharla y prestar atención. Claramente era una guerrera a toda regla. Pero quizás ella no te haya entendido del todo. Si podías simpatizar con ella sobre si concepto. Pero al final de cuenta, para ti los guerreros no dejan de ser soldados que luchan por honor y gloria. Criaturas de las más curiosas para ti, pero con algunas cosillas en común. Tú por tú parte, simplemente no te sentías un guerrero, porque tu luchas por otras cosas. Tú deseas coleccionar trofeos de las personas que derrotas. Ese es el motivo por el cual te diferencias a tan honorable oficio.

Al menos, eso es lo que tú sientes dentro de ti.

- A mí tampoco me preocupa mucho la marina. – Dijiste. – Bueno, depende. Los altos cargos suelen ser más interesante que los cadetes. – O al menos eso esperabas, aun no has tenido la oportunidad de enfrentarte a uno. Cuando ella mostro interés en el lugar donde se realizan peleas, te diste cuenta que ella era algo parecido a ti. Si muy bien eran razones casi similares, tenían sus diferencias. Aun así, tenían algo en común. Tu claramente eras consiente que era un rumor, pero aun así no perdías nada con intentarlo ver si el lugar era real o no.

-A la orillas del pueblo, en un club clandestino en su sótano. Dicen que es uno grande y que lo han construido para que la gente vaya a apostar su dinero. Puede que el rumor sea real, como no. Pero no se pierde nada con intentarlo.

Claramente no se perdía nada. Por otro lado, miraste a Sowon y aún estaba en estados poco aceptables para pelear. – Lo primero sería que tú salieras de tu estado de ebriedad.  Lo segundo podría ser, esperar… y lo tercero simplemente practicar entre nosotros. No me gustan esos lugares donde las personas van a entrenar.

Dentro de todo, querías ver si realmente Sowon ofrecía algo más allá de palabras. Así que pusiste esas alternativas en la mesa. Esperabas su ración y ver que decisiones que tomaría.
#10


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