¿Sabías que…?
... existe una tribu Lunarian en una isla del East Blue.
[Pasado] Lo que trajo la marea [Priv.Asradi]
Yoshi
Yoshi
 30 de Otoño 723

Otoño, el muy agradable Otoño, dónde las hojas de ponen marrón y caen, llueve mucho y hace un clima bastante fresco (y para algunos hasta frío como en el caso de Yoshiro) gracias a que el invierno se acerca lentamente. Y hablando del invierno, este clima termina siendo un problema para muchos, poco alimento y mucha demanda de carbón para mantener esa chimenea a tope de combustible.

La cosa era que le hacía falta pescado en su congelador, sus clientes habituales le obligaron a venderles sus reservas y si quería continuar teniendo una buena dieta debía llenar de nuevo su congelador, tomó la vieja caña de pesca de su padre, un gran balde de metal y salió de casa a pescar en el muelle detrás de su hogar, tenía la ventaja de vivir muy cerca del mar sinceramente.

Y ante la costumbre, simplemente tomó asiento en su lugar favorito y de un movimiento de atrás y hacia adelante dejó que el sedal saliera volando con el cebo hasta hundirse en el mar en la espera que algo pícara.

Yoshiro era un joven que quería ser un gran hombre y un gran hombre debía hacer muchas tareas solo, desde ir de caza al bosque, pescar en el mar, cortar madera, en fin, ser fuerte en todo el sentido de la palabra y por eso había entrenado su cuerpo por años. El joven Hafugyo había logrado buenos resultados, aunque aún no llegaba a tener el físico que alguna vez tuvo su padre, estaba orgulloso por los resultados que ya poseía. Llevaba consigo un suéter cuello de tortuga azul marino para mantener alejado el frío, su bufanda roja con rayas negras de siempre que ocultaba sus branquias y para mantener su apariencia de leñador llevaba pantalón de jean y unas botas largas de color negro.

El día parecía ir bastante bien, la gente hacia sus cosas, el sol brillaba en lo alto, el oleaje estaba tranquilo y aun no nevaba, era solo cuestión de tiempo para que algo picara su anzuelo, algo o... ¿Alguien?
#1
Asradi
Völva
Los mares fríos siempre le habían agradado. En realidad, esa temperatura era ideal para ella. Proveniente de los océanos norteños, Asradi estaba acostumbrada a las gélidas aguas, más que a las tropicales. Llevaba tres o cuatro días nadando, alimentándose frugalmente de algunos pececillos, durante su ruta, y siguiendo a un banco de atunes. Era la época migratoria de dichos peces hacia el sur, así que era un buen momento para una suculenta cacería.

Le chiflaba el atún. Tenía un sabor exquisito y las partes más grasas eran una verdadera delicia. Además, gracias a la migración muchos de ellos se encontraban extenuados para cuando llegaban a sus zonas de desove. Se movía ágilmente no solo gracias a que conocía las corrientes marinas, aprovechándose de ellas, sino a la fuerza motora de su cola y a sus músculos acostumbrados y hechos para viajar largas distancias a una velocidad formidable.

La cacería duró varias horas más hasta que el oleaje se hizo mucho más tranquilo, señal de que había llegado a una zona costera. Ese sería un buen momento, y un buen territorio, para dar el primer mordisco. Literalmente. Asradi consiguió separar a uno de los enormes atunes de aleta amarilla del resto del cardúmen y pronto comenzaron a ir ascendiendo hacia el borde de la superficie hasta el punto que la aleta dorsal que tenía en la parte baja de su espalda, asomó peligrosamente por sobre el límite marino de manera inquietante. Azuzando al pobre animal más hacia la costa. Al fin y al cabo, ella no tendría problema en quedarse “encallada” en la orilla, porque podía respirar fuera del agua sin ningún tipo de problema. Pero no el atún.

Otro asunto era que, en modo predatorio, la presencia de la sirena tiburón también espantaba al resto de peces que, en ese instante, se encontrasen en los alrededores. En un movimiento desesperado, y estúpido, el atún se llevó a la boca aquel suculento cebo que algún pescador habia puesto en el anzuelo, seguramente esperando una buena captura. Lo que Asradi aprovechó, acelerando peligrosamente. El atún comenzó a coletear, tironeando del anzuelo y, por ende, del sedal. Hasta el momento en el que, de repente, se hizo el silencio y la quietud. Y un enorme charco de sangre comenzó a manchar la superficie marina de esa zona.

Unos poderosos dientes se habían clavado en la tierna carne del vientre, arrancando y desgajando un buen trozo, haciendo que el atún muerto comenzase a flotar junto con una sombra que nadó un par de veces a su alrededor, hasta que su cabeza asomó por sobre el agua. No tenía miedo en ese momento si la veían. Los humanos eran torpes en el medio acuático y ella estaba en su elemento, así que podría volver a huír con agilidad si algo se torciese. Pero el hambre, luego de varios días, la había empujado hacia allí.

Miró un momento a su alrededor, pasándose una mano por el ensangrentado mentón mientras tragaba el delicioso trozo de carne de atún. Y sus ojos se encontraron, literalmente, con los de otra persona.

Presumiblemente, al que le había robado la captura del día.
#2
Yoshi
Yoshi
Yoshiro se encontraba tranquilamente sentado con su caña de pescar en la mano en espera de que algo pícara el anzuelo, en este arte llamado "pesca" tener paciencia era una virtud que el muchacho ya había adquirido tras los años y por eso su mirada tranquila se mantenía en el oleaje del mar hasta que notó un cambio entre las olas, parecía que algo grande se movía erratico a la lejanía .
¿Será una orca persiguiendo a una foca?-se preguntó el muchacho recordando que una vez presenció algo así, la foca nadó con todas sus fuerzas hasta la orilla con la esperanza de escapar del predador pero no contaba con la astucia de la orca que logró atraparla gracias a su agotamiento.

Cómo sea, Yoshiro se puso de pie para intentar mirar mejor, notó aquella aleta salir del agua, por su forma parecía ser de un tiburón-¿Un tiburón a esta profundidad? Me sorprende-por el clima, era extraño ver a tiburones cerca de las costas pero este debía ser un caso especial ?que perseguía? Era una sombra grande-¡Hunm!-la repentina mordedura en su anzuelo lo sorprendió, sujetó con fuerza su caña y la manecilla del carrete para que el pez dejara de jalar el sedal.

Alto ahí...-murmuró mientras jalaba y detenía el avance del pez. De pronto la tensión en su caña se relajó y algo de sangre apareció en el agua, el depredador aprovechó la ayuda de Yoshiro para acabar con el animal que había atrapado. Rápidamente empezó a recoger el sedal para ver qué tanto de pez había quedado. 

El cadáver salió del agua, era un atún bastante grande y tenía un mordisco no muy grande en su estómago, aún tenía pequeños espasmos involuntarios, su muerte fue curiosamente rápida. Yoshiro miró el agua con sangre y notó como aparecía una chica con sangre en su boca, por el movimiento en su garganta se había tragado algo y estaba bastante obvio el qué.

Tú...-dejó caer a un lado la caña y el pez para colocar sus rodillas y manos en la tabla del muelle para acerca su rostro a la chica emocionado. Su padre una vez le dijo que si su madre volvía sería en esa zona de pesca, claro, esta chica frente no era ella por obvias razones (su edad aparentemente joven y su cabellera negra que debería ser roja) pero era lo más parecido a ella que había conocido nunca.

Tú eres una sirena ¡Por fin conozco una!-el rostro del muchacho reflejaba completo asombro y admiración, la chica frente a él era increíblemente hermosa y estaba claro que debía de pertenecer a una rama de tiburones ¡Justo lo que él siempre quiso encontrar! Nunca había estado con un Gyojin antes y al fin tenía la oportunidad de oro-Dejame invitarte a comer por favor. El pescado frito es mucho mejor que crudo-bueno, en realidad era cuestión de gusto pero un atún como ese tenía bastante carne como para ese un festín, claro Yoshiro no era un cocinero experto pero todo el mundo es capaz de freir algo ¿No?
#3
Asradi
Völva
La mirada de la pelinegra se topó con la de aquel chico. El que parecía que estaba pescando y le había jodido la captura del día. O él le había ayudado a ella, indirectamente, al atrapar por suerte al atún en el anzuelo. Tras retirarse, mayoritariamente, los restos de sangre de sus labios y su mentón, Asradi frunció apenas el ceño al ver al ya muerto animal. Un mordisco, por supuesto, no llenaría su estómago, ni mucho menos.

Estaba dispuesta a pelear por el animal, si fuese necesario. Asradi no era belicosa de por sí, pero comida era comida. Frunció apenas el ceño cuando el muchacho pelirrojo dejó la caña y se aproximó más al muelle. Ahí pudo contemplarle mejor, y lo hizo, analizando sobre todo sus gestos y sus reacciones. Parecía emocionado por algo. Bajo la superficie del agua, la cola de Asradi se movía suave y sinuosamente, manteniéndola a flote sin ningún tipo de esfuerzo.

Tsk... — La expresión en el rostro de ella era de cautela, a pesar de la admiración que parecía verse en el muchacho pelirrojo. No pretendía que la viesen. Solo quería cazar y comer tranquila.

Ahora bien, que la invitasen a pescado frito, así de la nada, le hizo enarcar una ceja. Ya había conocido gente amable en sus viajes, pero aún así era desconfiada.

Esa es tu opinión. — Dijo, al respecto de que sabía mejor el pescado cocinado que crudo. En realidad, a ella le gustaba de ambas formas. Aunque el cazarlo por una misma siempre despertaba sus instintos más primarios. — ¿Por qué me invitarías a comer? Te acabo de quitar la captura.

Porque era muy capaz de robarle el atún si era necesario. Después de varias horas y días de cacería, siguiendo al cardumen de atunes, estaba agotada como para emprender otra en las horas posteriores.
#4
Yoshi
Yoshi
La mirada fija de la sirena en el atún dejaba claro que quería reclamar lo que era suyo pero Yoshiro no le había prestado mucha atención a ese hecho, distraído por la belleza de la chica y el descubrimiento que representa, no tardó nada en emocionarse y empezar a crear situaciones en su cabeza en dónde la chica le contaba ser de su familia (o al menos amiga de su madre) y le guiaba hasta ella para por fin conocerla.

Pero claro, para que esa fantasía se cumpliera primero debería "pescar" a la chica, lanzó el anzuelo "un poco de pescado frito" y espero a que lo tomara... No hubo suerte, la sirena era desconfiada y además confiada de que aquel atún era suyo. Ni modo, tocó cambiar de anzuelo.

Bueno, la verdad es que papá falleció hace unos años ya... la casa se siente vacía sin él y aunque he logrado seguir adelante seria lindo comer con alguien al menos una vez. Suena tonto pero a mis ojos eres lo más cercano a un pariente que haya conocido-el muchacho se colocó de pie y miró el atún, ahora era el momento en el que se preguntaba ¿Desde que distancia venían? 

Aunque bueno, no quiero molestarte. Te regresaré el atún si así gustas-mencionó mientras se acercaba al pez para cargarlo-Pero si te apetece algo como arroz o ropa caliente avísame. Quizás no seamos parientes como me gustaría pero no estaría mal tener una amiga-el chico se agachó al frente de la chica para ofrecerle el atún, era suyo al fin y al cabo pero no podía evitar añorar aprender mas de ella.
#5
Asradi
Völva
Lo de atraerla con la promesa de un buen pescadito frito no parecía haber colado para la sirena. Era verdad que estaba hambrienta. Y que aquel único bocado sanguinolento al atún no le había saciado lo suficiente. Asradi torció ligeramente los labios en una mueca adorable pero también con un deje de desconfianza. No podía permitirse confiar en todo el que se cruzase por delante. No sabía si eran buenas personas o no, pero tampoco era justo señalarles a todos con el dedo. El mundo estaba podrido, sí. Pero no creía que todo. O, al menos, no quería creer que todo.

Miró una vez más al chico, sobre todo cuando éste comenzó con el relato sentimental. ¿Se la estaba intentando colar para ablandarla? Asradi entornó los ojos azules, vastos como el océano al que pertenecía.

¿Pariente? — Le miró de arriba a abajo. Por supuesto debido a la bufanda que el pelirrojo portaba, no era capaz de verle las branquias. Y aún así... — ¿Eres un mestizo?

No lo preguntaba con desdén, ni tampoco había ese tono, pero sí un deje de curiosidad que hizo que, de alguna manera, se aproximase más hacia el muelle donde el muchacho se encontraba.

Escuchar su historia, fuese verdad o mentira, hizo que Asradi emitiese un suave suspiro, casi a modo de rendición, por ahora. Miró de reojo el atún que el chico, ahora, le ofrecía, y luego de nuevo a él.

Está bien, te aceptaré la invitación a comer. Pero tendrás que ser discreto. — No le apetecía meterse en medio de un pueblo y que todos supiesen que era una sirena. Nunca se sabía quién podía estar mirando o escuchando.

Acto seguido, se impulsó ligeramente con la cola y, ayudada también al apoyarse con sus manos en el borde del muelle, se subió a dicho lugar, quedando sentada precisamente en el borde. En ese lugar, el mismo Yoshiro ya podía verle la cola más abiertamente. Una hermosa cola de tiburón, de colores plateados y grisáceos con algunas vetas negras en los bordes de las aletas.
#6
Yoshi
Yoshi
Yoshiro se había puesto un tanto sentimental y acabó llamando pariente a la desconocida, esto la confundió la llevó a preguntar si el chico era un mestizo, siendo sinceros al decirlo así se oía un poco feo pero era exactamente eso y por ello Yoshiro afirmó con la cabeza con determinación.

Así es, mira-bajo el cuello del suéter para deja a la vista sus branquias y también mantuvo su sonrisa para dejar en claro que sus dientes eran la de un tiburón, cierras afiladas perfectas para arrancar la carne tal cual hizo la sirena con el atún.

La sirena se acercó un poco para poder ver y escuchar mejor a Yoshiro que intentaba explicar su deseo de compañía, al final el chico optó por un enfoque más comprensivo y darle su espacio. La sirena acabó soltando un suspiro para a continuación aceptar la propuesta de comida del chico, el cuál, se llenó de entusiasmo por aquellas palabras, literalmente estaba que saltaba sin parar de la emoción.

Prepararé lo que gustes... siempre y cuando sepa hacerlo...-nuevamente los dotes básicos de cocina de Yoshiro lo limitaban a comer algo "repetido"

La sirena se propulsó y subió al muelle frente a Yoshiro, ahora su aleta estaba al descubierto, era bastante larga y sus aletas eran grandes, sus escamas grises reflejaban la luz del sol y por cómo poseía alerones se le hacía fácil saber al chico que era la cola de un tiburón.

Yoshiro miraba maravillada la cola de la sirena, se preguntaba si su madre poseía una así. Un momento ¿Ver por mucho tiempo su aleta sería como ver por mucho rato las piernas de una chica en bikini? Vaya... Tal vez debería dejar de verlas para evitar malentendidos.

Espera un segundo-pidió de favor mientras tomaba su pesca y caminaba hasta su puerta para dejar dentro la caña y el atún, este último en una hielera donde ya Yoshiro había planeado colocar los peces atrapados. Después de eso regresó hasta la chica-Te cargaré, si me das permiso, claro-mencionó mientras se agachaba para buscar una forma de sujetarla y llevarsela en brazos, no eea uka tarea dificil si la chica no se hacía la difícil.
Tras lograr entrar a casa y cerrar la puerta corrediza con unpie, Yoshiro buscó dejar recostada a la chica en su mueble, dónde tres humanos podían sentarse cómodamente, la sirena ahora podía estar arrecostada con su cola estirada-¿Ahí estás bien? ¿Saco la ballera?-¿Cómo le hizo su padre para estar con su madre teniendo esa cola?
#7
Asradi
Völva
Oh, entonces sí era un mestizo. Asradi contempló las branquias que, ahora, el pelirrojo le enseñaba y que había medio ocultado tras aquella bufanda. Era un buen método para esconderlas de ojos aviesos, a decir verdad. De todas maneras, la pelinegra sonrió de manera muy breve. No tenía nada en contra de los mestizos, ni mucho menos. Aunque sí era consciente de que, en otra castas sociales, sí hubiese marginación al respecto.

Ah, así que de tiburón también. — La sonrisa de la chica se ensanchó también. Y sus dientes, ahora perfectamente alineados, se afilaron en consecuencia mostrando una mandíbula del mismo estilo. Luego de eso, se rió levemente.

El chico al menos era gracioso. Se desperezó, aunque continuaba hambrienta. ¿Cómo un cuerpo tan menudo como el de ella era capaz de comer tanto? Misterios del océano. Agitó suavemente la cola, que colgaba levemente por el borde del muelle, rozando el agua y haciendo un sutil sonido de chapoteo.

No te preocupes, si preparas algo con ese atún, me doy por satisfecha. — No era tampoco una quejica con la comida. Menos cuando estaba realmente hambrienta.

Esperó pacientemente mientras el chico llevaba la caña y otros útiles hacia la puerta de su casa, así como el mismo atún. Asradi, mientras, contemplaba a su alrededor, siempre en guardia por si necesitaba saltar de nuevo al océano debido a alguna visita inesperada o desagradable. Por suerte, eso de momento no sucedió.

Cuando el chico preguntó si necesitaba ayuda o, más bien, pidiendo permiso para cargarla, a la sirena casi ni le dió tiempo a contestar cuando ya se vió en brazos del mestizo. Esbozó un suspiro, pero no dijo nada y simplemente se dejó hacer. Si se le ocurría intentar algo raro, le arrancaba medio hombro de un mordisco. Sin acritud. Fuese como fuese, terminó acomodada en uno de los muebles de la casa del chico.

Asradi miró un momento el interior de la casa, y luego al chico.

Sí, aquí estoy cómoda. — Era gracioso verla sobre el sofá, ocupando todo el espacio ya tan solo con la cola de tiburón acomodada. — Me llamo Asradi, ¿y tú? — Preguntó. Siempre era más fácil hablarle a uno por el nombre.
#8
Yoshi
Yoshi
Yoshiro reveló sus branquias y mostró sus dientes para demostrar que era mitad tiburón, comicamente la sirena también mostró su dentadura que se parecía mucho a la del chico, ambos rieron un poco por esta situación de descubrimiento mutuo y Yoshiro sintió calor en su pecho, pues esta curiosa escena reforzaba su deseo de por fin encontrar un pariente.

Ahora que la sirena estaba de acuerdo con probar la comida del chico (siempre y cuando usara el atún) solo tocaba ir dentro de casa. Yoshiro se ofreció en llevarla dado que desplazarse con esa cola no se veía del todo sencillo en tierra al menos, así que la cargó en brazos escuchando un suspiro de resignación que le advertía de que no era un acto que le gustara a la sirena pero se lo permitía por qué no había otra opción aparente.

Con cuidado el chico la llevó hasta el interior de su hogar y la dejó en el asiento más cómodo del mismo, la sirena afirmó que estaba cómoda y pasó a presentarse-Vaya, nunca había escuchado un nombre así. Soy Yoshiro-el muchacho también dijo su nombre en respuesta y se dirigió a su nevera para servir un vaso de leche, creía que era mucho mejor ofrecer algo con sabor que pues, simple agua-Aquí tienes. Trataré de no tardar mucho cocinando-el chico ahora se retiró a la cosa para empezar a elaborar la comida.

Tomó una olla, una taza y sacó arroz de un barril, con la taza midió la cantidad de arroz y luego la cantidad de agua. La olla encima de la estufa empezaría a cocinar el arroz mientras Yoshiro preparaba el atún. La chica había afirmado que profería el pescado crudo así que decidió solo cortarlo en cuadritos y echarle un poco de sal y orégano. 

El arroz seguía en lo suyo pero para aumentar la velocidad de cocción le puso una tapa a la olla y reguló el fuego. Ahora tomó huevo, aceite, cilantro y vinagre para colocarlos en un plato ondo y mezclarlos hasta hacer algo de mayonesa. 

Oye Asradi ¿Podrías contarme un poco sobre ti? Quisiera saber sobre el mundo marino el cuál debés haber vivido-no quería aburrir a su visita así que intentó invitarla a hablar sobre ella para matar el tiempo.

Cuando el arroz estuviera listo esperaría a que se enfriara un poco antes de colocarlo en el papel de alga, echar el atún por encima y enrollarlo. Así es, tras cortarlo en secciones y colocar un poco de mayonesa a un lado del plato los sushi caseros estaban listos, simples pero al menos su cantidad sería bastante elevada por lo que podrían comer y hablar por un buen rato.

Aquí tienes. No usé todo el atún así que aún podría crear algo más con más tiempo. Pero creo que estás son buena botanas-le ofreció el plato a la chica mientras mantenía otro para él, Yoshiro no sabía si Asradi sabía usar cubiertos y para no preguntar no le importaba comer con las manos.
#9
Asradi
Völva
Desde su lugar, cómodamente sentada, Asradi podía contemplar el ir y venir de Yoshiro a medida que iba preparando los utensilios y los primeros ingredientes. También curiosear, desde su lugar, el interior de la casa donde se encontraba. O, más bien, la zona en donde estaba acomodada. El chico parecía entusiasmado por haberse encontrado con una sirena. Pero no era el entusiasmo típico de un hombre que, por un motivo u otro, quizás más mundano, quisiese encontrarse con una. No, era el entusiasmo sincero y familiar de alguien que encontraba a uno de su especie, aunque fuese un mestizo.

El aroma del arroz pronto comenzó a invadir, deliciosamente, el lugar. Aunque Asradi miró el vaso de leche, le dió una probadita y luego lo dejó en la mesa aledaña que estaba próxima al sofá. No es que le disgustase, pero no quería mezclar ese sabor con lo que el pelirrojo estuviese cocinando.

¿Qué quieres saber exactamente? — Preguntó ella con respecto a lo que Yoshi quería saber. No le gustaba mucho hablar de sí misma, básicamente porque tenía demasiadas cosas que ocultar. Aunque con el pelirrojo pudiese mostrar una parte.

El no sentirse perseguida por pertenecer a los habitantes del mar.

Continuó siguiendo al chico con la mirada, ahora contemplando como envolvía el arroz y los taquitos del atún en alga seca. ¡Sushi! Amaba el sushi en todas sus formas y maneras. Así que no tardó en sonreír de forma más amistosa incluso.

Vengo de los mares del norte. Hay varias colonias de sirenas y gyojins por ahí, aunque he pasado también una buena temporada en Isla Gyojin. — El corazón central de su civilización, por decirlo de alguna manera.

Luego miró al chico con más interés.

¿Y qué hay de ti? ¿Eres mestizo por parte de padre o de madre? — Preguntó con sana curiosidad. El océano era grande, vasto. No creía que conociese a los familiares del chico.

Él no le sonaba de nada, al menos.

Cuando Yoshiro le entregó el plato con varios sushis, sonrió de manera suave.

Gracias, tienen muy buena pinta. — Y era verdad. Se notaba especialmente que eran caseros y recién hechos. Tomó uno con los dedos, de manera delicada. No se necesitaban cubiertos para el sushi, al fin y al cabo. Tras mirarlo un poco, se lo llevó a la boca, y pronto su expresión fue de absoluto deleite. — ¡Están muy buenos! — Sonrió, tras haber pasado el bocado.
#10


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