Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
[C-Pasado] Lo que nos trae a este lugar [Priv. Hunter D. Alpha]
Sowon
Luna Sangrienta
Se recostó en el tronco escuchando al enano hablar, comía su fruta sin mucha preocupación al escuchar sobre los marineros, nunca le habían causado problemas y mientras no le molestasen todo seguiría igual. Era la ley de la vida, vivir y dejar vivir, si no había necesidad de ir en contra de unos raritos ¿Por qué debería hacerlo? No negaría que aquellos rangos altos, que el pequeño describía como poderosos le daban algo de curiosidad, pero en todos los rincones había gente fuerte. Había sido testigo de algunas cosas, personas que superaban sus límites y grandes guerreros siendo vencidos por pulgas a quien nadie le apostaba ni un centavo.

—Hay gente fuerte en todos los sitios, no me molestaría en unos raros que buscan más la fama que un buen combate. Tú y yo sabemos que su mundo no es el nuestro, vivimos por algo más que hacer justicia, luchamos para sentirnos vivos y queremos morir luchando. Una muerte tranquila sería un insulto para nosotros, ellos en cambio temen morir al pelear, un miedo que les frena.—

Comentó, seguía borracha pero sus palabras iban con mucha seriedad, no le molestaba morir si lo hacía luchando. Su fiereza era equiparable a su altura y su emoción parecía desbordar en cada músculo y cabello de su cuerpo. Por muy alborotado que estuviese su cabello, tenía las ideas claras, parecía al menos tener un plan de vida. A lo mejor era una vida corta, pero extender su longevidad a más de un siglo le resultaba aburrido y por lo general molesto. Odiaba imaginar que llegaría a vieja, que ya no podría levantar su espada ni ver a los ojos a un gran oponente, deseaba morir en el apogeo de sus fuerzas.

—Un club secreto, suena a algo donde podríamos hacernos de oro, aunque me desilusiona un poco que le estés restando posibilidad. ¡Debe existir! Solo que tiene que estar escondido para no alertar a los soldados. A lo mejor cambian su ubicación con frecuencia, ya he visto como se mueven algunos, no están muchas noches en el mismo lugar.—

En su vida como mercenaria le habían contratado del bajo mundo para representar a ciertos adinerados, conocía del circuito de luchas clandestinas, donde lo mejor era no esperar clemencia del rival. Cada noche se jugaban la vida, si bien era un sitio rudo y carente de amistad, Sowon solía divertirse al poder sacar todas sus frustraciones en aquellos antros. Sin embargo, nunca estaban en un sitio fijo, solían huir tras las rondas y dejar sitios desolados que rentaban como tapaderas. No sería sencillo encontrar el lugar si nadie se interesaba en contratarlos, un patrocinador era casi obligatorio en esas circunstancias.

—Vale, vale. Esperaré, pero el alcohol se escurre mejor de la piel con ejercicio, el sudor es la mejor forma y si quieres entrenar podemos ir a un sitio alejado. Una playa e intentar nuestros mejores golpes en el mar. Es la mejor forma de entrenar, poca ropa, un sol fuerte y el agua bajo nuestros pies. ¡Tu guias la marcha! Usar mi espada para un simple entrenamiento no me parece adecuado, puede que seas chiquito y te muevas rápido, pero creeme que un golpe de esta cosa duele.—

Comentó sin rodeos, imaginaba que entrenar con el pequeñajo podría ser similar a aplastar un mosquito. Se llevaría golpes, podría caer varias veces, pero apenas lograse conectar un golpe sería capaz de revolverle el cerebro. Por tanto, dudaba si usar su arma o un trozo de madera, menos peligroso que hacerle una herida profunda a su compañero. Después de todo, seguía manteniendo su promesa con Puffito y llevar a un compañero incapacitado a un torneo clandestino parecía una sentencia de muerte.

—Por cierto, chiquito, si vamos a pelear en equipo necesitaremos coordinarnos. Saber que cosas entrenar y a lo mejor si en esta ocasión nos va bien mejorar para la próxima vez. Sé que puedo ser lenta o tosca, mi estilo no está refinado, pero puedes contar con mi fuerza y mi resistencia. ¿En qué dirías que fallas? Un guerrero siempre tiene flaquezas y aquel que las reconoce vive para matar a la noche siguiente.—

No era para nada alguien que se ocultase, reconocía sus carencias y entrenaba muy duro para mejorar, siempre que pudiese sacar una ventaja a cambio. Podía ser bruta y algo enojona, pero cuando se superaba una barrera inicial, su actitud se volvía mucho más agradable. Incluso ahora, sin haber llamado al enano por su nombre ni una sola vez, su voz sonaba menos rasposa y con más amabilidad que al principio. Era eso o que el alcohol le había ayudado a refrescar su garganta, un poco de ambas quizás, los arbolitos bailarines a su alrededor cada tanto le despertaba una risa de borrachera.
#11
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Al menos no te estaba llevando la contraria con lo que ofrecías, joven pirata. El hecho que ella quiera escuchar tus sugerencias era algo que simplemente agradecías. No se tratara de que ella fuera como capas o simplemente fuera ineficiente. Se trata de tener la cabeza lo suficientemente cuerda para darse cuenta de cuando hacer las cosas y cuando no. Eso es algo que te diferencia a ti, tu capacidad de esperar pacientemente tu momento.

Pero ella, tenía pinta de que no le gustaba pensar mucho y actuar más.

- Algún día encontrare quien de fin a mi vida. – Dijiste con una sonrisa en el rostro. – Ese será el mejor día de todos. Ya que sueño con mostrar al mundo como debería ser la muerte. – La muerte, en tu mente. Debería ser una dándolo todo en combate. No eres alguien que permitirá que la debilidad alcance tu cuerpo, mente o esparto sin importar que. Por eso, buscas un igual que pueda darte lo que tanto buscas.

Esperas… algún día encontrarlo.

- Vale… Sígueme. – La verdad que entrenar no te sonaba nada mal. Te hacía falta algo de ejercicio físico. Un poco de aire libre no te caería nada mal. Ella te hace una pregunta realmente curiosa para ti. ¿Tienes algo en lo que realmente falles? Realmente no te sientes de esa manera. Sientes que has trabajo lo suficiente para convertirte en un lo más completo posible, tanto ofensiva como defensivamente. Pero bueno, era tu manera de ver las cosas. Ya era cuestión de que alguien ojeara y sacaran conclusiones propias.

Porque tú tienes mucha estima a tu trabajo.

- Ya me dirás si fallo o no en algo. – Respondiste con tranquilidad, mientras llegaban a la playa. Dejaste tu mochila en las horillas junto a tu poncho y zapatos. Estabas con el pecho descubierto. Haciendo notar que claramente no tenías prácticamente un cuerpo normal. Estabas tonificado marcado para lo delgado que eras. Te estirabas un poco y dabas unos cuantos saltos. Hiciste sonar tu cuello y te dirigiste al centro de la playa. Metiste las manos en tus bolsillos. Tomaste a Sange y a Yasha. Comenzaste a lanzar rápidos golpes al aire. Estabas calentado, muy enfocado en ello. Mientras esperabas que ella se preparara para practicar.

-No tengo idea de cómo serán las peleas. Pero si entramos como dúo sería interesante también.- Dijiste dando un último golpe al aire- ¿Lista? – Dijiste tomando guardia, esperando que ella viniera a por ti.

Le estabas concediendo el primer golpe.
#12
Sowon
Luna Sangrienta
Escuchaba las palabras del enano, al parecer parte de esa cabeza pensaba como ella, morir en batalla sintiendo la sangre y el fervor de la batalla era la fantasía de cualquier guerrero que osara llamarse a sí mismo un verdadero combatiente. Mientras el alcohol se diluía de su cuerpo, pudo notar que aquel sujeto parecía alguien divertido para tener cerca, al menos alguien con quien intercambiar unos golpes cuanto menos. Le seguía por pura curiosidad, para ver que saldría de un choque tan interesante al menos desde el punto de vista de alguien desconocido, las palabras sobre mostrar al mundo la muerte le hicieron reír. No había una manera de morir, esas palabras caían en un saco roto cuando ella había matado tanto y sabía que al final del camino había la nada misma, daba igual si involucraba un golpe o un corte el final del camino era igual para todos. Lo que ella sentía era que jamás podría disfrutarse del sabor de la muerte ajena, este moriría sin caer en el verdadero terror del combate, sin sentir en su propio ser la alegría de estar siendo empalado por un arma.

―No veo sentido a buscar mostrar al mundo una forma de morir, la muerte es lo mismo para todas las criaturas, se quedan tiesos y mueren la oscuridad les invade y todo lo que una vez fueron pasa a ser un cascarón sin valor. No vale la pena esforzarse en una forma de matar, mientras se logre el cometido, una espada afilada es suficiente para exterminar a un enemigo. Lo único que me interesa es que ambos disfrutemos de cada golpe hasta que nuestros cuerpos no puedan moverse en lo absoluto.―

Bufó algo aburrida al llegar a la playa, se quitó el Kimono simplemente para no tener que lavarlo más tarde, dejando al descubierto su despampanante cuerpo delgado. Tonificado en los brazos, con los músculos marcados, un cuerpo envidiable para cualquier humano ya que además de su altura se mostraba como un monstruo que había poseído un cuerpo por el simple deseo de desatar una carnicería en medio del mundo que le rodeaba. Observó a la hormiga, parecía orgullosa de su cuerpo y calentaba como si aquello no fuese nada de otro mundo, algo que en su percepción interpretó como un acto de provocación. Desenvainó con cuidado su espada, lanzando un corte al aire simplemente para sentir el sonido del acero al rozar el viento.

―¿Lista? Estaba esperando que terminases de moverte como una cucaracha bailarina, no entiendo la necesidad de darle tanta importancia a moverse como un bailarín. En lo que a mí respecta, solo necesito cortarte en pedazos para poder comer algo de carne.―

Una sonrisa salvaje invadió su rostro mientras corría levantando su espadón, pisó fuertemente delante de ella antes de detenerse y lanzar un fuerte corte descendente. Mantenía cierta distancia aprovechando la longitud del arma y buscando un ataque sorpresa de alguien que probablemente esperaba que buscase acercarse antes de lanzar un golpe, ella no necesitaba reducir distancias su arma era una gran parte de su cuerpo y cada vez que iniciaba el combate demostraba sentirlo como una extensión natural.

―Vamos, no me hagas esperar, golpéame. Haz que mi sangre hierva enano, ven y sangremos juntos en un baño sin final. ¡¿No es eso lo mejor de este maldito mundo?!―

Rugió con fuerzas mientras lanzaba un corte lateral buscando barrer el terreno delante de ella, sus ojos brillaban con gran cizaña mientras que su boca parecía exhalar el alcohol que había tomado en forma de un halo blanco casi inhumano. Eso ocurría cuando Sowon se enfocaba en un combate, cada vez que la emoción le golpeaba como un fuerte choque de adrenalina, no estaba enfadada simplemente se estaba dejando llevar por el aroma de una presa a la cual destrozar. Habiendo entrado en ese estado de emoción, no había mucho rastro de la mujer tierna o tonta, simplemente había una bestia en su lugar la cual solo buscaba la diversión en la masacre. Era como una demonio que rompía el cascarón cada vez que su espada le pedía sangre, incluso si la que fuese a sangrar era ella, incluso se había olvidado de que dijo no usar su arma real a lo mejor por sentir como una provocación que su oponente se tomara aquello con demasiada calma. Dado a que en su cultura, cada batalla así fuese para entrenar era un punto necesario para romper sus límites.
#13
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Lo que vez frente a ti, joven pirata, es una de las máximas representaciones de vivir por la lucha. La mujer que esta frente a ti, demuestra un potencial bastante monstruoso. Tu sonríes, aun mirándole con tranquilidad. Lo que ante tus ojos parecía ser alguien que simplemente era una niña llorona, ahora demuestra ser alguien muy parecido a ti, pero con conceptos diferentes. Ella vive la vida según el código de un guerrero fiero, dispuesto a morir en combate. Por tu parte, tu eres alguien que vive y mata por la caza, en búsqueda de alguien que le haga sufrir su momento final.

Ambos… buscan la gloria a su manera.

- Definitivamente me caes muy bien. Serias una gran esposa. – Esquivas el ataque dando un rápido movimiento hacia tu costado derecho. Siente el impacto chocar con la arena. Por un momento, te quedas mirando fijamente la espada de tu oponente para luego fijar la mirada en tu objetivo. – Comando tigre. -  Te lanzas hacia el ataque, con mucha más velocidad y fuerza que antes. Saltaste a la altura de su estómago, apretando la mano derecha con fuerza con Sange en ella. Arrojaste un único ataque a la boca de su estómago.  Luego caíste en la arena y rápidamente te hiciste a un lado. Probablemente ella tendría que respirar un poco luego del golpe que le acababas de dar. Pero tú sabes que hacer eso era una falta de respeto para una guerrera. Pero, finalmente llegas a la conclusión que este no era ese caso.

Esta persona, no era tu presa.

- He de decir que tienes mucha potencia en esos brazos. Pero te falta velocidad y medir bien el rango de tu ataque. Has fallado por mucho. Recuerda que los oponentes pequeños suelen ser más escurridizos y problemáticos. Lo más importante no es darle donde estén, sino predecir donde estarán y atacar. – Dijiste mientras dabas saltos. – Tú… te has mofado de mi estilo de pelea llamándolo un “baile”. Te has mofado del esfuerzo y sacrificio de alguien que ha tenido que sudar y sangran para siquiera poder salir al mundo. Ese alguien te ha hecho estar de rodillas y vomitar el licor que te tiene mal. – Le dices con cara muy seria. – Y no, no te estoy sermoneando, y lo sabes. – Dejas de saltar y tu mirada vuelva a estar fijamente en ella, mostrando una fiereza digna de un gran depredador. –  No me contendré, porque no deseo insultarte.

Te lanzas nuevamente hacia ella. Con la gran intención de lanzar una gran ráfaga de golpes en  su rostro. Si ella no se defendía, definitivamente su cara estaría a punto de rebotar en toda dirección. Bueno, somos consiente de que ella no es un hueso duro de roer. Ahora toca ver como reaccionara.
#14
Sowon
Luna Sangrienta
Su rostro se torció en una mueca de enfado, algo que sintió que hería su ego más que el golpe posterior, más que el retorcerse mientras se sostenía en su espada. Hubiera preferido no escuchar aquellas palabras, un ruido sordo invadía sus oídos mientras su mente se alejaba del lugar y sus dientes mordían tan fuerte sus labios que unas gotas de sangre caían sobre su arena. Su cuerpo temblaba, no de dolor, era una reacción contundente de enojo ante lo que había escuchado. Un golpe seco enterró la espada en la arena, apenas había escuchado los inútiles intentos por mancillar su orgullo, todo lo que veían sus ojos era un mar de sangre que deseaba hacer fluir. Su cabeza fue sacudida por algunos golpes, blandió su espada con un fuerte movimiento buscando sacarse de encima a su oponente. No le importaba si terminaba por cortarle algún brazo, después de todo había mencionado algo sobre su velocidad.

—Y una mierda... Vienes ante mí, pretendes camuflar esta humillación como entrenamiento. Como si debiera admirarte por ser más fuerte, me tratas como un simple objeto, como si pudieras ser digno... ¡¿Esposa?! No creo que sepas lo que acabas de decir, juro por mi estirpe, que voy a cortarte así sea sea lo último que haga. ¡Prepárate!—

Rugió mientras tomaba su postura nuevamente, sus ojos estaban inyectados en sangre, ciertamente esa pulga golpeaba fuerte pero si el problema era su velocidad debería planear una manera de cortarle las piernas de cuajo. Su actitud llegaba a desquiciarla, creerse con la autoridad de darle consejos y creerse lo suficientemente guapo como para tratarle de inferior. Un humano jamás podría comprender su propia limitación, a lo mejor ese chico creía que ella estaba en un límite pero los Onis siempre evolucionaban.

—Eres rápido, golpeas mejor que otros humanos, pero a fin de cuentas eres uno más. ¡Si te corto a la mitad no debería preocuparme!—

Sonrió como una bestia salvaje, su espada levantó la arena delante de ella buscando no solo que le perdiese de vista si no hacerle retroceder hacia el agua. Si lo obligaba a ir hasta la arena mojada, o lograba hacer que ingresara en el agua le sería más sencillo  alcanzarle con un ataque frontal. Su espada se blandía como un bate, con movimientos largos y laterales mientras la mujer avanzaba. Su longitud y la potencia de sus cortes lograban agitar el viento entre ambos, siendo el primer corte una sorpresa entre la arena y el resto una especie de muralla de cortes que como una falange espartana buscaba empujar el combate cada vez más cerca del agua. Finalmente, un corte frontal que pareció buscar aplastar a su oponente, solo que al clavar la punta en la arena Sowon sonrió mostrando la sangre que todavía decoraba sus colmillos.

—¡¿Qué tal esto?!—

Usando su espada como apoyo, se impulsó en un salto dando una voltereta sobre su propio eje. El impacto en la caída fue tal que por unos momentos dividió las aguas, había utilizado la ventaja del salto y la fuerza de gravedad para lograr un corte que no solo llevaba la fuerza de sus brazos si no de todo su cuerpo. Pese a estar fuera de sí, la sonrisa salvaje en su rostro demostraba que se estaba divirtiendo y que no había otra cosa que le empujase más a superarse que alguien que le sacase de quicio de forma reiterada.
#15
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Retrocedes, joven pirata. La estratagema de Sowon surte efecto y la pierdes de vista. La cortina de arena que levanto era tan grande, que incluso con su gran tamaño la habías perdido de vista. Das unos cuantos pasos hacia atrás, logrando llegar a la horilla. Llegas a sentir como tus pies comienzan a mojarse con el agua de mar. Comienzas a mirar en toda dirección sin resultado alguno. Bueno, ya que no puedes confiar en tus ojos, tocara confiar en otra cosa.

Si no, ella te pondrá en jaque.

-Allí estas…- Olfateas su sangre. Puedes su posición con el olor. Puedes ver como desde la arena su espada sale y pretende dar un corte a tu persona. ¿Cuál fue tu reacción? Simplemente te agachaste en un rápido movimiento, sintiendo como el filo de su espada pasa sobre ti. Te levantas rápido, cubierto aun por el agua. Su arremetida no se detiene, Alpha. Ella usa su espada como apoyo y procede a lanzarte contra ti utilizando todo su ser como peso. Definitivamente eso iba a doler si te daba. Pero allí esta ella, sonriendo. Mirándote con una gran sonrisa y una furia guerra en sus ojos. Tú, no puedes evitar sonreír tampoco. Sinceramente lo estaba pasando bien. Tenías tiempo que no sentías algo como esto. No, querías que terminara. Querías seguir y seguir hasta que tu cuerpo no diera más. Pero incluso tu sabias que todo tenía su límite. Además, ya ha pasado un buen rato desde que tomaste café. Necesitabas otro trago.

- Increíble… - Fue lo único que dijiste. Te encontrabas a un costado de su espada. Simplemente habías dado un paso a la izquierda y esquivaste el ataque. Aunque, estabas totalmente empapado por el impacto y el gran chapoteo que genero el arma. – Definitivamente eres maravillosa. – Dijiste mirándole y sonriéndole. Caminaste a su lado y le diste unas palmaditas en la pierna. – Es suficiente. Creo que has logrado por fin drenar el licor de tu cuerpo. Y no me gustaría luchar a muerte con alguien que me deseo que me acompañe a conquistar la sima del mundo. – Dices con total tranquilidad. Caminas hasta llegar a tus cosas y tomas tu petaca llena de café. Das un trago y respiras profundamente. – La verdad es que, nunca he pretendido faltarte el respeto. Cuando dije que sentía el olor de una bestia, me refería a que sentía el olor de alguien sumamente poderoso, porque en este mundo, solo las bestias logramos ser las más fuertes y yo he dejado de sentirme humano hace tiempo. - Suspiraste. - Luego me di cuenta de que eres alguien que no dejas pasar las palabras por alto, y simplemente quise molestarte para sacar a flote tu fuerza. Tú y yo, somos iguales. Vivimos por el placer de la lucha. Y la raza no tiene nada que ver. Al final de cuenta, cuando morimos simplemente pasamos a ser nutrientes que ayudaran a formar vida a la tierra.

Te volteaste nuevamente para mirarle. – Lo lamento. En serio. Deje que mi instinto me guiara y te hiciera sentir humillada y utilizada, cuando solo quería sentir en carne propia lo que es pelear con una hermosa mujer fuerte. – Aquello ultimo te hizo un poco de gracia, simplemente te rascaste la mejilla con el dedo. Eres alguien que se crio de una manera curiosa después de todo. – Pero… me gustaría compensarte por este mal rato, si gustas.
#16
Sowon
Luna Sangrienta
Los halagos, era curioso como sus halagos lograron sacarle de ese trance, como si la guerrera hubiera entendido que era el final de la batalla sin necesitar que lo dijesen en voz alta. Envainó la espada en su espalda pero no salió del agua, simplemente se adentró a las aguas para limpiarse el polvo y la sangre de sus labios. Refrescarse un poco el cabello y escuchar al enano, quien pareció tomar un rumbo diferente en su trato, a veces le costaba entender a los humanos siendo tan cambiantes. Era complicado creer en ellos, entablar una amistad era algo impensable, pero aquella hormiga golpeaba duro y además era bastante molesta si se ponía a pensarlo.

—Es de humanos reconocer sus errores tras una buena sacudida, el pasado pisado enano. Sé que no soy la mujer más amable del planeta, pero sé reconocer a alguien que me dará pelea. ¿La cima? Suena a un sueño, algo que los humanos comparten a menudo...—

Comentó mientras lavaba su cuerpo antes de acercarse a la orilla y tumbarse en la arena, pensaba en las palabras del enano. Un humano que se creía un monstruo, un monstruo que anhelaba encontrar a alguien que le diera muerte y a la vez tenía un sueño contradictorio. Si moría dejaría su sueño inconcluso y si lo cumplía a lo mejor nadie podría llegar a matarle, era un constante tire y afloje entre dos ideas que realmente no llegaban a un acuerdo. Comenzó a reír ante los elogios, no estaba acostumbrada a que alguien fuese tan lanzado, una vena se marcaba en su frente aunque parecía una cómica manera de procesarlo que un enojo genuino.

—¿Vas a invitarme a salir? Por favor, eres muy atrevido pequeño pero llegas a agradarme. En cuanto a tu sueño, me he dado cuenta que no tengo un sueño propio, pero tampoco creo que someterme al sueño de otro sea justo. He conocido a muchos que tienen un sueño, un anhelo y personas que pisotean sus propios sueños para seguirle. Yo, deseo encontrar mi propio sueño, uno que no esté sometido al de nadie. Solo entonces podremos hablar como camaradas, porque hasta donde entiendo, los soñadores están un escalón por encima de quienes solo viven para morir luchando.—

Reflexionó con sus manos sobre su abdomen, recibiendo el sol de frente, era evidente que existía un gran abismo entre ambos. Aunque este aludiera a la visión de su clan sobre los sueños, ella no había encontrado su sueño propio y seguía trabajando bajo los mandatos de su clan en busca de forjar un rumbo propio. Suspiró, volviendo sus ojos al pequeño pirata antes de levantarse y vestirse con su kimono, todavía recordando la sensación que tuvo en ese combate. Había sido un encuentro memorable, una ocasión que recordaría a lo largo de sus días y que había sido su primer combate con un luchador. El aprendizaje le había facilitado entender en que cosas estaba fallando, lo que podía hacer para superarse y en lo que debería trabajar a lo largo de los meses.

—¿Qué piensas hacer? Nuestro entrenamiento duró muy poco pese a ser intenso, hemos limado asperezas bajo el filo de nuestras armas y la noche de peleas se ve lejana. Quizás no te corté esta vez, pero mi espada alcanzará tu carne la próxima vez, no te confíes porque voy a superarte si te relajas...—

Respondió con una sonrisa salvaje, era su forma de decir que eran "compañeros de pelea" pero que desde aquel momento tendría a una bestia entrenando con la sola intención de cortarle. Ya no sería lo mismo, una cosa era entrenarse para salir al mundo, otra muy diferente era tener a un rival cuya existencia estaba destinada a enterrar el acero en su cuerpo. Era una motivación, un combustible que le haría sacar lo mejor de sí hasta que volvieran a chocar en un combate mucho más extenso y donde su sangre fuese testigo de los avances. Hasta entonces, la mujer no parecía oponerse a tenerle cerca o aceptar algo interesante que hacer tras haber recuperado su sobriedad.
#17
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
-Digamos que no es un sueño del todo. – Respondes. – La cima es el único lugar donde los fuertes luchan constantemente. Así como yo busco mi lugar en ese sitio, muchos lo hacen. – Pasaste a mirar la arena por un instante. – Me imagino a mí mismo siendo buscado por oponentes fuerte, por ser considerado uno de los más fuertes. Buscando acabar conmigo para tomar el título. Algo completamente secundario para mí. Mientras más pueda aumentar mi colección, mejor.

Te acercas a ella y te colocas a un lado mientras miras al mar. La verdad es que no necesitaban muchas palabras para poder entenderse el uno al otro. Era curioso como al aun ser tan diferente, se parecían tanto. – ¿Invitarte a salir? Pues si gustar algún día podríamos ir de caza o a comer – Quizás para ella no fuera algo del otro mundo, pero para ti serian ocasiones perfectas para poder platicar y conocerse mucho más a alguien más. Luego, ella te pregunta por lo siguiente que harán. Tú ya tenías algo claro, no algo de lo que vendría justo ahora, pero si de lo que querías para el futuro.

- Pues llevarte conmigo. – Dijiste así si más.- Viajaras conmigo y disfrutaremos de lo que pueda ofrecer este mundo mientras tu encuentras eso que deseas llamar sueño. Viajemos mientras y luchamos el uno con el otro para asi hacernos mas fuertes. Viajaremos para que puedas saciar tu sed de batalla mientras yo sacio mis por cazar nuevas presas. Y no, no seremos capitán y tripulante. Somos iguales.  – extendiste tu mano hacia ella esperando que la tomara. Sonreías para ella con total mesura mirándole directamente a los ojos. Tu realmente no deseabas perder la oportunidad de viajar junto a alguien con tal potencial. Te sentías cómodo a su lado. Sentías como si tu manada aumentase.

Y era una sensación muy agradable.

- ¿Quieres ir a comer antes de buscar el sitio para pelear? – Preguntaste. – Si resulta ser una mentira, te dire cual fue la taberna donde escuche el rumor. Así podrás destruirla.
#18
Sowon
Luna Sangrienta
Aquella cima parecía un lugar de ensueño, aunque era bastante arrogante el buscar la fama, a Sowon nunca le había interesado la fama o ser conocida. Suspiró mientras analizaba las palabras buscando la mejor forma de responder, no deseaba sonar distante o grosera pero era cierto que la búsqueda de reconocimiento le daba muy igual. En su cultura, ya provenía de un linaje desinteresado en lo mundano que los humanos daban como méritos, rangos, puestos, fama eran cosas que no se necesitaban para vivir. La lucha y la fuerza en cambio eran cosas que se valuaban con otros valores, ser buscada era algo que a su forma de verlo sería toda una molestia. 

—Suena a que muchos terminarían molestando, mejor un poco de humildad y que los rivales lleguen naturalmente. Hay un dicho que solían repetirme, la fama es una amante ingrata, no necesitas ser famoso para matar o pelear con quien quieras. A la vez no tendrás a pulgas deseando molestar a cada lugar que vayas. Ser reconocido puede ser un verdadero fastidio.—

Concluyó con cierta pesadez mientras seguía escuchando, viajar le resultaba una idea tentadora pero la manera en que le dijo la frase despertó cierto desagrado en ella. No le gustaba que creyeran que tenían potestad sobre ella ni tampoco sentirse propiedad de alguien. Su mirada se agudizó, su voz se raspó un poco mientras chistaba con la lengua, esperó a que terminase y aunque el final le agradó un poco más no dejaría pasar lo primero.

—Recuerda que no soy tu propiedad enano, apenas nos estamos entendiendo. En todo caso primero deberías preguntar si quiero viajar, por muy obvia que parezca la respuesta, no creas que soy una perra barata. No todas tienen este cuerpo y aunque puede ser complicado, debes controlarte si no quieres que te deje plantado.—

Advirtió de manera burlona, chocando su mano con la contraria en señal amistosa pero no formal. Ya que era ella quien tenía derecho a coquetear y a seducir, de manera contraria le resultaba un hecho muy descarado. Ella siempre encontraba la manera de imponer sus condiciones, de ir a su ritmo y de saber delimitar las cosas a su manera. No era una Oni sencilla de manejar, su humor era como una montaña rusa y muchas veces esto podía poner en riesgo a alguien que no le conocía lo suficiente. Asintió ante la idea de ir a comer, pensando en la segunda frase y riendo ante el pacto que estaba ofreciendo. No había forma de saber si la taberna que le indicase fuese en efecto la culpable, los manipuladores tenían facilidad en crear una red de mentiras a su alrededor.

—No sé si podría creerte si es que llegamos a caer en una mentira, mejor rezar porque ese sitio exista, mi espada nunca me miente cuando decide cortar a alguien por la mitad. Es la única cosa que parece tener una lengua tan afilada para respaldar sus palabras, de momento, busquemos un lugar para comer.—

Concluyó antes de iniciar su trayecto, esperaba que hubiera algo de real en aquel rumor, sería muy aburrido haber esperado tanto por nada y su espada ya hacía un tiempo que deseaba saciar su sed. Los Onis no tardaban mucho en satisfacer las necesidades de un arma, cuanto más tiempo pasaba más posibilidades había de que un insulto o una mera pelea trivial terminase con alguna que otra cabeza rodando por el suelo.
#19


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