¿Sabías que…?
... existe una isla en el East Blue donde el Sherif es la ley.
Dos piezas de cuatro. (C- Pasado)
Hunter D. Alpha
El Gran Cazador
Verano, atardecer del día 8

La verdad, tu aventura había tomado un pequeño cambio de curso. Uno inesperado si me lo llegas a preguntar. Pero aun así, no eras de los que te molestaran aquellas cosas. La vida era un libro único del cual te podrías encontrar cualquier cosa y, mucho más si se trataba de las aventuras de todos los protagonistas de este universo. Tú eres uno de ellos. Una pequeña mosca en la sopa. Un pequeño pez en un enorme océano. Alguien que apenas está conociendo el mundo. Alguien que decidió salir de la seguridad del bosque que se crio, con el fin de llegar a lograr algo que solo sientes que tú puedes lograr. Algo loco, pero con sentido para ti.

Pero no te preocupes, pequeño pirata. Yo estaré aquí a tu lado, narrando lo que se te ocurra que quieras lograr. Yo, un mero observador de tu travesía en este mundo. Si algo te puedo decir, es que realmente es posible llegar a ser algo. Puedes crecer y dejar de ser ese pequeño pez y convertirte en algo más. Ya en lo que desees convertirte es cosa tuya. Pero a decir verdad, tú ya tienes una imagen de lo que deseas. Una aún muy vaga y sin forma, pero aun así se comienza por algo.

Siempre… se comienza por algo.

- Esto esta delicioso. – Dices a Sowon. Tanto tu como ella se encuentran en un puesto ambulante de comida. Tú disfrutabas de un buen plato de ramen mientras. Adicionalmente habías pedido una gran cantidad de roles de sushi, acompañado de obviamente tu tan amado café. Se te notaba tranquilo pero a su vez pensativo. Dándole vueltas a la cabeza con ciertas cosas. Pero al final de cuentas, sabias que solo necesitabas recursos para poder llegar a obtener lo que hacía falta para continuar.

Y para conseguir recursos, tendría que actuar.

- El sol esta por ponerse. – Dices mientras el cocinero coloca el sushi en la barra. Tomas uno y lo comes de un solo bocado. – Ya se acerca el momento. – Dices mientras crujes tu cuello.
#1
Sowon
Luna Sangrienta
La buena ingesta de carbohidratos y proteinas eran una clave que la rubia llevaba desde muy pequeña. No cualquiera podría blandir con tal destreza y velocidad aquel monstruo de hierro forjado en su espalda, parecía un grotesco monstruo del acero que en manos de alguien como ella solía desplegar cierta elegancia. Pero enfundado, durmiente en su espalda y envuelto en telas parecía una carga pesada, algunos dudaban de que aquello pudiese ser manejado más que por una criatura con cuernos. Sin embargo, la mujer tenía dos cuernos negros, uno a cada lado de su cabeza lo que le hacía parecer más un demonio salido de algún cuento de horror.

—No está mal, me gusta el sabor de la carne, parece que cada vez que muerdo se vuelve mejor. Pero es algo chiclosa, me hubiese gustado algo más firme.—

Comentó sin dejar de masticar, era un gran agujero sin fondo cuando se preparaba para algo exigente. El entrenamiento le había dejado con muchas ganas de pelear, había imaginado algo más extenso no un simple intercambio que buscase educarle o mostrarle una visión del mundo a la cual ella ya se había hecho una imágen con anterioridad. ¿Entonces que le ataba a compartir un momento? Además de que paguen su comida, la promesa de un lugar donde pudiera desatar todo su arsenal, no había mejor manera de ilusionarla que un trabajo en donde no hubiera limitantes. Dudaba que el enano no supiera lo que podía hacer alguien como ella, una guerrera que había descuartizado tal cantidad de oponentes, ella en un principio los contaba pero después del décimo lo dejó de hacer al darse cuenta que no tenía sentido.

—Mi espada está emocionada por ese lugar, si en verdad dan mucho dinero debemos asegurarnos de ganar o al menos retirarnos con el mayor nivel de bajas. Tu puedes encargarte de los rápidos y bajitos, yo barro al resto. Tratemos de ahorrar energía, no has visto todo lo que esta espada puede hacer.—

Bromeó antes de levantarse del puesto y estirar su cuerpo, su mente todavía tenía los borrosos recuerdos de la mañana dando vueltas. Estaba sobria y eso le garantizaba estar al cien por ciento en su siguiente pelea, no había llegado a mostrar realmente sus capacidades. Su espada no había saboreado la sangre del enano, pero pronto toda esa impaciencia se convertiría en euforia. Ambos monstruos, acero y mujer se volverían un tornado caótico, lo único que faltaba era llegar al lugar prometido. A la tierra que se teñiría de rojo, cerró sus ojos para respirar profundamente, fantaseando con el aroma de la futura carnicería.
#2
Hunter D. Alpha
El Gran Cazador
Algo te ha llamado la atención de ella. De hecho, te genera cierta curiosidad la manera de la cual ella se refiere a su arma. Pareciera… que fuera su amiga. Curiosa la manera en la que ella habla sobre su espadón. ¿Será que ella tenía alguna habilidad especial con las armas o simplemente estaba algo loca? Quien sabe, pero de igual manera no te dejaba de generar curiosidad ese pequeño asunto.

-¿Cómo sabes lo que desea tu arma? – Preguntaste mientras le mirabas. – Pareciera que tuvieras una conexión  muy grande con tu espada. – Cosa que no era para mofarse. Se suponían que grandes guerreros eran uno con sus herramientas de combate, así como los cazadores eran uno con sus instintos. Cosas que de por si a pesar de tener diferentes enfoques, tenían ciertas similitudes.

- Aún desconocemos como funciona ese lugar pero, ya veremos que podremos sacar de eso. – Dijiste mientras comías otro sushi.- Necesitamos un barco lo suficientemente bueno que nos ayude a llegar a Grand Line. Supongo que lo compramos o lo robamos ¿Tu que preferirías? – Preguntaste, dándole importancia y validación a su opinión. Realmente no querías que ella pensara que tu tomaría todas las  decisiones. Buscabas realmente igualdad en la unión que habías formado con ella. – Personalmente, creo que comprarlo es más aburrido que robarlo. Sería más interesante buscar un grupo pirata y destrozarlos y robarnos su botón y su barco. Quizás tanto a ti como a tu espada les guste más esta idea más que simplemente comprarlo. – Pusiste tu mirada en la espada. – Por cierto ¿Tu arma tiene nombre?

La comida estaba tomando una conversación bastante curiosa. Amena a su manera. Pero si, realmente era curioso como desde esta mañana habían pasado de estar dándose de hostias ustedes dos a centrarse y compartir una cena antes de buscar un lugar donde luchar. Simplemente siguiendo la corazonada de un rumor.
#3
Sowon
Luna Sangrienta
Sonrió ante la pregunta, una sonrisa salvaje casi irrisoria, la verdad que la interrogante le resultaba algo curiosa a su manera. Desde siempre había creído comprender lo que deseaba su arma, era una herramienta que había estado desde hace mucho en sus manos, sin embargo no tenía ningún nombre definido para la misma. Comenzó a pensar para sí misma la respuesta a las tres interrogantes, que tenía una conexión fuerte con el arma era indudable, llegaba a sentirse desnuda sin su espadón cerca y también le dedicaba bastante cuidado para mantenerlo afilado, brillante y disfrutaba bañarlo con sangre para sentir que estaba viva en un extraño ritual de su raza. Desenvainó el acero para verlo brillar a la luz de la luna, las suaves gotas del verano se formaban al chocar el viento cálido de la isla en contra del frío bloque de metal, clavó la punta en el suelo para que Alpha pudiera presenciar las gotas recorrer el acero en una empinada pendiente hasta tocar la tierra.

—No necesito saber lo que quiere, porque una espada es una herramienta, un trozo de acero que absorbe las emociones de su propietario y aprende de este. Simplemente lo sé, puedo notarlo en su hoja cuando retiene la sangre de sus presas, cuando resplandece ante la luz de las estrellas y cuando se levanta encarnizadamente ante mis oponentes. ¿Nombre? Nunca lo he pensado, una herramienta no necesita un nombre, pero si me preguntas el día en que esta cosa mate a un rey marino se ganará el apodo de Matareyes...—

Comentó riendo ante lo último, era un nombre que en su familia le daban a cualquier arma que fuese capaz de rivalizar contra una de esas bestias y no romperse, un sueño que tuvo desde niña el bautizar a un arma con aquel título honorario. Una espada capaz de destrozar a las peligrosas serpientes, lagartos y ballenas que aguardaban en los mares dispuestas a consumir a los incautos. Ella deseaba convertirse en quien acabase con los reyes, en poder colocar su pie sobre su fría cabeza y coronarse como una. Pero no lo consideraba un sueño, si no, un simple anhelo de su espada y que sentía muy posible al corto plazo. Los reyes marinos no tenían un nivel fijo, podía encontrarse a alguno incluso cerca de la costa y eliminarlo bautizando a su arma. ¿Qué era un sueño luego de ser cumplido? ¿Acaso terminaría su aventura sin haberla iniciado? Negaba en convertir algo tan simple como una conquista en su lema de vida.

—¿Robar? Si matamos a los piratas no estaríamos robando, simplemente tomando lo que alguna vez perteneció a alguien más y siempre podríamos devolverlo a su dueño si es que no está muerto cuando ya no necesitemos ese trozo de madera flotante. Si podemos hacer un bien al mundo cuenta conmigo para asaltar esa embarcación, aunque no te ayudaré a limpiar, mejor no matarlos dentro o al menos no con mi arma.—

Envainó nuevamente el acero antes de cruzarse de brazos, matar no le era problema siempre que le pagasen por hacerlo, el pago en aquel caso era un barco que pudiera llevarle lejos cuando se aburriese de la rutina. La moral era algo que nunca le había detenido, mataba por trabajo sin importarle más que el pago, si era malo, bueno o si le hacía un bien al mundo era un motivo colateral. Después de todo, esa era la vida de una mercenaria, el hecho de ver todo en cuestión de números y objetivos. Algo en sus palabras logró captar su atención, volver al Grand Line, a Onigashima era algo que no le resultaba tan malo.

—Ir a un mar donde solo abunda la muerte, la desgracia y que consume con sus fauces a los incautos que creen ser fuertes, suena a un lugar para morir. Aunque, si entrenamos lo suficiente y no te come algún pescado podremos disfrutar un buen sake en mi ciudad natal.—

Comenzó a reír tras sus palabras, no pensaba mucho en su familia o en sus tierras, era algo de lo que se había desprendido para forjar su propio nombre en lugares tan lejanos donde nadie reconocía su apellido. Le encantaba pensar en que regresaría con varios trofeos, con varias cabezas para ofrecer en respeto a sus antepasados, el solo hecho de pensar en volver enmarcaba su hermoso rostro en una tétrica sonrisa carente de otro sentimiento más que el deseo de guerra latente.
#4
Hunter D. Alpha
El Gran Cazador
-Creo que eso sería imposible. – Respondiste con calma. – No hay manera de cómo saber dónde roban los otros piratas. Y no creo que en sus últimos momentos estén interesados en contarnos en cual de todas las islas han estado. – Luego ladeaste un poco tu cabeza ante su comentario de hacer bien al mundo. Realmente, eso nunca lo habías pensado. Simplemente haces lo que te place para satisfacerte. No buscabas hacer un bien en realidad, pero si realmente estabas ayudando a alguien con tus acciones, nunca vendría mal un poco de reputación extra.

Ya sea buena o mala, la reputación siempre ayuda de alguna manera.

-Nunca he intentado y tampoco me a interesado hacer el bien. – Estabas siendo honesto. – Simplemente vivo por saciar mis deseos egoístas. Pero supongo que si alguien se ve beneficiado de que elimine a otros grupos piratas, no estará más para ellos ¿no? Pienso que salgo más beneficiado yo que otros.

Bueno, suponiendo que las cosas salieran como se supone que pasasen, tu saldría más beneficiado. – Por otro lado, creo que colocar nombres a las cosas es importante.  Es como nosotros, cada uno es diferente. Pero entiendo que quieras darle un nombre por el logro que haya obtenido dicha arma. Y matareyes no suena nada mal. – El tema de las armas te estaba comenzó a seguir llamando. – Por cierto ¿Crees que es posible funcionar el acero con los componentes de animales? Ejemplo el colmillo de un rey marino con el acero de una espada. Siempre he pensado que el mundo animal es fascinante y, si podemos llevar solo poco de eso a nuestro arsenal, sería de gran ayuda.

En tu cabeza no sonaba mal la idea, el cazar criaturas y poder tomar recursos de ellos para que Sowon pudiera crear nuevos artefactos, no sonaba nada mal a primera instancia.  Después de todo, cazar era lo que más te gustaba a ti. Ya fuera animal o ser humano, te asegurarías de tener un trofeo en tu colección. Claro, siempre y cuando valiera la pena.

- Suena a un lugar donde solo existen demonios lo que describes. – respondiste a su comentario del grand Line. – Supongo que tendremos en cuerpo, mente y espíritu para estar listos.
#5
Sowon
Luna Sangrienta
La mujer no pudo evitar reír, lo que había dicho sobre devolver los bienes era más una broma que una obligación, estaba segura que muchos piratas solían matar para adueñarse de los recursos y sería una tarea imposible encontrar a los dueños de algo en manos de piratas. Tampoco que deseaba actuar como una justiciera, ella conocía que muchas veces había vendido la espada por dinero a gente que la mayoría consideraría malvados, su moral era dudosa y cambiante muy dependiente de su animo sin tener consideraciones por el daño colateral. ¿Bondad? ¿Maldad? En su mente existía más una relación entre respeto y dinero, si no le enfadaban podía trabajar con criminales para costearse alguna cosa. Observó a Alpha, podía llegar a entender que no buscase hacer algo bueno por el mundo, cada quién se movía por deseos egoístas y era claro que ella también lo hacía. Si tenía en consideración el deseo de volverse famosa, a lo mejor querida por cierta isla como aquella en la que estaban, era más para disfrutar de las ventajas que por buscar un legado o una acción de genuina entrega.

—Mientras se pueda matar no debería importar lo demás, si por hacerlo ganamos la admiración de otros mucho mejor, busco beneficiarme de la fama positiva que puede darme hacer alguna acción. Escuché de personas famosas que no las molestan y suelen darle regalos por solo existir, consumen del fruto de su masacre camuflada de buena fé. No me imagino otra vida mejor, poder matar y ser recompensada por lo que mucha gente podría considerar salvaje...—

Comentó antes de escuchar la mención de los nombres, las herramientas eran un instrumento, reemplazable y siempre mejorable. Darles un nombre para encariñarse no estaba en su naturaleza, respetaba tener un valor sentimental a un arma pero un cuchillo de calidad inferior pese a tener un nombre muy bonito seguiría siendo un cuchillo malo. El portador tarde o temprano debería reemplazarlo, fuera por grietas, una fractura o la pérdida de filo, incluso si llegase a repararlo por el mismo artesano ya hubiera cambiado, mutado siendo un arma diferente a la que entró en la forja por primera vez. La idea de Alpha no le resultó extraña, de hecho, en Onigashima existía una larga tradición de herreros, artesanos y carpinteros que podían hacer milagros con cualquier cosa. Ella no se consideraba a su nivel, frente a esos maestros se notaba como una piedra que estaba siendo pulida lentamente, tampoco tenía la profesión como algo central en su vida. Simplemente, era una habilidad que su familia transmitía de generación en generación.

—Un buen artesano hace una obra de arte con cualquier materia prima que pueda ponerse en la forja, he visto collares de dientes de esas criaturas, empuñaduras de hueso e incluso armas que utilizaba sus astillas como puntas de flecha o arietes. Su piel también puede confeccionar ropa bastante resistente y su carne en ocasiones se vende como un buen manjar. Todo depende de la mano del artesano, de momento no podría realizar con mi mano una obra de tal calibre como mi espada. Pero dame unos meses y podremos planificar algo cuando parta por la mitad una de esas bestias.—

Explicó con cierta emoción en sus ojos ante la mención de poder confrontar a alguna de esas bestias, su espada apreciaría tan buena presa y a lo mejor el nombre le aseguraba un poco más de vida antes de necesitar modificarla o ser reemplazada. Su sonrisa no hizo más que ampliarse al escuchar la descripción, un lugar de demonios era una buena manera de ponerlo en contexto, un lugar donde podías perder todo en un segundo si no estabas listo. Golpeó sus puños entre sí asintiendo a las palabras del enano, al fin pareció decir algo que despertó sus ganas de moverse y eso que ya estaba bastante ansiosa.

—Por eso deberemos forjar en sangre nuestro primer trabajo, destrozar ese club de pelea para tener dinero y a la vez comprender que tan lejos estamos realmente del nivel que necesitamos. Puede que aprendamos mucho, que podamos romper nuestros límites y presenciar a algún guerrero que merezca la pena para prepararnos. Si te soy sincera, hasta los habitantes de este lugar, son mucho más débiles que las hormigas que solían contratar a mi familia.—
#6
Hunter D. Alpha
El Gran Cazador
Admiración… sinceramente era algo que nunca habías sentido en ningún momento. Tampoco era algo que buscaras directamente, pero eras consiente que era una herramienta que podría llegar a ser útil. Después de todo, esas cosas como el dinero y la fama eran simplemente recursos de los cuales tú podrías abusar de verse necesario. Luego ella te comienza a hablar de un estilo de vida que… no te parece del todo malo. Suena como uno que tú también disfrutarías de verse la oportunidad de vivirlo. Uno no tan diferente, solo que ella lucha por mero placer y fanatismo por la lucha.

Y tú, luchas por simples razones bastante cuestionables.

- Se nota que conoces de la materia. – Dijiste sonriendo. Realmente la podías observar como disfrutaba platicando del asunto. Se notaba a leguas que ella era alguien que disfrutaba con la idea de tomar materia prima de cualquier tipo y forjar algo fuera de este mundo. – Tengo un presentimiento de que forjaras algo que dividirá no solo bestias. Forjaras algo que incluso podrá partir el cielo en dos. – Algo capas de partir el cielo en dos. Incluso algo como eso suena difícil de creer. Aunque algo dentro de ti te decía que no era imposible. Pero en fin, no podías darle más vueltas a aquello, ya que la oni seguía platicándote. Te afirmo sus deseos sobre aquel club de pelea a la cual tú y ella pretendían ir. Aunque lo que ella te mencionaba era la intención de destrozarlo. Algo que no tenías muy claro era sus intenciones en sí.

-Me estás diciendo que en vez de luchar y tratar de ganar un trozo el premio. ¿Prefieres ir a por todo, destrozarlo todo y quedarnos con todo? – La verdad que no pretendías del todo hacer eso, pero lo que ella ofrecía no parecía una mala idea. – La verdad… no suena a un mal plan. – Dijiste mientras dabas un mordisco a lo último de tu comida. Pagaste por la comida de ambo y te levantaste para disponerte a ponerte en marcha. – La verdad es que no suena nada mal. Esta noche suena a que la pasaremos muy bien. – Le miraste nuevamente. Sonreías con amabilidad. – Quien diría que tu tendrías una iniciativa tan grande, Sowon. Eres genial.

La verdad es que la estabas comenzando a pasar bien con ella. No era alguien que ocultara cosas a simple vista y claramente te comentaba lo que pensaba. Era ciertamente alguien que podrías decir, hasta el momento, que es digna de fiar. Ella había pasado de ser mercenaria a pirata.  Aunque no había mucha diferencia, el mercenario era alguien que por un pago, haría el trabajo. Pero en este caso, ella no tenía contratante. Ella misma era su propio jefe y cliente.

Y eso, la hacía un peligro al igual que tú.
#7


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