¿Sabías que…?
... este sabías qué no tiene ningún contenido y solo busca despistar al usuario.
[MT] [Misión de Temporada] Por una botella de sueños.
Drake Longspan
[...]
Normas
Día 31 de Verano del año 724. 06:45 AM

En las profundidades de las corrientes oceánicas. Una tripulación se alza para desafiar a la Familia Blackmore... Su excéntrico y temerario capitán, Silver D. Syxel, cuyo espíritu arde tan brillantemente como su deseo de justicia.

Estos piratas se embarcan en una aventura que podría sacudir los cimientos del East Blue tal y como lo conocemos...


El vasto océano ha sido testigo de innumerables leyendas… pero ninguna tan peculiar como la que está por escribirse. En un mundo donde los piratas surcan los mares en busca de gloria, poder y tesoros inimaginables, se despliega en las sombras una nueva intriga: La familia Blackmore, con una organización envuelta en secretos y tintes de beneficio económico.

"Purupurupuru... Purupurupuru... ka-chak."

¡KAMHAHAHAHA! Se escucha desde el otro lado. — Llegaremos antes del amanecer, todo va según el plan. Yo no soy uno de tus Bruce. Kamhaha.

La Isla de Dawn permanece en calma, pero sus costas nunca descansan. En la distancia, las luces del Reino de Goa parpadean como una joya en medio del vasto océano. Un reino próspero, independiente y lleno de vida, donde la riqueza fluye entre los poderosos y la sombra del crimen se cierne, esperando su oportunidad de apoderarse de más.

El puerto del reino bulle de actividad. Comerciantes, trabajadores y nobles se cruzan en las calles adoquinadas, mientras el olor a industria y el sonido de las olas golpeando los muelles llenan el aire. Las fábricas y las tabernas están siempre en marcha, pero en los rincones oscuros, no todo es tan idílico.

Los Blackmore, una de las familias de negociantes más poderosas e influyentes del East Blue, controlan el negocio del alcohol. Su influencia se extiende desde los barrios bajos hasta las mismas cortes, pero su ambición aún no ha alcanzado la cima del poder. Sin embargo, esta noche es crucial para ellos. Un cargamento importante está en camino, cargado con barriles de su preciado licor, esperando arribar al amanecer. Todo parece bajo control... 

Al menos, hasta ahora.

En mitad del East Blue, más allá de las aguas seguras del Reino de Goa, una sombra acecha. La tripulación de Silver D. Syxel, un grupo sin todavía renombre pero no por ello menos peligrosos navegan en silencio. Desde la cubierta de su barco, las olas mecidas por el viento no son lo único que captan sus miradas. Un barco mercante aparece en el horizonte, aparentemente rumbo al reino. Pero algo está mal. Una columna de humo oscuro se alza desde la bodega del barco, serpenteando hacia el cielo, visible incluso a kilómetros de distancia.

Información
#1
Silver D. Syxel
-
Personaje

Información Adicional

El sonido del agua rompiendo contra el casco del barco llenaba el aire con su murmullo constante, relajante. Silver se apoyaba en la barandilla de la cubierta, observando el horizonte. La promesa de un gran botín había devuelto la vitalidad a su tripulación, y el capitán disfrutaba de esa sensación de anticipación en el aire. Atrás habían quedado los meses de tensión y dificultades. Ahora, con su propio barco y sus compañeros de nuevo a su lado, se sentía en plena forma, dispuesto a desafiar a quien fuera por el poder y la libertad.

El sol del mediodía brillaba alto, iluminando las aguas azules del East Blue. En la distancia, apenas un punto sobre el horizonte, comenzaban a asomar las primeras señales del Reino de Goa, una joya de riqueza y poder que escondía muchas sombras. El control de ese reino no dependía solo de su nobleza, sino también de los hilos oscuros que tejían organizaciones como la familia Blackmore, un nombre que Syxel había oído con frecuencia en sus viajes recientes. Aunque todavía no habían tenido un enfrentamiento directo, y aún distaba mucho de tener esa oportunidad, su ambición los había puesto en el radar del capitán.

Una bocanada de viento más fuerte de lo normal lo hizo parpadear, y entonces lo vio. Al principio pensó que eran nubes bajas, pero pronto comprendió que no era tal cosa. Una columna de humo negro emergía del horizonte, elevándose sobre un barco mercante que se distinguía ahora con mayor claridad. Algo no estaba bien. ¿Un incendio? ¿Un ataque? O quizás algo más extraño.

Balagus, ¿ves lo mismo que yo? —preguntó, sin quitar los ojos del barco, esperando la confirmación del gigantesco contramaestre que, como siempre, vigilaba desde cerca.

Su imponente compañero se acercó y su gran sombra cubrió a Syxel por un momento. No era necesario decir más. La presencia del humo negro era clara, y su experiencia en los mares le indicaba que ese tipo de señales no presagiaban nada bueno. Silver giró levemente la cabeza hacia el resto de su tripulación. Dharkel y Marvolath se encontraban cerca, lo suficientemente atentos como para no necesitar más que una mención:

Dharkel, Dawel —los llamó, con un tono bajo pero firme.

Volvió a centrarse en el barco mercante, ahora más claro a la vista. No parecía estar en peligro inminente, pero el humo espeso le inquietaba. "Algo no está bien", pensó, sintiendo una ligera incomodidad.

Debería ser el barco que buscamos. Vamos a acercarnos, pero con cuidado. Ese humo me da mala espina —dijo finalmente, tomando la decisión en un tono serio y decisivo. La tripulación no necesitaría más explicaciones; sabían de sobra que era el tipo de capitán que confiaba en sus instintos.

Syxel tomó el timón y el barco comenzó a ajustar su curso. El ajuste en la dirección fue casi inmediato, los mástiles crujieron suavemente al mover las velas. Mientras se acercaban al mercante, su mente ya estaba formulando posibles escenarios. Podría ser una trampa o una oportunidad única. Las cartas estaban sobre la mesa, y como buen pirata, estaba dispuesto a jugar.

A medida que la distancia entre su barco y el mercante se acortaba, se concentró en activar y extender su Kenbunshoku Haki, afinando sus sentidos y buscando presencias o cualquier detalle que pudiera darle ventaja. Fuera lo que fuera lo que les aguardaba, estaría preparado para enfrentarlo.

Percepción II
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
1/10/2024
7
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]

Resumen

Inventario
#2
Dharkel
-
Personaje

Información Adicional

Virtudes Relevantes

Defectos Relevantes

Inventario



Dharkel, sentado estratégicamente en el centro de la embarcación y lo más alejado posible de los bordes de la misma, se estremeció con violencia, expulsando su estómago en un maltrecho cubo de madera. Después de la primera acometida, vino una segunda casi sin avisar. Cogió la jarra de cerveza que se había dejado a un lado y dio un sorbo, sin llegar a tragar. Se enjuagó la boca para quitarse el mal sabor y escupió en el cubo.

Sus condiciones de transporte habían mejorado considerablemente desde que le dejaron en Loguetown y las condiciones climáticas también parecían favorables para que incluso la intrépida tripulación pudiese mantener a flote la vieja embarcación. Pero incluso así no podía evitar sentir pánico durante los trayectos marítimos, cada vaivén de las olas hacía que su corazón se agitase, nervioso. Comprendía la idea de la libertad, la búsqueda y persecución de la misma, pero también podía ser libre en tierra firme, sin los innumerables peligros que albergaba el ancho y profundo mar.

Levantó la mirada levemente para contemplar el amanecer, buscando algo de consuelo en el gran astro que poco a poco iba haciendo acto de presencia, calentando su temeroso corazón y otorgándole un poco de valor para afrontar ese nuevo día, por poco que fuese. Pero su mirada se encontró con el pequeño kobito en su lugar. El espadachín todavía no sabía mucho sobre él, pero si el capitán había decidido aceptarlo es porque habría visto un gran potencial en él. La idea del secuestro, como había ocurrido prácticamente con él, la descartó rápidamente ya que se le veía relativamente cómodo.

- ¡Marvolath! – llamó haciendo un aspaviento con la mano. Cuando se encontró lo suficiente cerca continuó. - ¿Seguro que no nos conocemos de nada? – Le miró inquisitivamente durante unos segundos, intentando recordar, buscando en los rincones más profundos y oscuros de su memoria. – Como sea, tengo entendido que sabes algo sobre sobre medicina. ¿Tienes algo que pueda ayudarme? Tengo sudores fríos, mareos… - comenzó a narrar una serie de síntomas, intentando darle todo el contexto posible. – No puedo seguir siendo un despojo inservible siempre que viajemos. Necesito estar al menos al cincuenta por ciento.

Silver les llamó. Dharkel se incorporó torpemente apoyándose en el mástil e intentando controlar el temblor que recorría sin obstáculo alguno sus piernas. Con la poca dignidad que le quedaba como marinero se acercó lentamente hacia la barandilla donde se encontraban sus compañeros y se aferró con fuerza a la misma, intentando que no se le notase demasiado. Aunque le conocían y no iba a engañar a nadie.

- ¿Se nos han adelantado? – Centró sus preocupaciones en el objetivo que llevaban un tiempo siguiendo, intentando ignorar inútilmente dónde se encontraba. Dando un leve suspiro, rebuscó entre sus bolsillos y sacó una moneda. La contempló brevemente y la tiró al mar, buscando una vez más la protección de su diosa.

Volvió a su ubicación original dando un par de traspiés y se ató con una de las cuerdas que había en el barco. Intentó buscar una que fuese lo suficientemente larga como para poder moverse sin mucha dificultad por cubierta, y así poder realizar las labores de navegación que fuesen necesarias. En caso de colisión evitaría caerse al mar, pero tendría la suficiente capacidad de maniobra como para desatarse o cortar la cuerda tras el abordaje. Comprobó que sus pertenencias estuviesen en su sitio y se preparó lo mejor que pudo dada su situación. En su cabeza tenía un plan, aunque sabía que los planes nunca salían como se habían imaginado.

Aprovechó los que posiblemente serían los últimos minutos de calma para posar un cigarrillo entre sus labios. Lo encendió con uno de los fósforos de madera, con cierta dificultad debido al temblor de sus manos, y tras soltar una gran y relajante bocanada de humo volvió a fijar su vista en la columna que emergía de su potencial objetivo.


Resumen
#3
Balagus
-
Personaje


Información adicional


Virtudes y Defectos relevantes


Inventario


Para Balagus, el mar abierto era como ese amigo del que todo el mundo habla bien y dice maravillas, pero al que tú sólo habías llegado a ver un par de veces, y la impresión recibida no pasaba de ser un tipo borde y desagradable. Alguien que te deja preguntándote cómo es que conseguía caerle tan bien a todo el mundo.
 
Bueno. A casi todo el mundo.
 
El los recuerdos marítimos del oni estaban bastante acotados por la ausencia de libertad: comenzando por una barcaza repleta de esclavos, para ir del barco de un señor a otro, y acabar en uno saqueado por libertos que no tardó en ser hundido por sus perseguidores. Después de ese naufragio, el mar lo escupió con desdén, y sólo volvió a verlo viajando en cochambrosos barcos pesqueros y de transporte, en los botes requisados por Silver… y durante la recuperación del Hope.
 
Fue entonces, navegando por mar abierto sin ataduras ni limitaciones, que el gigantón podía saborear por fin esa preciosa sensación de la que se le había hablado tantas veces. Que aquel amigo borde y desagradable siempre tenía los mejores planes y escapadas, que era capaz de inspirarte para conseguir lo que te propusieras, y que, mientras anduvieras cerca de él, nada ni nadie podría pararte los pies.
 
Por ello, ni siquiera se molestó en señalar, uno por uno, los huecos, fallos, y todas y cada una de las eventualidades que pudieran salir mal en el plan cuando su capitán se lo formuló. Estaba de buen humor, había aprendido a mantener a flote aquel viejo barco, y tenía suficientes provisiones de pescado para dar de comer a los cuatro tripulantes durante semanas por venir. Diablos, aquella era la primera vez que la suerte realmente le sonreía, y, por una vez, prefirió dejar que su ceño se relajara un poco.
 
Eso fue, claro, hasta que un espejismo en el horizonte del amanecer le hizo parpadear, y entonces pudo adivinar la columna de humo negro, surgiendo de un barco sobre el agua. Su objetivo, si la memoria no le fallaba.
 
El contramaestre se aproximó a su capitán, con un suave gruñido de preocupación por respuesta. Su ceño fruncido había regresado, y, con un movimiento rapidísimo e involuntario, sus dedos alcanzaron una bolsa atada a su enorme cinturón donde guardaba un buen puñado de pedazos secos de carne, lanzándose un par de ellos a la boca al instante.
 
Los otros dos tripulantes se acercaron al llamado de Silver. Balagus apenas se giró para mirarles: aunque Marvolath tenía su agrado por el momento, no tenía su respeto, y Dharkel… aunque se compadecía de su debilidad, también la despreciaba, y él todavía no tenía ni su agrado, ni su respeto.
 
- No me gusta nada… - Murmuró, suspicaz. – Siento que somos lobos metiéndonos derechos en la trampa. –
 
Pese a sus reticencias y preocupaciones, ofreció una palmada de apoyo en el hombro de Silver, y bajó pesadamente a cubierta.
 
- Marvolath, te necesito en las velas. Necesitamos recogerlas y reducir la velocidad cuando nos lo indique el capitán. – Ordenó con una severidad que no dejaba espacio a la protesta al kobito. – Dharkel, mantén los cabos asegurados en cubierta, mantén un ojo a los cañones si los necesitamos… y procura no resbalarte sobre tu propio sudor ni vomitar en la cubierta. –
 
Con pulso firme y decidido, comenzó a subir hacia el velamen del barco para ayudar al doctor con la tarea. Se sentía seguro de sus trabajos de reparación y refuerzo, por lo que no albergó dudas en subir tan alto a pesar de su peso y envergadura.

Resumen
#4
Marvolath
-
Personaje

Virtudes y Defectos

Inventario


Una vez más se encontraba navegando junto a una tripulación de piratas de poca monta que había conocido recientemente. Había pasado por decenas de tripulaciones en los años que llevaba en el mar, siendo la mayoría fuentes de problemas más que de recompensas. Unos meses con una, que se retiraba por miedo a los marines. Unos meses con otra, que se rendían al no conseguir ningún tesoro. Y algunas semanas con las estúpidamente audaces como para correr los riesgos necesarios para conseguir algún botín digno de mencionar, que no tardaban en ser capturados.

Esta tripulación parecía ser de estas últimas, pues en las escasas tres semanas que había compartido con ellos ya habían conseguido salir con vida y recompensas de dos aventuras. Marvolath se preguntaba si esta cacería, persiguiendo a los Blackmore, sería la que les diera fin; y si había sido sensato embarcar. Los marines y cazadores a menudo lo tomaban por un niño, y lo dejaban marchar, compadeciéndose de su mala suerte al ser capturado, pero no confiaba en que los Blackmore siguiesen la misma moral.

Pero ya estaba hecho. El puerto quedaba lejos a sus espaldas y, si esto salía tan bien como el capitán parecía creer... el botín sería mayor del que había conseguido en toda su vida. Además de ayudar en la lucha contra esclavistas, o algo así. No es que apoyase la esclavitud, y claro que preferiría que todos fuéramos libres. Es sólo que sus asuntos eran otros, y prefería dejar que otros se encargasen.

No eran grandes pensamientos, pero en algo tenía que entretenerse. Apoyado en la borda, contemplaba la espuma blanca que se formaba cuando la quilla del Hope atravesaba las olas por ser lo único cambiante en el monótono paisaje azul que tenía por vista en los últimos días. Al menos, le permitían mantenerse alejado del surtidor de vómitos en el que se había convertido el tripulante que habían recogido en Loguetown, del huraño oni que parecía esperar cualquier excusa para iniciar una pelea, o el capitán parlanchín que se las arreglaba para liarlo cada vez que abría la boca.

Y, como si lo hubiese invocado con el pensamiento, la quejumbrosa voz de Dharkel lo llamó. Suspiró, y tras pensarlo mejor, inspiró profundamente, saboreando la última bocanada de aire fresco. Se acercó, entre animado por el entretenimiento y molesto por lo desagradable que sabía que sería el encuentro.

Desestimó la pregunta de si se habrían conocido anteriormente con un encogimiento de hombros, pues aunque desde que se vieron le resultaba vagamente familiar no quería adelantar el momento de volver a respirar. Cuando empezó a describir los síntomas se convirtió en su paciente, y la expresión de Marvolath pasó del desagrado a una pura concentración.

"Sudor frío, mareos", le dijo. A su lado, un cubo de vómitos y una jarra de alcohol le contaron el resto de la historia. Sacó un palo alargado y plano de su mochila, junto con un frasquito con un líquido translúcido y sedimentos en el fondo. Sujetó con fuerza la mandíbula del paciente, obligándole a abrir la boca e introduciendo el depresor hasta la garganta. En cuanto notó el espasmo lo giró hacia el cubo, dejando que vomitase.

- El alcohol irrita el estómago, lo que empeorará tus vómitos. E interfiere con cualquier medicación. - agitó el frasco que había sacado, mezclando los sedimentos con el resto del líquido. Vació el contenido de la jarra en el cubo y vertió una pequeña cantidad del frasco en ella -. Bebe. Es un antiemético, te quitará el mareo. Si tienes alcohol en sangre es probable que sientas somnolencia, mareos, o sensación de desorientación. Pero parece que lo has estado vomitando todo. Mantente hidratado, y cuídate de una insolación.

Se disponía a regresar a su puesto habitual de aburrimiento cuando el capitán les llamó. Había llegado el momento que lo había mantenido preocupado los días de navegación, el momento en el que se enfrentarían a una familia con los medios y la costumbre de hacerles pagar el atrevimiento. Miró hacia la popa, donde más allá de la estela de espuma que iban dejando estaba el puerto que ellos habían dejado, y donde seguramente alguna tripulación de estúpidos audaces necesitase un médico.

Balagus interrumpió su lamentación con órdenes. Se planteó explicar que quizá no era el más ágil para moverse por las velas, pero sabía que el capitán no abandonaría el timón, y dudaba de la capacidad del otro marinero de mantenerse en equilibrio en el velamen. Se limitó a asentir, y se sorprendió al ver como el contramaestre trepaba junto a él. Normalmente las tripulaciones le dejaban a su aire, pidiendo trabajos pequeños como limpieza, pero nunca algo una tarea propia de la tripulación.
Desde la altura volvió a contemplar a sus tres acompañantes. Eran distintos, sin duda. Sólo quedaba ver si para bien o para mal.

Resumen
#5
Drake Longspan
[...]
Silver D. Syxel observaba con detenimiento el barco en el horizonte mientras se acercaban lentamente. Su rostro serio revelaba que no tomaba a la ligera lo que se avecinaba. El humo negro que ascendía desde el mercante le inquietaba, pero su espíritu pirata lo impulsaba a descubrir lo que estaba sucediendo. Con una expresión concentrada y una mirada aguda, el capitán activó su Kenbunshoku Haki (Haki de Observación), extendiendo sus sentidos para captar cualquier presencia o movimiento en el barco enemigo.

Gracias a esta técnica, Silver pudo percibir que había cuatro presencias en la parte inferior del barco, cerca del origen del humo. Ninguno de los tripulantes del mercante parecía haberse percatado de la proximidad del barco pirata, lo cual era inusual. Quizás el humo y la situación en el mercante estaban manteniendo a su tripulación demasiado ocupada como para notar la llegada de los piratas. Esto podría interpretarse de alguna forma como una valiosa ventaja táctica, a excepción de que realmente no sabían sus verdaderas intenciones. Aunque no podía ver con precisión lo que estaba sucediendo en la parte baja del barco mercante, un aura en esa presencia destacaba. Era una sensación diferente, algo que emanaba poder o, al menos, una fuerte concentración. La falta de control sobre aquel Haki le impedía verlo con claridad.

El barco fue izando velas para reducir la velocidad. Aunque Dharkel seguía sintiéndose débil, el medicamento comenzó a hacer efecto, y poco a poco fue recuperando algo de su compostura.

El viento soplaba suavemente, el agua seguía rompiendo contra el casco del barco, y la tensión crecía con cada metro que acortaban entre ambos navíos. Mientras tanto, en el mercante, los ocupantes seguían ajenos a la proximidad de los piratas, completamente absortos en lo que fuera que estuviera sucediendo en la parte inferior del barco. Todo apuntaba a que, en cuestión de minutos, la tripulación de Silver se encontraría cara a cara con el misterio que los aguardaba en el mercante humeante...

Información


Resumen
#6
Balagus
-
El acercamiento había sido llevado a cabo con éxito, y, por lo que el oni pudo ver desde lo alto de los mástiles, la cubierta del barco mercante estaba vacía y desprovista de vigilancia. Todo aquello no hacía más que arrugar más y más el gesto en su cara.
 
Tras bajar de vuelta y enganchar ambos navíos, Balagus se aproximó a su capitán, que parecía seguir estudiando el interior del mercante con aquel particular poder suyo. Con pocas y precisas palabras, le indicó a su contramaestre que, entre la tripulación enemiga, había, al menos, cuatro integrantes que hubiera podido encontrar, así como que uno de ellos parecía especialmente relevante.
 
El gigantón tenía la horrible impresión de que “relevante” era otra forma de decir “poderoso y peligroso”.
 
- No me gusta. – Contestó al fin, con una severidad tan pesada y lúgubre que, de ser física, podría hundir el propio barco en el que se encontraban. – Podríamos ser los que disponen la trampa, en vez de los que la hacen saltar, por una vez. –
 
Sin embargo, sabía lo que se venía, y el deber era el deber, al fin y al cabo. Pese a todo, se debía a su capitán, y aquel hombre ya había demostrado multitud de veces tener la habilidad y los recursos necesarios para salir adelante. Con un prolongado bufido de resignación, se apretó bien sus guantes de combate de piel y huesos de oso, y fue a recoger su hacha de batalla, clavada en la madera de la cubierta en algún lugar cercano.
 
- ¿Y bien, cómo lo haremos? ¿Patada en la puerta, o como te gusta a ti: silencioso y aburrido? –
 
Silver le miró, dedicándole media sonrisa y una mirada maquiavélica. El oni sabía perfectamente qué significaba aquello, y eso le animó. En un abrir y cerrar de ojos, el lunarian había saltado de una cubierta a otra, seguido de cerca de su enorme contramaestre, hacha en ristre, y haciendo gestos a los otros dos tripulantes para que se dieran prisa.
 
- ¡Vamos! Cómo os vea holgazanear, os usaré de cebo para pescar la cena. –

Aunque no era un experto, Balagus había aprendido mucho en los últimos días sobre la carpintería y los barcos. Tanteando con las manos, los pies, y con el mango del hacha, buscó el punto más débil o quebradizo de la cubierta, aquel que pareciera más susceptible a una fuerte presión repentina. Cuando estuvo satisfecho con su búsqueda, gesticuló hacia el kobito.

- ¡Marvolath, ven aquí! Quiero que golpees conmigo este punto exacto de la madera, ¿está claro? A mi señal... - Reincorporándose, tomó el hacha entre sus manos, y la levantó sobre su cabeza. - Una, dos... ¡Tres! -

El arma cayó con toda la fuerza que el oni podía ejercer, esperando con ello abrir un buen boquete que les alejara de las rutas más comunes hacia las tripas del navío y, por ende, de posibles trampas dejadas atrás.

Resumen
#7
Silver D. Syxel
-
Silver observaba en silencio mientras el Hope se aproximaba lentamente hacia el mercante. El humo negro seguía elevándose, en contraste con el cielo despejado del East Blue. El capitán mantenía su Kenbunshoku Haki activo, sintiendo claramente las presencias en la bodega: cuatro en total, pero una de ellas… algo no encajaba. Su energía era distinta, más intensa, casi inquietante. Su mandíbula se tensó mientras sopesaba las posibilidades. Si aquello era una trampa, lo que parecía probable, debían estar preparados.

El crujido de los pasos de Balagus lo sacó de sus pensamientos. Sin necesidad de que el grandullón dijera mucho, Syxel ya podía sentir su incomodidad. A pesar de su tamaño y naturaleza feroz, su contramaestre no era alguien que subestimara el peligro.

Cuatro personas en la bodega, una de ellas... es diferente —murmuró, sin apartar los ojos del objetivo—. Podría ser peligroso.

Las palabras fueron suficientes para que el gigantón asintiera con seriedad, lo que no hizo más que reforzar las dudas del capitán. Sin embargo, la emoción de lo desconocido y la posibilidad de un gran botín impulsaban a Silver a seguir adelante. No eran de los que que se echaban atrás ante el riesgo.

El Hope redujo la velocidad hasta que ambos barcos estuvieron casi lado a lado. Con una sincronización perfecta, Balagus y él lanzaron los ganchos de anclaje, asegurando el navío pirata al mercante. Dharkel y Marvolath no tardaron en unirse a ellos, listos para lo que fuera que viniera después.

Nos colamos por la cubierta y después bajaremos. Manteneos alerta, esto huele a trampa —añadió Syxel con una sonrisa desafiante, esa que solía aparecer cuando la adrenalina comenzaba a correr por sus venas.

Con un salto ágil, Syxel fue el primero en cruzar a la cubierta del mercante. Sus botas aterrizaron suavemente sobre la madera mientras su mano descansaba sobre la empuñadura del sable. El viento agitaba la columna de humo, y el silencio que reinaba en la cubierta era inquietante. Ningún signo de vida a simple vista, algo que, aunque esperado, solo alimentaba sus sospechas.

Balagus no perdió tiempo y empezó a inspeccionar la estructura, buscando debilidades en la madera. Silver permanecía en alerta, cada músculo en su cuerpo preparado para lo inesperado. Su mirada se dirigió hacia la entrada a la bodega, pero por ahora preferían evitar lo evidente. Dejarse llevar por lo fácil solo los pondría en desventaja.

Abrid ese hueco antes de que se den cuenta de que estamos aquí —ordenó, dándole el espacio necesario a Balagus y a Marvolath para que ejecutaran el plan.

Mientras los golpes de Balagus resonaban contra la madera, Syxel afinaba sus sentidos, confiando en su Haki para anticiparse a cualquier movimiento inesperado. Sus instintos le decían que algo grande estaba por llegar.

Percepción II
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
1/10/2024
7
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]

Resumen

Información adicional

Personaje
#8
Dharkel
-
“Blablabla” fueron todas las órdenes que llegó a escuchar mientras permanecía de pie, recomponiéndose y tratando de pensar en otra cosa que no fuese aquella columna negra y las probabilidades que tenían de sufrir la misma suerte, desencadenando en una agónica muerte. Exhaló fuertemente, liberando otra gran nube de humo y tiró el cigarrillo a cubierta, apagándolo en un acto reflejo de un pisotón.

La velocidad del navío fue menguando. Silver confirmó el número de presencias y Dharkel suspiró levemente, aliviado y confiando nuevamente en sus posibilidades de salir victoriosos. Tras asegurar los ganchos de abordaje, se reunieron esperando el plan del capitán. Una vez más, se trataba de una temeridad. Intentó abrir la boca para protestar y sugerir usar los cañones para hundir el navío y posteriormente bucear para obtener sus tesoros. O incluso reflotarlo con seguridad, pero desistió rápidamente. Sabía que no le escucharían.

Silver y Balagus abordaron el barco. El solarian respiró profundamente, tragó saliva y cargándose de una falsa valentía impulsada por su propio orgullo les siguió, dando un salto y cayendo con las rodillas flexionadas. Aguantando esa postura desató la cuerda de seguridad y, poniéndose de pie desenvainó su arma. Manteniéndose alerta inspeccionó los alrededores del navío, sin moverse de su lugar de aterrizaje, buscando indicios de la trampa que habían comentado sus compañeros o alguna pista de qué había podido ocurrir allí. Pronto lo descubrirían.

El contramaestre finalizó el reconocimiento y llamó al nuevo integrante para ejecutar un combo que fuese capaz de destruir el punto indicado, donde la madera más débil se encontraba. Un oni y un kobito. Un dúo inesperado que Dharkel jamás habría podido imaginar, como tampoco podría haberse imaginado la buena aceptación que Marvolath tuvo por parte del gigantón.

Volvió a dirigir su atención a las salidas a cubierta del navío afianzando su arma con ambas manos en una postura defensiva, tratando de proteger a sus dos compañeros en caso de que fuese necesario. Si el ruido del abordaje no había alertado a sus enemigos de sus presencias, los gritos de Balagus probablemente lo hubiesen hecho.


Resumen

Nota
#9
Marvolath
-
Personaje

Inventario

Nota


Ese barco olía a humo y problemas, prometiendo dar tantos o más de los que parecía tener él mismo. Pero ahí estaban, amarrando su destartalado navío a otro que no estaba muy lejos de hundirse, y por la conversación entre el capitán y el contramaestre se temía que ellos pondrían de su lado para que así fuese.

Recibió la orden, o amenaza, de cruzar. Aunque esperaba que el contramaestre fuese más de bravuconadas que de hechos, prefería que fuese otro quién lo comprobase, y decidido a no tentar a la suerte tan lejos de ninguna parte  saltó, esquivando a Dharkel, quien remoloneaba sin decidirse a cruzar. Podría ser resistente a los efectos del antiemético. Habrá que revisar la dosis.

El plan parecía sencillo: romper y entrar. Y aunque estaba de acuerdo en que un plan complejo significaba más puntos que pueden fallar quizá algo intermedio habría sido más de su agrado. Tanteó con el pie el punto indicado por Balagus, tratando de juzgar la dureza de la cubierta, sin estar muy convencido. Dirigió una breve mirada a su embarcación, buscando una confirmación de que los conocimientos del oni sobre barcos no eran imaginaciones suyas. Era casi un milagro que los restos que rescataron de la ADVERSIDAD ahora pareciesen un barco nuevo, y regresó su atención al punto que señalaba Balagus.

Pensó en abrir la boca, en preguntar si estaba seguro de que sería buena idea golpear entre los dos una fina superficie de madera que les servía de suelo. Pero el oni ya había respondido a su pregunta antes de formularla, levantando el hacha y contrayendo los músculos para golpear. Sin más opción, juntó las manos y acompañó el hacha del oni, golpeando como un martillo.

Resumen
#10


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 4 invitado(s)