Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Aventura] [A-Presente] Regañar al soldado Bryan [Tier 3]
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Tus espadas se mueven incansablemente de un lado a otro, desviando proyectiles y protegiendo a tus soldados. El sonido de metal contra metal junto con la melodía de la ametralladora vomitando balas en vuestra dirección se convierte en una canción letal. Aún cuando eres alcanzado, continúas protegiendo a tus aliados y ellos no te decepcionan. Inclinándose para cubrirse de la lluvia de balas, comienzan a remar con más ímpetu. En un momento estáis fuera del ángulo de tiro de la ametralladora y, dado que nunca tuvieron ángulo de visión directo gracias a las hierbas, tardan en darse cuenta de vuestra huida.

- ¡Rápido! Por la izquierda - susurra Albert tras alzarse un momento para buscar las ruinas con su mira. Un poco más atrás, la ametralladora deja de sonar y escucháis nuevos insultos y una voz femenina que grita "¡se escapan!". Escucháis de nuevo el motor y el sonido de las ruedas, pero esta vez suenan diferente. El sonido es similar al de una muela de afilar rozando contra algo, salvando que en este paso no es piedra contra metal, sino caucho contra barro. Por el sonido dirías que no están moviéndose del sitio, aunque parecen estar intentándolo con ganas, a juzgar por los gritos.

No estáis aún fuera de peligro. Escucháis el chapoteo de botas contra el suelo inundado de la isla y el rugir de otros dos motores en puntos no tan lejano como os gustaría. Sin embargo, Joe y Hugo mantienen el ritmo con los remos, con Kovacs guiando la barca y Albert vigilando de vez en cuando los alrededores. Al cabo de un tenso minuto de desesperadas paladas, Albert dice - Es hora de buscar terreno firme. Las ruinas están ahí al lado - al escuchar eso, ambos remeros se detienen y dejan que la barca mantenga la inercia, jadeando por el cansancio. Ante la evidente ruptura de la cadena de mando Kovacs les dirige una mirada de desaprobación, pero no dice nada. A continuación se gira hacia ti, con evidente intención de hablarte - Jefe de compañía, si me permite ser sincero por un momento, me gustaría expresar mi gratitud. Nos ha sacado del peligro intactos lanzándose usted mismo al peligro. No voy a negar que considero que semejante riesgo es peligroso, le necesitamos vivo para dirigir la expedición, pero que me aspen si no me siento condenadamente feliz de haber salido de ahí sin agujeros nuevos en el cuerpo - el pomposo suboficial inclina el cuerpo a modo de reverencia, tanto como una persona puede hacer una sentado en una barca.

Los otros no tardan en sumarse a suscribir las palabras de Kovacs y agradecer que les protegieses. Mientras tanto, la barca llega junto a tierra y Hugo no tarda en coger su remo y empezar a tantear el terreno. Parece que aprovechó su experiencia previa en las marismas. Tras hundir el remo en varios puntos, dice - No es el terreno más firme, pero parece que tenías razón, jefe. Hay una capa dura bajo el barro. Nos encharcaremos las botas y ensuciaremos de fango, pero es posible avanzar por aquí. Ojo con los pies, el terreno es desigual y es posible que tropecemos si no nos andamos con ojo.

Una vez des tus instrucciones, desembarcáis y empezáis a cruzar las hierbas hacia las ruinas. Estáis tan rodeados de vegetación que apenas ves a metro y medio de ti y el fango es tan profundo que ni las botas altas impiden que entre agua en el calzado. Avanzar es lento y molesto, pero posible. Hugo recomienda (si no lo has ordenado ya) que alguno vaya delante tanteando el terreno con un remo o con algún arma u objeto largo. De esta manera, sorteáis el obstáculo hasta llegar finalmente a las ruinas del faro. Están en una zona ligeramente más elevada (apenas treinta o cuarenta centímetros, pero suficiente para que el suelo esté un poco más seco y podáis caminar con normalidad). Las ruinas no son nada del otro mundo. Cuatro paredes semiderruidas rodeadas de escombros. Encima de uno de estos escombros, en lo que parecen los restos oxidados de la cúpula del faro, hay un marine con unos prismáticos colgados del cuello y un fusil en las manos. Su uniforme está manchado de barro y sangre y su expresión es dura y su mirada inerte y desenfocada - Habéis pasado un infierno para llegar, ¿eh? El comandante está dentro.


Te das cuenta de que, ocultos entre la vegetación o parapetados tras escombros, otros marines mantienen guardia en los alrededores. Hay al menos diez a este lado de los escombros. Todos tienen esa misma mirada perdida de quien ha visto cosas que preferiría no haber visto. Por lo que sabes, llevan menos de un día en este islote. ¿Qué puede haber pasado? Una vez entras en el interior del faro, ves a otros tantos marines revisando sus armas, reposando contra la pared o charlando en voz baja mientras comparten cigarros. En medio de ellos, los galones sucios de sangre y barro atraen tu mirada hacia un marine concreto. Un hombre de pelo rubio claro y piel morena, de estatura media. Lleva un sable y una pistola al cinto y parece estar en mejor estado mental que la mayoría de los marines que has visto antes - ¿Sois nuestros refuerzos? Está visto que el cuartel de Loguetown trabaja rápido. Soy el comandante Bryan.
#11
Takahiro
La saeta verde
Y allí se encontraba el espadachín de cabellos verdosos, cuyo semblante relajado se tensó justo en el momento en el que se aferró a sus espadas, mientras realizaba movimientos suaves y delicados con ellas. Era como si sus armas fueran una proyección de sus propias extremidades, moviéndolas con una soltura tan magistral que parecía que estaba danzando al son de los proyectiles que iba desviando. Su cuerpo se movía hacia adelante y hacia atrás, hacia un lado y hacia el otro, bloqueando y desviando cualquier objeto no identificado que tratara de derribarlos. Pasados unos segundos que parecieron eternos, todo se acabó. La lluvia de balas había terminado y todos estaban sanos y salvos. Sin embargo, pese a que sus hombres habían salido airosos, Takahiro recibió algún rasguño al desviar los ataques.

Ha sido un placer —le respondió a Kovacs, respirando hondo y envainando sus espadas con delicadeza—. La regla número uno es que todos debemos salir sanos y salvos de esta. De nada sirve cumplir la misión si dejamos a alguno de nuestros hombres por el camino —culminó diciendo, tratando de dar ejemplo a los marines de menor rango—. Y no hace falta que seáis tan formales.

Su vista se posó sobre su propio hombro, que tenía una herida por la que brotaba algo de sangre. No era grave, pues era capaz de mover su brazo con soltura, pero si quería evitar males mayores tendría que vendarselo aunque fuera con un trozo de trapo.

Hugo —llamó la atención del recluta—. Según su informe, usted tiene nociones de medicina básica. Véndame la herida si es tan amable y continuaremos con la misión. No quiero atraer a bestias indeseables con el hedor de mi sangre, ni tampoco insectos.

En el caso de que fuera vendado, escucharía las palabras de Hugo recomendado usar remos para ir avanzando en el camino y comprobar la profundidad del terreno, ante lo que le alabaría por su grandiosa idea. En caso de que no pudiera ser vendado, Takahiro se arrancaría un trozo de su manga y le diría a Hugo que le taponara la herida, para luego continuar con el plan de usar los remos.

Id con cuidado —les dijo Takahiro, que se encargó de proteger la retaguardia—. Por cierto, cuando nos encontremos a los marines no daremos detalles del plan que llevamos entre manos, ¿de acuerdo? —les dijo en voz baja, pero con voz firme y seria—. No sabemos si nos pueden estar escuchando. Me es raro que un comandante, con lo que implica ser alguien de su rango, no sea capaz de salir ileso de un lugar como este. Tengo que evaluar aún varias posibilidades antes de emprender una acción concreta. Solo os pido que seáis cautelosos con lo que hacéis y decís, sobre todo aquellos que no tenéis experiencia en el campo.

Tras decir eso, propuso una formación en línea, para avanzar con cautela y tratando de no hacer ruido. Llamar la atención no estaba dentro de sus planes, aunque algo le decía que los piratas volverían a la carga más pronto que tarde; a su pesar. Finalmente, los marines llegaron a su destino: las ruinas de un viejo faro que en otra vida daría luz y esperanza a los marinos más atrevidos que buscaban tierra en las noches más oscuras. Sobre lo que fue la cúpula del faro había un marine, cuyo aspecto dejaba mucho que desear. Parecía que había estado en una guerra, pero no solo él, sino también el resto de marines que había en aquel lugar se encontraban exactamente igual.

Somos la ayuda, sí —le respondió Takahiro, acercándose al comandante. Lo observó e intentó analizar lo mejor posible. Parecía encontrarse mentalmente mejor que sus hombres, aunque quizá fuera una simple fachada—. Yo soy el jefe de campaña, Takahiro Kenshin —se presentó, ocultando su rango. A fin de cuentas, no llevaba puesto el uniforme oficial—, y soy el encargado de llevarlos sanos y salvos a nuestra base. Dígame, ¿qué demonios ha ocurrido? —le preguntó, intrigado.

Tenía que esperar a que le respondiera. Sus superiores le habían mandado apresarlo y llevarlo al cuartel, pero Takahiro era consciente de que no podía hacer eso por las malas y menos con sus hombres allí. Lo más coherente sería tratar de tomar el mando de la situación, pero abordaría eso en función de lo que le explicara el marine. El peliverde solía tener buen olfato para las situaciones que no encajaban en lo que él consideraba lógico, y aquella era una de esas situaciones.
#12
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Pequeña vuelta al pasado

- Por supuesto, jefe de compañía - responde Hugo. Lleva un modesto set de primeros auxilios con el que desinfecta y tapa tu herida. No es un vendaje como tal, pero servirá para mantener la herida resguardada contra la suciedad y evitar que se infecte mientras un médico del cuartel no puede revisarte.

En el presente

- ¿Jefe de campaña? Mucho escándalo han montado los de arriba por una única banda pirata - responde Bryan, en tono mordaz. A continuación, sacude la cabeza y añade, con voz más amable - En cualquier caso, agradecemos cualquier ayuda que hayáis podido traer. ¿Con cuántos hombres contáis? ¿Hay algún plan de evacuación? - Bryan parece aliviado por vuestra aparición, si bien no puedes evitar notar que parece tenso, al igual que muchos de los hombres que le rodean. Igual cree que le vas a ordenar volver a la batalla contra los piratas. Por lo de pronto, cabe esperar que haya aprendido la lección y escarmentado. Si es que había una lección que aprender, claro - Hemos perdido a muchos de nuestros soldados en el asalto inicial y durante las escaramuzas posteriores.

Mientras tanto, tus acompañantes no se quedan quietos. Albert se pasea por el lugar con el fusil en las manos, asomando de vez en cuando hacia el exterior para vigilar los alrededores con la mira. Pese a eso, no se te escapa que siempre que no está vigilando, no le quita la vista de encima a los marines de Bryan. El suboficial Kovacs se queda a tu lado firme, manteniendo una pose estoica y dura, como si fuese tu guardaespaldas o algo similar. Mientras tanto, Hugo se aproxima a una de las paredes del faro más deterioradas y sale por una brecha.

En el lado contrario se escucha un intercambio corto de disparos. Reconoces por un lado el ruido de las carabinas reglamentarias marines, por el otro, la cacofonía metálica de las ametralladoras viejas y oxidadas de los piratas. Al momento de escuchas el ruido, todos los marines se ponen al momento alerta de diferentes maneras. Pocos reaccionan de una manera disciplinada; la mayoría saltan del susto y se apresuran a cubrirse contra paredes. Unos pocos se lanzan al suelo. Tras unos pocos segundos, los disparos se detienen y escuchas el motor alejándose.

- Cada vez están siendo más osados. Antes se contentaban con bombardearnos. Hablando de lo cual, hace unos veinte minutos cayeron balas de cañón por la zona desde el mar. ¿Fue cosa vuestra? Casi nos echáis lo que queda de ruinas encima - su tono intenta ser amistoso, pero no hay manera de suavizar lo que sus palabras evidencian: no parece que les haya gustado la decisión de devolver fuego contra el islote. Mientras Bryan te habla, puedes ver a Hugo asomar la cabeza desde fuera del faro y dirigirte una mirada de reojo discreta y seria. ¿Qué pretenderá transmitirte?

#13
Takahiro
La saeta verde
De compañía —corrigió sutilmente a Bryan, mientras este continuaba hablando—. Pero puede llamarme Takahiro —prosiguió, tratando de ser lo más formal posible.

El espadachín de cabellos verdosos escuchó con mucha atención cada una de las palabras que articulaba el comandante, sin embargo, ninguna de ellas detallaba con exactitud lo que había ocurrido en el tiempo que habían estado allí, ocultos entre las sombras mientras luchaban constantemente contra los piratas al mando del temible Mad Mon

Sobre el terreno somos los que veis aquí—le respondió, haciendo una leve pausa, dando un pequeño paseo con la mirada por aquel lugar y observando la situación de manera más detallada. Los marines estaban hecho un asco, más de lo que le había parecido al entrar. Usarlos en un plan para capturar a los piratas podría ser un error, mas no descartaba tener que luchar cuando quisieran salir de aquel lugar. Takahiro carraspeó la garganta y continuó hablando—. Sin embargo, mi misión no es capturar a los piratas, eso es algo secundario. La razón principal de estar aquí es para llevaros al cuartel a daros atención médica y evitar que ocurran más bajas innecesarias. Entretanto, el cuartel del G-31 cercará Punta Verde para que nadie salga de aquí. Los piratas no podrán estar en estas tierras para siempre, y en ese momento le daremos captura —dijo Takahiro muy convencido. Realmente no tenía ni idea de que harían una vez los marines estuvieran de vuelta en Loguetown, aunque lo más lógico sería hacer lo que él acababa de proponer: cercarlos.

Mientas tanto, los miembros del escuadrón improvisado deambulaban por allí, a excepción de Kovacs que permanecía imponente a su lado, como si fuera su sombra o un ente protector que miraba por su bienestar. En su foro interno se preguntó si al resto de sus compañeros le resultaría también extraño el comandante. Era probable que sí, pero tampoco podía preguntárselo en voz alta. Fue entonces, cuando el sonido de multitud de disparos resonó en las afueras de aquellas ruinas. La actitud de los marines fue extraña, más que como soldados de la gran marina del gobierno mundial parecían civiles a quienes habían puesto un fusil en la mano por obligación o soldados con traumas que no podían luchar. Aquello llamó mucho la atención del peliverde, que frunció el entrecejo durante un par de segundos, mientras instintivamente llevó su mano a la empuñadura de su espada. Segundos después, los maleantes se marcharon de allí.

Entono el mea culpa —se disculpó Takahiro, si es que aquello podía considerarse de tal manera—. No sé como nos vieron, pero mientras veníamos comenzaron a encañonarnos. Tuve que tomar la firme decisión de pedir al barco que respondieran al fuego con fuego, mientras yo me encargaba de minimizar daños en nuestra pequeña embarcación.

Sin embargo, lo que realmente llamó la atención de Takahiro no fue la pasivo-agresividad con la que el comandante le había hablado, sino la mirada que había recibido de Hugo, su formidable recluta. ¿Qué estaba tratando de decirle con la mirada? Había visto algo fuera del faro, pero ¿el qué? El peliverde tenía que acercarse a él de forma sutil, así que trató de no llamar mucho la atención

Bien —alzó la voz un breve momento—. Kovacs, ¿sería tan amable de hacer un recuento con los soldados heridos junto al comandante Bryan? —le pidió, sabiendo que cumpliría a rajatabla la orden y podría quitarse a Bryan de encima el tiempo necesario—. Antes de partir tenemos que saber en condiciones están todos y cada uno de los soldados. Usted también, comandante —le dijo—. Desde ahora, por órdenes directas del G-31 y si no es impedimento por su parte, asumo el mando de este escuadrón hasta que estéis a salvo en nuestro navío de camino a tierra firme —Takahiro era consciente de que su decisión de tomar el mando no iba a sentarle bien a Bryan, o quizá si y se equivocaba. Sin embargo, era lo que tenía que hacer—. Mientras tanto, voy a pedirle al recluta Hugo que me apriete un poco más este vendaje, que me lo encuentro algo flojo.

Dicho aquello, si todo salía como debería salir, Takahiro se acercaría al recluta Hugo para saber que había visto. Apenas articularía palabras más allá de «apriétame la venda, soldado, por favor» y trataría de observar lo que su recluta había vislumbrado fuera de aquel derruido faro. La situación era extraña. No sentía la calidez que había sentido al tratar con otros escuadrones de la marina. Quizá fuera porque aquello era parecido a una guerra, pero había algo que no le gustaba en el ambiente. Razón por la que trataría de tener sus sentidos alertas por lo que pudiera ocurrir.

Resumen
#14
Derian Markov
Lord Markov
Cuando tomas el mando, el comandante arquea una ceja y sonríe, en un gesto diplomático pero que deja ver su disgusto - ¿Disculpa? - tras un momento tenso en que permanece callado con la boca entreabierta, asiente y dice - No estoy a las órdenes del G-31, pero respeto su autoridad en su jurisdicción y la cadena de mando. Obedeceré sus órdenes, jefe de compañía - responde, en un tono calmado y sumiso. Tras eso, se cuadra en un gesto severo y se va con Kovacs a comprobar el estado de sus marines. Mientras te estás acercando a Hugo y pasando por encima del muro, Joe se te acerca apresuradamente y te susurra al oído - No sé si esto es relevante, pero en cuanto te has dado la vuelta, Bryan ha asentido a un soldado con insignias de teniente y este se ha alejado. Ándese con ojo, sargento, esto huele a pescado pasado.

Hugo asiente y empieza a revisarte el vendaje que, por supuesto, está perfectamente dentro de lo improvisado que es. Mientras tanto, el recluta te hace un gesto con la cabeza. Tras el faro, colocados respetuosamente en filas y con sus armas sobre el pecho, se encuentran los marines que han muerto. No han tenido tiempo ni herramientas para hacer nada más por ellos, aunque ves que un par de soldados montan guardia junto a sus cuerpos. Uno de ellos, apenas un chaval, tiene los ojos enrojecidos. En total hay en torno a dos decenas de muertos. Hugo aprovecha el momento para susurrarte al oído - Algo está mal con los muertos. He revisado sus heridas y... es raro. No parece que hayan muerto en combate. Muchos tienen contusiones contusiones en la base de la nuca o la sien. La causa de la muerte es invariablemente un tiro en la cabeza o el pecho. Lo que me choca es que salvo por rascaduras y magulladuras no parece que tengan más heridas. Jefe, perdóneme por decir algo tan grave de nuestros compañeros, pero... es como si hubiesen sido capturados y ejecutados, no muertos en combate. Los tiros son demasiado precisos y muchos de ellos tienen rascazos en las muñecas o antebrazos.

Ahora que Hugo lo ha dicho, captas algunos de esos detalles. Es posible que lo hubieses notado sin Hugo, aunque para eso tendrías que haber descubierto que los cuerpos estaban ahí y decidido inspeccionar su estado. La situación pinta mal, muy mal. Y no es la única mala noticia que llega. El den den mushi empieza a sonarte con un ominoso "purupurupuru". Cuando descuelgas, escuchas la voz del oficial de comunicaciones de la Solemnidad Serena - Jefe de compañía Kenshin, aquí la Solemnidad Serena. Tres buques pesadamente armados con banderas piratas se aproximan al bloqueo naval. Hay un tiempo de margen antes de que lleguen y entablen combate con los navíos del bloqueo, pero es posible que la extracción se complique.

Sospechas, una situación sospechosa y un tiempo límite para evacuar la isla antes de que el mar en torno a Punta Verde se convierta en el escenario de una batalla naval. Esta situación se pone fea por momentos. ¿Qué harás ahora para intentar remediar esta situación? Hugo se aparta de ti, habiendo terminado su "revisión" y te mira en silencio, con determinación. Parece esperar tus órdenes para actuar.

#15
Takahiro
La saeta verde
Como había previsto Takahiro, al comandante Bryan no le había sentado nada bien que el peliverde quisiera tomar el mando de la situación y, por ende, de todo su escuadrón de marines. Era algo normal desde su perspectiva. Si él estuviera al mando de un grupo de soldados y viniera alguien para tomar el mando, seguramente…, bueno, a Takahiro no le gustaba mandar, así que no tendría problema alguno, pero era probable que su orgullo se aquejara un poco ante eso. Sin embargo, la actitud de Bryan había sido demasiado dócil para alguien de su cargo y eso no cuadraba a Takahiro. Sabía que algo no estaba bien: la forma de actuar de los marines ante los disparos, la situación tensa y la conducta de Bryan…

Se encontraba pensativo, acercándose a Hugo, cuando el soldado raso Joe se acercó para comunicarle algo que terminó por descuadrar del todo la cabeza del espadachín.

Entiendo —asintió el peliverde—. Ve con Albert fuera y supervisad los alrededores. Tenemos que ver si todo esta despejado antes de salir —le dijo, señalándole con la mirada una zona perfecta para huir de allí en el caso de ser necesario. Tenía una buena perspectiva para que Albert pudiera usar sus armas, además de esconderse tras algunos escombros. Un lugar perfecto.

Tras eso, se acercó a Hugo y elevó el brazo. Las palabras del recluta tornaron su rostro muy serio durante un breve instante, había sido como si la sombra de un fantasma hubiera atravesado su cuerpo, palideciendo su rostro y haciéndole sentir un malestar extraño. Su mirada, siempre alegre y relajada, se tornó oscura y opaca. Respiró hondo, como si se quejara de los que le estaba haciendo su recluta. Justo después, posando su mano sobre la empuñadura de su espada casi por instinto, miró a Hugo.

Quiero que salgas fueras e intentes hablar con el marine que esta fuera —le ordenó en voz baja, tan bajar que podía confundirse con un susurro—. Estate atento, se cauteloso y no dudes —Con esas palabras, quería hacerle entender que si tenía que matar primero debía hacerlo. Era algo dificil, pero si se encontraban con personas de dudosa moralidad era lo que había que hacer.

Un segundo después, sonó el den den mushi.

Aquí Kenshin —dijo, sosteniendo el aparato con su mano izquierda—. No hay nada de que preocuparse. El plan sigue en marcha. Si ocurre algo me pondré en contacto con la Solemnidad Serena —culminó diciendo—. Cambio y corto.

Guardó de nuevo el den den mushi y respiró hondo, buscando con la mirada a Kovacs y Bryan.

Comandante, ¿puede acompañarme fuera? —le preguntó—. Tengo que hablar con usted en privado —le dijo—. Kovacs, usted puede venir también lo desea. A fin de cuentas, es mi mano derecha en esta empresa y tiene todas mis notas apuntadas.

«Solo están estas dos opciones», se diría el peliverde en su foro interno, mientras avanzaba hacia afuera para hablar con el comandante, en el caso de que él accediera. Era posible que no fuera solo, así que intentaría estar frente a él y quien saliera en todo momento. La zona que había escogido era a la que había mandado a Albert y Joe, desde donde también podía ver perfectamente a Hugo, los dos soldados que vigilaban y los cuerpos de los marines muertos. Allí, ya aferrado a la empuñadura su espada, miraría al comandante Bryan a los ojos.

¿Vas a decirme de una maldita vez que ha ocurrido aquí? —le preguntó, con un tono de voz bastante serio, podría decirse que era hasta imponente para ser él, que solía tener una forma de hablar muy relajada—. Las heridas de esos hombres no son normales y usted lo sabe —le dijo—. Son heridas de ajusticiamiento.  Así que solo hay dos opciones: o usted ha perdido completamente el juicio y se ha dedicado a matar a todos los que le llevaban la contraria, junto a varios de sus hombres más fieles —hizo una pausa de apenas unas milésimas—, o forma parte de la tripulación pirata de Mad Mon y todo esto forma parte de un plan mayor que aún desconozco. ¿Estoy en lo cierto?7

Stats tras parche
#16
Derian Markov
Lord Markov
Joe se cuadra y se acerca a Albert para transmitirle tus órdenes. Tras eso, ambos salen del faro. Mientras tanto, tras el breve intercambio con Hugo, el recluta traga saliva y asiente con inquietud - A sus órdenes - está tan nervioso que parece a punto de vomitar, pero es difícil conducir culparle. Por lo que recuerdas de su francamente corto historial de servicio, no ha estado en ninguna acción de combate real, lo más parecido fue una reyerta en un bar en que su patrulla arrestó a unos borrachos armados. Es probable que Hugo nunca haya usado un arma contra otro ser humano con intención mortal. Tan solo cabe esperar que en el momento de la verdad, no le vacile la mano.

Cuando te acercas a Kovacs y Bryan, ambos se llevan la mano a la frente. Kovacs además se pone firme con un gesto respetuoso. Cuando estás dando tus órdenes ves que un hombre de pelo largo gris recogido con una coleta y con galones de alférez se acerca hacia Bryan. Te das cuenta de que lleva un den den mushi colgado del bolsillo. Bryan le hace un gesto para que se detenga y te mira - Por supuesto, jefe Kenshin. Si le parece bien, ordenaré a mi alférez que quede al mando y se asegure de mantener a las tropas en orden y listas - si le das permiso, transmite las órdenes y te sigue. Si no, se limita a asentir respetuosamente, aunque con un gesto contenido.

Una vez estáis un poco alejados y empiezas a hablar, el rostro de Bryan cambia. Al principio  se muestra ligeramente sorprendido, pero pronto su rostro cambia a una mueca de frustración y rabia. Poco después la ira muere en su faz y es sustituida por un profundo cansancio. Las líneas de expresión en su rostro parecen profundizarse y da la impresión de envejecer diez años de golpe. Suspira pesadamente y dice - Jefe Kenshin, no podría haber llegado en peor momento. Lamento terriblemente esto. Realmente lo hago. Pero alguien debe tomar decisiones difíciles por el bien de todos - te mira directamente a los ojos. El cansancio desaparece de su expresión y es sustituido por determinación. Nuevamente parece recuperar su vigor y juventud - No podemos evacuar aún. Por motivos que no puedo explicar sin desobedecer órdenes explícitas, el capitán Montazano debe salir vivo de esta isla. No puedo darte más datos y es mejor para ti que no los tengas - frunce el ceño - te han metido en un asunto bastante más grande que tú y yo. Por favor, no te interpongas. No quiero derramar más sangre de compañeros.

La expresión de Kovacs al principio es de sorpresa y confusión, pero luego es de profundo odio y asco. El suboficial pone la mano en su pistola y te mira de reojo sin dejar de encarar a Bryan. Parece estar esperando tus órdenes para actuar.

Tienes una disyuntiva. Puedes intentar arrestar a Bryan tras su admisión de haber ejecutado a hombres a su mando y estar conspirando para ayudar a Montazano a escapar... o puedes confiar en sus palabras y dejarle ir.

Nota para el corrector: la siguiente parte se habló previamente con el usuario.

Al escuchar tus palabras, el comandante niega con la cabeza con tristeza. Kovacs alza la pistola y se dispone a disparar - manos a la cabeza, comandante Bryan - hay cólera fría en las palabras del suboficial. Bryan simplemente suspira y dice, en tono sombrío - está bien. Todo sea por la Marina.

El comandante alza las manos como si fuese a llevárselas a la cabeza. Y entonces, el caos se desata muy rápido. Escucháis tiros provenientes del faro. Al mismo tiempo, el alférez que antes intentó hablar con Bryan aparece de entre las hierbas con un alfanje en la mano, dispuesto a atacar a Kovacs. Otro disparo suena, de un arma de más calibre que las anteriores y un proyectil letalmente preciso atraviesa la rodilla del alférez. Entonces Bryan aprieta su puño derecho y algo estalla. Una nube de humo cubre la zona.

Niebla
PIC302
PíCARO
Utilidad Activa
Tier 3
No Aprendida
30
Costo de Energía
1
Enfriamiento
El usuario se moverá, ágilmente, mientras libera una bomba de humo con el fin de eludir una ofensiva en su contra aprovechando el humo para posicionarse a escondidas, dicho humo apenas durará 1 Turno y tendrá un alcance de 15 metros de radio obteniendo el usuario un incremento en sus [Reflejos] durante la ejercicio de esta técnica. [Requiere consumir 1 Granada de Humo]
+7 [Reflejos]


Escuchas la detonación de la pistola de Kovacs cerca tuyo. A continuación, pasos rápidos y el familiar sonido de acero contra cuero. Tu vista no lo capta, pero un ataque se dirige hacia ti, una puñalada al costado con un tanto.

Puñalada Vil
ASE302
ASESINO
Ofensiva Activa
Tier 3
22/10/2024
40
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario perpetuara una estocada descendente con su arma, causando una herida visceral que deje una [Hemorragia leve] en su víctima, agravando un grado cada vez que se aplique esta tecnica sobre la misma zona sin que la Hemorragia haya sanado.
Golpe Basico + [AGIx2,6] de [Daño cortante]


201 de daño cortante, Tasa de Acierto 50, -5 a reflejos contra este ataque.

PD: Es un [Ataque Sorpresa], así que tienes que justificar que ves venir el ataque (por ejemplo, con haki) para poder reaccionar. Si no detectas el ataque hasta que lo tienes encima, puedes reaccionar pero con un -10 a reflejos.
#17
Takahiro
La saeta verde
Las palabras del comandante Bryan sorprendieron mucho a Takahiro, aunque no fue al único que le ocasiono sentimientos lo que estaba diciendo. El peliverde había jurado servir y proteger, sobre todo proteger a todos aquellos que necesitaran ayuda, pero jamás podría hacerlo con un asesino.

Podría pasar por alto que incumplieras la normativa —le dijo, tratando de mostrar un tono de voz comprensivo—. Incluso podría hacerme el loco si hubieras sido sincero conmigo desde un principio. Sin embargo, además de mentirme, has cometido un crimen que no puedo tolerar: acabar con la vida de aquellos que confiaban en ti para volver a sus hogares. ¿Acaso no has pensado en sus familias? —el tono de voz de Takahiro era iracundo y severo, podría decirse que hasta imponente—. Es por eso que lo siento, coman… —cortó la frase en ese momento, clavando sus ojos sobre el hombre que tenía frente a él, a escasos centímetros—. Lo siento, Bryan. Pero queda detenido en nombre de la Marina del Gobierno Mundial por el asesinato premeditado de hombres y mujeres inocentes. Solo le pido que no ofrezca resistencia. 

Kovacs apuntó con su arma a Bryan, pero éste no parecía nervioso. Su voz era oscura y taciturna, mientras que su mirada le hizo saber al peliverde que tramaba algo, pero, ¿el qué?

Fue en ese momento cuando todo se volvió caótico. Uno de los hombres de Bryan aparece de la nada y desde el faro alguien le dispara sin remordimiento alguno, apuntando a su pierna. Tras eso, de la mano de Bryan comienza a emerger una humareda bastante densa, que fue recubriendo todo progresivamente desde ese punto. «Otro como Ray», pensó Takahiro, que no era la primera vez que se veía en una situación como aquella. Su compañero era algo parecido a un ninja, que usaba artefactos como aquel para atacar a los enemigos por la espalda. Sabía que no podía fiarse de su vista, así que confió en su olfato. Si bien la bomba de humo tenía un hedor muy característico, que mezclaba azufre con productos químicos, el olor de un hombre que no había tenido una higiene adecuada era algo que podía distinguir con cierta claridad.

Danza Sobre el Filo
SAM302
SAMURAI
Defensiva Activa
Tier 3
17/8/2024
41
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Una defensa con el filo de las armas que busca acompañar las agresiones de todo tipo con el filo del arma buscando dispersar la fuerza de la misma a lo largo del metal para nulificar esta completamente o Migitar parte del daño. En caso de que esta tecnica Mitigue todo el daño de la ofensiva, causara [Desarme] sobre el agresor, si la ofensiva era melee.
Defensa Pasiva + [FUEx2,5] de Daño Mitigado


Sin embargo, aquello no fue suficiente como para realizar una defensa efectiva. Fue capaz de alzar su espada para defenderse parcialmente del ataque, cubriendo su arma y sus brazos de un color oscuro, casi negro, pero no pudo evitar que un arma se le clavara en su brazo izquierdo. Takahiro quiso bramar de dolor, no obstante, era consciente de que tenía que actuar rápido y, antes de que su enemigo pudiera alejarse, trazó un poderoso movimiento en diagonal ascendente de dentro hacia afuera, realizando un tajo con tanta fuerza que se formó una presión de aire que era capaz de propagarse hasta veinte metros, con la intención de golpear a su enemigo.

Deseo Fugaz
SAM401
SAMURAI
Ofensiva Activa
Tier 4
2/9/2024
48
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario ejecuta un poderoso movimiento con su arma lo más rápido que puede y ejerciendo todas sus fuerzas para formar un tajo con la misma presión del aire que se libera con el movimiento, emitiendo de esta forma un tajo volador que se desprende del arma hasta alcanzar los 20 metros, viajando con un +5 de [Tasa de Acierto].
Golpe Basico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]


Tras ello, aprovecharía para recular y volver a enfundar su arma de nuevo, el Battojutsu había comenzado.

Así que esas tenemos… —dijo el peliverde, guiñándole un ojo con cierta soberbia a Bryan, flexionando sus piernas y suspirando.

Números y cosas de la defensa


Números y cosas del ataque
#18
Derian Markov
Lord Markov
El humo empieza a despejarse. Escuchas ruido de pelea algo lejano, de la dirección del faro y otro más cercano, a tu izquierda. Alcanzas a ver que el alférez herido se defiende de los golpes de Kovacs. El suboficial, aprovechando el estado herido del traidor, lo desarma con una floritura del sable y le apunta a la garganta, poniéndolo en jaque. Jadeando y sangrando, el enemigo deja caer el arma y alza las manos como señal de rendición. Desde el faro alcanzas a escuchar dos disparos más de aquella arma de alto calibre que hirió la rodilla del alférez y el sonido de pelea se apaga.

Tu letal movimiento, por otro lado, divide el restante humo en dos mitades a su paso. Mostrando su experiencia y reflejos, Bryan se echa hacia un lado tratando de evitar la onda cortante, pero no es lo bastante rápido y el golpe le acierta de refilón, "afeitándole" el torso y haciéndole un corte bastante feo en el brazo derecho [esquiva torpe]. Intuyes por su movimiento que la intención de Bryan tras esquivarte era arrojarse sobre ti y atacarte de nuevo con el tanto, pero la potencia del golpe lo empuja un par de metros hacia atrás y detiene su acometida. El comandante suspira y frunce el ceño - Las cosas pintan feas, Jim - dice, desenfundando una pistola con la mano izquierda. El alférez alza la mirada y pregunta, con voz queda - ¿Comandante?

De repente, en un gesto rápido, Bryan alza la pistola. Parece que va a disparar a Kovacs, pero en el último momento baja el cañón y ejecuta al alférez Jim con un certero tiro en la cabeza. Sin dignarse ni a mirar la muerte de su subordinado, el comandante se gira y echa a correr hacia la marisma. Os disponéis a cazarle, cuando de repente escucháis el rugir de un motor que, debido a la pelea, no habíais notado hasta ahora. Un gran vehículo a medio camino entre coche y furgón hechos con chatarra llega atravesando la tierra barrosa. No tiene ruedas, sino orugas de tanque, lo que explica su capacidad para maniobrar en terreno difícil. Sobre el vehículo ves a un montón de gente con ropa de cuero negro y adornos de hueso y metal oxidado. En el centro, sobre un gran asiento, se encuentra un hombre corpulento y calvo. Tiene un implante metálico que le recubre la mandíbula inferior, cubriéndola por completo. En la mano lleva una gran naginata de acero rojizo - ¡Bryan, sube! ¡Nos largamos de este pedazo de tierra inmunda!

- ¡Sí, capitán!

Bryan sube de un salto y el vehículo empieza a maniobrar para irse. Podéis intentar algo, de hecho Kovacs ruge de ira y empieza a disparar su pistola contra los piratas, pero el hombre musculoso alza la mano y ocurre algo extraño. Las balas rebotan en el aire sin efecto alguno. Todo indica que van a lograr escapar; perseguir al vehículo por el terreno de Punta Verde es una proeza que pocos pueden esperar lograr. Esta es la hora final. ¿Qué vas a hacer? ¿Rendirte o intentar un último acto desesperado?

Nota: salvo que logres algo inesperado y se alargue la trama, esta es la última ronda de la narración. En mi próximo post cerraría con las conclusiones. ¡Buen trabajo sobreviviendo a Punta Verde!
#19
Takahiro
La saeta verde
Takahiro intentó bloquear, en vano, el disparo con el que el comandante había ajusticiado a su propio hombre, a una de las personas que, era más que probable, le había seguido hasta el punto de traicionar al cuerpo de marines que había jurado defender con su vida. El cuerpo del Alférez cayó al suelo en tres fases, como si el alma de aquel cuerpo se negara a dejarlo marchar.

Rápidamente, con una sangrante herida en su brazo, Takahiro se dispuso a ir tras el comandante, con la firme intención de atraparlo y llevarlo ante la ley; si es que no se convertía en su verdugo en ese lugar. Al espadachín de Nanohana no le gustaba arrebatar vidas de manera innecesaria, creía que el valor de la existencia misma era un don con el que no se debía jugar ni tampoco tomar a la ligera. Sin embargo, era consciente de que muchas personas no debían ser poseedoras de dicho obsequio divino, como era el caso de aquel animal rastrero que había resultado ser Bryan.

Pudo ver con sus propios ojos cómo escapa. Algunos marines trataron de ir tras él, le dispararon y algo invisible hizo que los proyectiles rebotaran y cayeran al suelo. «¿Haki?», se cuestionó el peliverde, ya que él estaba siendo entrenado también en el uso de su voluntad como forma de ataque y defensa. Sin más dilación, suspiró. Alzó su espada y la llevó hacia abajo, haciéndoles entender a los marines que había acabado.

¡Parad! —alzó la voz, por encima de cualquier ruido que allí hubiera. Sonaba imponente, seria y, al mismo tiempo, casi desoladora. Sentía una impotencia que había padecido en su cuerpo…, desde el hombre del traje blanco. Una parte de su ser le decía que la misión había sido un éxito, ya que había salvado muchas vidas de marines inocentes de manos de aquel logo, pero otra le decía que había fracasado estrepitosamente—. !Guardad las armas! —continuó—. ¡No quiero más derramamiento de sangre innecesario! —suspiró hondo, aclarando su cabeza durante un breve instante—. El suboficial Kovacs va a hacer un recuento de todos y cada uno de los marines muertos, ¿entendido? Quiero saber quien ha muerto en batalla real y quien ha sido asesinado por ese hijo del demonio de Bryan. Una vez hagáis eso, quiero que cojáis las pertenencias de valor que puedan identificar a cada marine para llevárselas a sus familias. Quiero que pongáis los cuerpos en un lugar elevado, protegido de posibles alimañas carroñeras con lo que sea: piedras, ramas, un foso improvisado. En este terreno y en vuestro estado no podemos llevarnos los cuerpos, pero me encargaré personalmente de que el G-31 envíe un grupo para recogerlos y darles santa sepultura. Sus familias merecen poder llorar a sus muertos —hizo una breve pausa, para coger aire—. ¡Y LO QUIERO PARA AYER! ¿¡ENTENDIDO!?

Una vez los marines estuvieran haciendo lo que les había mandado, agarraría su den den mushi y se pondría en contacto con la Solemnidad Serena para que trataran de no entrar en conflicto con los barcos piratas, aunque eso supusiera tener que recogerlos más tarde. Tras ello, les diría que les pusieran en contacto con la Teniente Ophelia y el agente Palemane para contarles lo sucedido con Bryan.

Y una última cosa, Palemane —diría en el caso de que pudiera hablar con él—. Érais conscientes de que podría ser un traidor, ¿verdad? —le preguntaría, con un tono de voz seria—. No creo que el servicio de inteligencia del gobierno no supiera eso. Bryan no es tan bueno mintiendo, ni tampoco tan listo. Que me enviéis a mi a una posible trampa puedo aceptarlo, sé desenvolverme bien, pero si me nombrais cabecilla de una comitiva sin saberlo… Poniendo en peligro sus vidas no lo acepto. Podéis enfadaros si queréis, pero si no lo soltaba me iba a envenenar por dentro. Y no os preocupéis, mis labios están sellados. Cambio y corto. —Y colgaría.

Una vez en el barco de camino a Loguetown, durante el corto trayecto, trataría de interrogar a todos los marines para que les dijera que había ocurrido realmente en el tiempo que habían estado allí, si no le daba tiempo intentaría hacerlo ya en la isla y luego elaborar un informe donde contar todo.
#20


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 5 invitado(s)