¿Sabías que…?
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[Diario] La Redención Real (Pasado)
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Año setecientos veinticuatro, verano, madrugada del día veintidós.

La brisa fría de la madrugada acariciaba suavemente el rostro de Mayura, un elegante pirata que se encontraba caminando por las calles adoquinadas del Pueblo de Rostock. Después del inesperado desliz con un atractivo bandido de cuarta en un callejón, decidió que su noche aún no estaba destinada a terminar. No, el Pavo Real del Océano no aceptaba tan fácilmente la derrota, sobre todo en noches como esta que solo empezaban a ir de mal en peor.

Sus mirada gris y neutral, se posaba en la entrada de otro bar, uno que, a diferencia del anterior, parecía un poco más exclusivo y con mejor público, con luces tenues y un aire de elegancia gracias a la falta del bullicio, un bar que prometía algo más acorde a su estilo que a su condición actual. — A ver si corro son suerte. — musitó justo antes de echar suspiro contenido, empujó las puertas y entró, asegurándose de que su túnica ondeara con la gracia de siempre y su mirada se mantuviese por encima del hombro. A pesar de que un sentimiento de ansiedad comenzaba a formarse en su pecho, sobre si los precios de este lugar fuera algo que se pudiera permitir, mantuvo su rostro imperturbable y su sonrisa sagaz como siempre.

El lugar estaba menos abarrotado que la taberna anterior, y tras un rápido vistazo, localizó el único asiento libre en la barra. Con su andar fluido, se acercó, tomando asiento con elegancia en el único lugar disponible: entre un hombre más alto, obeso, y de aspecto desagradable a su izquierda, y una figura más interesante, de menor estatura y completamente desconocida a su derecha. La noche podría mejorar o empeorar, no podía predecir qué pasaría con dos figuras tan opuestas en cada costado, solo sabía que se pondría muy interesante pues su presencia nunca pasa desapercibida.

El ostentoso pirata cruzó las piernas y se inclinó hacia la barra, asegurándose de que cada movimiento estuviera calculado para captar la atención del colágeno guapo a su derecha. El ambiente del bar era más silencioso, las conversaciones eran más discretas, y las miradas eran menos inquisitivas, lo que le permitió relajarse ligeramente, aunque tragara en seco de vez en cuando de manera discreta por un tema que muchos pudiéramos tener en común... las berries.

Algo exquisito y digno de mi paladar, querida. — dijo con un susurro seductor a la camarera, manteniendo su expresión segura, para luego sentarse en el banco que le correspondía, donde fue invadido por sus pensamientos debatiéndose sí podría realmente cubrir la cuenta de la noche, si alguien se acercaría a él o peor aún, si se topaba con otro ladronzuelo. Tras un breve vistazo al hombre sentado a su izquierda, decidió que haría lo posible para evitar una conversación con él. Sus ojos, sin embargo, se giraron hacia su derecha, donde el chico desconocido, que parecía más prometedor. No obstante, esta vez estaba negado a tomar el primer movimiento, andaría con más cuidado que el bar anterior y mantendría sus sentidos alerta para evitar accidentes o situaciones incomodas.
#1
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Te encuentras tomando, joven pirata. Tomando tu tan delicioso licor de café como es de costumbre para ti. También para matar la ansiedad tiene tu petaca de café guardad dentro de tu kimono y, justo recostado a tu lado, tu lanza. Estabas totalmente absorto en tus pensamientos mientras disfrutaba de la deliciosa bebida. Sin importa que, te mantenías enfocado en ello sin perder sin notar mucho lo que te rodeaba. Pero igualmente, no bajabas la guardia. Últimamente tenías ese afán de mantenerte muy activo durante las madrugadas. Te resultaba interesante el mundo nocturno de cierta manera. Al menos en esta isla, las mañanas solo ofrecían vida cotidiana por parte de los locales. Pero su mundo nocturno era… un poco más interesante.

Mucho más interesante.

Alguien se sienta a tu lado, joven pirata. Alguien que claramente trata de llamar tu atención. Interrumpes tus pensamientos y te das cuenta que esta persona peculiar se fija en ti. Te das cuenta por el aroma que se trata de un hombre. Lo tienes lo suficientemente cerca para distinguir su aroma entre el resto. Escuchas como ordena algo rico para comer y tú no puedes evitar reír. Sigues en lo tuyo sin prestar mucha atención al asunto, pero tampoco te muestras arisco ante su presencia. Simplemente supones que es alguien que trata de pasar el rato en la taberna. No sientes hostilidad de su parte. Bueno, al menos por ahora. El otro sujeto que estaba al otro lado paga su cuenta y se retira. Ahora la barra luce más solitaria. Das un último trago a tu botella de licor de café y te das cuenta que, se ha terminado. – Otra botella de licor de café, por favor. – Pides con tranquilidad a la camarera. – También quiero una porción de arroz con carne y curry.

Observas por un momento y te fijas en tu lanza. Te quedas mirando perdidamente a la punta de este imaginando un montón de cosas. Luego le pierdes cuidado y simplemente miras hacia el frente. Das un fuerte suspiro mostrando claro aburrimiento. No era la noche más interesante de todas pero tampoco era la peor.

Después de todo, otro dia podrá aparecer algo con quien medirte en combate.
#2
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
¿Algo exquisito y digno de su paladar? — replicó con neutralidad la mujer que estaba atendiendo en la barra, una chica de pelo castaño con cara inocente y aparente de unos de veintidós años como mucho. Los encantos del pirata parecieron inútiles contra la camarera, quien debía pasar por la misma experiencia noche tras noche, recibiendo todo tipo de cliente, inamovible ante cualquier intento de seducción, impertinencia y los diferentes problemas que visitaban la barra, ser impersonal era lo que le permitía sobrevivir a esta rutina y era muy buena en ello.    
 
Perplejo ante la respuesta, el pavo real del océano se vio forzado a despertar de sus pensamientos y volver a prestar atención al frente. Titubeando un poco antes de responder, recuperando su compostura en cuestión de un instante pues no podía permitir que su coraza de elegancia y confianza se viera débil y mucho menos quebrada ante una presencia tan interesante como el sujeto a su derecha. — Increíble… — inició tras soltar un suspiro y mirar con indignidad hacia la camarera. — Tráeme un licor de melocotón y algo ligero para saciar mis ganas de comer, un poco de fruta o quizás unos quesos. — su tono reflejaba su descontento ante la camarera, la cual simplemente tomó la orden y siguió con su trabajo. No obstante, pudo sentir como su desconocido acompañante de la izquierda se veía disgustado con su presencia, no le importó, pues también escuchó la risa de quien la atención si le importaba.
 
La camarera regresa con la botella de licor de melocotón y un plato de frutas picadas acompañadas de algún queso de dudosa procedencia. Mayura vertió licor en su copa y comenzó con su proceso de degustación, observó el color pálido del licor, disfrutó un poco de su aroma de melocotón con notas florales y finalmente llevó a boca, donde sentiría el balance que necesitaba entre lo frutal, lo floral y un pequeño toque de acidez. Tras ese proceso realizado con elegancia era imposible evitar notar que el histriónico pirata venia de buena crianza, aunque todo ese proceso meticulosamente realizado seria invisible ante los ojos de ignorantes.
 
"Curioso... licor de café. Un gusto tan peculiar como su dueño, sin duda." Pensó intrigado al escuchar al interesante joven ordenar.  No había necesidad de forzar una interacción, aún. No era su estilo abordar una situación sin primero medir su ambiente, y este extraño, con su tono sereno y su atención fija en el arma, no parecía ser la clase de compañía que pudiera ignorarse con facilidad. Era evidente que estaba completamente absorto en sus pensamientos, ajeno a todo lo que le rodeaba en ese momento. Claramente, no era uno de esos personajes impresionables que se dejaban llevar por la apariencia o la extravagancia. Quizás eso, después de todo, era lo que más le había llamado la atención.
 
Con una ligera sonrisa en los labios y sin perder su porte, decidió que romper el hielo. A fin de cuentas, no podía dejar que la noche simplemente se desvaneciera sin algún tipo de entretenimiento, y si había algo que sabía hacer, era ganarse la atención de aquellos que inicialmente parecían reacios a prestarla. Se inclinó un poco hacia el joven pirata, manteniendo el aire de casualidad, como quien comenta algo trivial.
Una noche tranquila para alguien que parece estar buscando algo más que el simple sonido del licor cayendo en un vaso.comenzó, su voz suave y melódica, lo suficientemente fuerte como para que el otro pudiera escucharle sin que sonara forzado. — Aunque debo decir que no eres el único con gustos exquisitos. — añadió, señalando con un ligero gesto hacia la botella vacía de licor de café que descansaba frente al hombre.
 
Una pausa breve, lo justo para medir su reacción, antes de continuar. Mayura era un maestro en leer a las personas, y aunque su interlocutor no parecía hostil, tampoco había ofrecido mucho hasta el momento. Eso, sin embargo, era parte del juego. Siempre había algo que podía atraer la atención de los más reservados, y él sabía cómo manejar la situación.
 
El café tiene una manera especial de calmar los nervios y despejar la mente, ¿no es cierto?agregó, volviendo su mirada hacia la barra por un momento. — Aunque debo admitir que esperaba algo un poco más... emocionante esta noche. ¿Y tú? — concluyó con una sonrisa afilada, sin dejar de lado el tono encantador que tanto le caracterizaba.
#3
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
El silencio se ha roto, joven pirata. La persona de tu costado parece estar lo suficientemente interesada en ti como para hablarte. Su voz era bastante suave y melodiosa. Si tu nariz no fuera lo suficientemente asertiva, dudarías incluso que se trataba de un hombre por su comportamiento. Pero incluso aun así, tu no tenías problemas en lo absoluto. Después de todo, te consideras a ti mismo una criatura. No diferencias entre hombres y mujeres.

Devorar a uno o a otro, te tiene sin cuidado.

- Lo que suelo buscar es mortífero para las personas débiles. –Respondes mientras miras nuevamente a tu lanza. – Pero hoy no busco lo que normalmente suelo buscar. Solo estoy disfrutando de la tranquilidad de la noche mientras el licor es mi compañía y mis pensamientos son mis consejeros. – Luego observas como te señala la botella de licor de café. Sonríes con tranquilidad mientras pasas de mirar a la botella a mirarlo a él. Claramente estaba tratando de llamar tu atención y tú no eras alguien inocente que no se diera cuenta. Luego le escuchaste hablar del café como si fuera todo un experto. Cosa que te vuelve a hacer gracia nuevamente.

-El café es lo único que logra que mantenga la cordura. – Responde con tranquilidad. – Ya sea en licor o en una tasa. El café es lo único que logra mantenerme cuerdo y activo en este mundo. Digamos que no todos logran apreciar lo bueno que puede llegar a ser un sabor amargo. – Luego vuelves a fijar tu mirada en la botella de al frente. Tu curioso acompañante te habla de que esperaba algo más interesante esta noche. Eso curiosamente te llena de intriga y curiosidad.

-Lo más emocionante que me ha pasado es tener que luchar contra enemigos fuertes que… terminan cayendo con mi lanza. – Respondes tranquila y naturalmente, como si de una conversación cotidiana cualquiera se tratase. – Aunque… no sé qué estuviera esperando usted por noche interesante, señor… - Eso último sonó un poco más largo, indicando que no conocías su nombre y no sabías como llamarlo.  Tu mirada se torna más tranquila y se te nota más relajado.

Eso era bueno, significaba que no eras un peligro.
#4
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
La atención de Mayura había sido completamente capturada, no fue solo la respuesta directa del hombre a su derecha, sino la manera en que hablaba de cosas mortíferas y personas débiles como si fuera algo tan trivial como una botella licor de café. El contraste entre sus propias palabras cargadas de sutileza y la cruda sinceridad de su interlocutor solo hizo que el interés del pavo real del océano aumentara considerablemente.
 
"Mortífero..." pensó el pirata, sus labios esbozando una sonrisa casi imperceptible, aunque por dentro se extasiaba. Para este momento ya era más que evidente que este joven no era una compañía común, y eso le intrigaba más que cualquier bebida en la barra. El elegante pirata levantó su copa de licor de melocotón y la acercó lentamente a sus labios, tomándose su tiempo para degustar cada nota frutal mientras consideraba su próxima jugada y terminaba de escuchar a su acompañante. Sabía que no podía precipitarse. Cada palabra, cada gesto, debía estar cuidadosamente calculado, como las primeras piezas movidas en un delicado tablero de shogi.
 
Mientras escuchaba a su acompañante hablar sobre su relación con el café, Mayura no pudo evitar soltar una risa ligera. — Ah, el café... — musitó, desenterrando melancólicamente el como le prohibían tomar café y le obligaban a tomar té durante sus años en casa, sin embargo siempre mantuvo su sonrisa, pues quería agradar al chico ya sea como futuro compañero o algo más, queria conocerlo mas a fondo. Sin embargo, lo que le llamó más la atención fue la manera en que el joven hablaba sobre sus enemigos, describiendo la caída de aquellos que enfrentaban su lanza como algo tan natural, tan mundano.
 
"Interesante", pensó. Este sujeto, que inicialmente parecía tan distante, resultaba ser alguien que disfrutaba el combate, que lo veía como una parte esencial de su existencia.  — Mayura. — finalmente respondió, con una ligera inclinación de cabeza, aceptando el desafío implícito en el final de la frase de su acompañante. — Mayura Pavone, aunque he de admitir que el título que prefiero es "El Pavo Real del Océano". — Su sonrisa se amplió un poco más al pronunciar esas palabras, esperando ver la reacción que causaba su introducción. Sabía que era un nombre peculiar, uno que no olvidabas fácilmente, y eso era parte de su encanto.
 
El joven pirata lo había intrigado lo suficiente como para seguir la conversación, aunque por ahora lo hacía con cierta cautela. — Parece que ambos buscamos cosas diferentes en la noche, aunque he de decir que, a veces, la mejor compañía puede ser algo tan simple como el sonido de una botella vaciándose y la incertidumbre de qué sucederá después. — comentó mientras sus dedos jugaban con el borde de su copa. Con un aire despreocupado, Mayura miró al frente por un instante, como si la conversación fuera apenas una distracción en su noche, pero en realidad cada palabra estaba calculada, cada gesto medido. "Este joven podría ser alguien de valor... si sabe mantener el ritmo", pensó. Aún no sabía exactamente hacia dónde lo llevaría esta conversación, pero estaba claro que la noche estaba lejos de ser aburrida.
 
Y dime, compañero…— continuó, su voz volviendo a ese tono suave y seductor que lo caracterizaba, alargando al igual que su acompañante había hecho, dejando notar que esperaba una presentación antes de que le respondiese. — ¿Qué tan hábil eres con esa gran arma? Alguien como tú parece más adecuado para el bullicio de una gran aventura, no para la quietud de una solitaria barra de madrugada. Tu compañía me hubiera caído como anillo al dedo en el bar anterior. — concluyó, su mirada fija en el joven, esperando ver qué secretos podría revelar.
#5
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
La persona frente a ti se presenta como Mayura Pavone. Un nombre bastante curioso la verdad. Aunque lo segundo que a afirmado te ha hecho levantar la ceja por un momento. Eso de auto proclamarse el pavo real del océano era algo bastante osado. Para tener un título que cubra algo tan global, debía significar dos cosas, o ya eres alguien así de grande o anhelas serlo.

Y tú no temes decir lo que piensas.

- Para querer tener un apodo que cubra tanto, has de tener algo que lo respalde. – Algo directo, al punto pero tampoco irrespetuoso. Un juego de palabras que cualquiera pensaría que es calculado, pero ha salido natural de ti. Seguiste escuchando atentamente sus palabras mientras te permitías dar un trago de tu licor de café. Realmente tenía cierta manera de decir las cosas que le hacía un poco más peculiar del resto. – ¿Y como le gustaría que terminara la noche? La incertidumbre es fácil de eliminarla si revelamos cuales son nuestras intenciones.

Tienes un punto, Alpha.

- Alpha... Hunter D. Alpha. – Indicaste tu nombre. Luego te hizo una pregunta con respecto a tu habilidad con el arma y luego una afirmación. Realmente era la primera vez que alguien mostraba interés en tus capacidades bélicas. Volviste a mirar a tu lanza, pensado durante unos segundos. – Supongo que lo suficientemente bueno como para querer ir al Grand Line y hacerme un nombre. Las aventuras digamos que son para pasar el tiempo. Yo busco cosas un como más simples, pero a la vez complicadas. – Volviste a fijar tu mirada en Mayura. – Como un lugar donde cómodo donde pueda pasarlo bien. Sé que suena algo común, pero no lo es para alguien que se dedica a la piratería. – Volviste a tomar tu botella para dar un trago más. - ¿Qué ha ocurrido en la anterior taberna? Supongo que es difícil no llamar la atención para ti.

Afirmaste, con una sonrisa dibujada en tu rostro.
#6
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El elegante pirata sonrió ampliamente al escuchar el nombre de su acompañante. "Hunter D. Alpha... interesante," pensó para sí mismo, dejando que el nombre resonara en su mente mientras bebía lentamente otro sorbo de licor de melocotón. — Ah, el Grand Line. — repitió suavemente, dejándose llevar por el eco de esas palabras. — Un lugar donde solo los nombres más fuertes se alzan por encima de las olas, donde el mismo mar desafía a los mortales a probar su valor. — La sonrisa de Mayura se volvió un poco más aguda, sus ojos grises brillando con un destello de malicia controlada.
 
Alpha... los títulos son solo lo que anhelamos ser, cuando logramos que otros nos llamen por el es porque estamos en el camino correcto, manifestando nuestros sueños. En mi caso, El Pavo Real del Océano... — hizo una pausa, saboreando el peso de sus palabras antes de continuar. — es mucho más que un apodo. Es una promesa, un recordatorio de que el océano es mi escenario, y que tarde o temprano, todos los ojos se posarán en mí y admirarán mi gran espectáculo. — tratando de fluir la charla naturalmente, aunque estaba claro que Alpha no era alguien que se dejara impresionar fácilmente.
 
 Eso, sin embargo, solo lo hacía más interesante para el elegante pirata que se identificaba como un pavo real. Apreciaba cuando sus acompañantes no caían rápidamente bajo su encanto, pues eso le daba la oportunidad de seguir desplegando sus capas de personalidad y misterio, aunque se sacrificaba a no dejarse llevar para no repetir la tragedia del último par de hace unas horas. — ¿Cómo me gustaría que terminara la noche, preguntas? — Mayura dejó que la pregunta flotara en el aire por un instante, observando a Alpha con atención.
 
Supongo que siempre busco algo más que simple entretenimiento... algo que pueda relajarme de la rutina como pirata que recientemente ha perdido su fortuna, una pausa que me permita recargas las energías y continuar con mis aventuras para un dia reclamar lo que me corresponde. — Su tono era sugerente, pero ambiguo, como siempre.  El pirata observó de nuevo la lanza de Alpha y dejó que una ligera risa escapara de sus labios. — Pero si hablamos de la taberna anterior... ah, mi querido Alpha. — Mayura sacudió la cabeza suavemente, como si se estuviera lamentando por algo insignificante. — Un pobre ignorante ha tratado de asaltarme en pleno callejón tras intentar seducirme en la barra. — La sonrisa del pirata se amplió aún más, claramente disfrutando el recuerdo de haber castigado a esa sanguijuela y esperando disfrutar más de la reacción de su acompañante, pues su ambiguo mensaje podría interpretarse como una réplica exacta de lo que estaba sucediendo ahora. Aunque, obviamente el pavo real no tenía ninguna mala intención contra el colágeno que compartía palabras, todo lo contrario, su actitud le había despertado interés, y al igual que todo lo que le despierta interés, pues es más que bienvenido en su vida, a su manera.
 
Mayura hizo una pausa, permitiendo que el silencio pesara por un segundo, antes de continuar. — ¿Y tú, Alpha? — preguntó, volviendo su atención completamente al joven pirata. — Has mencionado el Grand Line, pero parece que no es solo el poder lo que buscas. Hay algo más, ¿no? — Su tono, esta vez, era más suave, más persuasivo, como si quisiera extraer una confesión del otro pirata. Sabía que Alpha no era alguien que compartiría sus secretos fácilmente, pero Mayura disfrutaba el desafío de intentar desentrañar los deseos ocultos de las personas.

La conversación entre ellos ya no era solo un simple intercambio de palabras. Estaba claro que ambos se encontraban midiendo sus fuerzas, no en el sentido físico, sino en el juego de la manipulación, las expectativas y los sueños no confesados. Para Mayura, la noche apenas comenzaba, y estaba seguro de que Alpha sería una pieza clave en su próximo movimiento, ya fuera como aliado o como rival. Pero esa parte aún quedaba por determinar.
#7
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
-Una promesa… - Te quedaste pensando en eso durante un momento. Una promesa era algo sagrado. Era bastante respetable como Mayura se había hecho un promesa a si mismo y, realmente se le notaba la intención de cumplirla. Ese brillo en los ojos al mencionar que desea reclamar lo que le pertenece, era los ojos de alguien digno de sacrificar lo que sea para lograrlo. - ¿Y qué es lo que te pertenece?

Una pregunta bastante curiosa de tu parte. Justo en ese instante la camarera coloca tu tazón de arroz con carne y curri en la barra. Tú, sin perder mucho tiempo, comienzas a degustar de la comida con suma tranquilidad. Estaba bastante delicioso. Disfrutabas de cada bocado mientras escuchabas las palabras de Mayura. Terminaste y colocaste el plato al frente. Tu solías ser de los que acababan la comida rápido, era algo que realmente resaltaba en ti.

-Las personas que han perdido todo suelen ser peligrosas. – Además, también afirma que es un pirata, al igual que tú. Aunque en tu caso al no ir directamente a buscar problemas contigo, no consideras que sea una amenaza o alguien que debas dar caza. Es simplemente alguien que se le nota un poco afligido y arto de las situaciones desafortunadas. Luego que te llamara querido te hizo algo de gracia. Ya el coqueteo estaba siendo más descarado y más directo. Lo que no sabía Mayura, era que estaba tratando de jugar con un pirata… que no eran de los que se dejaban doblegar fácilmente. Y yo que claramente soy tu observador, puedo decir y afirmarlo. Lo superas por mucho Alpha. Él no lo sabe y tú tampoco, pero tu confianza en ti mismo te hace no dudar y tampoco subestimar a nadie. Aunque que le coquetearan para intentar robarlo… era una simple estrategia para sobrevivir. Se trataba de un ladrón tratando de robar a otro lado.

Solo que el perdedor no tubo cien años de perdón.

-No suelo tener muchos problemas la verdad. – Descubres un poco la manga de tu kimono, dejando ver tu brazo. De pronto, das un profundo respiro y las venas de este comienzan a marcarse al mismo tiempo que los musculo comienzan a endurecerse y a crecer. – Suelen huir cuando muestro mi fuerza. – Luego dejas de hacer fuerza y simplemente tu brazo regresa a la normalidad. Luego… Mayura intentar persuadirte con su delicado tono de voz para que le comentes algo más. Tú simplemente no pierdes nada al contarle. Te podría considerar quizás alguien diferente o simplemente un loco.

Aunque eso, te daba igual.

- Morir… - Lo dijiste seco y directamente. – Morir dándolo todo sin que me quede nada por dentro. Morir sabiendo que di todo lo que tenía en combate y haber quedado satisfecho. Morir sabiendo que le he demostrado al mundo el cómo hay que hacerlo. Por que seria de tontos no admitir que lo que nos espera al final es la muerte. Entonces…. Prefiero simplemente aceptar su existencia y prepararme para un final adecuado. – En ese momento te muestras muy feliz. De hecho, tu mirada brilla imaginando algo como eso. Se notaba a leguas que parte del camino que vives, esperas tener ese verdadero descanso que solo se encuentra al final.
#8
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Mayura se quedó en silencio por un instante, observando con entusiasmo como Alpha dejaba entrever su fuerza, tanto física como mental. Las palabras de su acompañante resonaban en su mente, y por un momento, incluso él, quien estaba acostumbrado a controlar la conversación, sintió una pequeña sacudida de respeto, admiración y otro tipo de interés instintivo por el joven muchacho con quien compartía la barra.
 
"¿Qué es lo que te pertenece?" — Mayura repitió la pregunta en voz baja, como si estuviera probando el sonido de las palabras, saboreando cada silaba al imaginarse las venas que acababas de ver marcadas en el brazo. Era una pregunta directa, casi cruda en su simplicidad, y una que tocaba un punto sensible. Su mirada, que hasta entonces había estado fija en el brazo de Alpha, se levantó para encontrarse con los ojos del chico.
 
Todo. — respondió finalmente, su tono suave pero firme. — El océano, la vida que he construido, los sueños que otros ni siquiera se atreven a perseguir... todo me pertenece porque tengo la voluntad para reclamarlo. — Hizo una pausa, su sonrisa afilada volvió a dibujarse en su rostro. — Pero para ser más específico, lo que realmente me pertenece es mi destino, no voy a dejar que nadie me lo arrebate ni mucho menos que traten de controlar mis decisiones. — El pavo real del océano levantó su copa, girándola suavemente antes de beber otro sorbo de su licor.
 
El ambiente entre los dos piratas había cambiado, la tensión que flotaba en el aire no era de conflicto, sino más bien de comprensión mutua, aquella que somos capaces de tener en escenarios como estos, horas de madrugada, alcohol y desconocidos que ya no parecían ser tan desconocidos, las mejores conversaciones sin duda se daban en este esquema. Sobre todo, cuando dos individuos que entendían que la vida que habían elegido no era para los débiles, y al mismo tiempo cada uno con su propia forma de enfrentar la realidad de la muerte.
 
Alpha... morir dándolo todo, como lo has dicho, es sin duda una forma honorable de enfrentar el final. — dijo finalmente, su voz ahora más seria. — Pero te aseguro que mi objetivo no es simplemente llegar a ese final. No, yo planeo dejar una marca, algo que nadie pueda borrar, ni siquiera la muerte. — Los ojos de Mayura brillaban con intensidad mientras hablaba, dejando entrever la ambición desmedida que lo impulsaba. Sabía que Alpha no era un hombre fácil de impresionar, pero eso ya no le importaba. Al final, no buscaba la aprobación de nadie, solo seguía su propio camino, y si su compañero lo entendía, pues era mucho mejor.
 
Si vamos a enfrentarnos a la muerte... que sea bajo nuestros propios términos. — concluyó con una sonrisa tranquila. — Aunque, por ahora, prefiero seguir disfrutando de la incertidumbre de esta noche. — Mayura desvió la mirada hacia el frente, tomando un momento para contemplar las palabras que habían intercambiado. Sabía que esta conversación, aunque casual en apariencia, estaba comenzando a desvelar la verdadera naturaleza de ambos.

¿Y tú, Alpha? — continuó, volviendo a romper el silencio. — ¿Qué tipo de aventuras buscas antes de llegar a ese "final adecuado" que tanto anhelas? Porque hasta entonces... estamos en la misma travesía, ¿no crees? — el elegante pirata dejó que las palabras flotaran en el aire, su tono despreocupado contrastando con la seriedad del tema. Sabía que la vida de un pirata estaba llena de desafíos, y aunque ambos tenían formas diferentes de abordar su destino, al final compartían una conexión más profunda de lo que cualquier observador casual podría percibir.
#9
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Sus palabras parecían ser dignas de alguien que estaba dispuesto a dar todo por el todo para lograr sus objetivos. Aunque dudabas un poco que realmente todo fuera realmente suyo, porque para comenzar, tú no lo eras. – Es algo atrevido reclamar que todo es tuyo cuando tienes a alguien frente a ti dispuesto a posicionarse en lo más alto. – Atrevido y descarado, pero no te desagradaba. Sabias muy bien que él no estaba siendo desafiante, lo notabas por su naturaleza y tu instinto seguía sin sentir hostilidad por su parte. Y tu nariz… detecta cierto olor en particular. – Buenas palabras. Pero se de antemano que aparte de tus palabras, ocultas algo entre ellas. – Tu mirada se torna un poco más desafiante, levantas una ceja y sonríes de medio lado. – ¿Algo que estas ocultando y no quieras decir?

Lo de dejar una marca no le dabas mucha importancia. De hecho, no era algo por lo cual te murieras realmente. –  Creo fielmente que… en cegarnos en cuestiones sin importancia realmente puede ser un problema. El dinero y la fama son solo recursos que se tienen que saber gestionar y no simplemente vivir para ahogarse en ellos. Muchos libros historias existen ya de como reyes han caído por su codicia y necedad. Y ser un necio más en el mundo no es algo que me gustaría ser. Pero, si deseas dejar tu huella, te diría que sigas tu camino sin preocuparte por ello. Las huellas se marcan solas sin necesidad de enfocarse en ello.  – Clara tenías tu manera de ver las cosas, joven pirata. Bastante respetable lo que transmitías con palabras. Dejando claro que de igual manera, no desprestigiabas lo que tu acompañante te compartía.

Cada punto de vista es válido.

- Para la muerte, todos somos iguales, Mayura. – Dices con una sonrisa. – Con ella no existe negocio cual hacer. Simplemente te planta lo que te planta al frente y tú haces lo que puedes con lo que tienes. Así como tú, que sientes que la incertidumbre te rodea cuando mi olfato me dice todo lo contario.

Vaya, has dado un paso al frente muy imponente ante el pirata. Das otro sorbo al licor de café y vuelves a mirarle con tranquilidad. – No me preocupo mucho por eso de las aventuras. Tan solo me interesa disfrutar lo máximo posible del camino que se ha colocado en el libro de mi vida.

Y simplemente, sigues sonriendo, sintiéndote tú mismo más que nunca.
#10


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