Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Autonarrada] [T2] - Popeye el Marino Traidor
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Reniegas de tu destino, ¿eh? ¿Acaso sabes de qué se trata la vida? Muchacho, solo eres un mono saltando por ahí, un novato que no tiene ni idea de lo que habla. Sigues órdenes, acatas normas, pero rara vez te preguntas a ti mismo ¿Acaso no soy yo quien toma la última decisión? - decía Popeye, sus palabras tan crudas y filosas como el cuchillo que sostenía en la mano. Goku lo escuchaba atentamente, viendo el frío acero atravesar su carne... y luego volver a atravesarla, una y otra vez - Eres capaz de pensar, muchacho, solo debes usar tu cerebro de vez en cuando – fueron las últimas palabras de Popeye mientras su pipa caía lentamente sobre el frio piso de madera y manchaba esa alfombra roja que adornaba la sala.

Todo final tiene un comienzo, y este inicio fue mucho más humilde de lo que podría esperarse. Un infiltrado y estúpido Mink llamado Goku, con ropas casuales, se encontraba entre la multitud. Camisa blanca, corbata azul y pantalones marrones, sosteniendo una chaqueta de tela que hacia juego con su vestimenta, una combinación inofensiva que ocultaba sus verdaderas intenciones. Caminaba entre la gente, buscando su asiento para disfrutar del espectáculo de payasos y acróbatas que estaba por comenzar. Al encontrar su lugar, una sonrisa traviesa apareció en su rostro y se sentó junto a un anciano de mandíbula prominente y piel arrugada por la edad. Ese anciano no era cualquiera, sino el Teniente de DemonTooth, Popeye el Marino.

Popeye, con sus brazos robustos y tatuajes de anclas en los antebrazos, fumaba su pipa de madera, observando con detenimiento cada movimiento de Goku desde el momento en que se sentó a su lado - Así que... era eso - murmuró con voz áspera, desviando la mirada hacia el escenario - ¿De qué hablas, viejo? - preguntó Goku, desconcertado - Has venido a por mí - contestó Popeye mientras encendía su pipa, el aroma del tabaco lleno el aire como una nube envolvente de rico aroma a roble añejo y curado - Ah, ¿te refieres a eso? Terminemos el show primero, ¿te parece? – dijo Goku con despreocupación, señalando al presentador mientras las luces dejaban de iluminar a las gradas y empezaban a iluminar solo al escenario. Popeye asintió, relajándose y disponiéndose a disfrutar del show.

El espectáculo fue un derroche de color y sorpresa, la mujer barbuda, acróbatas desafiando la gravedad, y payasos que provocaban carcajadas incontrolables, ¡incluso había una payasa gigante que dejó boquiabiertos a todos los espectadores! Goku, completamente inmerso en la función, no podía dejar de aplaudir y vitorear, mientras Popeye, aunque serio al principio, soltaba risas esporádicas, secándose las lagrimas de emoción que derramaba al ver tanto juego y salto, señalando cada movimiento extraño que hacia esa gigante de pelo rosado y preguntándose el como lograban meter todo eso dentro de aquella ínfima carpa. Pero, por mucho que disfrutaran el espectáculo, no podía durar para siempre, todo comienzo tiene un final, ante toda historia, la introducción y el desarrollo solo serán relevantes para presentar el descontrol de la historia, el climax y el desenlace final, una conclusión aparente que pueda contentarlos a todos, o tal vez, algo que deje con un sabor amargo a quienes decidieron seguir hasta el final. Al final, ambos salieron de la carpa, caminando juntos bajo la luz de la luna. Hablaban como viejos amigos, como si compartieran un lazo que trascendía el tiempo y el espacio. Pero no, solo era la primera vez que se cruzaban. Eran, simplemente, dos almas afines.

Mis jefes empiezan a sospechar de ti, Popeye - dijo Goku con tono casual, apuntando hacia atrás con el pulgar - Dicen que debo averiguar qué estás tramando - Popeye detuvo su paso, su mirada se oscureció un instante, pero lo disimuló. Goku dio unos pasos más, y cuando notó el silencio, se giró, clavando sus ojos en los del viejo marinero - ¿Acompañarías a este anciano a comer? la verdad es que muero de hambre y una buena cena con un amigo me sentiría bastante bien - preguntó Popeye, desviando la tensión con una invitación inesperada... era la primera vez que ambos se veían, pero esa forma de actuar, tanto la de Goku como la de Popeye, era como si siempre se hubiesen conocido, como si el anciano fuese algo así como su abuelo y Goku un revoltoso nieto que ya estaba alcanzando la madurez.

En las oficinas de la Marina, el ambiente era tranquilo, pero cargado de una tensión latente, apenas disimulada por el delicioso aroma de carne asada y espinacas frescas que llenaba la sala. Goku, sin pensar demasiado, atacó su filete con un tenedor, llevándoselo a la boca sin detenerse a considerar las miradas del veterano marinero. Popeye, con su semblante severo, observó cada uno de sus movimientos antes de detenerlo con una orden firme, pero calmada - Así no se come la carne, animal. Usa tenedor y cuchillo, como es debido - dijo, arrebatándole el plato con naturalidad. Bajo la atenta mirada de Goku, Popeye cortó el filete con una precisión casi militar, haciendo que cada trozo pareciera perfecto. Goku lo observaba con el estómago rugiendo de hambre, pero no pudo evitar notar que, tras la aparente lección de etiqueta, había algo más profundo en cada palabra de Popeye. Sus frases no eran solo sobre la comida, sino sobre disciplina, control... y quizás, un código de vida que Goku aún no comprendía del todo... cada palabra sobre el destino, tomar sus propias decisiones y ser capaz de decidir por su propia cuenta... todo era por algo... el Teniente estaba tan enfadado mientras cortaba la carne y trataba de convencer al mono que hasta dejo caer su pipa sobre el suelo inherente.

Con el plato de vuelta en sus manos, Goku finalmente se lanzó sobre la comida, masticando con hambre voraz. Pero, como era de esperar, ignoró por completo las espinacas, dejándolas a un lado sin reparo. Popeye lo miró fijamente, señalando las hojas verdes con el cuchillo - Niño, debes comerte tus verduras. ¿De dónde crees que saco toda esta fuerza? - dijo, flexionando sus músculos con una sonrisa sardónica - Las espinacas, muchacho. Son la clave - Goku, con una mueca de desagrado, tomó un bocado forzado. Sin embargo, en cuanto las espinacas tocaron su paladar, sus ojos se abrieron de par en par. Lo que había despreciado instantes antes se transformó en una revelación. La simple hoja verde parecía tener un sabor celestial - Guau viejo, ¿Qué le has echado a esto? ¡esta exquisito! - y pronto Goku devoró el resto, incapaz de contener su asombro.

Al día siguiente, bajo la luz matutina que bañaba el puerto, Goku y Popeye caminaban juntos nuevamente. La conversación, relajada en apariencia, volvía inevitablemente al contrabando de espinacas. Goku, aún pensando en las palabras del teniente, mencionó el rumor creciente de una rebelión vinculada a los Piratas Veganos. Popeye lo escuchaba en silencio, su mirada perdida en el horizonte, hasta que, finalmente, se detuvo. Giró lentamente hacia Goku, con una expresión más serena, pero cargada de decisión - Está bien, muchacho - dijo, pausadamente - Si esos malditos aparecen, los atacaremos con todo el poder de la Marina. Pero... - hizo una pausa, su tono se suavizó, como un anciano que revela un secreto a un joven aprendiz - tendremos que conseguir otro suministro de espinacas, ¿entendido?

El viento marino soplaba con fuerza mientras ambos seguían su camino, pero las palabras de Popeye resonaban con un peso que Goku apenas empezaba a comprender. No se trataba solo de un contrabando o una rebelión, sino de un conflicto interno que ambos debían resolver, un equilibrio entre la fuerza bruta y la sabiduría adquirida a lo largo de los años. Popeye, el viejo marinero, no era simplemente un hombre de guerra, era un superviviente de las batallas cotidianas, y en ese momento, Goku empezaba a ver con claridad lo que significaba luchar no solo por la victoria, sino por algo más grande... por la vida misma.
#1
Moderador Condoriano
Condoriano
¡RECOMPENSAS POR T2 ENTREGADAS!

  • Berries: 1.825.000 - 2.125.000 (+300.000)
  • Experiencia: 1382.35 - 1412.35 (+30)
  • Nikas: 4 - 6 (+2)
  • Reputación: +10 reputación positiva.


No obstante debo decirte que para próximas aventuras tengas cuidado. Has introducido un teniente de la marina e incluso una base en una isla inexistente. Si sospechas poder tener alguna duda sobre la isla no dudes en consultar al staff para esos detalles. No pasa nada, pero ten cuidado en próximas ocasiones.
#2


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 2 invitado(s)