¿Sabías que…?
... existe una tribu Lunarian en una isla del East Blue.
[Aventura] [A - T3] Descubriendo DemonTooth
Juuken
Juuken
Día 47 de Verano del año 724
Isla Demontooth - Villa shimotsuki.



¡Ah! La villa Shimotsuki. Un apacible paraje dentro de la isla Demontooth. Se llama así por las dos grandes torres que hay en la isla. Aunque imagino que eso ya lo sabrás. ¿Cómo no vas a saber a qué isla vas? Te encuentras dentro de la isla. Los piratas de Shirogami atracaron en el puerto y ahora se encontraban apaciblemente acampados en el propio pueblo de la villa Shimotsuki. Sin embargo, aunque parezca que es un pueblo muy tranquilo y apacible, parece que hay algunos ciudadanos que os miran con desprecio. ¿Por qué será?

Ese día te has separado de tus camaradas, tú sabrás por qué, pero no veo a nadie por ahí rondando, tan solo a tí. Y no será por que algunos no destaquen por su... tamaño. Te encuentras dando unas vueltas por el pueblo, cuando algo llama tu atención. En el centro de la propia villa te hallas con un gran tatami, un cuadrilátero algo amplio donde puedes observar a dos personas enfrentados entre sí. Una de ellas tiene unos mitones que parecen bastante duros, el otro va armado con un arma de filo, aunque si te fijas bien parece que el filo de esa espada es bastante romo, no creo que pudiera hacer ningún corte limpio.

Se lanzaron al ataque, el filo chocaba contra aquellos mitones repeliéndolo, intercambiaron varios golpes, pero lo que pudiste ver en todo momento era que estaban completamente igualados, un combate bastante parejo, que desde tu punto de vista te da la impresión de que es una batalla entre principiantes, o por lo menos era tu impresión, desde luego a tu lado eran principiantes, sin duda alguna. No obstante, aunque para tí era obvio la torpeza con la que ambos se desenvolvían, les veías muy serios, decididos y, aparentemente, dándolo todo. Comenzaban a sudar mientras los golpes no paraban de chocar y chocar.

A tu lado, un hombre bastante mayor se había posado sin hacer ruído prácticamente, tal vez por que te hallabas ensimismado en la batalla, o tal vez por que ese viejo fuera muy sigiloso. Quién sabe. Pero de pronto pudiste notar su impaciencia.

-Así nunca llegarán a nada. ¡Ese juego de pies! ¡Khaz, no avances de esa forma! -Gritó al muchacho de la espada para después girarse al otro.- ¡Bryng, esos puños son para golpear también!

Aspecto del viejo


Acto seguido el hombre se alejó, pero pudiste ver que los dos tipos que estaban en aquél tatami se quedaban como algo asustados ante esos gritos, te miraron, tragaron saliva y volvieron a pelear, esta vez comenzaron a gritos descargando toda su furia. Parece que desde que ese viejales les lanzó esos berridos, comenzaron a pelear algo mejor.

RESUMEN
#1
Qazan
Qazan
Tras unos días revisando el estado de La Salerosa y habiendo montado el campamento base, era momento por fin de explorar este nuevo lugar. Desde aquella revelación durante el viaje hasta aquí no había dejado un solo día sin entrenar, sentía que poco a poco me acercaba a las respuestas que buscaba. Cada puñetazo que lanzaba al aire, cada gota de sudor que caía al suelo acotaban la búsqueda de lo que ahora mismo anhelaba, una nueva manera de combatir capaz de hacer frente y adaptarse a los enemigos que se especializaban en las distancias medias y cortas. Con aquella premisa y habiendo asegurado la posición del navío y de los compañeros, llegó la hora de explorar esta nueva isla de la cual solo había escuchado algún que otro rumor pero sin tener nada claro.

La isla de la eterna rivalidad, así la habían mencionado algunos pescadores y marineros de Kolima. Me gustaba mucho escuchar las historias y leyendas de las gentes que habitaban los muelles, esas personas que tenían que moverse tanto para poder ganarse la vida eran una fuente de conocimientos inagotable. En esta ocasión, los rumores sobre la isla decían que dos antiguos amigos y rivales habían llevado sus disputas por los cuatro mares hasta llegar a esta isla, lugar donde se enfrentaron por última vez. Cuentan también que esta rivalidad estaba empatada en el momento en que ambos llegaron a la isla y que nadie sabe cual fue el resultado de ese último combate entre ambos. Por ello, por la muestra de tanta entereza con el paso de los años y la leyenda de una rivalidad sin parangón ni resultado definitivo, surgió el mito de que cada montaña picuda representaba a cada combatiente, siempre desafiando al rival, sin quitarse la mirada de encima.

Me parecía una leyenda muy interesante de la cual me gustaría saber mucho más, pero para ello debía explorar un poco la isla y conocer a sus gentes. Durante los pocos días que llevábamos aquí, algunos lugareños se nos acercaban aunque mostrando un gran recelo y casi despreciándonos. - Supongo que una jabalí gigante y una orca llamamos demasiado la atención-. Dije para mi mismo percatándome de la situación en la que nos encontrábamos. Seguramente todo fuese mas sencillo y simplemente no les gusten los extranjeros, de cualquier modo estos días aquí tendremos que estar atentos por si acaso.

-Me voy un rato, ¡Nos vemos familia!-. Les dije a mis compañeros de piratería mientras cogía mi mochila junto a mis armas y algo de comida para pasar el día en la villa. No sabía porqué esta vez Lance había decidido montar el campamento directamente en el pueblo, normalmente nos solemos quedar más apartados sin llamar tanto la atención pero bueno, él sabrá los motivos para estar tan cerca de los lugareños. Ya con mis pertenencias preparadas salí del campamento con la premisa de conocer mejor tanto la isla de DemonTooth así como a los isleños de Villa Shimotsuki.

Paseando por la villa no podía evitar quedar maravillado con la arquitectura tradicional de los locales. Sin duda esta gente tenía muy buen gusto a la hora de realizar sus construcciones, casi parecían que querían resumir su cultura en estas pequeñas estructuras. Construido todo en madera, las viejas costumbres y la tradición se respiraban en el ambiente. La minuciosidad en el detalle, el purismo y sencillez de los elementos constructivos, la importancia de la proporción y la luz como elementos compositivos y configuradores del espacio. Sin duda Shimotsuki era un lugar maravilloso. 

No podía evitar mirar a todos lados como un niño que va por primera vez al parque de atracciones. Me dejé llevar por la tradición y cultura de la villa hasta que casi sin quererlo, acabé llegando a la plaza centrar de Shimotsuki. Allí, tenían instalado un tatami bastante grande donde dos personas estaban combatiendo. -¿Y esto?-. Dije con toda la curiosidad del mundo, seguí acercándome casi hasta el borde del cuadrilátero pues quería ver la pelea. Para mi asombro parecían dos estudiantes cada uno de su respectivo arte marcial, uno combatía con unos mitones bastante desgastados mientras que el otro portaba una espada con el filo totalmente romo. Parecía un combate bastante parejo, normal por otro lado, ya que parecían dos minusválidos aprendiendo a caminar. -Interesante pero... Así nunca mejoraran-. Dije en voz baja para no desanimar a los jóvenes.

De pronto a mi lado un viejito con cara de mala ostia comenzó a darles indicaciones a esos dos. Me sorprendió pues no me había percatado de su presencia y eso que destacaba bastante por el kimono tan engalanado que llevaba puesto. Luego de las palabras del viejete, los dos parecían esforzarse mucho más, o al menos, ahora si que se estaban dejando la piel en el combate. Antes de que me diese cuenta, el viejo se marchaba del lugar, parecía que ya había visto suficiente. -Parece que sabe lo que se hace... ¿Tal vez?-. El hombre me había llamado poderosamente la atención, si mi deducción estaba bien, seguramente fuese el maestro de estos dos, y en ese caso podría aprender algo de él antes de que partiésemos de la isla. -¡Espere!-. Dije tratando de seguir al viejo.
#2
Juuken
Juuken
Se está alejando ese hombre cuando los dos combatientes prosiguen su... llamémoslo entrenamiento. Los choques vuelven a resonar mientras el anciano te está dando la espalda y alejándose. Notas que aunque está mayor, todavía conserva una katana envainada en la cintura, tal vez por que siempre esté alerta. O tal vez por costumbrismo de toda una vida dedicada a la espada y a la batalla. Desgraciadamente te tocaría aguardar un poquito más para averiguarlo, pues tan solo le dices que espere. Tras esa simple pero efectiva palabra, el hombre se detiene.

Escuchas un fuerte suspiro, como si estuviera cansado de ese tipo de situaciones. Se gira con el rostro bastante malhumorado y te ve. Alguien claramente bastante más alto que él, le toca mirar hacia arriba para verte la cara de orca. Al darse cuenta de que eres tú quien le llama, su gesto cambia por completo, ya no parece tan malhumorado y, de hecho, te responde bastante diligentemente.

-Oh, perdona. Pensaba que me llamaba uno de esos dos torpes.

Señala hacia el tatami, donde los combatientes parece que solamente tratan de hacer más ruido para no escuchar lo que el anciano tenga que decir de él. Aunque no notas ningún tipo de hostilidad hacia tí, si notas que su tono es muy rudo y autoritario. Se ha quedado mirando por detrás de tí, de nuevo hacia el tatami donde esos dos muchachos están dándose de golpes. Al poco pone los ojos en blanco y vuelve a mirarte.

-Pareces forastero, no recuerdo ningún gyojin como tú por aquí. ¿Qué te trae a Shimotsuki?

Se escuchó un grito por detrás que hizo que ese hombre volviera a mirar por detrás de tí. ACto seguido salió corriendo hacia el Tatami. Te diste cuenta que parecía bastante ágil para la edad que debía tener. Cuando llevas la mirada hacia el tatami, vez que el hombre que portaba la katana ha caído al suelo. Inmóvil. El hombre de los mitones, Bryng, está tirado sobre él intentando hacerle reaccionar.

-¡Pero qué has hecho animal!
-Yo solo le devolví el golpe, pe... pero -su voz se entrecortó, parecía asustado-, su cabeza ha...

El hombre mayor se quedó mirando a Khaz, el espadachín caído. Le tomó el pulso y le intentó despertar, pero parecía que simplemente se había quedado inconsciente. El viejo se levantó y miró más relajado a Bryng. Le inquirió que llamase a un médico que le mirase el golpe que le había dado en toda la mandíbula, pero solamente estaba durmiendo la mona al parecer. Volvió más tranquilamente hacia tí, ahora que caminaba más despacio parecía que se le notaban los estragos de la edad. Bryng corrió a llamar a un médico que pronto llegaría. Por suerte tenía la clínica cerca del tatami y estaba siempre atento. Parece ser que no era la primera vez que ocurría algo así. El hombre vuelve a tu posición y te habla de nuevo.

-Perdona. Estos críos a veces son demasiado impulsivos e inútiles. Se entrenan para formarse en los dojos de los dientes, pero con ese nivel nunca podrán ni llegar a la cima -agita un poco la cabeza y se queda mirándote directamente, como alejando algunos pensamientos de su cabeza-. Perdona mis modales. Soy Toshiro. Bienvenido a Shimotsuki. ¿En qué puedo ayudarte?

Resumen
#3
Qazan
Qazan
Este lugar era todo un descubrimiento, por la cara del viejete pude deducir que aqui no estaban para nada acostumbrados a la gente de los mares, los Gyojin. Parecía algo malhumorado pues pensaba que nuevamente uno de los dos combatientes le reclamaba atencion. Luego de percatarse de lo enorme que era cambió totalmente el gesto de su cara e incluso se le pudo ver un lado más “amable”, puede que porque viese lo absurdo de mi tamaño o que le intimidase ver a un Gyojin tan de cerca pues, cómo él mismo dijo, no era común ver a mi gente por esta isla

El viejete tenía curiosidad por el motivo de mi visita a DemonTooth. “Buena pregunta”, pensé para mi mismo pues realmente habíamos acabado en la villa simplemente por el curso natural de nuestro viaje. Sin embargo y aunque no fuera un lugar que me llamase la atención en primera instancia, ver la cultura de artes marciales que reinaba en la villa junto con las maravillas arquitectónicas que estaba viendo ese día habían hecho que cambiase de opinión. Posiblemente hasta el momento era la isla que mayor interés me había generado.

-Verá señor-. Comencé intuyendo que este señor tenía pinta de ser toda una institución aquí en la isla. - Por lo que he visto usted parece tener un vasto conocimiento sobre artes marciales, y me gustaría que me ayudase a derrumbar la pared que tengo ahora delante mía-. El viejete imponía respeto con su sola presencia, ser rudo con él no me llevaría a ningún lado aunque como último recurso siempre podria retar a su dojo, escuela o lo que sea que tuviese, por otro lado eso me buscaría muchos problemas con los lugareños y, en el peor de los casos hasta alcanzaría a salpicar al resto de la banda. - ¿Podría indicarme dónde puedo encontrar al maestro del muchacho de los mitones? -. Le pregunté pues, al ver la katana que le colgaba del costado, este señor como mucho podría ser algún maestro de esgrima, y no es lo que buscaba precisamente.

-Quiero seguir mejorando mis habilidades y mi técnica como luchador, pero necesito el consejo de alguien sabio que me adiestre-. Le dije sin pelos en la lengua. Seguramente al viejete le pillaría de sorpresa tanta sinceridad repentina, pero si quería poder proteger a mi banda necesitaba mejorar mis habilidades como artista marcial cuanto antes.
#4
Juuken
Juuken
Ese hombre se te queda mirando fijamente. Hacia arriba. En otras condiciones podría resultar una mirada un tanto intimidante, pero debido a la diferencia de tamaño para tí no se ve más que como un niño, con una increíble barba, mirándote desde abajo. Se queda mirando al frente, hacia un lado, mirando directamente a los hombres del tatami. El médico estaba atendiendo a ese hombre que estaba comenzando a recobrar el conocimiento, pero estaba completamente aturdido. El doctor le dio un vaso que, presuntamente, contenía agua para hacerle espabilar. Toshiro te volvió a mirar.

-Con que quieres derribar la pared delante de tí. Interesante forma de decirlo. No estás errado al pensar que tengo conocimientos de artes marciales, pero dudo que pueda instruirte como deseas -hizo una breve pausa y después prosiguió-. Sobre tu segunda pregunta. Ojalá pudiera decirte quién es el maestro de ese muchacho.

Comenzó a reir levemente, notaste cierto tono de ironía, se recreó un poco en lo que tú le decías tus últimas palabras. Dio un par de pasos, estaba como pensativo, mirando al horizonte. Si te fijas verás que estaba mirando a las grandes colinas conocidas como los dientes. Volvió a mirarte, esta vez con una risa socarrona en su rostro.

-Esos chicos han entrenado por su cuenta, solamente peleándose entre ellos. Cualquiera diría que son hermanos. Yo no puedo enseñarte, a menos que quieras cortar el muro. Pero hay una posibilidad. Dime, gyojin. ¿Cuán comprometido puedes estar para conseguir lo que quieres?

El hombre comenzó a caminar tras hacerte un gesto con su cabeza, indicándote que le siguieses. Avanzasteis por las calles, alejándoos del tatami, con calma. Por un momento podrías llegar a pensar que ese hombre estaba demasiado anciano, incluso podrías llegar a pensar que se olvidó de tí mientras avanzaba. Te llevó por unos callejones hasta que aparecisteis en una entrada del pueblo. Delante de tí se abría un camino que avanzaba directamente hacia las dos colinas conocidas como los dientes, pudiste verlos perfectamente desde allí, cuan alto se alzaban. La vegetación que los rodeaba. Con sus respectivos, y posibles, peligros.

-¿Ves los dientes? En lo alto de ellos se alzan los dos grandes dojos de los que la villa se enorgullece. El diente del este es el dojo del Jigoku no Tsuno, o dicho de otra forma, el dojo de los que quieren mejorar con sus katanas. Pero no creo que ese dojo te interese a tí -señaló el diente ubicado más a la izquierda-. En lo alto del diente oeste está el que te interesa a tí. El dojo Jigoku no Ashi, los expertos del Taekwondo. Seguro que el maestro Tanaka aceptaría otro discípulo, son algo escasos.

Relajó el brazo y se dio la vuelta, volviendo al pueblo, dando por hecho que te marcharías directamente. Antes de alejarse se aseguró de dedicarte unas últimas palabras, esta vez con un tono algo más sombrío. Se detuvo, pero no se giró, tan solo te habló, dándote la espalda. Era como si no estuviera seguro de seguir queriendo ver tu cara. Con una voz más apagada te dice unas últimas palabras antes de abandonarte.

-Te advierto, gyojin. Esos muchachos no entrenaban porque sí. El ascenso hasta los dientes no es nada sencillo. El bosque se vuelve muy frondoso a tramos y si te alejas del camino puedes llegar a perderte. Además hay muchos animales salvajes, cuidado de encontrarte con los tigres, son especialmente agresivos y podrían nunca encontrar tu cuerpo. Intenta no salirte del camino... Aunque puede ser complicado.

Con esa advertencia, o amenaza según quieras tomártelo, el hombre entra al pueblo de nuevo, abandonándote y dejándote a solas. Ahora te encuentras ante la terrible decisión de qué hacer, si hacerle caso y avanzar hacia el diente del oeste, o pasar de ese hombre que parece senil y... ¡Oye, pero piénsalo al menos, no vayas de una hacia el bosque!

En fin, supongo que no se puede hacer mucho contra un alma aventurera y sin miedo como la tuya. Conforme vas avanzando y aproximándote a la espesura, notas que el camino hacia el diente comienza a hacerse cada vez menos visible, la frondosidad de la selva cada vez se vuelve más espesa y llega el momento que es inevitable atravesar algunos matorrales para avanzar.

¿El camino? Por lo que a ti respecta, ese camino nunca existió. Desapareció a la par que la frondosidad de la selva iba en aumento. Vas avanzando hasta que de pronto algo llama tu atención. Un sonido que no debería ser, el mismo que tú generas atravesando los matojos, pero esta vez no has sido tú quien los ha generado. Miras hacia adelante y ves algo de movimiento. ¿Qué podrá ser?

Resumen
#5
Qazan
Qazan
Mi discurso parecía convincente para Toshiro, pero aún parecía albergar algún atisbo de duda. Me preguntó qué si iba a comprometerme, supongo que para asegurarse de que si que iba a aprovechar las enseñanzas y no simplemente a perder tanto mi tiempo como el de mi hipotético maestro. - Señor... Necesito hacerme fuerte para proteger a los que considero mi familia, no vengo aquí para jugar si no para encontrar las herramientas que me faltan para poder garantizar su seguridad-. Le dije poniéndome totalmente serio. Ahora si que parecía totalmente convencido pues luego de escucharme realizó un gesto con la cabeza para que le siguiese por la villa.

Me estaba dejando algo extrañado, pues cuanto más andábamos más parecía que nos salíamos de Shimotsuki. Por un momento comencé a dudar de la veracidad del Toshiro pero, justo cuando ya perdía la confianza en él llegamos a una de las entradas a la villa. El viejete se paró en seco. Alzó la manó y me señaló un camino que se perdía entre la vegetación, a su vez, me presentó a los dos enormes guardianes de la isla, las dos enormes montañas con forma de colmillos que le daban precisamente el nombre a la isla. Me comentó que en el colmillo del este se encontraba el dojo Jigoku no Tsuno, un dojo totalmente orientado a las enseñanzas de las katanas y las espadas. Sin duda éste dojo era muy interesante pero no para mi, aunque tal vez a Juuken le podría ser de gran utilidad. Siguiendo con sus palabras, Toshiro mencionó el colmillo del Oeste, el lugar que buscaba, un lugar donde se erige el dojo Jigoku no Ashi, un dojo que, en palabras del viejo, era el lugar donde habitaban los más expertos maestros del Taekwondo. Parece que este sería mi nuevo destino.

Toshiro mencionó que no debía salirme nunca del camino, que en el ese bosque habitaban fieras terroríficas y que podría ser fatal para mi. Con esa advertencia me dio ánimos y luego se volvió para el pueblo. - Supongo que ahora empieza mi entrenamiento-. Asumí que el simple hecho de subir por el colmillo ya iba a ser un reto de tal magnitud que practicamente podría formar parte del entrenamiento de un dojo de artes marciales. Sin duda aquello era una pésima idea, apenas alzabas un poco la vista y el camino ya se perdía, no había manera de que fuese una buena idea lo mirase por donde lo mirase, pero tocaba jugársela, dar el todo por el todo, así que comencé a adentrarme en el bosque del demonio siguiendo lo poco que quedaba de camino visible.

-Mira que sabía que era una idea de mierda...-. Dije para mi mismo cuando apenas unos minutos después de haber empezado a caminar por el sendero, este desaparecía detrás mía a causa de la frondosidad del bosque. - En fin, no tengo otra que seguir avanzando-. Dije seguido, seguía avanzando cuando la vegetación ya empezaba a ponerse peliaguda. -Estúpidas ramas-. Decía mientras con un poco de violencia las apartaba de mi cara antes de llevarme un varazo. De pronto un sonido de matojos en movimiento llamó mi atención, vale que yo estaba haciendo ruido, pero sabía diferenciar perfectamente cuando el ruido no era cosa mía.

Por si esa cosa se lanzaba contra mi, me coloqué en posición de combate y seguido activé mi haki de observación. Aún no lo controlaba demasiado bien y solo podía detectar presencias, pero sería suficiente para, en caso de ser atacado por sorpresa, reaccionar a tiempo. - ¡Sal! Quiero partirte la cara rápido y seguir mi camino-. grité en dirección hacia los matojos esperando que algo surgiese. - Si no vienes tú voy a ir yo y no te va a gustar-. En caso de que la cosa del matojo no se moviese sería yo quien se lanzaría contra el matojo con una patada voladora por delante.

Percepción I
KENB201
KENBUNSHOKU
Haki sin dominar
Tier 2
18/10/2024
5
Costo de Haki por Turno
3
Enfriamiento
Permite al usuario percibir la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. No distinguirá bien el aura de seres que estén muy juntos o en el interior de otro ser vivo.
Área: [VOLx10] metros

Personaje
#6
Juuken
Juuken
Tus palabras resuenan en la frondosidad sin respuesta alguna. tan solo el sonido del viento, el crujir de ramas por el propio aire y el suave mecer de las copas de los árboles y de los arbustos, movidos por la brisa de la mañana que iba avanzando. El sol se hallaba próximo a su cénit, pero las copas de los árboles te libraban del sofocante calor que podría llegar a hacer. Tanta vegetación incluso daba cierto frescor, con algo de humedad en el ambiente.

No obtenías respuesta, sin embargo con tu haki de observación eras capaz de distinguir, no solamente una presencia en ese arbusto que se había movido, sino otras cuatro que estaban rodeándote. Posiblemente ni siquiera te diste cuenta al momento, puesto que conforme viste que no obtenías reacción alguna a tus palabras, te lanzaste directo a por esa presencia.

Ejecutaste una fuerte patada giratoria, de la cual un ranger de Texas estaría orgulloso, y golpeaste con una dureza a la criatura que había ahí detrás del seto, agazapada, temerosa del ser cercano que era un completo desconocido para él. Ante tu mirada, una pequeña cría de algún tipo de felino, de un tono de piel azulado, era golpeado por una increíble patada tuya y lanzado con una fuerza tremenda a estamparse contra el tronco de un árbol.

La criatura gimió de dolor y se quedó ahí, te miraba con ojos tristes, parecía asustado y suplicando por su propia vida. A tu mente llegan las palabras de Toshiro, en las que te advertía de que no te alejases del camino y tuvieras cuidado con los tigres. Desde luego, esa cría que estaba delante de tí, desde luego tenía pinta de poder ser alguna de esas criaturas.

Estabas tan centrado en esa criatura, que no llegaste a tiempo de darte cuenta de que las presencias que estaban a tu derecha ahora se encontraban justo detrás de tí. En el aire. Tendrías el tiempo justo para lograr reaccionar mínimamente, pero no podrías llegar a evadir el ataque que llegaba por tu retaguardia.

Si te giras podrás contemplar una gran criatura de aproximadamente de tres metros de altura, lanzándose hacia tí con la boca abierta. Un poco más hacia tu izquierda, notabas la presencia de otra criatura que llegaría algo más tardía que la primera. Por tu otro lateral sabías que había otras dos presencias, se aproximaban más lentamente. La que has liado por ir como pollo sin cabeza. ¿A quién se le ocurre pegarle a un pobre cachorro de tigre?

Aspecto del tigre


Datos
#7
Qazan
Qazan
Sin tiempo a detenerme en el aire, un pequeño cachorro de algún tipo de felino extraño recibió mi patada voladora con la frente. El golpe iba con bastante potencia así que fue inevitable lanzarlo despedido hasta estamparlo contra un árbol cercano. - Oh, vaya-. Dije al darme cuenta de la terrible cagada que había cometido, Toshiro me había avisado de criaturas peligrosas y demás, pero no me imaginaba que lo primero que fuese a salir de un matorral fuese un cachorro sin apenas colmillos.

Gracias al Haki de observación conseguí darme cuenta que detrás mío venía algo. Tan pronto como me giré pude ver una copia del mismo cachorro que había mandado a volar pero en versión de tres metros de altura. El tigre azulado se había abalanzado contra mí con los colmillos por delante dispuesto a triturarme. - ¡Que te crees tú eso!-. Le grité a tiempo de ponerme en guardia y activar mi Haki Armadura. Gracias a ello pude evitar que me arrancase la cabeza pero por desgracia el muy condenado me había mordido fuertemente el antebrazo. -¡Mamón suelta! Que mi brazo no es tú almuerzo-. Le grité para lanzarle un puñetazo en la cara y que abriese la boca pero, cuando iba a lanzarle el puño, vi por detrás de éste a un segundo tigre gigante que también se lanzaba a morderme.

-¡Ah no, tú si que no!-. Dije al tiempo que, tirando de fuerza bruta, moví al tigre que me había hincado el diente para interponerlo entre el segundo tigre y yo. Gracias a esto, éste segundo tigre la pegó un bocado al primero con la misma intensidad y energía que el que me habían asestado a mi. - ¡Mi turno!-. El segundo tigre le había clavado los dientes con ganas al primero, pero eso no quedaría ahí pues, nada más ver cómo le clavaba los colmillos y sin darle tiempo a quejarse. Le golpeé en el hocico como si de un martillazo clavando un clavo se tratase. Mi plan era muy sencillo, utilizando el Haki de armadura, darle un buen puñetazo para clavarle aún más profundo los colmillos del segundo al primero con la esperanza que del dolor me soltase, y por otro lado también tenía la esperanza de que de tremenda ostia se le partiesen los colmillos a este segundo tigre.

Si mi plan salía según lo previsto, yo quedaría libre de la mordedura aunque por el dolor que ya estaba sintiendo, me había causado una hemorragia lo bastante profunda para complicarme aún más la vida. De paso, ambos tigres salían bien escarmentados, uno recibía literalmente su propia medicina mientras que el otro podía quedar mellado. Aún con mi Haki de observación activado, podía sentir cómo otras dos presencias más también me acechaban. -Estoy rodeado mierda...-. Necesitaba reposicionarme o podía ser presa de un ataque en conjunto. Gracias al Haki de observación podía ubicar donde se encontraban tanto esas dos presencias que me acechaban, cómo los dos tigres que acababan de asaltarme e incluso el pequeño cachorro que había pateado minutos antes.

Dando un par de saltos abrí hueco entre los cuatro tigres y yo, antes los tenía repartidos por mis alrededores y ahora los tenía delante mía a una distancia de unos nueve metros. - A ver vosotros cómo recibís esto-. Acto seguido, reuní toda mi energía en la palma de la mano para, liberando un poderoso puñetazo al frente, golpear las partículas de agua que nos rodeaban. Gracias a la increíble humedad del ambiente, este golpe sería devastador para los cuatro tigres, dos de ellos ya estaban malheridos, pero lo característico de esta técnica es que es un ataque en área que golpea a todo ser vivo que se encuentre dentro de ella. Sin duda, en caso de golpearles, tendría ganado medio combate.

Off
#8
Juuken
Juuken
Lograste bloquear aquella bestia. Sus dientes se ciernen sobre tu antebrazo provocándote bastante dolor. Con gran fuerza lograste interponer a la criatura que te aferraba entre la segunda que se lanzaba a por tí. Por desgracia para tu suerte, esta no atacó a su compañera, sino que le dió tiempo de cerrar la boca, pero si se chocó contra ella, provocando que se mantuviera a un rango bastante apropiado para tu brutal ataque contra ella. Además, por tanto traqueteo has logrado que el primer tigre te soltase, no obstante parece que ha quedado una marca muy fea en ese brazo, sangra bastante. Menos mal que eres un gyojin duro, podrás soportar ese dolor y sangrado.

Entonces, movido por la advertencia de tu haki de observación, te reposicionas en lo que supones que será el lugar idóneo para tener a esos dos tigres, y los otros dos que percibes, a rango para tu próximo ataque. Sin embargo no surte tal y como lo tenías pensado, puesto que sigues notando las presencias de aquél lado, no obstante ya están bastante próximas.

Los dos tigres que están ahí emiten un gran y ensordecedor bramido, señal de que o haces algo justo en ese momento, o algo va a ocurrir. En ese instante es cuando te decides a lanzar tu gran ofensiva, no está el mismo número de enemigos, pero sí que estás viendo que tienes un tiro perfecto para esos dos que están ahí mismo.

Tu golpe impacta violentamente contra esas dos criaturas, una de ellas se tambalea un poco y es lanzada hacia atrás, la otra se cae al suelo tras el impacto y, a la hora de levantarse ves que una pata no la apoya. En cuanto al otro que ha sido lanzada hacia atrás, parece estar gimiendo, se retuerce un poco, pero ves que no se levanta.

Nuevos y grandes rugidos se escuchan a tu espalda, justo cuando notas con el haki de observación que las dos auras que estaban más lejanas ahora están ahí, de nuevo rodeándote, una bestia coja por delante, dos completamente sanas por detrás. De pronto las tres se lanzan prácticamente a la vez a por tí con un gran rugido ensordecedor. Parece que les has cabreado, pues no paran de gritar. Animalicos, solo intentaban defender a su cría y vas tú y les golpeas de esa forma.

La criatura que estaba delante de tí en un principio parece que llegará un poco más tarde, esa cojera le ha retrasado, pero nuevamente se lanza a por tí, a tus pies esta vez. Es la misma que te ha dado ese mordisco tan doloroso en el antebrazo. Las otras dos bestias Se lanzan con todo por delante, garras y dientes. Parece que de alguna forma les has cabreado, te atacan haciendo un ataque en pinza, difícilmente podrás ser capaz de esquivarlo todo.

DATOS
#9
Qazan
Qazan
Tras lanzar mi barrido me di cuenta que las otras dos presencias que aún no había hecho acto de presencia se habían desplazado por el bosque hasta colocarse a mis espaldas. Mi golpe dejó en fura de juego a uno de los tigres mientras que al otro parecía que le había causado daños severos, ya que cuando apoyaba la pata parecía tener cojera. Luego de aquello me di media vuelta aún utilizando mi Haki de observación, sin duda este par iban a ser un buen reto aunque no podía despistarme con el que parecía cojear. Sin bajar la guardia un solo segundo y sin quitarles el ojo de encima me preparaba para afrontar a un par de nuevos enemigos. No me fiaba de ese par e hice bien pues de pronto comenzaros a soltar unos rugidos que tenían pinta de ser de enfado y cabreo. -No os ha hecho gracia eh-. Dije mientras pronto se me ocurrió un muy buen plan para combatir a estos tres.

Primero debía acercarme a los dos nuevos tigres que habían hecho acto de presencia pues, el tercero al tener cojera tardaría un pelín más en llegar hasta mi si decidía atacarme nuevamente. Con ese pensamiento en mente me lancé contra ese par utilizando toda mi potencia de salto para recortar la distancia de golpe, de esta manera pude aplicar una técnica mi particular de mi arsenal. Manteniendo aún el Haki Armadura activo, les golpeé con las palmas de mis manos justo de bajo de sus mandíbulas conseguí que cerrasen de golpe la boca provocándoles así un golpe bastante doloroso aplicando su propia fuerza en su contra. En ese momento lo que se podía ver era que había detenido a ambos tigres y que de mi propia resistencia junto con su brutal acometida, los había elevado un par de centímetros en el aire.

-Me toca mamones-. Les grité al ver que había conseguido detener totalmente su ofensiva aunque del impacto tenía doloridas las palmas de las manos. Era momento de mi ofensiva aprovechando esa apertura. Les propiné un poderoso gancho ascendente a la altura donde les había bloqueado su mordedura para lanzarlos varios metros por los aires. Nada más mandarlos a volar y gracias al Haki de observación pude detectar que el tigre malherido estaba a nada de atacarme por la espalda. Como pude, me giré contra él colocando mi pierna contra su hocico para seguidamente desencadenar mi furia contra él. - ¿¡Te quieres morir de una vez!?-. Le dije mientras encadenada un golpe directo con mucha potencia seguido de otros dos puñetazos más tratando de rematarle.

Los otros dos habían salido volando por los aires varios metros luego de mi golpe, así que tenía algo de ventaja hasta que cayesen y se recompusieran. La situación se me hacía esta arriba, así que era hora de recurrir a trucos y artimañas para salir bien parado de aquella situación. En un principio parecían más débiles de lo que parecían pero ahora me estaban suponiendo un reto bastante complicado.

OFF
#10


Salto de foro:


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