Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Autonarrada] [Aventura - T4] Somos lo que bebemos
Alistair
Mochuelo
Personaje


Ese descanso había sentado como cientos en uno solo. Después de todos los sucesos en Oykot, el viaje con el resto de los revolucionarios hasta el Baratie como una bien merecida pausa en sus actividades fue algo que disfrutó como pocas cosas. Estar en medio del fuego cruzado de una guerra civil agotaba a cualquiera, incluso al emplumado. 

La maldición de ser la viva encarnación de "Demasiada energía", por otro lado, es que una siesta de media hora era más reparadora de lo que le gustaría admitir; si tan solo pudiera echarse por horas y hacer pereza sin sentir que quera saltar de la cama, sería maravilloso. Pero no era el caso. Por esa misma razón se dedicó a explorar la enorme embarcación-restaurante, ansioso por descubrir un poco más del sitio sobre el que entre rumores había escuchado un montón de cosas, la mitad de ellas parecían directamente salidas de los marujeos mas exacerbados que los anchos Blues podían concebir.

Así acabó llegando hasta la habitación de una conocida que parecía estar haciendo inventario médico, unas tantas que podía reconocer con relativa facilidad mientras que otras tantas eran un absoluto misterio para él. Parte de las preparaciones que preparaba Asradi, podía ser. La curiosidad le superó tras unos segundos -o posiblemente minutos, era malo para medir tiempos cuando se perdía en el gusto- y se dispuso a preguntarle al respecto de eso, ¡o incluso solo acercarse a hablar un poco con ella! Iban a estar en Baratie un buen rato, no hacía ningún mal intercambiar unas cuantas palabras para matar tiempo.

Pero antes de llegar a interactuar con la sirena, el sonido de un balazo haciendo eco en las paredes del Baratie y la consecuente llamada del Den Den Mushi llamaron su atención. Estando en la salida, había sido capaz de recibir todo el mensaje que Tofun había arrojado a cada Den Den de los revolucionaros, un mensaje que pedía auxilio y que... Se escuchaba en un pésimo estado. Un mensaje que seguramente también había llegado a su propio Den Den -o mas bien, el que había mangado a uno de los guardias en la presa- pero que había dejado atrás en la embarcación del grupo por haber bajado la guardia y la falta de costumbre de cargar con uno de esos adorables moluscos, ¿y si se ahogaba en su bolsillo o algo? Definitivamente tenía que idear alguna manera de tenerlo más a la mano sin arriesgar al pequeño. 

Ni siquiera midió palabra con la sirena, o con otra persona de camino. Sabía a dónde iban a acudir todos, así que actuó inmediatamente. Arrancó con fuerza rumbo al comedor y lo primero que lo recibió fue... ¿un aroma dulce? ¿Habían preparado algún platillo dulce? Al inicio fue sutil, un olor del que podía pasar si hacía un esfuerzo por no pensar en ello. Pero al llegar hasta el lugar, su desarrollado olfato intensificó tanto la fragancia que se tornó insoportable, y vio necesario colocarse el brazo frente a la boca para bloquear una mayoritaria parte del gas, con la sangradura mirando hacia los labios y presionando suave. Lo que sea que estuviera provocándolo, estaba inundando el comedor. Incluso quedó un poco... ¿Mareado? No lo tenía claro, pero le había afectado en menor medida, suponiendo que los efectos no fueran a largo plazo. 

La escena que observó nada mas entrar fue un caos montado inmediatamente después del anterior. Dos personas que no conocía personalmente, pero que en el viaje de vuelta había reconocido como otros aliados revolucionarios: Un hombre de generosa estatura y una chica revestida en metal. Grandes personas, seguro que tenían un montón de historias interesantes. Luego, la sirena que tanto conocía, Asradi, y su compañero de tres armas, Lemon. Cubriendo a... ¿Ese era Tofun desangrándose? ¿Qué narices había pasado? 

Su cuerpo se movió antes que su cabeza; para cuando se diera cuenta, ya habría desenfundado dos de sus espadas para empuñar una en cada mano, arriesgándose a comerse un poco del gas que colmaba la habitación en el proceso tras descubrirse la boca y luego cubrírsela nuevamente con su arma en mano. 

¿Esos son los que le han hecho esto a Tofun? — Preguntó, refiriéndose a los completos desconocidos que estaban armados. Aunque la expresión del Lunarian no evidenciaba emociones negativas, la neutralidad en su rostro en compañía el tono serio con el que las palabras salían, algo extremadamente atípico en él que tanto la sirena como el enmascarado podían dar fe; el Lunarian reía incluso con media costilla reventada. Y es que ver a un colega desangrándose con vaya-a-saber-dios cuantos tiros en el pecho no le hacía ni la mas mínima puñetera gracia. 

La llama Lunarian se encendió en su espalda en un instante, un destello naranja que implicaba su disposición para pelear.

Molesto, pero no perdido. Si alguno le necesitaba haciendo una tarea en particular, fuera ayudando al cuidado médico de Tofun junto a Asradi, cubriéndola junto a Lemon, o ayudando a una posible ofensiva con el coloso de hombre y la chica revestida en metales. Si en cambio nadie le requería en ningún sitio en particular... Iba a tomarse la libertad de saltarle encima a los asaltantes de Tofun a la primera oportunidad que tuviera.

Resumen

Resumen Bélico & Info

Inventario

Virtudes y Defectos relevantes
#21
Lobo Jackson
Moonwalker
Personaje


- ¿Cómo te sientes, pequeña-gara? Te gusta, ¿verdad-gara? ¿Te gusta que apriete aquí-gara? - El mink estaba encerrado en su camarote, completamente aislado de sus alrededores por un grueso aislante sonoro que cubría las paredes. Una habitación perfecta para un licántropo que dedicaba su tiempo libre a componer y practicar sus canciones, tocando la guitarra hasta altas horas de la madrugada.

Nadie podía escuchar lo que ocurría en aquel cuartillo, y por ende, Lobo Jackson tampoco podía escuchar el exterior. El caótico ajetreo del Baratie era algo desconocido para el mink, puesto que dedicaba toda su atención a la preciosidad que tenía entre manos. 

- ¿Así, Mae? ¿Es aquí donde quieres que toque-gara? ¿Justo aquí abajo-gara? - Las manos del mink recorrían con lentitud la silueta que estaba apoyada en su regazo, acariciando con la misma delicadeza que el conservador jefe de un museo de historia dedicaría a un jarrón milenario. Cada vez que presionaba con sus dedos, un sonido dulce y melódico resonaba en el camarote. La cabeza lupina se movía despacio de arriba a abajo, un reflejo del trance apasionado que poseía su cuerpo y mente.

Con cada sonido, Lobo respondía con una nueva caricia, sus manos giraban de nuevo y sus dedos volvían a presionar con suavidad antes de que otro pequeño sonido escapase de la silueta. Los labios del mink se curvaron en una sonrisa reflejo de su pasión, deseo y amor.

Amor por la música claro está.

- Eso es, nena-gara, deja que te deje bien afinadita-gara. - Y como si deseara sentir las emociones de su nueva guitarra, a la cual había bautizado cariñosamente como "Mae Sinfo", canalizó la nueva emoción que había aprendido tras las vivencias en la isla de Oykot. Desde su combate junto a los balleneros, con quienes luchó codo con codo contra las fuerzas de la cruel opresión, en su interior se había desatado un cambio que había alcanzado su corazón.

Como un relámpago de emociones, la marea revolucionaria había adoptado alcanzado su espíritu adquiriendo un brillo sin igual ante sus ojos. Las emociones de quienes luchaban a su lado permearon su alma y despertaron una nueva fuerza en su corazón. 

Cerró sus ojos mientras abrazaba a "Mae" como una amante incomprendida y dejó que su espíritu se propagara alrededor de su ser, extendiéndose a lo largo del barco y más allá. Pero lo que el mink sintió no fue la amorosa respuesta de su nuevo instrumento, sino pánico y dolor mezclados con unas inconfundibles ansias asesinas que buscaban derramar la sangre de los inocentes. 

Cual faro escarlata en una noche tormentosa, el lobo se levantó con un respingo alarmado tras percibir una energía espiritual tan sádica y cruel. Pero por encima de eso, creyó escuchar la voz de su compañero tontatta pidiendo auxilio con aliento desfallecido.

- ¿Qué demonios está pasando ahí afuera? - Se preguntó el mink, vistiéndose con su hermosa chaqueta. La "Third Strike Royale" lanzaba destellos argénteos con cada movimiento, un atuendo digno de un rey. Después tomó a "Mae Sinfo" y la colocó a su espalda, ajustando las correas. Bien apretadas, como a ella le gustaba.

No tuvo que esperar mucho para darse cuenta de que su percepción no le había engañado. Apenas abrió la puerta, el griterío caótico que provenía del restaurante inundó sus oídos. Los pasos apresurados de sus compañeros dirigiéndose hacia el Baratie corearon a un ritmo alarmado, creando una sinfonía nerviosa in crescendo

Lobo Jackson no se lo pensó dos veces y se lanzó en carrera hacia el enorme establecimiento flotante, lanzándose con un ágil salto desde la cubierta. Aprovechó cada segundo en el aire para posar con gracia y estilo antes de aterrizar con la perfección de un gimnasta olímpico, antes de reanudar su carrera hasta el restaurante. 

Pronto captó un olor dulzón con su nariz lupina, un aroma que crecía cada vez más hasta que empezó a volverse insoportable. - Maldita sea, ¿otra vez un olor apestoso? Joder, y yo que pensaba que había sufrido bastante con el maldito fuguström. Lo próximo que pienso coser va a ser una máscara bien gruesa para el hocico. -

Sangre. Sesos. Agujeros de bala. Restos de explosiones. Todo el restaurante era un campo de batalla. Presto, agarró unas servilletas de tela de una de las mesas del comedor y se las metió de lleno entre las fosas nasales para no tener que respirar aquel aroma tan punzante. Se negaba a sufrir el mismo problema que en Oykot.

A su lado estaban sus compañeros, quienes habían llegado antes que él. Frente a ellos, unos rivales vestidos de punta en blanco con un aspecto muy curioso. Parecían verse jóvenes y atléticos, pero había algo en ellos que les hacía parecer glorias de antaño. Las percepciones siempre fueron así de particulares para el mink bailarín.

Pero a quien buscó apresuradamente fue a Tofun, quien yacía tendido en el suelo al cuidado de la hermosa sirena. 

Los ojos del mink se abrieron de par en par. Sus pupilas se dilataron primero con horror, y luego con furia.

Una furia que enfocó a los tipos que le habían hecho daño. 

Dando un paso al frente para cubrir a Asradi, y colocándose junto a su compañero de batallas Lemon, el mink decidió ser parte de la vanguardia.

Su cuerpo se movió con una lentitud premeditada, flexionando cada uno de los músculos de su cuerpo. Sus brazos pasaron por encima de su cabeza, sus piernas se abrieron y extendieron, y su cabeza se giró hacia atrás y luego adelante en una pose verdaderamente amenazante. Si hubiera algún oriundo de wano alrededor, lo habrá identificado como algo similar a una aparición yokai.

- Que empiece el baile-gara.

Resumen


Datos
#22
Umibozu
El Naufragio
Oykot había quedado atrás y con él un capítulo de mi vida. Podía decirse que el asalto a la isla había sido el final de una etapa… o el inicio de otra. Aquella misión había sido mi entrada oficial al Ejército Revolucionario, más allá de un mero acuerdo verbal entre el enano y yo. Ambos sacábamos beneficio de aquello: yo obtenía una red de contactos para encontrar a mi hermano pequeño, Timsy, - aunque eso acaba de dejar de tener importancia - y ellos obtenían una bestia marina con la que intimidar a sus rivales. Para no mentir, mi capacidad bélica no era nada fuera de lo común, pero sí debía admitir que mi tamaño por sí solo imponía más de lo que podía llegar a pensar en un inicio. La misión también me había hecho ver que la disciplina era importante y que debía cambiar algunos de los hábitos. No todos, por supuesto, ni tampoco a la vez, pero si ahora quería ser de utilidad para el ejército revolucionario y su causa, debía estar alerta y preparado en cualquier momento. También iba comprendiendo que la disciplina iba siendo algo en lo que quizás debería mejorar. Quizás…

En base a esa premisa esa mañana había salido a hacer algo de ejercicio en alta mar. El resto del grupo estaba en el Baratie, mientras yo había ido a calentar y ejercitar el cuerpo a primera hora de la mañana, lo que no esperaba es que el ejercicio de ese día hubiera resultado tan intenso física y emocionalmente. Tras unos minutos de entrenamiento, ¡había encontrado a Timsy! Pero esa es historia para otro momento. Flotaba boca arriba mientras fumaba un poco de alga seca en mi pipa de hueso de ave, mientras tomaba el sol y dejaba que el cálido abrazo del Astro envolviera mis escamas. Hablaba tranquilamente con mi hermanito, poniéndonos al día, recuperando el tiempo perdido, cuando sonó el den den mushi. Descolgué el caracol con la intención de decir que no me molestasen, que estaba ocupado cuando escuché que la situación no pintaba bien para Nanoplancton.

-¡Ya voy-lurk!

Sin perder ni un instante me giré y comencé a nadar a gran velocidad hacia el barco restaurante.

-¡Sujétate-lurk! - le dije a Timsy para que agarrara a uno de los radios de mi espalda y no se cayera durante el desplazamiento.

La adrenalina y una serie de pensamientos que me propuse desterrar de mi cabeza provocaron que los músculos volvieran a tensarse y pidieran a gritos de nuevo entrar en acción. En apenas unos pocos minutos estaba junto a la puerta del Baratie. Abrí la puerta de un golpe y pude ver que un gas verde inundaba el comedor. Con la mirada barrí el interior, mirando a través de la puerta y ventanas. Quería hacerme una idea de la situación antes de intentar abajo el barco o, como mínimo, hacer un hueco lo suficientemente grande como para entrar por completo. Así pude ver a Asradi afaeanada, ¿sería con Tofun? El resto del grupo de revolucionarios parecían ir a enfrentarse a un grupo de tipos. ¿Eran esos los que habían puesto en peligro a mi diminuto amigo?

-¿Tofun-lurk? ¿Estás bien-lurk? - pregunté al aire esperando escuchar su peculiar voz curtida por el alcohol durante años de prisión y borrachera.

Resumen

Estadísticas


VyD


Inventario


#23
Ray
Kuroi Ya
Pese a su veloz e inteligente maniobra, utilizando el cadáver de Beck Ham para cubrirse al menos en parte, nuestro querido tontatta es alcanzado por cuatro de las cinco balas que los tiradores de blanco habían disparado contra él, aunque parando parcialmente una de ellas de forma que no fue todo lo dañina que podría haber sido. Es entonces cuando, herido de gravedad, saca fuerzas de flaqueza para alejarse y cubrirse bajo una de las mesas del comedor. Desde allí aprovecha para llamar a sus compañeros, que acuden prestos al rescate. La gran mayoría del comando más reconocido a día de hoy del East Blue hace su aparición, dispuestos a ayudar a su amigo en apuros. Muchos de los llamados héroes de Oykot entran en escena.

Asradi comienza a utilizar sus habilidades curativas para tratar de sanar las heridas del pobre Tofun, mientras Ragnheidr utiliza uno de los gases que produce con el fin de intentar disminuir las capacidades sensoriales de Los Galácticos, desapareciendo inmediatamente después. Airgid, calentando antes de entrar en combate, entra tras él, seguida por Lemon, quien porta una máscara de lo más peculiar. Alistair y Lobo entran tras ellos, mientras el enorme Umibozu observa desde fuera junto a Timsy.

Vuestros enemigos están desconcertados ante la aparición de ese gas sin que aparentemente nadie lo produjese hasta que Luis Higo, pasándose la mano por su repeinada cabellera desde delante hacia atrás, les advierte de lo sucedido:

- Hay una presencia invisible moviéndose por la sala, así que alguien con poderes extraños es quien ha lanzado este gas.

No obstante necesitan respirar, por lo que no hay nada que puedan hacer para evitar que la sustancia producida por el buccaneer entre en sus fosa nasales. Poco a poco empiezan a sentir cómo sus cabezas son algo más ligeras de lo habitual, como si flotaran sutilmente.

Es entonces cuando todos se ponen en marcha de nuevo. Los tiradores dan dos pasos hacia atrás con cuidado de no pisar los higos que Luis había dejado plantados tras ellos, de cara a colocar esas trampas entre quienes intenten atacarles y ellos, y disparan de nuevo. Dos de ellos hacia Alistair, apuntando uno hacia cada uno de sus brazos a fin de intentar impedirle usar sus armas. Los otros tres, mientras tanto, apuntan a Lobo. Dos se dirigen a cada una de sus piernas, y el tercero a su cabeza.

Figo, por su parte, lanza hacia arriba en dirección hacia donde se encuentran Lemon, Asradi y el herido Tofun un objeto que no termináis de ver bien al principio pero que, una vez va bajando, podéis ver con claridad.

Foto del proyectil


Casi al mismo tiempo, Zizuff echa a correr hacia delante. Cuando se encuentra a unos diez metros de Airgid, salta con gran fuerza en su dirección, cubriendo casi al instante la distancia que los separa mientras hecha la cabeza hacia atrás. Podéis ver cómo su frente se torna de un amenazante color negro mientras lanza un feroz cabezazo que busca impactar contra el pecho de la rubia.

Cosas
#24
Tofun
El Largo
Información de Tofun


Allí estaba, malherido, bajo una mesa, ojeando por los huecos de las irregulares tablas de madera el panorama. La banda de los galácticos, un sistema en el que cada uno de sus miembros funcionaba como un engranaje bien engrasado, se preparaba para darme el golpe final. Por lo menos iba a morir ebrio, algo es algo.
Entonces, mi equipo entró en el campo más preparado que nunca. Me habían escuchado y acudido raudos, ni siquiera mi vieja banda revolucionaria de "Los Piezas" habría reaccionado tan bien. Lo primero que escuché fue la voz de Ragnir desde la cocina, luego vi cómo emanaba de su cuerpo ese gas verde que, según recordaba, olía como un buen postre. ¿Qué coño llevaba puesto? Quería uno. Di una gran bocanada de aire antes de que el gas se extendiera, conocía sus efectos y prefería enfrentarlos más tarde.

No vino solo. Justo después escuché la voz de Airgid, y sonreí sin soltar el aire.

— ¿Tofun? Háblame —gritó la sirena.

¡Hip! —solté, joder, puto hipo. ¡Bueno! Al menos sirvió para dar mi posición y ganar el tiempo suficiente, ya que mi espuma de cerveza comenzaba a derretirse.
Lemon se colocó delante de mí para cubrirme. ¡Qué héroe!

Hehehehe —podía ver el campo de batalla entre los huecos que dejaban sus piernas desnudas y... la trompa de elefante que gastaba.

Voy a abrirte la camisa, ¿vale? Necesito ver qué es lo que hay — Me miró con seriedad, pero yo, ya en otro nivel de borrachera, respondí:

Mi crrason es tuyo, puses abrirloo toddo... —dije llevándome la mano al pecho y sonriendo de oreja a oreja.

¡Aún venían más! Alistair, el polluelo, Lobo, el cantante, y por si fuera poco, la enorme cabeza de Umibozu asomaba por la puerta junto a su diminuto hermano.

Chicos... gracias — Murmuré emocionado.

Mientras mi querida Asradi me curaba las heridas, apreté los puños con furia y me puse en pie. Si los míos iban a combatir, yo también quería hacerlo.

Assssrradi... Yo... Allí... — Intenté señalar a los galácticos, aunque las palabras no me salían bien mientras ellos se replegaban dejando una especie de higos en el suelo, como minas. ¡Tenía que avisar al grupo!

¡¡EQUIPOOOO!! ¡Son los galápagos! ¡Cuidago! ¡Se muegen juntos! ¡Los jigosss hacen… buum! ¡Cuidado con los jigos!

Y tras este espectacular aviso, traté de zafarme de la protección de la sirena y el enmascarado, corriendo al frente desde una distancia prudente. Lancé una patada voladora directa hacia las minas improvisadas, esperando que la onda de aire las arrojara contra los enemigos para que les explotaran en la cara.

The Pulvis Pyrus
JIY402
JIYUUMURA KEMPO
Ofensiva activa
Tier 4
9/10/2024
49
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Presionando unos determinados puntos de una de sus piernas con sus dedos, mientras comienza a contraer la pierna, todos los músculos de la misma se tensaran y enrojecen momentáneamente para entonces el usuario poder explotar toda la capacidad muscular de su pierna en una patada frontal y horizontal que liberará un pequeño estallido de aire a presión hacia el frente hasta 10 metros de distancia, dicho estallido será tan intenso que podrá aplicar [Derribo] a quien la reciba. Comites: Al usar esta técnica en grupo a parte de sumar el daño su alcance crece 5 metros por cada usuario y gana el efecto de [Empuje] de 5 metros por cada usuario.
Golpe Básico + [FUEx2,9] de [Daño contundente]


Inmediatamente después, fiché a mi siguiente objetivo, como para no hacerlo, era el protagonista: el calvorota, que parecía ser el líder del grupo. Cargaba contra mis compañeros usando su testa, la misma con la que antes había derribado a Douma. ¡No podía permitirlo! Cargué también, buscando chocar cabeza contra cabeza.

¡TEEEESTARAZO! —grité con todas mis fuerzas.

Último brindis
U128501
ÚNICA
Ofensivo
Tier 5
24/9/2024
56
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El golpe insignia de Tofun, su mejor técnica hasta la fecha. Tofun concentra todas sus energías en un golpe con una parte de su cuerpo, donde crea una fermentación espontánea que aumenta el tamaño de sus músculos, esto le otorga un bono de 7 de [Fuerza] durante el golpe. Al golpear, Tofun libera una explosión de alcohol, la cual se evaporará instantáneamente tras su efecto visual.
Golpe básico CaC + [FUEx2,9] +7 FUE durante la ejecución de la técnica


El choque fue brutal, pero la potencia del galáctico era tal que no pude resistir su embestida. Salí despedido, chocando contra el suelo, inhalando el gas de Ragnir, rebotando y terminando panza arriba justo debajo de Asradi, de vuelta a mi posición inicial.

Aradissasssisu... — Balbuceé con la cabeza hecha un bombo, desorientado. Intenté levantar la mano derecha, pero sin querer levanté la izquierda. ¿Qué cojones? Hice el mayor de mis esfuerzos por elevar mi torso para adoptar una posición que me permitiera ver el campo de batalla. —Grgghsaarg — Escupí por el esfuerzo, como me dolía el cuerpo. Esta vez fui astuto, intente levantar la mano izquierda y se levantó la derecha, la mire con satisfacción y grité: — ¡¡VIVA LA REVOLUSSIÓON!!



Resumen

Mates
#25
Lemon Stone
MVP
Notó que todo estaba muy raro, como si de pronto estuviera dentro de las redes de un gigantesco y tierno algodón de azúcar, el mundo dándole vueltas y el olor dulzón invadiendo sus fosas nasales. Algunos dirán que es un gas producto de una aterradora habilidad, pero Lemon creía con vehemencia que era el olor de la comida. El Baratie era famoso por ser un restaurante buenísimo, de esos a los que quieres visitar al menos una vez al mes, si es que no eres pobre, por supuesto. Seguramente, los pasteles y las galletas que preparaban los reposteros eran las responsables de esos cautivadores aromas. ¿El problema? Todo le daba vueltas, todo era más lento, todo era más confuso.
 
Vio un par de figuras con contornos distorsionados moverse en perfecta coordinación como si una fuera el reflejo de la otra. Y entonces escuchó disparos. Si le habían disparado o no, lo sabría solo cuando llegase el dolor o se estuviera muriendo. Esperó un par de segundos con la vista clavada en los tiradores, pero no sucedió nada. ¿A quién le habían ido? Ni idea, solo esperaba que no al duende. Era pequeño, las criaturas pequeñas suelen tener suerte, así que estaría bien. Quiso voltear la mirada y comprobar que Aletas estuviera a salvo, pero el Comandante le había dicho que despegar la vista del enemigo en el campo de batalla es una muerte segura, y tenía pocas ganas de irse al cajón.
 
-¿Están bien? -les preguntó a sus camaradas-. ¿Tenemos algún muerto entre nosotros? ¿No? Bien, ahora es nuestro momento de romperlos.
 
De pronto, notó que el hombre pequeño había lanzado una onda de choque. ¿Cómo era capaz de hacer semejantes cosas con un cuerpo tan diminuto? El mundo sí que da sorpresas, ¿no? Al parecer, uno del equipo enemigo había lanzado un objeto difícil de reconocer y, por los comentarios completamente sobrios del duende, había cosas que explotaban. ¿Acaso eran terroristas? Solo a la gente que va con una sábana en la cara le gustan las explosiones. ¿El fuego? El fuego es diferente, el fuego es arte y belleza, simboliza la esencia del cambio.
 
-Parece que nuestro camarada está listo para unirse al combate. Tomaré la delantera, Aletas -le avisó a su compañera-. Hey, Supervisor, ¡mostrémosle lo que el equipo C puede hacer! ¡Jajajaja!
 
Fijó la mirada en el hombre que había lanzado esa cosa tan rara y decidió que sería el primero de la lista en ser completamente destruido. Empuñó las armas, firmemente. Iba preparado a hacer daño, muchísimo daño. Infló su pecho como si fuera un globo y exhaló profundamente.
 
Entonces, comenzó a correr.  
 
Tambor
BAR302
BáRBARO
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
36
Costo de Energía
2
Enfriamiento
El usuario en carrera convertirá toda la inercia de su movimiento en un golpe horizontal buscando impactar contra el torso de su víctima para buscar la mayor superficie y más céntrica del cuerpo posible hundiendo ligeramente el arma en su cuerpo mientras el impacto retumbará por el interior del cuerpo de la víctima causándole un [Mareo] por 1 Turno.
Golpe Básico + [FUEx2,5] de [Daño contundente]
Una vez hubiera llegado a su objetivo, intentaría impactar con fuerza descomunal y a la altura del torso un triple ataque compuesto por un farolazo, mazazo y remazo, que se vería potenciado por la propia inercia de la carrera. Conectase o no, propinaría dos potentes triple ataque en dirección al torso con una clara intención de romper sus huesos; quizás conseguiría algo más que una rotura. 
Resumen
Mates
#26
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Estadísticas actualizadas


Como un puto ejército completamente organizado, los revolucionarios que habían ayudado a los balleneros a cambiar la situación inestable de Oykot, se habían reunido en el comedor del Baratie solo con una única misión: ayudar a su amigo y compañero, Tofun el Largo. Los primeros fueron Asradi, su querida sirenita, que le lanzó un rápido comentario antes de pasar de largo. — ¡Son como la peste, macho! — Le respondió gritando mientras seguía calentando. Iba seguida por Entrañas, que la acompañaba para custodiarla mientras ella se dedicaba a curar a Tofun. ¿Por qué estaba tambien medio en bolas? ¿Es que era algo típico de los revolucionarios, el detestar la ropa? Desde luego era curioso verle así, cuando le conoció vestía todo trajeado y formal, y ahora nos olo estaba en tanga, sino que era uno especialmente... curioso, digamos. No pudo evitar soltar una risilla mientras al ver de refilón sus nalgas depiladitas. Tras la pareja, aparecieron también Alistair y Lobo, a los que solo conocía de alguna que otra pequeña conversación. Y por último, Umibozu, que no entró como tal, pues tenía un tamaño endiabladamente gigantesco, pero sí que asomó su cabeza de pez abisal por una de las ventanas.

Eran realmente un maldito ejército de locos. Airgid, preparada por fin para el combate, observó cómo los tiradores volvían a atacar, disparando sus armas. A duras penas escuchó las palabras completamente delirantes de Tofun, advirtiéndoles de que los "galácticos" a los que señalaba atacaban en grupo, y algo de unos... higos... ¿que explotaban? Todo sonaba a chino mandarín en la cabeza de la rubia, pero sabía que podía fiarse de él. ¿Que no tenía sentido que unos higos hicieran buum? Daba igual, se fiaba de lo que decía aquel pequeño borracho.

Comenzó a notar el olor dulzón del gas que Ragnheidr había propagado por la habitación, así que cogió aire, inflando los pulmones lo máximo que pudo y cerró la boca a cal y canto. No sabía cuánto tiempo podría aguantar así, pero por lo menos, podría ofrecerle una primera ventaja frente a sus enemigos, ya que ella conocía de sobra el poder de su rubio. Sin poder hablar ni respirar, observó como los enemigos disparaban, cómo Entrañas se lanzaba al ataque con tres putas farolas guapísimas, y finalmente, cómo un calvorota (Zizuff) se aproximaba hacia ella, echando la cabeza hacia atrás y recubriendo su frente de un color negro metálico. En apenas un instante, la revolucionaria desató una repentina carga eléctrica que la rodeó por completo, haciéndola levitar ligeramente sobre el suelo, una muestra del poder que su fruta le ofrecía. Estaba lista para contrarrestar su ataque. Pero entonces...

Tofun intervino de repente en la carga de su enemigo, saltando hacia él, frenándole en el acto, pero rebotando y saliendo despedido con la misma rapidez con la que se había lanzado. Aquella intervención la sorprendió un poco, pero joder, su compañero acababa de ofrecerle una brecha con la que poder atacar, ahora sí, a su enemigo. Recubrió su pie en haki, salió volando hacia él, y proyectó una poderosa patada directamente contra su cara, a la vez que soltaba de golpe todo el aire que había acumulado con una fuerza brutal, gritando como nunca antes lo había hecho. — ¡¡¡OS HABÉI METÍO CON LOS TÍOS EQUIVOCÁOS, ESTAMOS MAL DE LA PUTA CABEZA!!! — Si su golpe impactaba o no, aún estaba por verse, pero una cosa estaba clara, todos los presentes habían escuchado el grito de la rubia retumbar en el comedor, metiéndose en los oídos de sus enemigos, mientras que sus aliados, los revolucionarios, quienes compartían causa con Airgid, simplemente se sentirían incluso motivados. ¿Era aquello el poder de la causa? Leerse el MANUAL de Entrañas le había dado nuevas ideas, desde luego.

OFF
#27
Alistair
Mochuelo
La caballería no tardó en hacerse presente en el improvisado campo de batalla tan pronto uno de los suyos estuvo en la mirilla de alguien más y al sonido del primer disparo. Mas que una compañía, eran una familia unida que le pegaban paliza gitana al que se metiera con uno del gremio. Y vaya que el grupo de extravagantes personalidades sabía más que bien como montar una fiesta que acabara de la peor manera para los antagonistas de la historia. Si no, pregúntale a la realeza de Oykot qué tal les ha quedado el patio. Y la presa, de paso. 

Pero mucho antes de lo que pudo saltar a la acción en represalias por lo que había pasado con el Tontatta, su mente tomó un largo paseo para no volver, al menos no de la manera práctica que necesitaba en ese preciso instante. Sus pensamientos estaban completamente desordenados, e incluso los mas intrusivos habían pasado a tomar parte de los pensamientos mas lógicos para acabar armando un caos mental en el que ninguna de las acciones en su cuerpo se ejecutaba de manera correcta. 

No es que hubiese perdido el control de sus extremidades, ni que alguien estuviese utilizando alguna extraña técnica de manipulación sobre su persona. No, esto se sentía muy diferente a cualquiera de esas opciones anteriores, o las múltiples más radicales que se le ocurrieron después. ¿Estaba tambaleándose? Ni siquiera sería capaz de notarlo si ese fuera el caso. Tan solo se sentía atontado. Mucho. Lo suficiente para no sentir la inminente ofensiva que, sin capacidad alguna de reacción, acabó colisionando inevitablemente en contra, dejándole una herida imposible de ignorar en cada brazo por la duradera sensación que dejaron. El agarre en sus katanas flaqueó, por un momento sintiéndose soltarlas, pero rehusándose a dejarlas ir de manera definitiva; mientras sus brazos aún contaran con fuerzas y ningún empuje titánico se las arrancara, se rehusaba a perderlas sin más. 

¡AGH! — Lo único que escapó de sus labios fue un quejido de dolor que pronto se extinguió, no porque la sensación de dolor fuese poca -al contrario, dolía como tres infiernos juntos en un mismo instante- sino porque se mordió con fuerza el labio inferior para contener todas las vulgaridades que estuvieron a punto de salirse en respuesta. No iba a darles la satisfacción de verle en un estado alterado, pero si ver a Tofun a punto de separar cuerpo y alma a manos de los desconocidos le había puesto de un humor especialmente malo, adicionar las heridas de bala a la lista hizo que le hirviera la sangre. 

Pero incluso así, en medio de lo que había sucedido, debía agradecer una cosa a los asaltantes: Las balas habían servido como su llamado a despertar de su somnoliento mundo temporal, devolviendo sus sentidos al sitio que correspondían e impulsándolo a pensar qué narices había pasado. Había empezado a sentirse ligero de cabeza desde que había percibido la primera instancia de ese olor dulce. ¿De verdad podía ser por algo como eso? La bocanada de aire que Airgid se llevó a los pulmones le dio la idea, y si realmente no se trataba de ese aroma sino de un poder que fuese invisible al ojo, estaría condenado de cualquier manera. Era mejor intentar y fallar intentándolo que asumir imposibilidad y recibir otros dos tiros, esta vez probablemente mas cerca de la cabeza. O en la cabeza directamente. 

La imitó, tomando una generosa bocanada de aire mientras que desenfundaba la tercera katana en su funda, colocándola sobre su boca y cerrando sus labios alrededor del mango; por asqueroso que pudiera ser acabar babeando todo el mango por como la sujetaba en vez de solamente con los dientes, servía como un discutible pero medianamente eficiente tapón para evitar respirar el aire en la sala. Tic tac, el tiempo corría y su suministro de aire no duraría para siempre.

Levantó las katanas por encima de su cabeza con el filo mirando hacia abajo y torció un poco el torso a juego con la posición, tal que sus armas pudieran tomar todo el recorrido posible para el movimiento que estaba a punto de realizar. Observó un momento al escenario, preparando su cuerpo para el movimiento súbito, y luego giró su cuerpo hacia el lado contrario en un movimiento circular que acompañó con sus tres armas. El movimiento produjo delante de sí mismo una ráfaga de aire que avanzaría y se retorcería en forma de una veloz espiral, buscando que evitara completamente a sus compañeros en caso de que alguno pudiera quedar en medio accidentalmente, pero sobre todo especialmente dirigida a los tiradores que se resguardaban en la posición mas atrasada de la formación enemiga. Y por supuesto, cualquiera de los Galácticos estaba más que invitado a ponerse en frente del proyectil cortante. 

Hyakuhachi Pound Ho
san401
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
15/10/2024
48
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Empuñando con fuerza sus tres espadas, el usuario trazara un poderoso golpe circular con todas ellas liberando una rafaga de aire a presión ondulante que avanzara dando tirabuzones hasta un alcance de 20 metros, golpeando a todos los objetivos en el camino. Ittōryū: El tamaño del tajo será de unos 40 cm. Viajará a +5 [Tasa de Acierto]. Nitōryū: El tamaño del tajo será de unos 80cm. Contará con 5 metros más de alcance, causará una [Hemorragia leve] y su multiplicador aumentara [+0,2], Santōryū: El tamaño del tajo será de 160cm. Contará con 10 metros más de alcance y su multiplicador aumentara [+0,4],
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]

Desenfunde Rápido
sam301
SAMURAI
Utilidad Activa
Tier 3
1/10/2024
36
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Tomando la empuñadura de su arma sin desenfundar o posicionando en la misma pose aunque este desenfundada. El usuario tomará una postura muy habitual para iniciar un duelo de espadachines para concentrar sus fuerzas en un primer movimiento ofensivo, ya sea un básico o una tecnica, junto al veloz desenfunde del arma obteniendo un incremento de [Destreza] y de daño a una ofensiva que se ejecute junto a esta postura.
+5 [Destreza] y +25 de [Daño]


Resumen

Resumen Bélico & Info

Virtudes y Defectos relevantes
#28
Lobo Jackson
Moonwalker
Motivo de la edición repentina


Apenas tuvo tiempo para responder. En cuanto vio que los tres hombres frente a él levantaban sus pistolas, el mink levantó los brazos frente a él en posición defensiva con toda la rapidez que le permitieron sus reflejos.

Un punzante dolor que le hizo apretar los dientes con muchísima rabia atravesó cada una de sus piernas, cruzando los muslos del lobo y perforando la carne hasta atravesarla por completo. Las balas cruzaron sin resistencia hasta que impactaron contra el suelo y muebles que había tras el mink. En cambio, una tercera bala que iba dirigida a su cabeza quedó atrapada entre sus brazos. Se sintió agradecido de no haber fallecido ahí mismo frente a unos maniáticos que vestían como monaguillos deportistas.

- ¡Qué dolor! - Pensó el mink. - Esto se ha puesto muy feo muy rápidamente.

Pero al mink no le iban a derribar así como así. Se negaba a caer tan fácilmente contra unos segundones como aquellos.

Bajó sus brazos hacia su querida guitarra, revelando un rostro completamente poseído por el dolor y la rabia. Una imagen completamente aterradora que mostraba sus colmillos afilados en una retorcida sonrisa. La sangre goteaba desde sus piernas, manchando su pelaje cobalto. Cualquiera que lo viera pensaría que ahora vestía con una especie de atuendo azulgrana.

- No sois dignos de escuchar mi música-gara. - Sentenció con un tono inusualmente desafinado, repleto de cólera. - ¡No sois dignos de escuchar nada-gara! ¡Enséñales tu carácter, Mae-gara! -

Y haciendo acopio de todo su voluntad, agarró a "Mae" con las palmas cubiertas de sangre y, levantando el brazo con un presto movimiento, tocó un acorde con rabia. Un sonido estridente resonó desde el instrumento con furia, un chirrido disonante que se propagó frente al Lobo a lo largo de todo el restaurante afectando a todos cuantos le escuchasen. Un incordio musical que de alcanzar sus enemigos les dejaría zumbando los oídos con un acúfeno persistente.

Por último, observando al tirador que le había disparado a la cabeza, tocó dos notas. Dos dedicatorias exclusivas destinadas a retumbar sus tímpanos y hacer que su cuerpo se agitase con el dolor de una música nacida por la indignación.

Respirando con dificultad cayó de rodillas, tratando de desplazarse hacia atrás utilizando los muebles y a sus compañeros más fuertes como cobertura. 

- ¡Qué público tan difícil! ¡Esto de tocar en directo es jodidísimo! - Pensó con humor mientras sus piernas empezaban a entumecerse por la pérdida de sangre, pues el agujero de las balas era como un aguijonazo constante que, acalorado, pedía su atención a gritos. Sabía que ya era mejor abandonar el combate y dejar el resto a los demás. 

Resumen


Mates


Stats actualizados
#29
Umibozu
El Naufragio
Una vez más el ejército revolucionario, y más concretamente nuestro grupo de viaje hacía gala y alarde de una unidad envidiable y que ya quisieran más de uno y de dos ejércitos regulares. A una sola llamada de auxilio parecíamos haber acudido todos sin demora, ni preguntas. La situación parecía ser menos crítica de lo que había considerado en un inicio. Tofun parecía seguir con vida y con capacidad de seguir aumentando su leyenda tras haber sido atendido por Asradi, nuestra sirena favorita. O al menos parcialmente. Su pronunciación no era la mejor, pero teniendo en cuenta que pasaba borracho más horas de las que tenía el día que pudiera hablar era toda una proeza. Desde mi posición conseguía escuchar lo que decía, aunque con algo de dificultad, pero por contra podía observar la escena completa con facilidad.

Los enemigos se movían con una coordinación y sincronización perfecta. Se notaba que no eran unos novatos de tres al cuarto. Uno de ellos había lanzado unos higos hacia los revolucionarios. ¿Higos? ¿De verdad? El gas verde seguía inundando la sala, como el océano inundaba la corteza terrestre. La marea volátil se movía libre por el recinto y, al igual que una tempestad, terminaría por engullir a quienes estuvieran en su dominio. El tipo de la máscara embistió a uno de los rivales, Alistair, el polluelo de los revos se deleitaba con sus cuchillos grandes y Airgid, la chica chatarra, hacía gala de sus poderes demoníacos. Lobo nos deleitaba con sus habilidades musicales. Todo ocurría a un ritmo vertiginoso, a la vez, pero al mismo tiempo disperso en el tiempo y espacio de la batalla campal que se había montado. Estaba seguro que ninguno de los presentes del Baratie habría previsto algo semejante esa misma mañana. Mientras tanto yo seguía observando con atención todo y a todos.

-¿Esos son tus amigos? Una coja, un tipo tan feo que se cubre la cara con una máscara y… ¿ese de ahí es un enano? - Timsy señaló a la nada con su dedo índice - ¿También un mink lobo? ¿Esas alas son también un disfraz? Parecéis un circo, ¡eh! Al menos hay una normal…

-Es una sirena-lurk - le respondí.

-¡Oh, vaya…!

-Y sí… lurk - añadí encogiéndose de hombros y sonriéndole

-¡Genial!

La situación iba escalando en intensidad a medida que los ataques, contraataques y defensas iban ocurriendo. Sentía la necesidad de participar. Poco a poco la adrenalina se iba adhiriendo a las escamas y me forzaban a entrar como un tsunami. Ese sentimiento alcanzó su culmen cuando la Chica Chatarra gritó a los galácticos. En se momento rugí con furia y fiereza - ¡¡¡VENID AQUÍ QUE OS COMER COMO SI FUERAIS SUSHI RECIÉN PESCAO -LURK!!! - sentía el poder y la emoción bullir en mi interior, como la más furiosa de las tormentas y las violentas de las mareas. Las membranas del cuello comenzaron a expandirse y replegarse violentamente sin control durante varios segundos, creando el sonido de unas velas violentamente desplegadas un día de viento.

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VyD


Inventario


#30


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