Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
[Común] Alas y luz de luna (ft Alistair)
Hato of peace
Angel Beta
Día 30 del Verano
Durante la mañana del día treinta la joven Skypian se había quedado dormida en el barco de los revolucionarios, tal vez para muchos solo era una hamaca colgante en la pared rodeado de más revolucionarios pero era la primera vez que la joven dormía en paz sin el miedo de que algún ladrón tratará de robara su equipo o su dinero o dañarla físicamente.

Así que ella flotaba en su sueños tratando de recuperar la energía perdida mientras que sus compañeros se encargaban de la marina y vivir aventuras, por su parte Hato despertó durante el mediodía, se levantó para revisar sus objetos armas y pocas provisiones que logró subir al barco, ella dejó una tarjeta en la almohada de Alistair que lo citaba en el bar mirador del Baratie a la una de la mañana para conversar firmado por Hato.

Día 31 del Verano 
01:24 am
El bar está ubicado en la cabeza del pescado del Baratie, el barco había atracado así que pliego su tejado abriendo la boca del pez quedando como un bar al aire libre, la vista del mar era maravillosa y su brisa refrescante. Hato vestía un atuendo de pantalón y camisa color negro con un estampado de dragón dorado que recorría su cuerpo hasta su pecho, con tres botones azules en el cuello y no tenía mangas, se miraba bastante entallado el atuendo pero no llegaba a lo incómodo.

atuendo


El bar mirador era elegante por estar hecho de madera pulida pero al mismo tiempo un poco moderno por sus luces había sillas como algunas mesas y lo más espectacular su barra de bebidas con un cantinero listo para preparar órdenes y unos banquillos.

Las botas de la joven se escucharon por el lugar tanto al subir como al momento de acercarse al bar, Hato traía su cabellera rubia suelta -Buenas noches quiero aaahhh… mmm…- cómo era natural había cosas que de vez en cuando olvidaba la joven como el nombre del trago que preparaba Tofun -Bueno quiero Ron dulce con un poco de té negro y algo de vodka bacon, así todo revuelto en un vaso, gracias- el cantinero le sirvió un vaso casi lleno de su trago.

La joven caminó hacia el mirador con la bebida en su mano postrándose en el barandal del Baratie, la brisa marina acariciaba su cabello ondeando con suavidad -Espero que venga- pensaba la Skypian mientras refrescaba sus pequeñas alas blancas de su espalda con el viento, la luz de la luna se reflejaba en el mar y solo quedaba esperar al hombre de alas de ébano -Espero no esté muy cansado jaja no dudo que tuviera un día muy largo hoy-.
#1
Alistair
Mochuelo
Dia 30 de Verano, Año 724

A pesar de los acontecimientos en Oykot, y la agitada visita en el Baratie en la que Tofun había sido bastante mal parado, era difícil reducir la sonrisa en el rostro del Lunarian. Era innatamente positivo con las cosas; cualquier día de la semana preferiría ignorar el vaso medio lleno a un lado para dedicar su vista a apreciar los colores del sol, cuando empieza a ocultarse lentamente y brillaba en un precioso color anaranjado que coloreaba el cielo. Su momento mas radiante, uno que adoraba y que daba paso a una de tantísimas noches estrelladas. Dentro de todo lo ocurrido, tan solo podía encontrar alivio y alegría por haber conseguido intervenir en el conflicto de Tofun y ayudarle justo a tiempo para prevenir su prematuro deceso. 

El resultado del mencionado evento había dejado algunas desagradables consecuencias en su cuerpo. Nada que estuviese por fuera de sus capacidades como médico para diagnosticar y tratar. Algunos puntos que mantuvieran cerrada la herida, un vendaje firmemente puesto y descanso de una generosa cantidad de horas cada noche. Con un analgésico y una actitud positiva, la sensación de ardor desaparecía para solo aparecer cuando, sin querer, llegara a rozar contra algo. Si todo sanaba como pensaba, para cuando arribaran a su próximo destino ya se encontraría de vuelta a su capacidad física usual, o quizá un poco antes. 

Una grata sorpresa le esperó cuando regresó a su habitación. Una tarjeta sobre su almohada le daría la bienvenida, la cual pedía su asistencia en el bar mirador por la madrugada para conversar, finalizada en la firma de Hato, la chica de cabellos rubios que había visto durante la invasión a Oykot. Una sonrisa acompañó a finalizar la lectura de la tarjeta, la cual colocaría suavemente sobre el mueble mas cercano. Por supuesto que asistiría. — Me pregunto qué debería llevar... — Murmuró entre dientes, pasando por entre las opciones de su vestimenta con especial consideración del lugar al que había sido invitado. 

Dia 31 de Verano, año 724


Alistair nunca había sido una persona que tuviese especial consideración en su vestimenta, no porque desistiera de verse bien sino porque muchas de sus vestimentas como revolucionario usualmente se desgastaban o dañaban con una alarmante rapidez. Era lo que tenía una profesión tan íntimamente ligada al combate y al subterfugio. Pero siempre tenía un juego reservado para ocasiones diferentes, situaciones que ameritaran un mínimo de clase. 

Una camisa negra abotonada hasta arriba con sus mangas recogidas hasta poco mas abajo del codo, complementada con una corbata roja. Un pantalón del mismo color con un cinturón blanco, y calzado formal a juego. Si su mente había interpretado la situación correctamente, sería descortés no corresponder la intención femenina con el mismo esfuerzo. Por último, sus alas estaban en completa exposición sin un deje de vergüenza o recelo; para él eran un orgullo a portar, y se rehusaba a pensar de otra manera. Era lo mínimo que podía hacer. Incluso en medio de un día atareado, su rostro no dejaría asomar siquiera una mueca de cansancio; ya compensaría descansando largo y tendido al final de la noche cuando llegara a las sábanas nuevamente. 

Vestimenta


El revolucionario nunca antes había estado en el Baratie, lo cual justificó con mayor razón su asombro cuando sus ojos se posaron sobre esa maravilla de lugar. Las estrellas en el cielo brillaban tenues y dejaban caer su luz sobre el cuerpo de agua debajo de ellos, haciendo un juego perfecto con el establecimiento bajo sus pies, decorado con madera tallada y artesanías que le daban un aire de elegancia difícil de equiparar en cualquiera de los lugares que encontraría en tierra firme. El Baratie sabía lo que tenía, y lo aprovechaba al máximo.

Con tan solo unos pasos en dirección al interior del elegante mirador, su mirada encontró a la persona que lo había citado al lugar. En armonía con el fondo detrás de ella, la luz nocturna y la iluminación del Baratie se balanceaban perfectamente para resaltar la maravillosa silueta femenina con el cabello ondeando en libertad, y unas preciosas alas pequeñas y blancas tras su espalda que hacían contraste con las propias de ébano. Era como ver a una encarnación de Venus en una mujer. Una imagen digna de retratar en un marco, o en segunda, de guardar en su memoria. Debía confesar que, ahora con una mejor vista mucho menos ajetreada, quedó sin palabras por un momento.

Cerró distancia avanzando hacia Hato, hasta que tan solo unos cuantos pasos fueran la distancia que los separaba. Su expresión estaba decorada con una sonrisa suave que, diferente de otras ocasiones, intentaba equilibrar su energía habitual con un deje de ternura. Había una sonrisa correcta para cada ocasión, y el Lunarian lo sabía. 

Espero no haberte hecho esperar demasiado. — Anunció su presencia con unas palabras, esperando que lo que dictaban fuese el caso. Lo último que quería sería hacerla esperar, por preciosa que fuera la noche. — Mencionaste que querías conversar conmigo, ¿no es verdad? Bueno, tienes toda mi atención, Hato. — Aunque no era un chico despistado capaz de ignorar el contexto organizado alrededor del momento, prefería no saltar a conclusiones apresuradas que llevaran a un malentendido mayor. Su intención era la de corresponder la energía que la chica ofreciera de la misma manera, y un poco más si podía permitírselo. Seguiría el tempo que la chica marcara, y propondría en la marcha según la situación avanzara.
#2
Hato of peace
Angel Beta
La espera no fue larga para el encuentro de los revolucionarios, mientras Hato esperaba la llegada del lunaria ella bebía un trago se podría decir que es algo dulce un poco empalagoso, cuando escuchó la voz de su compañero ella volteo a verlo, en primeras impresiones era un hombre alto que vestía bastante elegante su ropa resaltaba su cabellera especialmente sus mechones rojizos y su corbata.

-No te preocupes, no llevo mucho aquí y lo importante es que llegarás- la joven se dió la media vuelta para estar de frente, Alistair comentó que tenía toda su atención Hato dejó su bebida en el barandal ella se acercó con un paso lento pero elegante al Lunarian puso sus manos en la corbata para ajustarla nuevamente, si prestaba atención Alistair podría oler la fragancia de la dama un perfume de jazmín con un toque de sándalo -Antes que nada ¿Cómo estuvo tu día? Me comentaron que hoy fue un día muy movido para ustedes- ella alzó su mirada para observar directamente a los ojos del caballero mientras soltaba su corbatín.

Hato volvió a recargarse en el barandal observando a su compañero -Primero te cuento algo sobre mi, yo soy una inventora me gustan los gadgets pero por falta de piezas y recursos digamos que no he podido concretar nada- ella sujetó su trago y bebió un poco de él como si tratara de ahogar alguna pena -Me especializo flotación si tengo suerte y conozco a un buen carpintero creare un submarino y quiero explorar el océano jajaja- su risa era tranquila y un poco melodiosa -Esto no se lo cuento a nadie pero me llama la atención los reyes marinos, son criaturas extrañas, no se si nunca te los has preguntado pero ¿Porque son tan grandes?, ¿Donde nacen? Serán Vivíparos o Ovíparos talvez Ovovivíparos, o ¿como se reproducen? jajaja… ya ni se que te estoy diciendo- ella se sonrojo y volteo a ver al mar, bebió nuevamente de su vaso para mirar a su compañero.

-Dime ¿que te apasiona Alistair? Que te llama la atención de este mundo, no me digas que pelear y ser el más fuerte- esperaba que su compañero también tuviera un sueño y no la juzgará por su afición.
#3
Alistair
Mochuelo
Se sintió aliviado al escuchar que la espera no había sido larga, y halagado al escuchar que lo importante había sido su arribo, algo que le dibujó una sonrisa suave sobre sus facciones. Un gesto que, atípico a su persona, fue pronto reemplazado por un gesto de sorpresa en el que abrió sus ojos expresivos más de lo usual cuando Hato cerró la distancia con él hasta que la corbata del Lunarian quedó a disposición de las manos femeninas, reajustándola. Sintió un pequeño latido escapársele. Su mirada se cruzó con la de ella, dejándose llevar por el tempo de las acciones femeninas y perdiéndose por un momento en los ojos de esmeralda de la chica. Era un color llamativo, atractivo, hipnótico incluso. 

Lo único que consiguió sacarle de su fugaz trance fue un aroma posándose delicadamente en su desarrollado olfato, jazmín con un toque de sándalo, una fragancia dulce que llegaba hasta cada recóndita esquina de su cabeza y lo hechizaba, haciéndole perder el paso de los segundos por tan solo un momento. La voz femenina, el aroma y la mirada, todo se combinaba en un perfecto regalo para sus sentidos que no dudaba en agradecer en sus pensamientos mas internos. — ¡Nada que no pudiéramos manejar! Es cierto que las cosas estuvieron un poco agitadas últimamente, pero lo mas importante es que todo ha salido bien al final. — Ahí estaba. El chico que siempre sonreía frente a todo, y que en ocasiones contadas con los dedos de la mano le verían con las emociones alborotadas. Se le daba bien, y era uno de sus orgullos como individuo. — Además, con este cambio de aires ya me había olvidado de toda la movida reciente. El lugar, el ambiente, el sereno de la noche. Todo está siendo perfecto, y... Es una vista preciosa. — La última parte fue complementada con un pequeño -y metafórico- guiño para la Skypian: Aunque la mirada del Lunarian durante la descripción del lugar paseó por todas partes, la ultima parte en la que decía la palabra "Preciosa" se encargó de mirar a la chica específicamente, como una dedicatoria disimulada. 

Aunque su actitud parecía actuar como en su día a día, no es que el hechizo en su cabeza hubiese desaparecido en lo absoluto. No, muy por el contrario, aún sentía la ligereza en su pecho que el jazmín había dejado. Y probablemente no se lo quitaría hasta la madrugada. Pero, para ser completamente honesto, era una sensación que no quería sentir desaparecer, estirándola cuanto mas pudiera. Quería seguir probando ese aroma, y que permaneciera a su lado. — ¿Y el tuyo? Te he visto durante lo que pasó en Oykot, pero no he sabido nada hasta recibir tu tarjeta. Espero que todo saliera bien. — Era un deseo genuino, una curiosidad de su parte, y además la cortesía de corresponder el mismo interés que la chica le había dedicado.

La escuchó con atención cuando regresó al barandal, provocando un brillo en sus ojos cuando ella mencionó su inclinación hacia los inventos; compartían un interés, y además uno de los más importantes para Alistair. Definitivamente tendrían mucho de lo cual hablar esa misma noche, y muchas más después de que esta acabara, como fuera que acabara. — ¡Yo igual! Siempre le he tenido un gusto a inventar pequeños artilugios. ¡Podríamos juntarnos un día para trabajar juntos! Quizá hasta consigamos sacar algo nuevo y único, además de poder aligerar gastos. — Era una propuesta genuina; no podía pedir mejor cosa que pasar tiempo con una persona que entendiera su campo de interés, con la cual combinar ideas y dejar que su imaginación los condujera hasta extremos desconocidos. Que fuese ella en particular lo hacía todavía mejor. 

Nuevamente, la chica tocó otro nervio agradable en la conversación: La exploración. Desde que tenía memoria, el chico había anhelado viajar largo y tendido por el mundo, conocer nuevos horizontes y llegar hasta donde nadie más pudiera. Incluso mejor: Escuchar que quería explorar el océano era un deseo hecho realidad para Alistair, siendo que para un ser alado como él, el cielo era un lugar familiar mientras que las profundidades oceánicas guardaban misterios que él quería presenciar con sus propios ojos. 

Quería decir algo, pero esperó a que la chica acabara. Quería escuchar todo lo que ella quisiera decir, llevando una buena racha que conseguía abarcar todos los temas que Alistair consideraba una intriga, un gusto o una pasión vitalicia. Tan pronto ella acabó, y cuando con un sonrojo miró de nuevo al mar cuando mencionó la reproducción de los reyes marinos, Alistair sentiría un deje de ternura por la chica mientras dejaba que una pequeña risa a labios cerrados escapaba; no era de burla, sino de genuina diversión por el momento que pasaban juntos. Por disfrute del tiempo con ella, aunque aún quedase mucho de la noche por delante. Ojalá siguiera hasta olvidarse del concepto del tiempo.

De hecho, desde Oykot he querido preguntarte acerca de tu campo de especialidad, sobre todo por los pequeños artefactos que usaste en medio de la batalla para propulsarte. — Se refería a los diales, de los cuales nunca había visto uno en su vida. — Dime, ¿Qué son exactamente? ¿Cómo funcionan? Cuanto más puedas contarme, mejor. — Sus ojos brillaban ante la duda, y la chica podía verlo: Tocar un tema que despertara su vena del gusto le hacía susceptible a emociones. 

¡Y de hecho te entiendo totalmente! Tanto en tu deseo de explorar el océano como de conocer sobre los reyes marinos. La exploración de lugares nuevos y vistas increíbles es una maravilla que siempre ha llamado mi atención. Y los reyes marinos son criaturas fantásticas y enigmáticas que me encantaría poder ver en persona, e incluso conocer alguna si un día es posible comunicarse con ellos directamente. Me pregunto lo que diría alguno si pudiéramos entenderlos. — Se acercó al barandal, colocándose junto a ella a tan solo una mano de distancia. — Lo que quiero decir es... — Colocó suavemente su propia mano sobre la de ella, dando lugar a un tacto gentil que permearía el calor del Lunarian sobre la piel femenina; como una raza que manipulaba el fuego, su temperatura era innatamente mas alta que otras razas. Al menos ese era el caso de Alistair. — Si algún día buscas un compañero junto al cual explorar largo y tendido los mares y conocer más de las criaturas que lo habitan, puedes contar conmigo. ¡Incluso comparto la curiosidad de querer saber cómo se reproducen! — Mencionó, no con una risa sino con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Era un sentimiento genuino, la chica no tendría que hacer esfuerzo alguno para notarlo. 

Rió suave cuando ella mencionó el sueño de pelear y ser el mas fuerte, negando con la cabeza poco después. La mano que estaría sobre la femenina ahora se alejaría para regresar a la barandilla, al menos de momento. — Para nada. Es verdad que me gusta ver el combate como un método de mejora, pero no es diferente de como un artista marcial contempla su estilo de combate. Me sirve para conocerme a mí mismo, conocer mis límites, superarlos y poder proteger a los míos cuando la situación lo requiere. En cuanto a lo que me apasiona, los inventos y la medicina son mis fuertes, ¡aunque siento que aún me queda mucho campo para mejorar! Y mi sueño... — Lo contempló por un momento, pero no tardó en sacarse a sí mismo de su estado de pensamiento. Su gran sueño siempre había sido tan claro como un despejado cielo azul. — Mi sueño es conocer tanto como pueda del mundo. Viajar por los Blues, por arriba y por debajo, explorar aquello que nadie más ha visto y presenciar maravillas que solo aparecerían en fábulas. Quiero ver todo el mundo por lo que es, y ayudar a otros como me sea posible en el camino de conseguirlo. — Estaba orgulloso de sus metas, de sus vistas, e incluso de sus sueños. Por eso no le temblaba la voz cuando lo expresaba en palabras. — Perdón si suena un poco a fantasía. Siempre me ha gustado soñar lo más alto que puedo. ¡Jajajaja! — Su respuesta risueña carecía de duda o miramientos; el joven no consideraba rendirse incluso si parecía una meta que tomaría tres vidas para cumplir.
#4
Hato of peace
Angel Beta
Después de un pequeño ajuste en el atuendo del Lunarian era necesario saber cómo se sentía después de un día tan agitado pero con una confianza respondió Alistair que todo había salido bien -Me alegra que todos estén a salvo- parecía estar algo nervioso Alistair así que volvió al barandal esperando que él lo siguiera, para ambos el estar allí era un momento preciso para estar en calma y se disfrutaba un preciosa vista -Coqueto jiji- Hato no dudo en reír ligeramente y lanzar un suave manotazo al Lunarian por lo que había dicho había sido fácil captar esa señal.

Ambos revolucionarios estaban recargados en el barandal a tan corta distancia el aroma de Hato podría ser percibido por su compañero aunque ese era su objetivo pero era hora de hablar sobre ella -Tuve un mes muy ocupado, casi no dormía así que cuando salimos de la isla dormí todo lo que pude ya que me sentía más segura con ustedes- la joven bebió de su trago -Espero y la isla mejore sinceramente sus habitantes han sufrido bastante- se podía escuchar un verdadero interés en la personas por parte de Hato.

Ya juntos nuevamente ella reveló su pasión en la vida que eran sus inventos para muchas personas solo eran chatarra a medio terminar pero parecía imposible al hombre de alas negras también le interesaba crear objetos lo único que pudo hacer la joven era estar atenta a las palabras de Alistair y aceptar su propuesta parecía que cada vez eran más cercanos parecía irreal, aunque de vez en cuando sonreía nunca sintió que se burlar su compañero de ella más parecía sentir un verdadero interés por conocer los intereses de la Skypean y el fondo del mar.

Pronto Alistair tocó una de las fibras de la joven al momento de preguntar sobre los Diales en sus ojos se podía notar un verdadero interés -Buenos se llaman Diales suelen provenir del Skysea, algunos ancianos dicen que caen del cielo al mar como una bendición, su funcionamiento varía pueden almacenar como expulsar calor, electricidad, viento, metales, son objetos muy extraños y útiles- ella empezó a buscar alguno entre sus bolsillos pero no encontró ninguno -No tengo ninguno conmigo que mala suerte, parecen conchas normales pero son diferentes porque si aprietas su ápice se activa su habilidad, lastimosamente si se rompen la concha se vuelven inservibles así que nunca he podido saber cómo funcionan, por su rareza son uno de mis objetos favoritos para coleccionar- Hato había hablado con tanta emoción por su objeto favorito que era obvio su gusto por ellos -Tengo mi mochila llenas de diales. Si gustas un día de estos te los puedo enseñar

Era la primera vez que alguien no se aburría con una de sus conversaciones al contrario Alistair deseaba conocer el mar ver y investigar a los reyes marinos, al parecer la exploración también era su pasión en la vida, el quería entender a esas gigantescas criaturas, el Lunarian se acercó a la joven ella lo miraba a los ojos el intercambio de miradas era mutuo pero en un movimiento más atrevido colocó su mano sobre el de ella, para Alistair las manos de la rubia eran frescas al tacto al contrario de las de él que eran calientes pero eso no incómodo a la Skypian sino que quería que ese momento durará lo más posible.

Las palabras del Lunarian producen un ligero sonrojar a la joven, ella quería que él fuera su compañero pero no podía decírselo así de frente, todo en él era genuino su sonrisa como su interés en el mar, Hato estaba completamente sonrojada -Hwam… aahh… Claro.. si, si sería un placer compartir un submarino contigo- rápidamente ella volteo su cabeza para el otro lado apretó sus labios tratando de recuperar la calma.

Nuevamente cambió la conversación para aliviar esa tensión que sentía la joven, enfoco la conversación en ser fuerte o su estilo de lucha, el negó con la cabeza miraba su estilo de lucha como una manera de defenderse y mejorar pero nada más, gracias a ese cambio de tema el se alejo poquito de Hato dándole un respiro, el objetivo de Alistair era viajar por el mundo conocer cada isla sobre los blues y ver cada isla y ayudar a otros, luego se disculpó si todo parecía ser una fantasía pero Hato lo miraba con gran interés por sus palabras - A mi también me apasionan los inventos pero también la navegación quiero hacer un mapa de todas las rutas marítimas y ver todas las islas del mar, talvez escribir un libro o varios tomos sobre el mundo, no se si se pueda pero quiero intentarlo- ella bebería los último de su trago dejando el vaso vacío -Lo que tú deseas no es una fantasía estoy segura que lo podremos conseguir si nos esforzamos y te comprendo no tolero la opresión de la humanidad como también de algunos animales por eso soy revolucionaria para ayudar- en un segundo a otro lado joven se desplomó sobre el pecho de su compañero -Ah perdón creo que ya bebi suficiente- Hato trataría de ponerse de pie -Es que no soy de esas personas que beben mucho-
#5
Alistair
Mochuelo
Por lo que escuchó de la chica, el anterior mes para Hato había sido complicado, involucrando pocas horas de sueño que -en un final positivo- al final se verían gratamente recompensadas cuando estar con el resto le brindó seguridad. Una noticia que le alegró de corazón, exteriorizado en su sonrisa creciendo un poco por un fugaz instante. La entendía de primera mano; había cosas tan buenas como encontrarse en un lugar cómodo y seguro, tal que el cuerpo y la mente pudieran descansar largo y tendido sin tener interés por el tiempo que pasara. 

La conversación pasó a los habitantes de Oykot, a quien Hato les demostraba un interés a pesar de ya encontrarse lejos del lugar. Una muestra de preocupación que produjo una sensación de mariposas en él; podía admirar a quien fuera que genuinamente empatizara con otros y les deseara lo mejor de todo corazón. — Estoy seguro que estarán bien. — Contestó, por un momento mirando al extenso mar. En su mente, una imagen del pueblo celebrando su victoria pasó frente a sus ojos. — Aguantaron mucho, y pelearon mas duro que nadie en los últimos momentos. Estaban dispuestos a dejar todo de ellos en ese último enfrentamiento con los guardias reales, con tal de que al menos sus hijos pudieran disfrutar de una Oykot libre. Una clase de determinación así merece admiración, y garantiza que sin importar qué pase, ellos estarán mejor un día a la vez. — Las palabras no solo servían para compartir el punto de vista, sino también como una manera de tranquilizar la preocupación de la chica; a veces, venía como anillo al dedo escuchar esa clase de cosas en voz alta. 

La mención de los diales parecía haber despertado una llama interna en la chica, que tan pronto escuchó al Lunarian vocalizar esa palabra mágica, empezó a compartir lo que sabía sin cortarse en lo absoluto. Y a decir verdad, eso le encantaba a Alistair. Era una chica apasionada, como él cuando le preguntaban por su interés y no sabía cuando detenerse, y el chico solo podía disfrutar cada palabra que salía de los labios de ella, explicando el funcionamiento de los nombrados Diales. — Asi que son artefactos con habilidades especiales que se ven como conchas... Me encantaría tener en mis manos uno de esos y experimentar a gusto día y noche, ¡seguro que puedes conseguir un montón de locuras con ellos! — Y cuando la chica intentó buscar uno sin éxito, el chico suspiró suave; hubiese querido verlo con sus propios ojos y sentirlo con sus propias manos, pero no iba a ser. Algo que se sobrescribió casi inmediatamente cuando la chica lo invitó a enseñarle su colección de díales un día de estos. — ¡Por supuesto, me encantaría! Ahora que sé lo que son, me produce muchísima curiosidad ver algunos en persona. ¡De hecho! Puedo acompañarte de vuelta a tu habitación cuando la noche se acabe, y pedirte un adelanto pequeño. Si no estas muy cansada, claro. — Cuando le tocaban en el nervio del gusto, Alistair no fallaba en sacar energías de donde no había para rendir un poco más y darse gusto. 

El tacto con las manos femeninas era agradable, una sensación de frescura que disfrutó no solo por el sentimiento que le producía sino por observar la reacción positiva de la chica, que al igual que él deseaba convertirlo en un momento atemporal, que el tiempo dejase de avanzar solo por un momento para vivir en ese instante tanto como fuera posible. Por otro lado, el sonrojo que se pintó en las mejillas de la Skypian junto con su reacción de palabras entrecortadas despertaron en él un sentimiento nuevo, una llama dentro de su pecho muy diferente de todo lo que había experimentado antes. Un calor que, atípico en él, le impulsó a exhibir un deje de atrevimiento con la chica. Cuando giró la cabeza para el otro lado, el Lunarian se acercaría a su oído y le susurraría delicadamente, sin darle momento alguno para recuperarse. —  Ese tono de rosa en tus mejillas te hace ver adorable. Lo adoro. — Si Hayo se giraba en ese momento para observarlo, se encontraría a una corta distancia y su mirada fija en la de ella acompañada de una sonrisa, un instante que duraría varios segundos antes de regresar a la distancia anterior. 

Una vez se separaron, y Alistair compartió sus aspiraciones con Hato, ella se encargaría de hacer lo mismo para él; hacer un mapa de todas las rutas marítimas, visitar sus islas y escribir textos -complicados en tomos o en un libro- eran todas metas que encantaban al Lunarian, y admiraba. Sus palabras demostraban la ambición que latía dentro de la chica, y francamente, no podía pedir una mejor compañera de viajes que alguien capaz de soñar con el mundo y más. Incluso... algo mucho más que una simple compañera. — No podría haberlo dicho mejor. Con esfuerzo y paciencia, conseguiremos nuestras metas mucho antes de lo que pensamos. Espero mas pronto que tarde, pero estoy dispuesto a tomarme el tiempo que haga falta para hacerlos realidad.  — Y le sonrió, genuinamente feliz de la experiencia que estaba viviendo junto a ella. 

El desplome de la chica le tomó desprevenido, atrapándola para ayudarla a recuperar su equilibrio al poner sus manos en los brazos de ella, sujetándola. Ese olor a jazmín... Era intoxicante, y junto a la frescura de la piel de ella, sus dudas se disiparon en cuanto a su siguiente acción. Ni siquiera consiguió reafirmarle que no había nada que disculpar, antes de actuar con respecto a la situación. Las manos del Lunarian se deslizaron por la silueta femenina sin separarse, bajando hasta su cintura y posicionándose sobre la curvatura de su espalda, deteniéndose antes de llegar a terreno prohibido y ubicándose cómodamente para ambos. Podía sentirse audaz por el sentimiento que se manifestaba en su pecho, por todas las reacciones de ella y por ese aroma que conseguía hechizarlo, pero no era tan atrevido como para propasarse. Al menos, no tan pronto de haberla conocido. Pero el tiempo todo podía cambiarlo para bien, siempre que ambos quisieran dar otro paso hacia adelante juntos. 

Por lo pronto, la mirada del Lunarian se mantuvo fija en la de ella, observando su alma a través de sus preciosos ojos de esmeralda. Cerró su distancia con el agarre en su cintura, que para ese punto ya se había convertido en un abrazo cercano que envolvía el cuerpo femenino, en el que ambos podían sentir la temperatura del otro. Un movimiento audaz más no hacía daño, uno que además reunía su honesta opinión sobre todo lo que había conocido de la chica en tan poco tiempo. — Definitivamente no hay una mejor compañía en todos los viajes que están por venir. Realmente me encantaría surcar los cielos y explorar los mares contigo, Hato. — Las alas de ébano de Alistair se extendieron alrededor de los dos seres alados como si de una burbuja irregular se tratara, envolviéndolos en la calidez del gran plumaje del Lunarian mientras que, por un momento, quedaron completamente protegidos y aislados del mundo exterior mas allá de sus alas, y de cualquier ojo curioso que pudiera observarlos. 

Por un momento, en ese pequeño espacio, solo existían ambos y sus miradas entrecruzadas, mientras una de las manos del chico ascendió por un momento hasta el rostro de ella, reubicando un mechón rubio en el rostro de la Skypian sobre su oreja y dando una sutil caricia en su mejilla en su paso, antes de regresar su mano a la cintura de Hato, sobre su otra propia mano.
#6
Hato of peace
Angel Beta
Muy en el fondo Hato extrañaría a la gente de Oykot personas que habían sufrido bastante por la avaricia de los reyes que los gobernaban, por suerte el Lunarian reconfortó con sus palabras a la joven era grato recordar esos momentos de la liberación cuando el ejército se rindió y al fin pudieron ser libres -Tienes razón Alistair ellos estarán bien si aguantaron ese calvario ellos solos no dudo que podrán salir adelante-.

Alistair había tocado una fibra sensible de la Skypean en el momento que pregunto por los diales eran su fascinación había muchos por el mundo y muy variados como también explicó sus funciones, Hato no pudo imaginar que también le gustarían los Diales a su compañero quien también miraba el gran potencial de las conchas y sus infinitos usos que les podía dar pero lastimosamente Hato no cargaba con uno, así que lo invitó a ver su colección cuando tuvieran tiempo sin dudar el Lunarian aceptó -Claro te muestro mis diales antes de irnos a dormir jajaja-.

Ambos compartían la fascinación por el mundo por explorar por ver y reconocer cada isla del mundo, eso los acercó sin mucha dilación el Lunarian puso su mano sobre el de Hato eran muy diferentes su mano era grande y cálida, se podía sentir protegida a su lado y más al proponerse compartir submarino con algo de pena respondió la Skypian que si, Alistair se acercó más para susurrar al oído de la joven que ese tono de rosa la hacía ver adorable, Hato giró su cabeza en ese preciso instante puso mirar a Alistair muy cercas podía casi respirar su aliento ella sentía una necesidad de acercarse más a él pero no quería parecer una mujer fácil así que le dió un ligero golpe en el pecho del Lunarian -Tonto… no digas esas cosas- ella aún estaba sonrojada por la situación ella sonreía y jugaba con su cabello mientras trataba de volver a voltear a verlo.

Ya separados hablaban sobre estilos de combate pero sus verdadera afición era explorar el mundo Hato quería escribir un libro sobre cada isla que visitaré -Claro Alistair son muchas islas hay muchos lugares que ver, muchas notas que escribir, no creo poder escribirlo todo en un solo libro- parecía que con el Lunarian podría viajar por el mundo juntos, ambos compartían el mismo sueño al parecer era el destino juntarlos eso sentía el corazón de la joven quien se sentía motivada por las palabras del Lunarian quien sonreía y demostraba un verdadero interés -Pronto júntate dinero para construir un submarino y también espero poder crear una máquina que vuele talvez un globo para explorar los cielos no dudo de que veremos muchas cosas en nuestro viaje espero que vivamos lo suficiente para verlo todo- ellos sonreía encantada de compartir el tiempo con Alistair.

En el transcurso de la noche Hato había bebido un trago algo ligero pero ella no toleraba muy bien el Alcohol así que se desplomó, su cuerpo le temblaba no podía ponerse de pie por suerte había caído en el pecho del Lunarian su cuerpo era cálido sus brazos eran fuertes, ella sentía como su mayor atractivo se pagaba en el cuerpo del hombre, Hato se disculpó y explicó que ella no bebía mucho. Alistair la abrazó sus manos recorrían el cuerpo de la joven pero ella no se molestó por esa acción del hombre al contrario ella subió sus manos lentamente por el pecho hasta pasar por detrás del cuello rodeando con sus brazos el cuello del Lunarian que lo superaba en altura.

Había muy poco espacio entre ellos el caballero comentó que quería surcar los cielo y los mares en compañía de ella -Yo también quiero ver el mundo a tu lado Alistair- el Lunarian cerró sus alas color ébano separando brevemente a la pareja del bar, Hato trato de jalar la cabeza de Alistar hacia ella pero era demasiado alto y como si fuera un animal ella saltó sobre el caballero abrazando con sus piernas su torso sin más lo beso, comenzó con un toque de labios las manos de la mujer acariciaban con sutileza el cuello como ligeramente su rostro, el beso pasó a ser más apasionado su pecho se inflaba con su respiración mantenía sus ojos cerrados, sentía latir con rapidez su corazón pero en ese momento ella bajó sus piernas bajo del cuerpo del hombre y se alejó un poco del Lunarian -Perdoname soy mitad Shandia y ella siempre son directas cuando un hombre le gusta, eres más alto de lo que pensaba jaja- avergonzada oculto su rostro en el pecho del Lunarian esperando alguna respuesta.
#7
Alistair
Mochuelo
Recibir un visto bueno de la Skypian sobre su ofrecimiento a acompañarla hasta su habitación para ver su colección de diales era música para sus oídos; su propia curiosidad por esos pequeños y versátiles instrumentos no tendría que ahogarse en la espera del próximo encuentro con la chica, sino que podría permitirse saciarla esa misma noche cuando regresara con ella, antes de pegar ojo, ¿Qué mas podía pedir? Un gusto culposo con un artilugio que desconocía, una velada encantadora con una mujer que conectaba con su propia alma mucho mejor de lo que esperaba en tan poco tiempo, y una noche estrellada cubriéndolos para dar fondo a un recuerdo que sería tan longevo como la extensión de los cuatro mares. 

El intercambio de miradas fue intenso en medio de la casi inexistente distancia que hubo entre los dos por unos segundos, cuando Hato reaccionó al susurro que el Lunarian le dijo. Quería capturar ese momento y guardarlo para siempre, su atención incapaz de moverse de esos ojos esmeralda que no dejaban de brillar, hechizantes hasta hacerle olvidar el pasar del tiempo cada vez que podía permitirse observarlos fijamente. La reacción femenina fue cuanto menos adorable, y provocaba en él un agradable calor en el interior de su pecho que cada vez quería ver más facetas de la chica, conocerla tan a fondo que pudiera entender su alma y su corazón incluso mejor de lo que entendía la propia. Verdaderamente, ese rojo adornando sus mejillas junto a sus ademanes con su cabello la hacían ver increíblemente adorable, y tal y como le había dicho a la Skypian: Adoraba verla con ese tinte natural en sus facciones. Le fue imposible contener una suave risa que salió cuando ella dio aquel suave golpe sobre su pecho. — Es la verdad, amaría verte seguido así. — Comentó, incesante en su ataque al corazón de la chica. Era simplemente irresistible decirle uno tras otro comentario de halago.

Hato nuevamente compartió sus ambiciones con el Lunarian, esta vez mencionando algo que superaba todo lo anterior. ¿Había escuchado bien? ¡Quería hacer una máquina voladora! Cada vez encontraba una manera nueva de sonsacarle una sorpresa capaz de hechizarlo más. ¿Qué podía ser mas atractivo para un inventor que surcaba los cielos que una máquina capaz de compartir el don del vuelo con otros? Imaginar la posibilidad de compartir la maravillosa vista desde lo alto podía convertirse en una realidad si la chica conseguía lo que se proponía. — ¡Eso suena maravilloso, Hato! Yo podría ayudarte con todo lo que sé para que puedas lograr que ese globo vuele y se mantenga en el aire. Siempre que estés de acuerdo, por supuesto. — Ofrecía su ayuda, pero no se impondría para que ella no se sintiera obligada a aceptar; entendía que algunos inventores preferían guardar proyectos personales para que fueran de su exclusiva autoría, o mas bien, para poder decir orgullosos que lo habían conseguido con sus propias habilidades. Pero ahora que conocía a la chica, no dudaría en darle una mano en todo lo que pudiera siempre que la Skypian aceptase su ayuda.

Notar que su gesto fue bien recibido tras atraparla entre sus brazos le sonsacó una sonrisa, pudiendo disfrutar esos instantes como si nada más importara en el mundo. Y es que, para ser completamente honesto, todo lo que estaba a su alrededor dejó de existir por un momento, estando su completa atención en la chica que se dedicó a recorrer su pecho hasta llegar a su cuello, rodeándolo con sus manos.

La respuesta de Hato provocó en él un pequeño latido a destiempo, una muestra de cuán emocionalmente intenso fue escucharla corresponder a su deseo de ver el mundo entero al lado del otro. Produjo en él genuina felicidad, pura e inalterada. Fue un momento especial, único en su naturaleza, y que provocó un fuerte deseo de cerrar la poca distancia que aún permanecía entre ellos con una acción que significaría un todo o nada en su vida. 

Una acción que por un momento se vio aplazada por el tirón que la chica realizaba sobre su cabeza, y mucho antes de lo que pudo procesar cómo intentar ayudarle, la Skypian se abalanzó sobre él, atrapando su torso con sus piernas y comenzando a cumplir justamente el pensamiento que Alistair consideró hacer instantes atrás: Un beso que gradualmente creció en intensidad, disfrutando del tacto fresco que la chica imponía mientras las manos femeninas exploraban su rostro y cuello en tempo con el movimiento de sus labios. 

Sin llegar a separarse de ese momento apasionado, el Lunarian se inclinó ligeramente para atrás y pasó a sujetar el cuerpo de la chica por debajo de sus muslos, de modo que el esfuerzo que ella realizara para sostener esa postura fuese mínimo y fuera compartido con los brazos de él; así podría estar el tiempo que quisiera sobre él, o al menos tanto como su tolerancia pulmonar se lo permitiera. 

La sorpresa que acompañó al beso había provocado que el chico no tuviera tiempo más que para reunir una pequeña bocanada de aire, por lo que al igual que ella, su pecho empezó a inflarse y vaciarse en busca de recuperar el aliento, pero indispuesto a separarse de los labios femeninos. Momentos después, cuando ella se bajara, su atención no pudo escapar de ella -y no tenía planes de hacerlo incluso si pudiera-. Todos los sucesos habían sido un carrusel emocional, un vaivén de sorpresas una tras otra que borraron cualquier capacidad del chico para adaptarse a la situación. Fue tomado por sorpresa. desarmado, y le encantó. 

A mi también me gustas, Hato. — Fueron las palabras que salieron de su boca, guiadas completamente por su instinto. Un flechazo, aunque en realidad fuese mas adecuado describirlo como una explosión de sentimiento que provenía de su interior. En ese corto intercambio, la chica había tomado el corazón del revolucionario para sí misma. Era un momento que no cambiaría por nada en el mundo. Ella había jugado muy bien sus cartas, y el premio era todo suyo para tomarlo. 

Pero no tienes que disculparte. No hay nada que perdonar. — Contestó, negando suave con la cabeza mientras la sonrisa atemporal del chico la encaraba directamente, casi dedicándosela. También era cierto que, por mucho que el chico fuese risueño por su naturaleza, la sonrisa de tonto que tenía dibujada en el rostro ahora mismo era por y para Hato. Y no acababa allí, pues a sus palabras les faltaba una segunda parte por expresar. 

Su mano nuevamente se colocó en la cintura baja de la chica, tirando suave de ella contra él para cerrar distancia mientras que una de las manos del chico buscó el mentón femenino, sujetándolo con delicadeza y levantándolo para que el rostro de la chica viera al masculino de frente. Lo anterior le había hecho perder cualquier duda restrictiva que pudiera rondar por su cabeza, robándole en el acto un corto beso que no se comparaba con el anterior. Era intencional; la estaba provocando con un contacto fugaz de labios, esperando que quisiera más y atento a saciar ese deseo que buscaba crear. —  Al contrario. Esa mitad Shandia me tiene intrigado, así que si alguna vez ese lado tuyo quiere decir algo más... Déjalo rugir, y le recibiré de brazos abiertos. — Sonreía, pero había un deje desafiante en él. Habiendo visto su lado mas tierno y su lado mas directo, su anticipación tan solo crecía descontroladamente. 

Un segundo beso corto siguió al primero, tan breve como el anterior del Lunarian. Solo que, a diferencia del mencionado, este segundo fue acompañado con caricias de la mano que antes había atrapado el mentón femenino, ahora paseando con delicadeza por la mejilla de la chica y su cuello, aplicando suave presión con las yemas de sus dedos por el contorno de su piel, disfrutando y haciéndole disfrutar del contraste de temperaturas entre ambos. Y al finalizar el beso, intercambiaría una larga mirada en sus ojos esmeralda sin detener las caricias. — Gracias por invitarme esta noche, Hato. De verdad.
#8
Hato of peace
Angel Beta
Sin esperar nada Hato había invitado a Alistair para conocerlo pero no esperaba que tuvieran las mismas metas como los mismos gustos aunque enfocados en diferentes metas pero todo guiados al mismo causa, el lugar tanto como la bebida la charla entre ambos revolucionarios todo era perfecto para la pareja.

El corazón de Hato latía a mil por segundo no tenía miedo de lo que iba a hacer pero su mente luchaba contra su cuerpo pero cuando cayó ebria sobre Alistair y el no la rechazó después de tratar de acercarse más al alado sin más control no dudo en subir a él para besarlo, el tiempo se detuvo para ella ésos segundos parecía una eternidad que la joven disfrutaba pero cuando terminó se bajó y por vergüenza oculto su rostro esperando que Alistair lo perdonará por su arranque que tuvo de su parte Shandia.

Por suerte el alas de ébano no parecía estar molesto o decepcionado de ella sino que le reveló que también estaba enamorado de ella, Hato respiro fuertemente sentía una tranquilidad de que su amado también sintiera lo mismo por ella, hasta la perdonó por su atrevimiento pero en sus voz se podía escuchar que él también deseaba que eso sucediera -Tú también me gustas-

Nuevamente la sujeto de su cintura para estar más juntos ambos revolucionarios sus manos subieron por el cuerpo de la mujer hasta su mentón para levantar su cabeza, nuevamente intercambiaban las miradas para sorpresa de Hato el Lunarian le robó un pequeño beso aceptando ese lado Shandia de ella y dejando salir ese lado de ella -Mi lado Shandia es más dominante de lo que crees- ella apretó sus labios por unos segundos para luego soltarlos y acercarse nuevamente a Alistair para besarlo.

El acompaño ese beso con una caricia hacia la joven pero ella también pasó sus manos sobre el cuerpo del caballero tocando su pecho hasta llegar a sus hombros los cuales tocaba, era un agradable intercambio de calor entre los jóvenes, en el momento que se separaron fue un intercambio de miradas él agradeció por la invitación -Desde el primer momento que te vi una parte de mi quería conocerte, en tus ojos hay una luz un fulgor que llamó mi atención- ella sonreía encantada por el Lunarian -Desearía que nunca acabará esta noche para estar más tiempo contigo-.
#9
Alistair
Mochuelo
Los latidos de su corazón no tardaron en subir hasta sus oídos ante todo lo que estaba ocurriendo esa noche, una sensación completamente nueva para el Lunarian. Muy diferente de cada subidón diferente que había experimentado en su vida, fuese por cualquiera de las emociones que ya conocía con experiencia suficiente, aquella emoción de naturaleza única que le había atravesado el corazón como un flechazo veloz desde un ángulo ciego había sido especialmente poderosa, y contundente como ninguna. No tuvo opción de defenderse, pero incluso si hubiese tenido la opción de hacerlo, no haría el mas mínimo esfuerzo por resistirlo. Estaba enamorado, y no existía vergüenza alguna en ese hecho. Muy por el contrario, adoraba la sensación y la abrazaba con todo el calor que el Lunarian desprendía.

Sus palabras de confirmación por sus sentimientos correspondidos le sonsacaron una sonrisa amplia, una que no dudó ocultar en lo mas mínimo. Todo lo contrario: Se encargó de que la chica la observara, y supiera que ese gesto de felicidad existía por y para ella. Y no iba a mentir: Por un momento resistió el impulso de dar rienda suelta a cada latido en su corazón resonando con fuerza, a cada pequeña vibración cargada de emoción en su pecho, a cada impulso de querer nuevamente tomar el delicado rostro femenino y besarlo hasta que se olvidara del paso del tiempo completamente. Pero sabía mejor que muchos que el tiempo se encargaría de presentar cada oportunidad idónea de hacerle saber cuánto la quería, una a la vez. Eso si el alma apasionada de Alistair no acababa por superar su sentido de la razón; tampoco iba a descartar nada, sabía mejor que nadie la fuerza con la que sus emociones podían arder.

Una advertencia que sintió con un aire coqueto salió de los labios de la chica, uno que presagiaba el mencionado lado Shandia que la chica había expresado anteriormente, un lado salvaje que parecía mantener bajo control tanto como Alistair hacía con sus propios sentimientos. Nuevamente, ambos coincidían en algo, aunque en esta ocasión fuese algo mucho mas primal, de sus instintos básicos, la forma mas básica de sus emociones. 

Quiso responderle tan pronto la escuchó, pero mucho antes de que tuviera la oportunidad, los labios de la chica nuevamente atacaron los masculinos, un gesto el cual correspondió con toda la pasión que ella ponía en cada movimiento; la mano que antes se colocó en el mentón femenino lo dejó ir, ahora posándose sobre su mejilla -y el inicio de su cuello- y acariciándola con ternura al tempo de Hato durante el roce labial, como un pequeño masaje cariñoso que buscaba encender cada vez más la llama que existía entre ambos. Tan pronto sus labios se separaron, resumiría lo que quería decir. — ¿Debo tomármelo como una advertencia? ¿O quizá mejor... como una anticipación a lo que vendrá? Porque si se trata de la segunda, entonces por favor demuéstrame lo que ese lado dominante tuyo puede hacer. — Las caricias en la aterciopelada piel femenina no cesaron en todo este tiempo, manteniéndose incluso después del beso. 

Su sonrisa correspondía e imitaba a la femenina, encantado por igual con la Skypian. — Me halagas, Hato. No se qué decir. — Era una de las pocas ocasiones en el que un difuso rubor se dibujó sobre sus propias mejillas, producto de la terneza que la chica hacía sentir al Lunarian sin falla. Resultaba que era débil a los ataques que apuntaban a su corazón, y la Skypian tenía vía libre para sacarle tantos colores en su rostro como un camaleón con relativa facilidad si ella se lo proponía. — Me alegra que decidieras seguir esa luz y llegar hasta ella para que pudiera abrazarte de vuelta, y besarte con locura. — Comentó, regresándole sus palabras.

Dejó salir una risa tierna y suave cuando la escuchó mencionar su deseo, algo que compartía completamente. — Yo también desearía que esta noche durara para siempre, pero tener mas tiempo juntos... Eso sí que puedo concederlo más que encantado. — Si no podían congelar el tiempo en ese instante, a cambio podían dedicar varios de los fugaces días a invertir su tiempo junto al otro. — Y podemos hacer cada uno de esos días tan especial como éste, sin falta, que no será muy difícil siempre que pueda hacerte sonreír y verte.

Su vista, aunque indecisa por abandonar el rostro de Hato, por un segundo se perdió en la extensión del océano, una vista que tan solo podía igualar con los orbes esmeralda de la chica. Algo que, de hecho, le dio una idea. — Hablando de especial... Agárrate fuerte y confía en mí, ¿si? — Fueron las únicas palabras de indicación antes de que el Lunarian pasara su brazo tras las piernas y espalda de la chica, levantándola entre sus brazos a modo de princesa siendo cargada. Sus alas se estiraron, dando un par de aleteos de práctica para prepararse, y en otros dos más se levantaría del suelo junto a su pasajera en brazos. 

Aún en su propio desconocimiento del mundo, el Lunarian sabía que los Skypian no poseían la habilidad de volar como podía hacer él, siendo su propia especie seres emplumados de gran envergadura como para iniciar y mantener un vuelo relativamente libre. Por eso le regaló a la chica que ocupaba su corazón algo extremadamente escaso en el mundo dominado por el mar. Algo que para el Lunarian era extremadamente personal, incluso si le pertenecía a todos, pero que para él guardaba un valor emocional inconmensurable. 

Le regaló el vuelo, y la maravillosa vista de aquellos que podían surcarlo al elevarse hasta lo mas alto.

Las corrientes de viento conseguían despeinar ligeramente su cabello, chocando contra éste y las grandes alas que los mantenían a ambos a flote sobre el gigantesco cuerpo de agua y sobre el Baratie. A donde quiera que observara, tan solo había un precioso cielo estrellado iluminado por cada astro concebido en la infinidad del cielo, y bajo él la imagen reflejada de la luna en el agua para culminar en un instante digno de retratar en una pintura para la posteridad. 

Por un momento, el silencio del vuelo inundó los alrededores y lo único que podían sentir era el calor y la presencia del otro. Esta vez, incluso más que cuando sus alas los separaron del resto del bar mirador, eran verdaderamente libres de cada cadena del mundo que pudiera atarlos. Ese era su regalo: La verdadera libertad, aquella que incluso podía desobedecer a una ley tan fundamental como lo era la gravedad. 

En ese escenario, sostenido por aleteos persistentes para mantenerlos a flote, nuevamente sus labios se juntaron con los femeninos, alineados perfectamente con el astro blanco y redondo detrás de ellos para que sirviera como su fondo junto a las demás estrellas. Le hubiera encantado tener la vista de tercera persona para presenciar esa escena, si no fuese porque ello significaba no poder intercambiar una sensación tan íntima y personal como era un beso con su enamorada. Allí, volando en lo alto, no vio necesidad de intercambiar palabras. Sabía que una sonrisa dedicada a ella, y el beso anterior del que hace poco se habían separado, dirían a Hato mucho más de lo que harían un millar de palabras.

Tras unos pequeños minutos, y aquel momento que pretendía expresar todo el romance que podía manifestar Alistair, el Lunarian volaría de regreso rumbo al Baratie, no queriendo presionar demasiado una posible primera experiencia de vuelo verdadero para la Skypian. Entendía de primera mano que ese primer momento era... Demandante para el cuerpo, incluso sin el esfuerzo que las alas hacían para mantener su altura o surcar el cielo. 

Aterrizarían al poco tiempo en la parte mas alta del Baratie, un lugar inaccesible para cualquiera que no tuviese las capacidades de vuelo del Lunarian por ser la cúspide de la embarcación -o, en su defecto, capacidades acrobáticas sorprendentemente desarrolladas-, un lugar inesperadamente apto para pasar un momento al ser una superficie bien pulida y perfectamente plana, sin imperfecciones. Tal parecía que, incluso en los sitios sin visitar, el Baratie se tomaba la molestia de adoptar una apariencia impoluta, sin fallos. — No creo que al dueño le moleste que pasemos un rato acá. — Después de todo, el mencionado dueño se sentía tan agradecido como para prometer invitar la comida de cualquier revolucionario sin pagar un solo Berry. Y si provocaba algún desperfecto

Tomó las mejillas de la chica con sus manos, acariciándolas con cariño. — ¿Y bien? ¿Qué te ha parecido? — Moría por saber su opinión del momento, expectante y ansioso a partes iguales. Tras entregar algo tan significativo para el rubio en bandeja de plata a la chica, era de esperarse que fuese vulnerable por un instante. — Siempre podemos repetir el momento en otra ocasión si lo deseas, aunque imagino que será una de las pocas oportunidades en la que podremos hacer algo así en altamar con tan buen resultado. El viento no siempre es tan amigable con sus visitantes, mucho menos estando en mitad del Blues.
#10


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 8 invitado(s)