Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Común] La tercera pieza de cuatro. (Combate-entrenamiento) (Priv. Derian)
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Dia Treinta. Verano, una madruga del año setecientos veinticuatro.

La madrugada de hoy, el cielo despejado y la luna ilumina totalmente las calles. Aunque no es luna llena, pero igualmente eso no quita el hecho de que ilumina todo el camino para ti, joven pirata. Tú, que recién sales de la taberna en búsqueda de ir al lugar donde descansar y duermes. Aunque no sin antes tener tu petaca de café totalmente recargada y además, una botella de licor de café lista en mano. Por supuesto, también acompañado de tu quería lanza. Siendo esta una de tus mas fieles adiciones recientes. El resto de tus armas las habías vendido en la tienda, ya que finalmente habías decidido ya optar por un camino bélico único y más cómodo para ti. Aunque ahora, no era momento de pensar eso, era momento de intentar llegar a casa.

Aunque no todo podía ser así.

Tu nariz capta un aroma. Uno no peculiar pero aun así no desconocido para ti. Hueles… sangre, joven Alpha. Entras en estado de alerta, algo de tu instinto te dice que algo no anda bien. Sientes algo dentro de ti que te indica que algo anda cerca. Algo que sin duda en vez de asustarte, te emociona. Sientes a una criatura. Y aunque lo más común era seguir tu camino e ignorar este hecho, prefieres encarar esto con una gran sonrisa en el rostro. Sigue el aroma. Avanzas hasta llegar a una callejuela solamente iluminada con la luz de la luna. Alli puedes ver a lo profundo algo que supera tu entendimiento. Un hombre, consumiendo a una mujer. Mordiendo su cuello y observas claramente como pareciera saciar su sed. Se trataba de una joven rubia, le calculabas unos diecisiete años y a simple vista, no parecía estar sufriendo.

Pero eso sí, estaba bastante pálida.

Das un trago a la botella de licor de café y la arrojas lejos. El sonido del vidrio rompiendo contra el suelo y el aroma del licor inundarían el lugar, también probablemente al concentrado sujeto que se encontraba dándose un… “manjar”. Tu simplemente tomas tu lanza, sonriendo. Te muestras con esa expresión característica tuya: el niño que ha encontrado un juguete nuevo. En tu mente piensas que esta persona es alguien digna de cazar y coleccionar. Tus ojos se topan con los de él, y sin duda alguna, te aseguro que ambos se dan cuenta simplemente con mirarse a los ojos.

Ustedes son de la misma especie.

- Veo a un hombre… pero huelo una bestia. – Arrastras tu lanza contra el suelo. Haciendo un semicírculo al frente de ti. El ruido metálico es enriquecedor además de generar una chipa con la fricción. Tomas la lanza con ambas manos y te posicionas. Entrando en tu elemento. Hoy en día portas un kimono blanco, Getas y un lazo rojo amarrándote la cola de caballo. Definitivamente hoy era una noche muy diferente a otras.

Era una noche, muy distinta.

Personaje
#1
Derian Markov
Lord Markov

Una noche más, una cacería nueva. Mi presa se movía por delante de mí, aterrada. La oía jadear y sus pasos retumbaban sobre el empedrado de la calle tan claramente en mis oídos como si tuviera cascabeles colgando de ellos. La joven mujer me llevaba ventaja, pero eso no me detendría. Podría haberla arrinconado desde el principio, mas nunca fue mi objetivo finalizar esta caza rápido. El miedo y el dolor son excelentes aderezos, imprimen un sabor único en la comida que una muerte rápida no permite degustar. La chica no podría huir de mí, estaba herida y tanto los sonidos de su huida como las manchas de sangre me indicaban el rastro a seguir. Así pues, recorrí el rastro de mi presa con pasos seguros y deliberadamente sosegados. No tenía prisa.

Con la luz de la luna llena (era día 30 de verano, al fin y al cabo) iluminando mi camino, acabé alcanzando a mi presa cuando esta llamaba desesperadamente a la puerta de una casa, con los ojos enrojecidos por las lágrimas y la pierna herida sangrante y temblando. Yo me limité a avanzar con pasos calmados y detenerme a unos prudenciales metros en silencio, con gesto impasible y Măcelar en mi mano derecha, aún ensangrentada. Su olor excitaba mis sentidos y aumentaba mi ansia por saciar la sed, pero contuve mis deseos. Cuán más disfrute se haya en la automoderación, en aguardar y contener el deseo y dejar que aumente hasta su culmen. Ah, pero admito que otra parte de mí deseaba dar rienda suelta a mis instintos y destrozar su frágil cuerpo con un rápido golpe. Pero no será esta la noche en que deje a la bestia liberarse de sus cadenas. Soy un cazador y me alzo triunfante sobre el imperio del instinto.

La puerta de la casa se abrió, revelando la tenue luz de una vela y a una mujer de mediana edad en camisón. Mi presa, sollozando entre palabras, rogó por ayuda. Para su desgracia, no fueron sus súplicas las que llegaron a la mujer, sino mi amenaza. Una simple mirada, un vistazo a mi aspecto, mi arma y el aviso en mis ojos bastaron para que cerrase la puerta. Fue entonces, tras ver el miedo en la mirada de su fallida salvadora deseada, que entendió la situación en que se hallaba. Se giró y se encontró con mi mirada. Este. Este era el momento que yo esperaba. El instante en que toda pretensión y orgullo mueren bajo el aplastante peso de la desesperanza. Inexorable como la muerte misma, caminé lentamente hacia la joven, que derrumbada sobre sus rodillas, pedía que respetase su vida - No esta noche, querida. Tu destino está en manos de los dioses.

Gritó y trato de huir, pero con un gesto paciente y aparentemente desinteresado y calmado, ocultando el hambre y deseo que latía en mis venas, la agarré por el pelo y la obligué a levantarse y encararme. Se debatió contra mí, inútilmente, pues poco pueden hacer los débiles cuando se hayan en presencia de sus superiores. Un movimiento rápido y elegante de Măcelar bastó para abrir la arteria de su cuello, haciendo que la dulce ambrosía de la vida brotase de la herida, lo bastante pequeña como para que el flujo no fuera excesivo, pero seguía siendo una arteria. Con cada latido del corazón, un nuevo chorro de sangre brotaba empapando la ropa de la chica y el suelo bajo ella. Suficiente espera. Con un breve destello de emoción en la mirada, bajé el rostro hacia su cuello y comencé a beber. Sublime. Excelsa. Tuve un escalofrío de alivio y placer cuando líquido carmesí acarició mi lengua y mi paladar. Un día más, la bestia había sido saciada. Sus cadenas se reforzaban con cada trago.

Entonces, una voz tuvo la osadía de interrumpirme. En el frenesí de mi alimentación no reparé en la presencia del extraño hasta escucharle hablar, un error que admito me dolió profundamente en el orgullo. ¿Quién tenía la osadía de estropear los dignos frutos de la caza a mí, de entre todas las personas? ¿Quién se atrevía a tomar por sorpresa al conde Markov? Oculté mi furia y frustración con una máscara de desinterés y frialdad. Dejé caer a la mujer y me alcé cuan alto era, con la espada ancha aún en mi mano derecha. Con la izquierda, extraje un pañuelo de mi bolsillo y me limpié el rostro de sangre. Era impropio de un noble educado ser visto manchado de comida.

- No una bestia, joven. Tienes ante ti un cazador. La Bestia sigue sus instintos y actúa encadenada a ellos. El Cazador ha conquistado los mandatos del instinto. Es audaz, astuto y voluntarioso - mi voz era desapasionada y calmada, aunque no pude evitar un leve rastro de emoción, de pasión, al hablar de mi ideal de cazador. Guardé de nuevo el pañuelo, desvelando por un instante la segunda espada, más larga y de mejor manufactura, que guardaba al cinto tras mi gabardina. Aquel hombre era joven, mucho más que yo. Bien podría haber sido mi vástago, obviando las diferencias físicas. Y, sin embargo, tenía el valor de desafiarme. ¿Era, en efecto, valor? ¿O mera estupidez? - En el momento en que dos guerreros cruzan aceros, sus temples son revelados al mundo. Esta noche te daré muerte, pero todo guerrero digno merece ser recordado. Dime tu nombre y, en caso de ser digno de tal honor, lo recordaré una vez abandones este mundo - trazando un veloz arco con mi espada, en una sardónica imitación de su movimiento anterior, salpiqué la sangre del filo contra el suelo trazando un semicírculo rojizo frente a mí - Cuando desciendas al Inframundo, dile al rey de los muertos que es Derian Markov el que te te envía.

Personaje
#2
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Tu oponente te indica con clase y elegancia que no es una bestia. Se presenta ante ti como claramente un gran cazador, alguien que se encuentra en el tope de la cadena alimenticia. Alguien con derecho a decidir quién, donde y cuando comer. La dama que sostenía en sus brazos esta en el suelo, inconsciente y pálida. Con suerte, quizás este con vida. Tú, por tu parte, observas al distinguido caballero de melena oscura y ojos azules mirarte a los ojos. Sus palabras, precisas y afiladas como navajas, te confunden, joven pirata. Él te ve como un guerrero cuando tú a ti mismo, te vez como otra cosa. Tú eres alguien que solo vive y satisface sus intentos más primitivos en cuanto a pelear nos referimos. Alguien que disfrutar dejar que el cuerpo se satisfaga mientras que la mente resolvía el resto. Mucho si te considerarían un guerrero, incluso yo lo hago. Pero tú mismo, te consideras algo diferente.

Tú… te consideras una criatura.

-Muerte… - Respondiste. Esas palabras quedaron resonando en tu mente por unos momentos. Tú, inconscientemente comenzaste a descubrir la parte superior de tu kimono, quedando de la cintura para arriba con el pecho al aire. Curiosamente, y si ponía a detallarte con cuidado, en tu brazo izquierdo tenías un tatuaje. Un escrito que ponía lo siguiente: Each trophy... a victory.He soñado tanto tiempo con una muerte gloriosa. Una en donde pueda dar todo de mí, una donde haya quedado totalmente satisfecho por haber dado todo. Tú... ¿Tú puedes dármela? – Ahora la cosa se estaba complicando no para ti, sino para él. Tomas la lanza con ambas manos desde el centro, de manera horizontal y tus músculos comienzan a tensarse. Tu respiración es profunda, se puede escuchar como respiras fuertemente. Poco a poco, las venas de tus brazos comienzan a ganar tamaño y densidad. Tus músculos crecen un poco más, ya que has usado sobre oxigenación para activarlos.

-Yo… Hunter D. Alpha. Sera participe de otra batalla en el libro de la vida. Matar o morir. Un trofeo nuevo o mi casería final. Allí voy… ¡Derian Markov!

Y allí se venía el primer choque de dos fuerzas. Con lanza en ambas manos apuntas hacia tu oponente. Te lanzas en un único perforador ataque hacia adelante. Esperando que tu oponente no fuera como el resto. Que no te decepcionara. Suplicabas que detuviera tu ataque. Que no fuera uno más de la lista. Que fuera alguien que te exigiera mucho más. Querías una batalla magnifica. Una posible batalla final.

O incluso… una satisfactoria cacería.

Cositas
#3
Derian Markov
Lord Markov
aclaración


El conde observó en silencio al pequeño pirata. Su actitud parecía rezumar indiferencia y una frialdad tan intensa que helaba los huesos, pero esa aparente falta de emotividad quedaba desmentida por la levísima, apenas perceptible, tensión de sus dedos en torno al mango de su arma. Algo en las palabras de Alpha parecía haber resonado con él. Alzó su espada en una pose marcial y dijo - Ven pues, Alpha. Bailemos la danza del acero y la sangre.

El movimiento del lancero fue veloz y letalmente diestro. Manejaba su lanza con una eficacia terrorífica, digna de un guerrero legendario. El noble, pillado por sorpresa, apenas tuvo tiempo a defenderse. Mientras que el asta se dirigía a su torso con puntería asesina, el espadachín acertó a duras penas a golpear la madera con la hoja de su arma, desviando la trayectoria. Sin embargo, el desvío fue tan tardío que la punta golpeó su costado y trazó un surco sanguinolento a lo largo de su torso, cortando ropa, piel y carne. Derian frunció el ceño y apretó los labios como única concesión al dolor, mientras se reposicionaba de un salto hacia atrás.

Reverso
BER302
BERSERKER
Defensiva Activa
Tier 3
9/10/2024
39
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Una habilidad defensiva algo bruta en la que se buscará golpear una ofensiva con el dorso romo de la espada con tal de aplicar un impacto directo más que un corte, buscando Migitar el mayor daño posible. Y en el caso de lograr Mitigar por completo la ofenfensiva, con el mismo movimiento trazado para ejecutar la tecnica, lo extenderia golpeando al enemigo en caso de ser una ofensiva melee, efectuandole un Golpe Básico, adicional al limite del turno. O en el caso de ofensivas en base a proyectiles, retornando estos contra su ejecutor con el 50% de su daño original.
Defensa Pasiva + [FUEx2,6] de Daño Mitigado


- Eres un rival digno. Me has sorprendido muy gratamente, pues en esta pequeña isla del mar más débil no esperaba encontrar a un rival tan habilidoso - alzó su arma, la espada ancha que había usado hasta ahora. Tras enseñarla, la enfundó diciendo - Măcelar es el arma que utilizo contra presas comunes. Sin embargo, contra ti usaré mi verdadera arma. Tendrás el honor de probar el filo de Gheara.

El pálido noble enfundó la espada ancha y desveló la segunda hoja que llevaba bajo la gabardina: una pesada espada bastarda de elegante manufactura con guarda y empuñadura plateadas. En un gesto cuidadoso y casi reverencial, desenfundó a Gheara. El arma era considerablemente más larga y estaba mucho más cuidada que Măcelar. La manera en que empuñaba la espada también era distinta. Si a Măcelar la empuñaba como si llevase un cuchillo de carnicero o alguna otra clase de herramienta pesada y torpe, a Gheara la sujetaba como si estuviese sujetando un delicado violín de primera categoría, casi incluso con cariño. El conde miró a Alpha con gesto severo y majestuoso, al tiempo que le dirigía una mirada desafectada.

- Esta cacería continúa, Hunter D. Alpha. Sigue mostrándome ese poder y no me decepciones - sus palabras, aunque aparentemente impasibles, ocultaban una chispa de emoción. ¿Estaba el noble disfrutando el combate? Empuñó la espada con ambas manos, colocando la izquierda sobre el pomo y trazó lentamente varios arcos en una pose defensiva, con el cuerpo tensado, casi como si estuviera tanteando a su rival o buscando atacar a su psicología. Hacer ver que iba a atacar sin terminar de pasar a una pose ofensiva, alargando a propósito el instante previo de alerta y tensión. Entonces, sin un grito de guerra ni advertencia previa, Derian se lanzó a por Alpha. Con una floritura elegante, trazó un primer corte bajo ligeramente ascendente buscando su vientre, para luego, con un quiebro elegante, reorientar el arma y lanzar un segundo golpe descendente hacia su hombro izquierdo.

Berserker Iniciado
BER300
BERSERKER
Pasiva
Tier 3
8/10/2024
Tus ataques y técnicas realizadas con arma, obtienen 0,4 de daño escalado basado en [Fuerza] de manera aditiva.
[FUEx0,4] de [Daño]


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#4
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Lo había esquivado. No del todo, pero lo había esquivado. Tu sonrisa se dibuja en tu rostro mientras. Finalmente habías encontrado algo que no caía con el primer golpe. Si, joven pirata. La persona que se haya frente a ti ha logrado frenar tu arremetida y sobrevivir al ataque. Tu corazón comienza a latir mucho más. Se te nota muy feliz, y muy contento por finalmente haber encontrado aunque sea una pizca de esperanza para… entretener tu aburrimiento.

- Estoy de acuerdo que este es el mar más débil. De hecho, no he nacido en este mar. – Dices mientras te reposicionas en respuesta a su salto lateral. – Yo he nacido en el Grand Line. – Derian desenfunda algo diferente, Alpha. Aparentemente afirmaba que era su verdadera arma. Un brillo se manifiesta en tus ojos al escuchar esto. Gheara hace su acto de presencia y, se encuentra en las manos de tu enemigo, pequeño. – Es un honor enfrentarte, Gheara. – Afirmas. Pero… ¿por qué armas con el arma? Bueno, las armas tienen nombre por algo. Siempre has pensado que las armas tienen voluntad y, este no este no sería el caso diferente. La forma en la que tomaba la espada era diferente. Elegante y con clase.  Definitivamente con esta tenía algo diferente que con la otra.

Él te reta a seguir mostrándole tu poder. Tú te tomas estas palabras muy literalmente. Ahora, es curioso lo siguiente. Derian parece querer engañarte, Alpha. Con ambas mano toma la espada y dibuja varios arcos en diferentes direcciones. Era rápido con las manos, tenías que admitirlo, pero ahora tú pasarías a algo un poco más… defensivo. – De acuerdo. – Te paras erguido y tomas la lanza con ambas manos. Él se lanza a por ti,  pequeño. Puedes ver como el primer corte viene desde abajo con la intención de cortarte en la zona del vientre. Pero tú no te quedarías sin hacer nada. Das un firme paso adelante con tu diestra y con brutal fuerza, Abanicas hacia abajo  y golpeas el filo de su espada con el plano de la punta de tu lanza, bloqueando por completo su ataque. Quedando en una postura bastante ventajosa para ti. Con ambas piernas flexionada y con la lanza esperando desde abajo, esperando para realizar el siguiente movimiento ascendente. Alli venia su segundo corte, directo contra tu hombro. Ahora era el turno de que ambos filos choracan. Desde abajo arremetes con todo buscando chocar filo con filo. El sonido metálico se hace presente y… tú no puedes parar de disfrutarlo.

-¡Zehahahahaha!- Reías felizmente mientras la punta de tu lanza empujaba el filo de Derian con fuerza. - ¡Mas! ¡Dame mucho más! – Si muy bien era un choque no tan efectivo, no ha sido el suficiente para empatar. La fuerza de Derian te supera por muy poco llegando a atravezar tu defensa, logrando un roce no muy profundo en tu hombro, lograndote hacerte sangar. Entonces, en un rápido movimiento utilizaría la vara de tu lanza para propinar un fuerte golpe en su costado derecho, apuntando en sus costillas. Luego arremeterías con la base de la vara para pegarle con la base directo en la boca del estómago.

Pero todos sabemos, que el combate mortal continua.


Cositas
#5
Derian Markov
Lord Markov
aclaración 2


Sangre manando de la herida. Por un momento, esta vez más perceptible que antes, la máscara de impasibilidad del conde se quebró. La vista y olor de la sangre del pequeño pirata inundó sus sentidos y pensamientos. Notó la cabeza ligera, frío en la punta de los dedos y torció los labios en una mueca fiera. Pero hacía falta mucho más que la tentación de la sangre y un dolor como el de su herida para hacer perder totalmente la compostura al guerrero norteño. Con una bocanada de aire, recuperó su férreo control emocional y su rostro volvió a relajarse, salvo por una leve tensión en su ceño por la concentración. Mientras tanto, el lancero reía desenfrenadamente, disfrutando del combate. Aquella reacción le causaba sentimientos encontrados, pues respetaba el espíritu de su enemigo, pero aquella falta de decoro y compostura manchaba el duelo.

Entonces Alpha comenzó su siguiente acometida y Derian se encontró en apuros. El arma de su rival era larga y versátil y la habilidad del joven, avasalladora. Notando aún la mella que en él había hecho verse obligado a usar Reverso tan pronto, se vio incapaz de reaccionar y defenderse a tiempo de los golpes de la lanza. El primer golpe le alcanzó en el costado antes de que tuviese tiempo a interponer a Gheara. El golpe lo empujó hacia su izquierda y a punto estuvo de desequilibrarlo. Una sensación de dolor ardiente recorrió la zona impactada. A continuación, el siguiente golpe le dio bajo el esternón, cortándole la respiración y empujándolo violentamente hacia atrás. Trastabillando y derrapando, cayó sobre una rodilla y se vio obligado a apoyarse sobre la espada. Una sensación horrible ascendió hacia su garganta y, sin poder evitarlo, vomitó un poco de reflujo mezclado con restos de su cena y de la sangre que había bebido. Tosió mientras se levantaba, con una mirada peligrosa. Un sonido de cadenas resonó en su mente. Poco a poco, las ataduras de la bestia cedían.

- ¿Eso es todo? - escupió hacia un lado, con el desagradable sabor aún en la boca - Mi anciana niñera pega más fuerte que tú. Y está muerta - los improperios y provocaciones verbales, impropios del conde, eran una señal de que poco a poco el control sobre su otro yo iba debilitándose. Si todo seguía por ese camino, tal vez aquella noche acabase muy mal para alguien. Sin embargo, de momento seguía manteniendo el control. Y aunque monstruo, Derian era un monstruo astuto y cruel. Sus ojos azules recorrieron a su rival y su entorno. La calle, iluminada por unas pocas farolas de aceite, era ancha. Sin embargo, Alpha no estaba tan lejos de uno de los edificios. Derian no estaba en el ángulo correcto para empujarlo contra la pared, pero eso tenía arreglo. Fingió ajustarse la gabardina mientras disimuladamente se la desajustaba de los hombros, dejándola más suelta. Entonces volvió a correr hacia Alpha, espada en mano y listo para el combate. Sabía que la ventaja del pirata estaba en el rango de su arma y la sorprendente destreza y manejo que tenía de ella. Pero Derian compensaba su menor capacidad física con la experiencia que venía con la edad. Sabía que un combate podía ser sentenciado por otros medios diferentes a la pura superioridad física.

Hacia el final de su acometida, justo antes de entrar en el rango de ataque del pequeño pirata, se frenó de golpe mientras dejaba caer hacia atrás su gabardina. Mientras las mangas bajaban por sus brazos, soltó a Gheara, rotó rápidamente sobre sí mismo y usó la inercia del giro para terminar de quitarse la chaqueta al tiempo que la arrojaba a la cara de Alpha. Sin perder un instante, recogió la espada que aún rebotaba contra el suelo, se reposicionó corriendo, dejando a Alpha entre él y la pared cercana e inició su verdadero asalto - Povară - murmuró, preparando los pies y apuntando a su oponente con la punta del arma. Con un solo poderoso paso, se propulsó contra Alpha en una brutal carga con intención de clavarle la espada y empujarlo contra la pared. Si lo lograba, se mantendría muy cerca de él invadiendo su espacio personal e impidiéndole usar la lanza. Haría que el largo rango del arma se convirtiera en una desventaja. Mientras tanto, él pasaría a sujetar a Gheara por la hoja y, como si de una maza de guerra se tratase, golpearía violentamente a Alpha con el contrapeso de la hoja, la bola de metal del extremo del mango. Así podría manejar la espada bastarda como si fuese un arma más corta y golpear al pequeño pirata aprisionado contra la pared sin verse él mismo limitado por el rango de su arma.

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#6
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Bien, pequeño… bien. Has logrado poner en una situación complicada a tu enemigo. Aunque él no dejara de dar cuartel con falta facilidad. Incluso cuando le has impactado de con tus poderosos golpes, aun no se rinde. De hecho, su mirada de torna más filosa y amenazante. La piel se te pone de gallina de la emoción. Sigues con la mirada puesta sobre él. Pero, algo no te quedaba claro. ¿Qué era este olor que sentías? ¿Por qué no dejas de sentir el olor de una bestia proveniente de su persona? ¿Acaso… se estaba conteniendo? No, dudabas enormemente que después de todo esto, pero aun así, tenías dudas y sentimientos encontrados.

Algo no te cuadraba.

- No, no lo es. – Dijiste mientras ladeaste hacia tu derecho la cabeza para traquear tu cuello. Luego lo hiciste del lado contrario. – Y no sabía que los adultos tenían niñera. – Giras tu lanza y te posicionar una vez más para tu siguiente ofensiva. Observabas como claramente se comenzaba a desajustarse sus prendas. Asumiste que quería ponerse más cómodo y tú simplemente no lo perdiste de vista y te mantuviste sereno mientras te fijabas en cada uno de sus movimientos.

Aunque honestamente, lo siguiente no lo esperaste para nada. Parte de sus ropajes se dispararon sobre ti, nublando tu campo de visión. Estas estuvieron a punto de caer sobre ti, pero un simple movimiento de tu cuchilla y estas serían eliminados de tu camino. Ahora, lo segundo era con lo que no contabas, tu oponente ha tenido el tiempo suficiente para reaccionar para coger posición y lanzarse en contra de ti. El ataque sorpresa entra, joven pirata y tú, tienes solo la oportunidad de bloquear ahora. Atraviesas tu arma en el camino, solo logrando mitigar un poco de aquel daño arrasador.

Te dan, joven pirata. El impacto es tan fuerte que logra arrinconarte contra la pared. Te ha dado justo en el abdomen y tú simplemente te quedas en silencio. Estabas en una posición bastante desventajosa. Ahora venía lo siguiente, tu oponente usa la segunda arma para darte un fuerte golpe en la cabeza con el contrapeso. Para ti, fue un golpe realmente increíble. Una estratagema única que no viste venir. Realmente estabas disfrutando de esta pelea. Eso me recuerda, hace un momento te pregunto a ti si realmente estabas dando todo. Y si muy claramente estabas dando todo de ti, aun no habías usado lo mejor de ti.  Fue entonces cuando levántate la mirada y le miraste. Se te notaba feliz, nada de rencor en la mirada. Una mirada agradecida por parte de un joven que parecía estar pasándolo muy bien. ¿Qué demonios eres Alpha? Por qué disfrutas de situaciones como esta.

Eres… fascinante.

Sin dudarlo mucho realizas un salto lo suficiente para superar su altura. Luego apoyándote de la pared y usando tu lanza como base te impulsas para quedar justo detrás de él, justo al máximo rango de tu arma. Justo quedando espalda con espalda. – Sabes… eres el primero que logra ponerme en este estado. Espero que puedas soportar esto. – Sujetas fuertemente la lanza y comienzas a girar. Girabas muy rápido Alpha. Tan rápido, que tu oponente no podría imaginar lo que se venía. Tu acción logra levantar un tornado cortante. Tus intenciones era levantar a tu oponente por los aires mientras se comía el daño de tu técnica. Luego, terminar de girar y mientras esperabas que cayera, esperaste pacientemente y calculaste el golpe, abanicaste la base tu lanza contra su pecho. Y luego, al el caer, le golpeaste una vez más.

-Jaque mate, Derian Markov. – Por último, colocaste la el filo de ti lanza justo en su cuello. Aunque eso no significaba que había terminado, el aun tenia por lo que el luchar. Incluso, haber reaccionado a tu arremetida.

¿El combate mortal continua? No se sabe.

Cositas


BER401
#7
Derian Markov
Lord Markov
En el momento en que empezó a girar, supo qué era lo que pretendía. Él mismo dominaba esa técnica. Sin embargo, una cosa era saber qué era lo que iba a hacer y otra estar preparado para reaccionar. El conde frunció ligeramente el ceño y alzó su espada para preparar un contraataque, pero antes de que pudiera iniciarlo, el viento lo alzó como si fuese una hoja arrastrada por un río. Sabía lo que venía a continuación y que no sería agradable. El primer corte desgarró su brazo derecho. El segundo le hizo un corte horizontal en el costillar derecho. Y tras eso, más y más cortes fueron abriéndosele por todo el cuerpo. No era el arma de su enemigo la que alcanzaba su cuerpo, sino el propio viento, convertido en un tornado cortante. Y Derian, atrapado en sus fauces, todo lo que podía hacer era esperar a que terminase.

Finalmente, la técnica se detuvo y el noble comenzó a caer desde los aires. Estaba herido, pero aún podía aguantar. Aún podría levantarse y comenzar una contraofensiva con la que dar media vuelta a aquel combate. Pero Alpha no tenía intención de dejarle espacio alguno. Implacable en su acometida, el lancero golpeó su pecho con el asta mientras caía y remató el movimiento con una hábil filigrana que estampó al conde contra el suelo. Antes de que Derian pudiera reaccionar, se encontró con la punta de la lanza en su cuello. Jadeaba y gruñía como una bestia, ensangrentado y con los labios torcidos en una mueca feroz. Aquel gesto tan impropio del espadachín, siempre impasible, de repente se torno en uno más raro en él: una sonrisa. No era una sonrisa agradable. Era una mueca siniestra, una parodia de sonrisa. Era como ver a un ser inhumano tratando de imitar el comportamiento humano: había algo fuera de su lugar en su rostro. Y entonces, rompió a reír. Su risa era incluso más escalofriante si cabía.

- ¡Bravo! ¡Excelente! ¡Simplemente maravilloso! - volvió a romper en carcajadas, absolutamente extasiado - ¡Hunter D. Alpha, eres una verdadera caja de sorpresas! ¡Jamás nadie ha logrado superarme de esta manera! Ha sido absolutamente enriquecedor - amplió aún más su sonrisa y miró directamente a los ojos del pirata - Como cazador, admito mi derrota. Tu poder y voluntad son evidentes. ¡Te reconozco como a un igual, un cazador! Tienes la fuerza y la voluntad de imponerte en el mundo. Eres diferente a todas las presas que nos rodean - pese a estar derrotado, derribado y sangrando, la voz del conde sonaba fuerte, su tono sereno y majestuoso - ¿Qué harás ahora conmigo? Es el privilegio del vencedor obra su voluntad sobre el vencido. Son las normas de este mundo y las acepto gustoso. ¿Es la muerte lo que me espera?

Pese a todo, el conde se sentía sinceramente feliz y satisfecho con el resultado. Había sido un duro combate y lo había disfrutado. Aquella sensación de peligro, de hallarse a milímetros de la muerte, era absolutamente intoxicante. Se sentía tan vivo y pleno... casi tanto como cuando arrancaba una vida y bebía la sangre de sus presas. Aquellos momentos eran por los que merecía la pena vivir. Y gustoso corría el riesgo de morir, pues una vida sin aquellos placeres no merecía la pena ser vivida.

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#8
Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
Ahora lo siguiente sí que fue curioso para ti, joven pirata.  Tu oponente ha dado un giro de trecientos cincuenta grados en personalidad. Y la verdad es que eso te ha hecho sonreír. Era como si te fueras visto en un momento a ti mismo en el espejo, disfrutando del resultado de una gran batalla. Te sentías muy feliz, finalmente pudiste ver a esa bestia que tanto estaba oculta dentro de él. Porque algo te indicaba que algo estaba allí… oculto entre las sombras.

-¡Ah…! Allí estas. – Dijiste sonriente. Mostrándote genuinamente contento al ver esta parte de Derian que finalmente había salido. Su manera de referirte a ti como un cazador muy por encima de la media te dio un poco igual, ya que tú no hacías lo que hacías por fama o reputación, simplemente buscabas satisfacer tus deseos egoístas que al final, era lo que te llenaba y te hacia feliz. Ahora, él te ha declarado el vencedor. Si, muy claramente podías tomar su vida y reclamar tu trofeo. Pero… una idea más interesante tenías entre tus manos. Sonreíste y le miraste con amabilidad. Retiras la lanza del cuello del pirata y simplemente le tiendes la mano, invitándolo a tomarla. – Seria un desperdicio muy grande matarte. Así que mi voluntad será que de ahora en adelante serás mi hermano, Derian Markov. – Estabas muy feliz con la idea que tenías en tu cabeza. – ¿Tienes un lugar donde podamos platicar con calma y sanar tus heridas? Tengo una oferta que te agradara mucho.


Ahora se encontraban ya mucho más tranquilos, joven pirata. A Derian se le encontraban atendiendo sus heridas mientras tú con total calma estabas justo al lado sentado de lo más calmado mirando como hacían lo suyo. Mientras tanto, tú curiosamente te disponías a mirar a todos lados. Estabas detallando cada rincón del lugar. Luego, después de que terminaras de atender las heridas de Derian, era momento de platicar con más calma. – Es simple lo que tengo que ofrecer. Únete a mí y ayúdame a crear una flota pirata. Tú serias uno de los capitanes junto conmigo y otros dos más. Mi idea es crear una flota lo suficientemente grande la cual nos ayude a posicionarnos como grandes piratas y poder ir al Grand Line preparados.  Y para nuestra suerte, hay ya alguien que está a nuestro nivel, solo deberíamos encontrar a ese cuarto capitán. Eso si, nada mandonearnos los unos contra los otros. Todos somos iguales y las decisiones deberán ser tomadas en conjunto. Cuatro cabezas piensan mejor que una.
#9
Derian Markov
Lord Markov
Un cambio oscuro se había obrado en el conde. Como si una persona con un carácter diferente vistiese su piel, su forma de ser parecía haber cambiado totalmente. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, aquel era el verdadero rostro del noble. Aunque Derian intentase contenerlo y ocultarlo bajo una máscara de impasibilidad, serenidad y fría cortesía, aquel ser al que intentaba mantener oculto era su auténtica naturaleza.

La criatura observó calculadoramente al pequeño pirata, valorando sus palabras e implicaciones. Entonces, haciendo un esfuerzo por conservar su orgullo, se levantó sin ayuda pese al dolor y solo entonces aceptó la mano de Alpha, con un vigoroso choque y estrechándola con fuerza -Los vínculos de hermandad no son algo que haya entendido o compartido nunca, pero comprendo el respeto y la camaradería entre iguales - una sonrisa volvió a asomar a sus labios - Podemos ir a mi navío, pero antes debo terminar de reclamar los frutos de mi caza - se giró hacia la mujer inconsciente y caminó hacia ella, con intención de volver a saciar su sed de sangre humana.

Un rato después se encontraban a bordo del Vela de Plata, en su camarote. Derian se había negado a ser atendido por Alpha y había hecho a llamar a uno de sus marineros, Adrian, el médico no oficial de abordo. No era un doctor real, pero sabía limpiar y vendar heridas. Mientras Adrian vendaba las heridas del conde, Derian escuchó las palabras de Alpha con atención. La oferta había captado su interés. De cualquier otro, la habría recibido con escepticismo, pero el guerrero le había demostrado su valía. Merecía la pena como mínimo darle una oportunidad.

Hay cosas que me interesan de Grand Line - admitió Derian, sirviendo dos copas de un vino fuerte y dulce típico de su tierra. Tras beber un largo trago, haciendo a Adrian detener su labor un momento, continuó -todo guerrero del mar que se precie pretende ir. Los rivales más fuertes se encuentran allí, en el mar definitivo. Sin embargo, hay algo más que quiero. Los restos de la antigua historia del mundo. Los secretos ocultos del pasado. Hay muchos por destapar y tengo motivos para pensar que en Grand Line puedo encontrarlos. Acepto tu oferta, Hunter D. Alpha, pero tengo condiciones. No reconoceré la autoridad de los otros dos capitanes si no se ganan mi respeto. No me basta con que tú los elijas. Si son presas, les consideraré inferiores. Mi otra condición es que si encontramos cierta akuma no mi, que te revelaré en el momento correcto, quiero que sea para mí. No habrá vínculo ni pacto que detenga mi mano contra quien intente evitar que la reclame para mí.

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