Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Aventura] La noche de Lobo & Rizzo [Aventura T2]
Tofun
El Largo
Noche del día 34 de Verano del año 724
Bar Mirador, Baratie


La noche envolvía el Baratie como un manto de terciopelo, mientras las luces cálidas del restaurante flotante se reflejaban en la superficie del mar oscuro. El viento marino traía consigo el suave aroma de la sal, mezclado con los últimos vestigios de la cena que flotaban desde la cocina. En lo alto, sobre la cubierta principal, el Bar Mirador había cobrado vida.

El espacio habilitado para el concierto, una joya suspendida en el cielo nocturno, era una mezcla de lujo y encanto rústico. Amplios ventanales arqueados rodeaban la estancia, ofreciendo vistas panorámicas del océano que parecía infinito bajo las estrellas. Las luces colgantes de cristal lanzaban destellos en tonos ámbar, bañando las mesas redondas de madera pulida con una luz suave, casi íntima. El ambiente estaba embriagado por las risas, las conversaciones y el constante tintineo de copas llenas de exóticos cócteles, cuyas burbujas de colores ascendían con elegancia mientras chocaban entre sí, brindando por lo que estaba por venir.

En el centro de la estancia, el escenario se elevaba majestuosamente, dominando el espacio como un altar dedicado a la música. Era lo suficientemente amplio como para acoger a una banda completa, pero aquella noche había sido acondicionado para dos músicos solistas. Unos amplificadores relucientes, brillando bajo las luces, flanqueaban cada lado del escenario, mientras una luz dorada se proyectaba directamente sobre los dos micrófonos. Las sombras bailaban alrededor de los instrumentos dispuestos cuidadosamente: una bandurria acústica sobre un pedestal y, más al fondo, Thriller apoyada en un soporte en forma de tridente, con cuerdas que prometían incendiar el aire con cada acorde.

El barullo de la multitud crecía a medida que los presentes, con copas en mano, se acomodaban en sus asientos, las sillas de terciopelo rechinando ligeramente sobre el suelo de madera encerada. Los revolucionarios, distribuidos en varias mesas, parecían especialmente animados, intercambiando risas y comentarios sobre los eventos recientes. El susurro constante de las conversaciones subía de tono cuando un camarero pasaba, sirviendo bebidas, con los cristales empañados por el frío.

Y entonces, una figura ocupó el centro del escenario: Rizzo. El cantante del East Blue, vestido con una chaqueta de lentejuelas doradas que reflejaban las luces del local como un caleidoscopio, levantó una mano para saludar al público, su sonrisa amplia, vivaz, tan enigmática como el océano bajo la luna. El bullicio se apagó por un instante, mientras el sonido de su voz resonaba con energía y desenfado, cada palabra estaba cargada de ese carisma que lo definía como ser humano.

[Imagen: Rizzo.png]

¡Mis queridos amigos del Baratie! —  Exclamó con entusiasmo, su voz llenando el bar como una ola que llega a la orilla. — ¿Estáis listos para una noche que nunca olvidaréis? — Las risas se mezclaron con aplausos dispersos, creando una atmósfera que prometía algo fuera de lo común. Rizzo giró sobre sus talones, mirando al segundo micrófono aún vacío, su mirada llena de complicidad.

Parece que la noche de hoy tiene una pequeña sorpresa... — Continuó, su tono más bajo pero cargado de emoción. — No soy el único que tiene intención de deleitaros esta noche. ¡Oh, no! Hay otro músico entre nosotros, alguien con el que compartiré el escenario. Adelante... — Rizzo sonrió de forma pícara, sus ojos bailando de un lado a otro como si ya supiera lo que estaba a punto de desatar. —  ¡Loooooooboooooooooo Jacksoooooooooooon! — El público explotó en vítores, ya atrapado por la presentación del segundo cantante. Esta noche hubo un error, Rizzo era el cantante principal pero Douma, dejándose llevar por la emoción del momento invitó también al escenario a Lobo por lo que ambos tendrían que compartir escena.

¡Te propongo esto, colega! —  Dijo, alzando su bandurria acústica con una teatralidad exagerada. — Una batalla musical. Tú, yo, y la música decidirá quién es el verdadero maestro de esta noche.

El sonido de las risas y aplausos llenó la sala como una ola creciente, mientras algunos de los camareros se acercaban al bar a observar el espectáculo. El ambiente se aceleraba con cada palabra de Rizzo, mientras los clientes intercambiaban miradas emocionadas, y el murmullo se convertía en rugidos de anticipación. Douma, el regente del Baratie, observaba desde la barra con una sonrisa apenas visible en sus labios. El restaurante estaba en paz, y este duelo musical era exactamente el tipo de espectáculo inesperado que complacería a los comensales habituales del Baratie.

La tensión y la emoción flotaban en el ambiente, las copas tintineando una vez más, mientras todos aguardaban la llegada del segundo músico. Las luces descendieron levemente, como si el propio escenario contuviera la respiración, preparado para la confrontación musical que estaba a punto de comenzar bajo las estrellas del East Blue.

Bienvenida e Instrucciones
#1
Lobo Jackson
Moonwalker
Personaje


Inventario


Una neblina gélida comenzó a filtrarse lentamente hacia el escenario desde la puerta del backstage, cubriendo el suelo como un manto pálido y etéreo. El aire se volvió frío y pesado, erizando la piel de los comensales con su gélida caricia. Era una bruma, blanca como la nieve, que caía en cascada desde la tarima hacia el comedor como una marea fantasmal. Flotaba con lentitud, creando suaves remolinos alrededor de las sillas, las mesas y las piernas de los espectadores.

Aquel despliegue de efectos especiales creó gran expectativa entre los que habían acudido a presenciar el duelo musical, el espectáculo sin igual entre Rizzo el Bardo y Lobo Jackson.

Las luces del escenario se enfocaron sobre el origen de la bruma. Desde la puerta que daba al backstage surgió un destello azulado que impactó contra las tablas del escenario, cubriéndolo con una delgadísima capa de cristal gélido. Era como si un viento ártico hubiera llegado desde el norte para alfombrar el escenario con una hermosa pista de patinaje sobre hielo.

La neblina se abrió paso para ceder la entrada a la segunda estrella del concierto, quien hizo su aparición como si hubiera sido lanzado desde un tobogán. Utilizando sus rodillas como trineo improvisado y guardando en un bolsillo el dial de frío, Lobo Jackson se deslizó sobre el hielo con una elegancia sobrenatural. La luz enfocada sobre su figura arrancaba brillos plateados de los ribetes y hebillas de su chaqueta carmesí, mientras que la niebla se arremolinaba alrededor de su ser. Levantó los brazos hacia arriba y aulló con energía, poniéndose en pie con estilo al final de su pista improvisada, irguiéndose justo al lado de su querida guitarra eléctrica. 

La bruma pareció quedar adherida a la silueta del mink, realzando el aura brillante de su chaqueta como si una aparición heroica de otro tiempo hubiera descendido desde el Valhalla del Pop para dar un último concierto. El vapor blanquecino le envolvía mientras que su presencia llenaba el escenario con un magnetismo silencioso. El músico dedicó al público una mirada penetrante antes de saludar a todos los presentes.

- ¡Hola Baratie-gara! ¡Hola a todos-gara! ¡Qué alegría teneros aquí esta noche-gara! - Exclamó con emoción. - ¡Muchas gracias por la presentación, amigo Rizzo-gara! ¡Espero que todos estéis preparados para disfrutar y bailar sin parar-gara! -

Tomó a "Thriller" con cariño entre sus manos. Para dar un espectáculo visual más entretenido a los espectadores, hizo que el electro de su pelaje recorriera todo su ser como chispas de fuegos artificiales, canalizándolo por completo hacia la guitarra. Ese era uno de sus trucos favoritos.

- ¿Estáis listos-gara? ¡Vamos! - Y tomando la iniciativa comenzó a tocar. Sus manos se movían con dulzura sobre las cuerdas, tocando acordes delicados y agudos para luego ascender a lo largo de todo el mástil, centrándose en las notas más graves. Una expresión de la maestría musical que el lobo había ido puliendo con el paso de los años y de la que presumía con gusto.

- ¿Preparado, Rizzo-gara? ¡Demuéstrame lo que sabes hacer, baby! - Y girándose hacia su compañero de escenario, el mink tocó una doble partida de notas dedicadas al bardo, un desafío sonoro para comenzar el rifirrafe musical.

Era como si Lobo Jackson hiciera del lugar su propia pista de baile, una sensación electrizante que los comensales más cercanos podían sentir recorriendo su cuerpo como un hormigueo lleno de alegría. 

Resumen


Datos
#2
Tofun
El Largo
[Imagen: Pink-and-Blue-Game-Fight-Battle-You-Tube-Thumbnail.png]


Rizzo lanzó una carcajada, mostraba su sonrisa de oreja a oreja mientras Lobo tomaba su guitarra con un ímpetu inquebrantable. Sin perder un instante, comenzó a rasguear las cuerdas, arrancando un sonido cálido y rítmico, un juego de flamenco y jazz que envolvía el Bar Mirador como una corriente juguetona. Su música se movía ligera, pero intensa, deslizándose entre las notas profundas de Lobo como si intentara desafiarlas, llevando al público a seguir el ritmo con cada acorde. Sus dedos, veloces y diestros, golpeaban y rasgaban las cuerdas de la guitarra con una técnica muy decente, transmitiendo una cadencia alegre y desenfrenada. 

Al llegar a un punto álgido, Rizzo hizo algo inesperado: con un giro completo, dio una vuelta sobre sí mismo, sin detenerse ni un segundo en su toque. La bandurria giró con él, produciendo un sonido envolvente, una nota sostenida que flotó en el aire y pareció extenderse hasta el último rincón del restaurante.

La multitud estaba atrapada por el espectáculo, mientras Rizzo se reincorporaba sin perder una sola nota, sus dedos aún lanzando acordes ligeros que recordaban el baile de un pez en el agua. Su rostro reflejaba un disfrute absoluto, y su cuerpo parecía un solo con su instrumento, como si esta fuera una extensión de sí mismo, de su energía y su pasión.

Entonces, con un guiño hacia Lobo y una sonrisa pícara, ralentizó su toque, pasando a un tono bajo y profundo, una especie de murmullo musical que se deslizó entre las mesas y las sillas, capturando la atención de los espectadores que casi contuvieron la respiración. La tensión en el ambiente era palpable, y Rizzo, con la picardía chispeando en sus ojos, dejó su último acorde resonar por un segundo más, disfrutando de la expectativa del público.

¡Vamos, Lobo! —exclamó finalmente, su voz clara y cargada de reto. — ¿Pensaste que lo dejaría así de fácil? ¡Esta noche el Baratie es nuestro, y no se va a quedar quieto ni un segundo!

Rizzo respiró hondo, dejando que el pulso del Baratie se fundiera con el suyo propio, y por un instante, su mente voló de vuelta a los recuerdos de Rubek, la isla donde había nacido y donde cada rincón parecía hecho de música. En Rubek, la música no era solo un arte, sino la base de la vida, y su familia, reconocida por fabricar los instrumentos más bellos del North Blue, había sido su primer hogar musical. Sin embargo, aunque Rubek estaba llena de talento, Rizzo sentía que muchos se habían perdido en la obsesión por la perfección, volviendo todo un poco… robótico. Para él, la música era algo más libre y caótico, una mezcla de emoción e imperfección que no podía ser contenida en partituras. Así que, siguiendo ese impulso, había dejado su isla y viajado durante años, tocando para todo tipo de público, y fue en la Isla Kilombo, en el East Blue, donde su camino comenzó a tomar forma. Allí, tocando en tabernas y ganándose la vida nota a nota, había construido su fama hasta llegar a esta noche, en el escenario del Baratie, listo para demostrar que la música vivía más allá de la técnica.

Rizzo

Matemáticas y resumenes
#3
Lobo Jackson
Moonwalker
La música se había convertido en la dueña del Baratie. Un entusiasmo repleto de energía daba vida al restaurante, haciendo que las paredes vibraran al compás dictado por los dos músicos que habían dedicado su vida entera al arte del ritmo. Sus instrumentos no eran simples objetos para tocar la música, eran una extensión viva de sus almas. 

El espectáculo había comenzado con tanta emoción que varios de los espectadores se habían quedado boquiabiertos y con los cubiertos a medio levantar, absolutamente encantados por el diestro despliegue musical. Más de una almóndiga, famosas albóndigas hechas con harina de almendra, terminó deslizándose desde los tenedores hasta caer de nuevo sobre sus platos, salpicando con salsa las servilletas y manteles. Pero no importaba, puesto que la comida había quedado relegada a un segundo plano, cosa rara en el restaurante más famoso del East Blue.

Lobo Jackson lucía su característica sonrisa lupina de dientes afilados y mirada depredadora, cuyos ojos ambarinos centellaban con cada reflejo de los focos del escenario. Disfrutaba como un enano en un carrusel, dejándose llevar por el tira y afloja con cada rasgueo, acorde y estacato. Rizzo había demostrado ser un digno rival, creando admiración en el mink, que aprendía de ese estilo tan diferente al suyo.

Dando un giro elegante al tiempo que tocaba, Rizzo pareció imitar a uno de esas elegantes cajitas musicales con una bailarina sobre un delicado espejo. Una demostración de estilo a la que lobo respondió con un punteo de guitarra que buscaba alcanzar los agudos más dramáticos, pero todo cuanto consiguió fue decorar el giro del Bardo con un pequeño lazo de notas que le otorgó una pequeña victoria.

Mientras que Lobo trataba de marcar un ritmo acelerado y frenético, Rizzo atrajo hacia sí un compás sosegado que magnetizó al de Jackson. Un diminuendo tan magistral que el mink sonrió con admiración, asintiendo con la cabeza mientras que su guitarra igualaba el compás. Un tono grave que se perdía entre un público cada vez más cautivado, que elogiaba a los músicos entre murmullos.
 
— ¡Vamos, Lobo!  exclamó Rizzo, su voz clara y cargada de reto. — ¿Pensaste que lo dejaría así de fácil? ¡Esta noche el Baratie es nuestro, y no se va a quedar quieto ni un segundo!

El mink pudo entonces disfrutar de una composición cargada del toque personal del Bardo, una elegía repleta de memorias pasadas que daban un toque nostálgico a su canción. Una melodía de tonos dulces que evolucionaba con cada segundo, una auténtica metamorfosis en la práctica con tal encanto que el mink dudó durante un instante de si podría lograr derrotar a Rizzo. 

Pero la fuerza de su espíritu, aquella que le impulsaba a coronarse algún día como el Rey del Pop, hizo hervir la sangre de Lobo con una fuerza renovada. Decidido a demostrar que el Bardo no era el único que sabía girar, el mink ejecutó un espectacular giro a su estilo, utilizando sus talones como pivote y creando un pequeño espectáculo de luces, fruto del electro que recorrió su pelaje como si un centenar de paparazzi estuvieran intentando sacarle una foto cándida durante el espectáculo.

- ¡Oh sí, Rizzo-gara! ¡Hagamos que el Baratie se agite con nuestra melodía-gara! - Y tomando prestada la melodía de Rizzo, trabajó sobre ella, creando un remix a lomos del elegante tono de la bandurria del Bardo, domándolo con el ímpetu eléctrico de "Thriller". Al llegar al leitmotiv de la canción, Lobo añadió parte de su esencia y canalizó toda la melodía con un slide al que añadió un poderoso vibrato.

- ¡Vamos, baby-gara! ¡Sigue mi ritmo-gara! - Exclamó con alegría. - ¡Vamos todos, palmas arriba-gara! ¡Energía! ¡Fuerza-gara! -

Datos
#4
Tofun
El Largo
[Imagen: Pink-and-Blue-Game-Fight-Battle-You-Tube...nail-1.png]
PARA LOS REVOS: Por cada apoyo anímico que reciba Lobo este turno ganará +35 de daño en su próxima jugada.

Rizzo, observó a Lobo con una mezcla de admiración y miedo. La actuación del mink había desatado un torrente de alegría entre el público, y la situación lo impulsaba a seguir el ritmo. Sin embargo, el Bardo no se dejaría intimidar. Con una sonrisa traviesa y una chispa en los ojos, decidió ejecutar una jugada musical defensiva.

En lugar de responder directamente al remix de Lobo, Rizzo tomó un paso atrás, dejando que la melodía se asentara por un momento. Con un movimiento fluido, ajustó la bandurria contra su cuerpo, su mirada fija en el mink mientras se preparaba para sorprenderlo.

¡Oh, Lobo! —Exclamó, su voz resonando con confianza. — ¡No creas que voy a dejarte el campo libre tan fácilmente!

Y así, comenzó a tocar una serie de acordes arpegiados que se elevaban en un crescendo, tejiendo una melodía que capturaba la esencia de su estilo alegre y juguetón. Luego, realizó un pizzicato magistral, dejando que las cuerdas de la bandurria vibraran en el aire, produciendo un eco musical que reverberaba en el Baratie como una ola de sonido. Las notas flotaron alrededor del escenario, llenando cada rincón del restaurante con un ritmo contagioso que invitaba a todos a unirse a la celebración. Era como una pausa en la tormenta, una pasa para frenar la astuta ofensiva del cánido. 

¡Vamos a mantener este baile en movimiento! —gritó, girando sobre sus talones en un elegante movimiento, mientras sus dedos danzaban sobre las cuerdas, volviendo a una sinfonía alegre. Rizzo, decidió que debía llevar su respuesta a un nuevo nivel. Con una sonrisa desafiante, elevó la bandurria sobre su cabeza, sosteniéndola con ambas manos como si estuviera presentando un trofeo. Los espectadores, intrigados por su audaz movimiento, contuvieron la respiración, anticipando lo que estaba por venir.

¡Prepárate! — Anunció Rizzo con una chispa de emoción en sus ojos. — ¡Esta no la sabe ni caperucita!

Y así, comenzó a tocar un riff contagioso que resonaba en el aire, cada nota explosiva liberaba un ataque hacia el otro artista. Los acordes se elevaban, el riff se intensificaba, Rizzo sentía cómo la energía fluía a través de él, conectándolo con el público.

¡¡¡Atízale con la guitarra Lobooooooooooo!!!

Gritó la voz de un tontatta entre el público.


Post de Tofun [Atrezzo]
Grité eufórico; menudo par de mequetrefes se habían subido al escenario. Agradecía profundamente que el primogénito de Zaza nos hubiese dado esta oportunidad y, para qué negarlo, también que nos financiase todas las comidas y bebidas. — Hmprfgh... — Gruñí. Hablar de bebida me ponía de mal humor; Asradi me tenía a pan y agua. Decía que era malo para la recuperación. ¡¿Pero cómo iba a ser malo para la recuperación beber alcohol?! — ¡Pero si es lo que se echa a las heridas! — Se me había escapado en voz alta, pero es que mi indignación era tal que no podía controlarme.

Estaba sentado en una silla de ruedas en una de las lujosas mesas de la terraza del Baratie, junto a mis compañeros revolucionarios, que descansaban sus traseros en sillas de caoba refinada, mucho mejor que donde yo reposaba las nalgas. Estaba vendado hasta arriba, todo mi cuerpo, incluida la cabeza, por el choque que había tenido con el cabrón de Zidane. — ¡¡¡Auuuuuuuuuuuu!!! Cof, cof, cof... — Grité, tratando de animar a mi compañero con un grito de los de su especie, el protagonista del escenario, dándome cuenta enseguida de que mi cuerpo necesitaba descanso. Había sustituido el hipo por tos, que triste... Justo en ese instante, lancé en un intento de disimulo un tenedor a los pies de Asradi. — Oh, lo siento, doc... — Si caía en mi trampa y se agachaba, me abalanzaría hacia su cóctel como alma que lleva el diablo. ¡A El Largo nadie le prohibía beber! ¡Solo su madre!

Información y mates
#5
Lobo Jackson
Moonwalker
- ¡Uh! ¡Ah! ¡Uh! ¡Yeah! ¡C´mon! ¡Waou-gara! - las peludas manos del licántropo acariciaban el instrumento con tanta pasión que sería la envidia de muchos matrimonios estancados en el círculo vicioso de la rutina. Un espectáculo de destreza magistral que hacía entonar sonidos sorprendentes en la guitarra, asemejándose más a gemidos de placer que a notas musicales.

Comenzó a mover su cabeza de arriba a abajo al son de la canción, dejando que la composición del bardo se uniera a la suya en una melodía cautivadora. El concierto parecía estar acercando al punto álgido, pues el crescendo parecía crecer sobre sí mismo como un un globo aerostático que se eleva a causa del fuego en su interior. El mink cerró los ojos, dejándose llevar por la energía que ahora movía sus manos a velocidad vertiginosa.

Un riff de guitarra sucio, brutal y colmado de graves se sobrepuso a la alegre melodía del bardo. Buscaba dominar el escenario y encandilar el público, transmitiéndoles un ritmo tan lleno de energía que dislocaría las caderas de los espectadores más frágiles.

- ¡Vive el ritmo-gara!
¡Vive el ritmo-gara!

¡Deja que tu cuerpo sienta el ritmo!
¡Porque hasta tu alma llega el seismo!
¡Vive el ritmo-gara!
¡Vive el ritmo-gara! -

El público se volvía loco de emoción, levantando las manos hacia el techo y gritando con toda la fuerza de sus pulmones. Algunos de ellos levantaban sus mecheros y movían de lado a lado la llama, iluminando el Baratie con una decena de lucecitas que parecían luciérnagas en la noche.


Resumen y datos
#6
Ray
Kuroi Ya
Rizzo observó impertérrito la iracunda demostración de Lobo, cuyos ritmos duros y poderosos encandilaron a los presentes. El público se calienta, comenzando a cantar y algunos hasta a saltar. El Bar Mirador está empezando a convertirse en una auténtica fiesta guiada por dos verdaderos maestros de la música, y cada vez más espectadores entran a ver qué es lo que está sucediendo. La gente canta, baila, salta y da palmas, animados por el subidón de ritmo proporcionado por la guitarra del mink.

Es entonces cuando su compañero de escenario, enfundado en su chaqueta de brillantes lentejuelas, enciende aún más los ánimos. Con su carisma habitual y una voz potente y decidida, se dirige el público con intención de meterles todavía más en el embriagador ambiente del concierto:

- ¿Tenéis ganas de bailar? - Preguntó, a lo que el público respondió afirmativamente con una única voz. - ¡No os oigo! ¿Tenéis ganas de bailar? - Vuelve a preguntar. El sonido ensordecedor de todos los presentes contestando al unísono afirmativamente llenó toda la estancia mientras en el rostro de Rizzo aparecía una sonrisa de confianza. Estaba claro que ese tipo tenía experiencia más que sobrada actuando ante multitudes, pues la presión no parecía afectarle en lo más mínimo.

En ese momento comenzó a tocar su bandurria con un ritmo muy diferente a los que había utilizado hasta aquel momento. Un arpegio empezó a sonar, inicialmente lento y con escaso volumen, pero en muy pocos segundos fue cogiendo cada vez más velocidad y fuerza. Era un sonido como folclórico, que invitaba a la alegría, el baile y el disfrute, y que se fue metiendo en los oídos de cuantos allí se encontraban. La gente se levantó de nuevo y comenzó a bailar, siguiendo el frenético ritmo de los arpegios de Rizzo, cuyos dedos se movían ya a una velocidad que resultaba difícil de creer que fuera posible. El público saltaba, alternando apoyos con uno y otro pie y elevando el pie o la rodilla contrarios mientras giraba. Incluso algunos pocos valientes habían formado una especie de círculo vacío al que más tarde se habían lanzado a saltos, chocando hombro con hombro entre sí en un divertido pero intenso y frenético baile.

Costaba ya distinguir si estaban en un concierto en un local tan refinado como el Baratie o en la verbena de las fiestas de cualquier aldea de la isla más remota del East Blue, pues lo tradicional y lo festivo se mezclaban a la perfección en aquel pegadizo ritmo con el que Rizzo hacía las delicias de los asistentes a aquel concierto tan especial. Se notaba que ya habían pasado el ecuador del mismo, pues los ánimos estaban en lo más alto y a partir de ahora solo cabía seguir yendo hacia arriba.

Los fríos números
#7
Lobo Jackson
Moonwalker
El corazón de Lobo Jackson latía al ritmo de la música. Una batucada interna que parecía vivir por y para el público del Mirador, dejándose llevar por las sonrisas colmadas de alegría que eran el vivo reflejo del frenesí que se propagaba por el bar como un incendio descontrolado en plena ola de calor. La neblina de su Dial de Frío se había ido transformando gradualmente en vapor, creando una atmósfera calurosa que hacía sudar a los presentes y les animaba a quitarse las prendas de ropa más pesadas.

Y en frente de todo aquello estaba Lobo Jackson, subido al escenario junto a uno de los mejores músicos con quien había tenido el honor de compartir el foco. Su guitarra eléctrica hablaba por él, un diálogo entre "Thriller" y la bandurria de Rizzo en un esfuerzo por ser el instrumento principal. Aquel era el momento del bardo, quien provocaba furor entre las masas del Mirador.

Incluso cuando Rizzo acaparó toda la atención del público, superando con su música a la de Lobo Jackson, el mink no se sintió para nada afectado. Al contrario, disfrutaba de la amistosa competición y descubría el potencial de un instrumento tan particular, que no necesitaba ningún tipo de corriente eléctrica para sonar con tanta pasión y fuerza.

Con una pasión que parecía brotar a borbotones desde lo más profundo de su ser, Lobo Jackson se sentía decidido a animar a todos los presentes. Agarrando el mástil con decisión, preparó las garras de su mano derecha y comenzó a tocar con energía las cuerdas de su guitarra. El furor de sus movimientos arrancaban pequeños chirridos melódicos, moviéndose entre los trastes con gran habilidad al tiempo que sus acordes cimentaban la melodía de su canción estrella.

- ¡Vamos! ¡Poneos en pie-gara! ¡Por la música-gara! ¡Y por Rizzo también-gara! - Doblando ligeramente las rodillas e inclinándose hacia adelante y atrás como si estuviera a bordo de un barco en plena tormenta, el mink tocó su guitarra. - ¡Ponte en pie! ¡Alza el puño y ven-gara! -

Cuanto más tocaba, más intenso era su amor por la música. Que la gente disfrutara tanto de su canción le daba un subidón tan potente que nada ni nadie hubiera sido capaz de quitárselo, incluso Rizzo parecía quedar relegado a un segundo plano, como si se tratase de un acompañamiento para la melodía del lobo.

Dio un paso al frente, hincando una rodilla en el suelo y el pie de su otra pierna como apoyo. Cerró sus ojos, dejando que fueran los sentidos del oído y el tacto los que sintieran la música a través de "Thriller", tocando un intenso solo de guitarra in crescendo con agudos duros y energéticos, que buscaban evocar el sentimiento más épico jamás sentido por cualquiera de los presentes. 

Tal era la pasión de Lobo que durante unos segundos se olvidó de donde estaba, ya que su mente y guitarra se fueron de viaje por el universo sideral. Estrellas, galaxias y supernovas creaban un sinfín de luces en la mente del mink, quien trataba de alcanzarlas con el impulso que le daban las notas de su guitarra. Un esfuerzo que se crecía sobre sí mismo, como un estornudo a punto de escapar que sube y sube en la nariz. 

Y cuando su viaje mental de ayahuasca musical alcanzó el centro de la galaxia más hermosa, Lobo Jackson estiró el brazo hacia arriba tratando de sentirla entre sus dedos justo en el instante en el que tocaba la última nota de su canción. Tanto énfasis puso en su esfuerzo que un aullido escapó de entre sus labios, levantando la cabeza hacia el techo del Mirador.

- ¡¡¡ AAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU !!!! - Y el poderoso espíritu de Lobo Jackson respondió con ímpetu al llamado de su corazón. Salió del mink, expulsado con la misma fuerza con la que el agua había escapado de la presa de Oykot días antes, expandiéndose a lo largo del bar con la pasión musical como estandarte. 

Entonces abrió los ojos. Jadeaba con fuerza, sudaba bajo el pelaje y sentía el cansancio en los brazos, pero quizá lo que más destacaba era el brillo de sus ojos y la amplitud de su orgullosa sonrisa.

Durísimo solo utilizado como inspiración


Resumen y datos
#8
Ray
Kuroi Ya
Quedaba meridianamente claro para cualquiera que mirase la cara de Rizzo que se lo estaba pasando en grande en aquel duelo musical. Sus ojos brillaban con el resplandor de quien está disfrutando al máximo el momento, dejándose llevar por su música y por la de Lobo Jackson, a quien más que como un rival ve como un compañero. Ambos están ofreciendo a los clientes que han ido dejándose caer por el Bar Mirador un concierto tremendamente especial, algo que no se ve todos los días ni en el Baratie, ni siquiera en todo el East Blue. La destreza, la técnica y la pasión de ambos músicos se entrelazan una y otra vez para ir hilvanando una melodía espectacular.

Los presentes, que han ido aumentando en cantidad hasta llenar el bar, bailan y saltan con fuerza, entregándose en cuerpo y alma al show que los dos artistas les están proporcionando. Músicos y público, fundidos en un solo ser, disfrutan de la maravillosa velada que el Restaurante Marítimo Baratie les está ofreciendo.

Durante los últimos compases ha sido Rizzo quien ha tomado el protagonismo, elevando el ritmo de forma progresiva con sus melodías hasta convertir la estancia en un salvaje frenesí de bailes y saltos que parecía no tener fin. La gente, llevada en volandas por los veloces arpegios que nacen de la bandurria de este, abraza el éxtasis musical que el artista les propone con ganas, dejándose llevar por el endiablado ritmo que impone.

Y es entonces cuando Lobo toma el relevo de su compañero. Si Rizzo había conseguido llevar a los espectadores a las nubes, cuando el mink comienza su interpretación de nuevo el ambiente no hace más que seguir elevándose hacia las alturas. Sus movimientos dejaban muy a las claras que el Nuevo Rey del Pop ya no estaba allí, se había fundido con su propia música y había trascendido, alcanzando un estado de iluminación que pocos artistas llegaban a alcanzar alguna vez. El crescendo de su melodía fue llenando por completo la estancia y apoderándose de la multitud, que coreaba cada nota con una sola voz.

Y fue entonces cuando de lo más profundo de la garganta del mink nació un aullido que transmitía toda su pasión, toda su energía y toda su dedicación. Su voluntad entera estaba en él. Todo el mundo a su alrededor pudo sentir esa ilusión por la música y todas las emociones que quería transmitirles en un momento del más puro éxtasis, una sensación tan intensa que, sin previo aviso, todos y cada uno de los presentes se desplomaron en el suelo, perdiendo el conocimiento.

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La mañana siguiente lo sucedido en el Bar Mirador era la comidilla del restaurante. Las historias acerca de lo que algunos habían calificado como "El concierto del siglo" se habían extendido como la pólvora entre clientes y empleados, en parte ciertas y en parte ya mitificadas tras haber sido adornadas ligeramente mediante el boca a boca. Pero todas coincidían en una cosa: en que la intensidad del estímulo musical, del éxtasis colectivo había sido tal que todo el mundo había terminado perdiendo el conocimiento. Las alabanzas a la actuación de Rizzo y de Lobo Jackson podían escucharse por doquier, y parecía claro que dos nuevas estrellas iban a alumbrar el panorama musical del East Blue durante muchísimo tiempo.

Lobo se encontraba en la parte de atrás del escenario, recogiendo sus cosas, cuando su compañero de escenario de la noche anterior hizo su aparición. Con una sonrisa en su rostro, este le miró amablemente antes de decirle:

- Oye, enhorabuena por tu actuación de ayer, Lobo. Fue un verdadero placer tocar contigo.

Poco después, tras detenerse a escuchar la respuesta del mink, decidió preguntarle una cosa. Algo en lo que llevaba pensando desde que recobró el conocimiento, tumbado sobre el escenario:

- Por cierto, ¿qué fue eso que hiciste ayer? No sabría describir exactamente qué es lo que sentí, pero nunca había visto que un músico hiciera que todo el mundo a su alrededor perdiera el sentido haciéndoles disfrutar con su arte.

Cosas
#9
Lobo Jackson
Moonwalker
- Oh sí, lo has hecho muy bien-gara, muy bien hecho si señorita-gara... ¿Te lo pasaste bien ayer-gara? Si... Yo sé que sí-gara, todos disfrutaron con tus dulces sonidos-gara. Y yo también-gara, yo también disfruté un montón tocándote-gara... ¿Te gustó que te tocase así-gara? Lo sé, lo sé-gara... - Las melosas palabras del mink sonaban amortiguadas tras el telón del escenario. Estaba sentado en un taburete y frotaba a su guitarra "Thriller" con un trapo de tela suave, limpiándola antes de guardarla en su funda.

La manera con la que limpiaba su instrumento podría calificarse como dulce y pasional. Cada curva de la guitarra era frotada con delicadeza, describiendo suaves círculos alrededor de sus base hasta subir lentamente hacia el mástil, que agarraba con una mano firme mientras que la otra subía de arriba a abajo frotando con el paño. Por último se centró en la pala, rodeando la punta con la tela y dedicándole atención especial a las clavijas. 

Apretaba con suavidad los pequeños tornillos, afinando a oído el tono de las cuerdas y asegurándose de que estuvieran en perfecto estado. Cuando terminaba con una clavija, pasaba al siguiente y tocaba con delicadeza su cuerda correspondiente. Una labor nacida de la disciplina que a ojos inexpertos podría parecer obsesivo, puesto que Lobo Jackson estaba completamente enfocado en ello con la lengua ligeramente afuera, señal de una concentración extrema.

Así estaba cuando escuchó una voz familiar tras de sí. 

Oye, enhorabuena por tu actuación de ayer, Lobo. Fue un verdadero placer tocar contigo. -

Se trataba de Rizzo, el fantástico bardo con quien había compartido el escenario la noche anterior. 

- ¡Rizzo! Qué alegría verte-gara, ¿cómo vas? ¿Has disfrutado del desayuno-gara? Yo devoré un plato de huevos fritos con beicon que me devolvieron a la vida, ¡a la vida-gara! Anoche acabé agotado después de nuestro magnífico conciertazo-gara... ¡Me fui derechito a mi camarote-gara- Bromeó el mink con camaradería.

- Por cierto, ¿qué fue eso que hiciste ayer? No sabría describir exactamente qué es lo que sentí, pero nunca había visto que un músico hiciera que todo el mundo a su alrededor perdiera el sentido haciéndoles disfrutar con su arte. - Le preguntó el bardo con sincera curiosidad.

- ¡Ah! Eso-gara... Sinceramente, no estoy seguro-gara. - El mink se echó hacia atrás y miró hacia el techo, pensativo. - Desde hace un tiempo-gara, cada vez que dejo que la música hable por mí-gara, siento esta irrefrenable energía que sale de mí-gara. Es como... Es como... - Intentaba encontrar las palabras pero la explicación le evadía. Chasqueó los dedos de la mano derecha varias veces, como si quisiera prender la bombilla de la inspiración, hasta que al fin creyó encenderla. - Es como una emoción diferente-gara, algo así como el deseo de ser el mejor músico de todos-gara.

Bajó la mirada hacia "Thriller", que brillaba tras su limpieza en profundidad. Parecía completamente nueva.

- Si tuviera que explicarlo de otra forma-gara, diría que es mi deseo de que todo el mundo sienta el amor por la música y el baile como yo lo siento-gara. - Se rascó la peluda barbilla color cobalto con sus garras negras, como un filósofo que comparte su logos. - Podría llamarlo... Mi camino del músico-gara.

Sintió que la explicación había quedado algo embarazosa e incómoda, pero se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa a Rizzo. - Al fin y al cabo-gara, mi sueño es ser el Rey del Pop. -

Resumen
#10


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