Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
[Aventura] [T2] El filo de un recluta
Atlas
Nowhere | Fénix
El filo de un recluta

[Imagen: uO2DLhL.png]

Bastantes emociones en muy poco tiempo, ¿no te parece? Tus primeros pasos en el seno de la Marina te han llevado ni más ni menos que a una operación para descubrir a unos asesinos de marines. Eso son palabras mayores. En Isla Kilombo la mayoría de uniformados se toman muy en serio su trabajo. El capitán Arganeo procura que así sea e intenta rodearse de personas competentes que le ayuden a conseguir sus objetivos. Aun así, alguien se coló y asesinó a dos compañeros tuyos antes de que tú le abatieses. El suboficial Rodgers te mandó a Rostock a conseguir información y volviste con buen material. Minipunto para ti, sí señor.

Pero, como habrás imaginado —además, si no no estaríamos aquí los dos—, esto no ha acabado. Una de las mañanas siguientes a tu reporte el suboficial de hace llamar de nuevo. Esta vez, en vez de ir él en tu busca te pide que seas tú el que vaya a su despacho. Recorres los pasillos del cuartel y te cruzas con un sinfín de marines, tanto de tu mismo rango como de rangos más altos. En su mayoría son gente educada que te saluda y te desea los buenos días, pero ya sabes que siempre hay algún impertinente que ni te mira, ni te saluda, ni nada. Siempre ha habido y siempre habrá gente con mal despertar, ¿no?

Sea como sea, una vez llegues al despacho y llames a la puerta ésta no tardará ni cinco segundos en abrirse. El encargado de hacerlo será un muchacho de pelo rojizo y no más de metro y medio de altura. No creo que llegue a los doce años de edad, pero a saber. Hay gente cuya apariencia engaña mucho. El muchacho se hace a un lado y te hace un gesto con la mano que no aferra el pomo para que pases, señalándote un asiento frente a la mesa que centra la habitación. Al otro lado se encuentra el suboficial, claro.

—Gracias por venir tan rápido, Henry —te dice—. El capitán Arganeo me ha cedido este despacho para que mantengamos la reunión. Yo no tengo ninguno asignado por el momento. Nuestra inteligencia ha estado trabajando día y noche con la información que nos diste y puede ser que tengamos algo. Mucho antes de que la Marina se asentase aquí había un grupo de bandidos que hacían y deshacían a su antojo. Se podría decir que esta era su territorio. Cuando llegamos, a cambio de dejarles con vida y en libertad, se comprometieron a dejar de lado su... actividad y se incorporaron a la comunidad como el resto.

Hace una pausa en la que se levanta y comienza andar con cierto nerviosismo por la estancia. No parece ser el tipo de persona que disfruta del papeleo en los despachos, eso seguro. El muchacho os mira alternativamente sin abrir la boca desde la puerta.

—Según se ve, a raíz de que algunos aldeanos están algo descontentos con la cantidad de personas que ha estado transitando por Rostock últimamente, un grupo ha cobrado cierta relevancia entre ellos. Dicen ser los descendientes de aquellos bandidos y se presentan como salvadores en la sombra. Dicen haber estado aguardando el momento de devolver la isla a su supuesto antiguo esplendor. Una sarta de mentiras para engañar a una panda de bobos, claro, pero siempre hay gente que busca un mesías al que aferrarse. Lo de siempre, vaya. El caso es que entre nuestros marines hay muchos chicos que nacieron aquí, por lo que sospechamos que ése puede ser el motivo de que pudiesen entrar sin mayores problemas. Los tres sujetos a los que escuchaste hablar deben pertenecer a ese grupo, claro. Tu próximo encargo puede ser más peligroso que el primero, Henry, pero necesitamos que intentes averiguar dónde se reúnen, si es que lo hacen. Tal vez podrías empezar por la zona en la que te topaste con esa gente, pero es sólo una sugerencia.
Off
#1
Henry
Colmillo de Rostock
Verano del año 724
Día 37
Personaje
Un nuevo día empezaba en el G-23, donde cientos de marines trabajan y entrenan arduamente día tras día. En mi caso, se me informó esta mañana de que el suboficial Rodgers requería de mí en su despacho. Escuchar que un mayor requería de mi presencia era el equivalente a ser elegido por los mismos dioses, o eso me imaginaba yo. Una vez tuviese mi uniforme en perfecta forma y mi arma colgando de mi cinturón a mi izquierda (esto para un rápido desenvaine) decidí salir de mi dormitorio.

De camino a la oficina del suboficial Rodgers pude contemplar como el cuartel seguía tan activo como siempre. La mayoría con la que me cruzaba por los pasillos me saludaba de vuelta, aunque no faltaba el que tenía cara de pocos amigos... Ya han pasado varios días desde el atentado contra aquellos reclutas y aún no había culpable alguno, cosa que me hervía la sangre.
  
Al llegar a la oficina del mayor Rodgers y tocar un par de veces en su puerta me abrió lo que parecía ser un jovencito de unos doce o trece años de pelo rojizo. Este me señaló la silla donde me debía de sentar, por lo que procedí sin pensar demasiado en ello. — Suboficial Rodgers — Dije, parado firme mientras saludaba al mayor. Tras dos o tres segundos de mantener aquella pose decidí sentarme, por lo que el suboficial Rodgers decidió dar inicio con su conversación.
  
El suboficial Rodgers prosiguió a contarme la historia de una antigua banda pirata que 'gobernaban' esta isla a su antojo, cosa que cambió con la llegada de la marina en Kilombo. Al parecer, gracias a inteligencia, se sabe que hay un grupo relacionado con aquella banda de piratas, el cual desea volver a aquellos tiempos en los cuales reinaba el chaos y la anarquía en Kilombo. También se me hizo saber que hay una gran posibilidad de que algunos marines, nacidos en la isla, formen parte o por lo menos simpatizen con este grupo.
 
El suboficial Rodgers, con algo de nerviosismo, me asigna la labor de llevara a cabo otra investigación en Rostock. A diferencia de la última misión, en esta debía descubrir el lugar dónde se reúnen estos tipos y volver a reportarme ante el mayor Rodgers. Aquello no sonaba nada del otro mundo, pero si algo he aprendido hasta el momento, es que mi intuición es un desastre y que siempre acaba pasando lo contrario. Y por último, como sugerencia, el suboficial Rodgers me recomendó empezar dónde lo dejé la última vez, en el puerto de Rostock.
  
 — No se preocupe señor, he trabajado duro para que algún día se me den estas oportunidades, no le defraudaré — Mi rostro reflejaban tanta seguridad y determinación como mis palabras. Decidido a empezar de inmediato, me levanté y despedí al suboficial Rodgers con un saludo militar. Al girarme veo a aquél joven pelirrojo de nuevo, pero esta vez si que me picó la curiosidad por un momento. — Suboficial, puedo preguntar quién es este muchacho? ¿Acaso es un nuevo recluta? — Se me hacía algo raro que este no se ponía nervioso ante mi tamaño y aspecto intimidante, pues muchas veces suelo asustar a los pequeños sin querer.
  
Off
#2
Atlas
Nowhere | Fénix
—También me puedes preguntar a mí, que ni soy un muñeco ni soy mudo —te responde el muchacho visiblemente airado. Intenta exhibir un aplomo y aire desafiante que poco o nada tienen que ver con la forma en que te mira de los pies a la cabeza, como si esperase que en cualquier momento te lo pudieras comer.

No obstante, ya que le has preguntado a tu superior se calla y espera a que sea él quien dé la respuesta. Tu pregunta ha pillado al suboficial asomado a la ventana, con los ojos fijos en los campos de entrenamiento y evaluando desde la distancia cómo los nuevos reclutas van siendo formados e instruidos. Un buen mando no descansa nunca, supongo. En cualquier caso, al escuchar tu voz se gira sobre sí mismo con un brazo cruzado sobre la zona superior de su abdomen para servir como apoyo al otro, cuya mano sostiene su barbilla:

—Es Rette. Bueno, perdón; su nombre es Basil Giorette. Está aquí con nosotros desde que era un crío. Más crío aún, quiero decir —sonríe en dirección al pelirrojo—. No sabemos qué sucedió con sus padres ni nada, pero un día apareció en la puerta del cuartel y el capitán Arganeo dejó bien claro que ningún marine abandonaría a un niño desprotegido a su suerte mientras él estuviese cerca. La base del G-23 es su hogar, su colegio y su lugar de recreo desde que tiene uso de razón. Ya va saliendo un poco de vez en cuando a conocer el pueblo y demás, ¿no, Rette? A lo mejor hasta hay alguna mocita o mocito que le hace tilín —sentenció a modo de broma.

El chico no responde, pero se pone incluso más erguido que tú e infla el pecho con orgullo. Parece llevar con gran honor el nombre del G-23 de Isla Kilombo en su corazón. Esperemos que no cambie en el futuro, porque hacen falta marines con su convicción y vocación, ¿no te parece? En caso de que tengas alguna pregunta más que hacer a alguno de los dos te la responderán sin problema —lo haré yo en el próximo post—, pero no deberías tardar demasiado en ponerte en marcha. Tu actuación hace unos días fue ejemplar y no estaría demasiado bien que tu imagen de subordinado dedicado y eficiente se empañase.

Ahora que lo pienso, en esta ocasión el suboficial Rodgers no te ha dicho que fueses de paisano o uniformado. ¿Qué harás? Parece que esta vez la decisión es tuya, así que piénsalo bien. La decisión en apariencia más nimia puede abrir y cerrar un sinfín de puertas. En cualquier caso, una vez llegas al pueblo de Rostock lo primero a decidir es hacia dónde te vas a encaminar en primer lugar, ¿no? Es cierto que la taberna del otro día fue la clave para encontrar el hilo del que tirar, pero normalmente es muy difícil tener tanta suerte como para dar en el blanco dos veces consecutivas a la primera.

Mientras piensas, un rostro familiar percibido por el rabillo del ojo capta tu atención. Apenas ha sido un instante, pero juraría que... No, no puede ser. ¿O sí? Sería demasiada casualidad, ¿no? A lo mejor sólo se trata de alguien muy parecido, pero ¿cómo de probable sería que hubiese dos personas tan parecidos en una localidad de las dimensiones de Rostock? Sí, yo diría que ese sujeto que has creído ver introducirse en un callejón entre dos casas de dos plantas es uno de los que el otro día escuchaste en la choza de pescadores. A lo mejor es buena idea ir e investigar, pero hazlo con cuidado si finalmente decides arriesgarte. Uno nunca sabe quién le está mirando y con qué ojos lo hace.
Imagen aproximada del pescador sospechoso


Digo esto, claro está, porque en el pueblo hay bastante movimiento. Las puertas de las casas se quedan entreabiertas en muchas ocasiones mientras niños salen corriendo para jugar. Hombres y mujeres van o vienen del trabajo o se dedican hacer los recados del día a día. Alguno que otro fuma en la puerta de su casa y observa todo lo que sucede alrededor sin intervenir demasiado. El pueblo respira vida, eso seguro.
Contaje de virtudes y defectos

#3
Henry
Colmillo de Rostock
Aquél pelirrojo de metro y medio parecía tener un gran carácter, pero más que eso, su actitud reflejaba la llama que todo marine debe de llevar en sí. — ¡Ese es el espíritu! Nada mal para tu edad chaval, en cuanto menos te lo imagines estarás pateando trasero de pirata por todo el East Blue jajaja — El chico me caía bien, pues este me hacía recordarme a mi mismo a su edad, así que sabía que tenía lo que hacía falta para ser un gran marine.
 
Tras escuchar la historia detrás del joven "Rette" me puse en marcha hacia Rostock, pues tenía que cumplir con mis misión como subordinado del suboficial Rodgers. Para esta ocasión decidí pasar rápidamente por mi dormitorio y cambiarme de ropa, pues ir de marine solo me traería más problemas y soy de la clase que prefiere elegir sus propios problemas.
 
En esta ocasión decidí vestir casual, con un pulloverrojo y unos pantalones largos, además de unos zapatos algo simplones. A diferencia de la última vez, iría armado con mi nueva katana, pues digamos que ser subordinado de un suboficial paga bien jejeje. Una vez estuviese listo me dirigí a la salida del G-23 donde tuve que parar en una que otra ocasión por otros marines que me recordaban por haberles salvado una que otra vez con mi cocinar y algunos que recientemente me conocían como subordinado del mayor Rodgers.

Una vez en Rostock era imposible no admirar la vida de aquél pueblo, pues sin lugar a dudas era la perla de aquella isla. De pronto, mis ojos se posaron en una persona la cual no pensé que resultaría ser la misma que vi y oí hablar sobre el atentado el otro día. Podía jurar que era la misma persona, un tipo con un sombrero de paja bien hecho, gafas de sol y una mirada de pocos amigos. Algo se traería en manos aquél tipo y debía de actuar rápido.
 
Sin pensarlo mucho decidí seguirle por aquél callejón entre casas, pues de esperar un poco más acabaría perdiendo su rastro. Con una mano en la parte superior del mango se mi katana corrí a por aquél sujeto, esperando encontrarlo o escuchar algo interesante de su propia boca.
#4
Atlas
Nowhere | Fénix
Tres o cuatro bolas redondas de cuero pasan por delante de tus ojos antes de que comiences a andar. Los niños que juegan por la zona les dan patadas mientras intentan, según parece, lograr que pasen entre dos zapatos situados en el suelo. Siempre hay uno de ellos que se encuentra entre los dos zapatos, mientras que el resto se sitúa por delante y sólo pueden golpear las bolas de cuero con los pies —el que está entre los zapatos sí la coge con las manos de vez en cuando—. Parece un juego curioso, ¿no?

Sea como sea, te encaminas hacia el callejón que discurre entre las casas. Es verdad que la preciosa espada que llevas atrae la atención de algún que otro viandante, pero con el ajetreo que ha habido últimamente en Kilombo y la cantidad de gente desconocida que va y viene tampoco se fijan demasiado en ti. Un marine armado introduciéndose en un callejón detrás de alguien quizás habría levantado más sospechas. Menos mal que al final has decidido cambiarte de ropa, ¿no?

Puedes percibir el sonido de la madera al chocar con el suelo con cada pisada del sujeto. Del mismo modo, periódicamente te llega un molesto olor a cigarrillo que confirma que estás siguiendo al tipo correcto. La zona es de lo más silenciosa. Caminas entre puertas selladas y ventanas tapiadas o con las cortinas bajadas hasta tapar por completo lo que hay tras ellas. Numerosas cuerdas cuelgan en los balcones situados en los pisos superiores, pero, al igual que sucede con las puertas y ventanas de los pisos inferiores, no parece que nadie les dé uso.

Los pasos por delante de tu posición se suceden con ritmo pausado, sin prisa. Incluso te parece escuchar un silbido cantarín mientras te adentras más y más en el Mikai, o así lo llaman los vecinos de la zona. El Mikai es un área que corresponde a no más de media docena de antiguas casas de pescadores que se dice llevan ahí desde antes de que llegara la Marina a Isla Kilombo, aunque no queda nadie vivo que pueda corroborar la veracidad del mito. Los lugareños dicen que allí residían los bandidos que controlaban la zona cuando dejaron de delinquir y se incorporaron a la comunidad. Los abuelos les cuentan a sus nietos que, después de sus muertes, el rencor que guardaban hacia la Marina y el Gobierno Mundial les impidió marchar al Más Allá y que siguen viviendo allí, en sus viviendas. Vaya, que nadie se atreve a vivir en esos lugares y se han ido construyendo otros edificios alrededor para no ver —o no querer ver, mejor dicho—.

Tras unos cinco minutos siguiendo al sujeto dejas de escuchar sus pisadas. Acto seguido percibes el sonido de una puerta corredera al deslizarse y, de nuevo, el seco golpe que la madera produce sobre el marco al cerrarse. En cuanto avanzas un poco y tuerces la esquina a la izquierda te das cuenta de que has llegado a un callejón sin salida. Hay una puerta a cada lado, estando la de la derecha algo más limpia que la de la izquierda y con algunos remiendos que confirman que ha sido reparada hace no demasiado. A su lado, unos cristales sucios de transparencia cuestionable permiten ver el interior. Efectivamente, puedes intuir la silueta del sujeto que viste en la choza de pescadores. Se encuentra solo y está depositando no menos de una docena de cojines en el suelo. Además dispone uno más, algo más mullido en apariencia y con colores más vistosos, enfrentado a todos los demás. Cuando los ha colocado todos sitúa una serie de varillas de incienso por la sucia y desordenada estancia. Sobre el hombro carga una caña de pescar, por cierto.
Contaje de virtudes y defectos

#5
Henry
Colmillo de Rostock
Justo antes de entrar por aquél callejón me topé con un grupo de niños jugando con unas bolas de cuero, intentando que estas pasen entre dos zapatos, donde había otro joven más. Aquello me recordó a mi niñez en Rostock y las veces que jugué con unas bolas de cuero parecidas, al parecer, esta nueva generación de chicos habían heredado este juego de las anteriores.

Retomando mi persecución, corrí con cuidado por todos aquellos callejones mientras aseguraba mi katana. Llegaba el punto en el que me guiaba por el ruido de las pisadas de los zapatos de madera de aquél tipo, al igual que el olor de su cigarrillo. Cada paso que daba en aquél lugar era como si el ambiente se tornase cada vez más extraño, tanto así que tenía que pasar por ventanas y puertas selladas.
 
Había un silencio muy profundo, cuerdas colgaban de los balcones de los pisos superiores mientras me adentraba en el Mikai, una zona donde yace alrededor de media docena de casas de pescadores, los cuales llegaron a Kilombo antes de la misma marina. Aquella información era dada por los vecinos, pero sin lugar a dudas cuadraba con la investigación, pero mi misión estaba algo lejos de terminar allí.

En un momento dejé de escuchar las pisadas de aquél sujeto, aunque de repente se escucha el abrir y cerrar de una puerta de madera, lo que me daba las esperanzas de poder seguirle el rastro. En mi camino hacia aquél ruido tuve que dar un giro a la izquierda, lo que me llevó a un callejón sin salida. Habiéndolo mirado un poco mejor, pude divisar dos puertas a cada lado de aquél pasillo, una parecía haber sido reparada recientemente, en cuanto a la otra, esta estaba completamente descuidada.

Al lado de la puerta que había sido reparada había un cristal medio transparente donde pude ver la silueta del tipo que estaba buscando, aunque también pude ver la silueta de otro tipo más. Al parecer el primero estaba organizando una especie de cojines, o eso era lo que me imaginaba yo. Al ver aquella escena sabía que debía de actuar en aquél momento. Una vez estuve a un metro de aquella puerta saqué mi katana y la abrí con cierta rapidez — ¡En nombre de la marina, todo el mundo quieto! — Grité mientras sostenía mi katana por delante con ambas manos, esto justo después de abrir la puerta.
 
Aquellas eran palabras que siempre quise decir, pues ya era otro sueño de mi niñez hecho realidad. Aunque aquél no era un juego de niños, estaba lidiando con tipos con la voluntad y las pelotas de atacar al G-23.
#6
Atlas
Nowhere | Fénix
Tu rápida irrupción en la estancia causa que el tipo se sobresalte. No obstante, aprovecha el momento que le has dado para situarse y darse cuenta de lo que le acaba de suceder. Su rostro sorprendido muta a uno cargado de odio y rencor cuando te presentas como marine, lo que provoca que el tipo se quite el cigarrillo de los labios, lo tire al suelo y lo pise con saña. Casi se puede escuchar el crujido del papel y el filtro bajo su pie izquierdo mientras realiza el típico movimiento rotatorio con el tobillo para apagarlo definitivamente. Acto seguido, coloca su caña de pescar en vertical frente a él y, como si de un shikomizue se tratase —sí, he buscado su nombre para ponerlo—, desliza la parte superior para descubrir la hoja de un sable camuflada en la misma. ¿Quién dijo que los aceros sólo se podían esconder en bastones?

—Maravilloso. Un marine en nuestra casa era la excusa que necesitábamos para convencer a los más indecisos. Primero te mataré y después me aseguraré de exhibirte como trofeo.

En cuanto sus palabras terminan de abandonar sus labios, el pescador —que a lo mejor no tiene tanto de pescador y sí algo de asesino— flexiona sus rodillas y da unos decididos pasos hacia adelante, ejecutando una estocada en dirección a tu hombro derecho que promete ser de todo menos una caricia.
Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
4/8/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]
Mates y cosas
Contenido Oculto
#7
Henry
Colmillo de Rostock
El anunciarme en medio de aquél lugar y en frente de aquél tipo como marine no parecía ser muy buena idea al final, ya que este, enojado, apagó su cigarrillo y cargó en contra mía. Al parecer había sacado un sable que tenía escondido en su caña de pescar, con la cual decidió lanzar una estocada a lo que parecía ser mi hombro derecho. Aquél sujeto estaba dispuesto a tomar mi cabeza, pues su pequeño discurso me lo dejó bien claro.

Su ataque era veloz, lo que me dejaba ver que aquél tipo tenía experiencia. A pesar de que me tomó algo desprevenido pude ver parte de su ataque, así que decidí responder con todo lo que tenía. Agarré mi katana con fuerza, para luego cazar aquella estocada con aquella afilada hoja, intentando mitigar su daño.

Flujo Metálico
ESP102
ESPADACHíN
Defensiva Activa
Tier 1
28/10/2024
15
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Usando su arma el usuario trazara unos movimientos rápidos buscando desviar las ofensivas en su contra, mitigando parte de su daño. En el caso de que la ofensiva sea utilizando proyectiles y se Mitige todo el daño, el usuario podra desviar dicha ofensiva hacia un nuevo objetivo dentro del alcance restante de la ofensiva y recibiendo el nuevo objetivo todo el daño.
Defensa Pasiva + [FUEx2] de Daño Mitigado


Pese a recibir algo de daño intentando desviar aquella estocada, decidí realizar un rápido contraataque. Si aquél tipo quería ir a por mi hombro derecho con una estocada, yo haría los mismo. Nuevamente sostengo mi katana con fuerza mientras cargo aquella estocada, la cual lanzo apuntando hacia su hombro derecho.

 —¡¡Te la regreso!! —

Grité, lanzando mi contraataque.

Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
2/11/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]

Belico
#8
Atlas
Nowhere | Fénix
Puedes percibir cómo cierto aire de sorpresa se materializa en el rostro del asesino encubierto. Tal vez pensase que todos los reclutas que iba a enfrentar iban a ser tan inexpertos y poco hábiles como los que murieron a manos de su compañero hace unos días, pero acaba de darse cuenta de que se ha topado con un hueso duro de roer.

El tipo da un paso corto hacia atrás cuando pasas al ataque. Acto seguido, coloca su espada en vertical, casi rozando el suelo y con el lado afilado de la hoja orientado hacia el techo. Como siempre, las rodillas semiflexionadas para tener la mayor estabilidad posible y así transmitir toda su fuerza al acero que porta. Se ve que tu oponente se ha visto en otras situaciones como ésta con anterioridad, porque no se atisba ni el menor rastro de nervios o inseguridad en sus facciones.

En el momento en que lanzas tu estocada, el tipo lanza un tajo ascendente que provoca el choque de los dos aceros, desviando hacia arriba la trayectoria de tu arma de forma que sólo recibe un corte en la zona superior del hombro que habías seleccionado como objetivo.
Cizaña
ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
1/8/2024
22
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]


Buscando no darte ni un segundo para que te reposiciones, da dos pasos hacia un lateral, intentando rodearte mínimamente para situarse enfrentado a tu costado izquierdo, y lanza dos nuevos envites. El primero es un corte oblicuo con el que pretende seccionar tu tendón de Aquiles izquierdo. El segundo, por el contrario, va con la firme intención de atravesar tu abdomen desde un lateral. No se anda con chiquitas, eso seguro.

En otro orden de cosas, el sonido metálico de los aceros al encontrarse no parece haber atraído a nadie por el momento, lo que no sé si es una buena o mala noticia. A fin de cuentas, estás en un entorno potencialmente hostil y nadie asegura que quien vaya a venir —si es que viene alguien, claro— opte por brindarte alguna ayuda. Mientras los sables vuelan en una coreografía improvisada, la escasa luz que se cuela a través de las sucias ventanas cubiertas de polvo arrebata reflejos con aroma a muerte de vuestras armas. ¿Quién vencerá?
Mates
Contenido Oculto
#9
Henry
Colmillo de Rostock
Pese a los pocos segundos que han pasado me di cuenta de que aquél tipo pensó que todo acabaría (o estaría cerca de hacerlo) con aquella estocada. Aunque habrían malas noticias para aquella sabandija y era que este recluta es algo fuera de la norma. Fuera de lo que yo pudiera pensar, se podía notar como mi oponente era más hábil con la espada de lo que yo era.

Pese a ello no me dejaría vencer por un tipo así y mucho menos con una misión que cumplir. Previo a que mi estocada llegara a impactar su hombro, el se adelantó y cargó un poderoso corte contra mi ofensiva, aunque, al igual que pasó conmigo, no pudo mitigar la totalidad de mi ataque, lo que hize que se llevara un corte parecido al mío.

Con un rápido pensar, mi oponente da un par de pasos a su lateral intentando buscar puntos abiertos los cuales aprovechar. En cosa de unos segundos, este lanza dos cortes con la intención de cortar mi tendón de aquiles con el primer corte y luego mi abdomen con el segundo. Con cada segundo que pasaba más ne daba cuenta del peligro que representaba aquél tipo, pues si lo dejaba ir (o yo intentaba huir) era casi seguro que más reclutas inocentes morirían.

Ante su juego de pies solo debía de girarme algo a la izquierda, manteniendo mi posición e ideas claras. Como respuesta al primer corte, realicé posiblemente mi corte más rápida hasta el momento, intentando parar su primer corte y esperar devolverle algo de daño el proceso.

Cizaña
ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
28/10/2024
22
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]


Ante el segundo corte, intenté replicar su ataque cual espejo, lanzando otro corte con la intención de pararle. Aunque mi defensa ante sus cortes fue casi perfecta, si que recibí algun corte minúsculo en el proceso. Intentando llevar la ofensiva en el momento, hago dos cortes simples apuntando hacia su pecho, lo que potencialmente le dejaría una cicatriz en forma de X.

El combate se alargaba cada vez más y más, lo que, sumado al ruido de nuestras armas, muy probablemente atraería compañia tarde o temprano. Por el momento sabía que mientras que fuese un 1vs1 debía de luchar hasta el final, pedo en caso de sufrir una desventaja numérica debía de retirarme del lugar.

Mates
#10


Salto de foro:


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