¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
Tema cerrado 
[Aventura] [T5] El pasado no olvida
Octojin
El terror blanco
¡Muy buena idea, sirenita! Sin duda despertar a algún gyojin sería una ventaja importantísima. ¿Qué mejor manera que levantarse con un escupitajo? ¡Y no uno cualquiera! ¡El de la sirena mas guapa del mundo mundial! Quién pudiera..:

Lamentablemente, tu intento de despertar al gyojin con un disparo de saliva no surte el efecto esperado. Apenas un leve movimiento de su cabeza y un suspiro profundo son toda la reacción que obtienes. La ausencia de respuesta te deja claro que lo han sedado con algo muy potente. Observas la respiración tranquila de sus compañeros de cautiverio y pronto tienes claro que, aunque quisieras, podrías pasar horas intentando despertarlos sin éxito. Evidentemente esto complica las cosas.

Si recorres con la mirada las demás cajas en busca de algún que otro signo de vida, de alguien que esté consciente y pueda ayudarte, notarás que no hay suerte. Quizá puedas moverte con cautela por las sombras de la nave, con el oído alerta por si algún ruido del exterior te advierte de la presencia de alguien. Si lo haces, te darás cuenta de que la mayoría de los gyojins y semi-gyojins encerrados aquí están completamente fuera de combate, sin importar cuánto intentes llamar su atención.

Es una situación de mierda, no nos vamos a engañar. Es posible que te vengan recuerdos de tu pasado, trayendo ecos de desesperación y miedo. Esta vez, no estás aquí para revivir esos horrores, sino para asegurarte de que nadie más tenga que experimentarlos.

Justo cuando piensas que todos están dormidos, un débil sonido te llama la atención desde el fondo del almacén. Es como un leve golpeteo, casi como si alguien estuviera tocando suavemente una puerta. Al llegar a la caja ves una figura temblorosa dentro. Es una sirena joven, sus ojos vidriosos y su cuerpo estremecido en un estado cercano al delirio sin duda te llamarán la atención. Si la observas detenidamente, verás cómo sus labios se mueven, murmurando algo en un susurro continuo y desesperado.

—No quiero seguir aquí, no quiero. Nos llevan al demonio. No quiero seguir aquí. Somos más de cien. Tenemos que salir. No quiero seguir aquí.

La angustia en sus palabras se hace notar, y su repetición casi hipnótica solo aumenta tu desazón. ¿Más de cien? Miras alrededor y notas que no hay tantas cajas en este almacén. De inmediato recuerdas la carretilla, las cajas adicionales y las conversaciones que escuchaste. Un segundo cargamento. Si esta sirena dice la verdad, lo que ves aquí es solo una fracción del infierno que estos seres están enfrentando. La posibilidad de que el destino de todos esté decidido a manos de alguien como Shaitán hará que se te revuelva el estómago.

Intentes lo que intentes, probablemente no obtendrás respuesta coherente. La joven sigue temblando, perdida en su propio miedo, murmurando la misma frase una y otra vez como si fuera un mantra.

¿Qué diablos es eso? Tu Haki de Observación, que habías mantenido activo sin siquiera darte cuenta, te alerta de una presencia cerca de la puerta. Hay alguien allí, de pie, quizá haciendo guardia. ¿Será el mismo anciano? Parece que de ahora en adelante el sigilo será tu mejor aliado. Creo que eres consciente de que no puedes permitirte un enfrentamiento en este estado, no con el agotamiento pesándote en cada movimiento, con tanto en juego y sin saber realmente a lo que te enfrentas.

Sin embargo, apenas has empezado a evaluar la situación cuando detectas dos presencias más acercándose desde el exterior. ¿Estarán rotando la guardia? ¿O han recibido órdenes de vigilar este lugar toda la noche? La cantidad de gente implicada y el cuidado con el que manejan esta operación dejan claro que no están dispuestos a correr riesgos. La gravedad de la situación se hace más evidente con cada minuto que pasa.

Debes pensar rápido. Sabes que cualquier ruido podría delatarte, y cada segundo que pierdes aquí aumenta el riesgo de que te descubran. No puedes dejarlos aquí, pero tampoco puedes ignorar el peligro inminente. Vaya situación…

Los murmullos de los tipos de fuera te indican que se están preparando para hacer guardia, y eso confirma tus sospechas: estarán aquí durante toda la noche. El panorama no pinta nada bien, siendo sinceros.

Quizás podrías esperar a que los guardias bajen la guardia, o buscar un punto débil en la estructura del almacén. Podrías intentar forzar una salida para las criaturas cuando los guardias estén más distraídos, pero eso significaría una espera prolongada. Y no estás segura de cuánto tiempo puedas mantenerte oculta. Y mucho menos de abrir las cajas sin hacer ruido, la verdad.

Mientras tanto, el almacén permanece en silencio. Sabes que la situación es tensa, y cualquier error podría costarte caro.

Yo no descartaría una huida y vigilar desde lejos. Aunque correrías el riesgo de perder de vista a tus iguales.

Jo, a mi me gustan los finales felices. Pero en tu situación no sabría qué hacer, la verdad. Pero confío en ti Asradi. ¡Haz lo correcto!
#21
Asradi
Völva
Eso era una puta mierda, definitivamente. Un gesto de frustración y preocupación a partes iguales se instauró en el rostro de Asradi al ver que el gyojin no despertaba. Sino que parecía haber aumentado sus ronquidos. Tuvo unas ganas tremendas de pegarle un grito, a ver si así espabilaba, pero no era lo más sensato en la situación en la que se encontraba. Y era consciente que, con cada segundo que pasaba, todo se volvía más tenso y más peligroso. El estar en ese lugar, encerrada y con una visibilidad bastante escasa debido a la falta de luz, le agobiaba cada vez más. Intentaba apartar, cada vez que le sobrevenían, los funestos recuerdos de su encierro del pasado. No era tiempo, ni momento, para desmoronarse en eses pensamientos. Pero la situación era más complicada de lo que había creído.

Intentó abrir el candado, pero la caja que servía como confinamiento era lo suficientemente gruesa y fuerte como para que no tuviese oportunidad de romperla. Además, también corría el riesgo de que, con el ruido generado, pudiese alertar a los que estaban en el exterior. Porque sí era consciente de los guardias que había fuera. Seguramente vigilando el perímetro para que nadie desconocido se acercase.

Estaba jodida. Por todos lados. Su cabeza iba a mil por hora, tratando de elucubrar soluciones, salidas, ideas. Pero todo se iba estampando contra una imaginaria pared a medida que se le ocurría alguna cosa. Estaba sola. Si avisaba a los demás ahora sería peor. Y podrían escucharla si activaba el Den Den Mushi para contarles la situación. Lo peor de todo es que ella sola, tal y como estaba aquello, no podía hacer nada. Y era realmente frustrante.

Unos sonidos continuos, como leves golpeteos, la distrajeron y la alertaron al mismo tiempo. Toda la espalda de Asradi, e igual su cola, se envaró y se giró en dirección al origen del sonido. Era una caja. La pelinegra se aproximó con cuidado, y en su interior observó a una de las suyas. Estaba despierta. ¡Y espabilada!

Oye, escucha, ¿sabes donde están las llaves? ¿Puedes...? — Pero la frase o pregunta de Asradi no fue finiquitada, siendo interrumpida por los desvaríos de la joven sirena. Los labios se le apretaron en una mezcla de dolor empático y rabia. ¿Qué le habían hecho? ¿Cuánto la habrían maltratado? Intentó pensar con claridad, pero aquella escena era simplemente desoladora.

Y el resto estaba dormidos, no había ni un alma despierta, más que ella misma y esa aterrorizada sirena. Y no podía culparla, jamás lo haría. Ella sabía muy bien lo que era ese sentimiento. Con su Haki de Observación activo, pudo percibir como dos presencias más se aproximaban al almacén donde estaba. Por inercia e instinto, fue a ocultarse tras una pila de cajas grandes, cercanas a la puerta. Todavía el lugar estaba cerrado con aquellos gruesos candados y cadenas. ¿Era un cambio de guardia?

Asradi sopesó la situación en sí. Y la situación era mala. Muy mala. Ella sola no podría liberarlos a todos. Si intentaba llenar eso de agua, o romper las cajas con alguna de sus habilidades, alertaría a los guardias que estuviesen fuera. El problema de todo eso es que los cautivos estaban totalmente sedados y no podrían ayudarla, ni ayudarse a sí mismos. Y ella todavía estaba agotada. El mero pensamiento de dejarlos allí, a su suerte, le revolvía el estómago. ¿Cuántas veces ella había orado y clamado por ayuda cuando aquel hombre la había tenido cautiva? Pero era consciente de que, si la atrapaban, junto con ellos, entonces sí que no podría ayudarles.

Necesitaba salir de ahí y pensar y actuar de manera coherente. Si era capaz de alertar al resto de Revolucionarios o, al menos, a las autoridades de Oykot, antes de que terminasen con la carga y descarga de prisioneros, quizás pudiese hacer algo. Quizás pudiesen salvarse, aunque fuesen algunos. Era un pobre consuelo, de todas maneras.

Igualmente, si era verdad que hubiese la posibilidad de un segundo cargamento, quizás tuviese más oportunidades. Pero lo primero era lo primero. Tenía que salir de ese lugar. Las ventanas estaban demasiado altas como para que alguien tan bajito como ella pudiese alcanzarlas, ni tan siquiera saltando. Todavía adolecía los golpes que se había llevado y el gasto de energía anterior. Los ojos de Asradi se posaron entonces en la puerta. Si ella no podía abrirla... Quizás pudiese conseguir que se abriese por otros medios.

Miró algunas cajas de mercancías, de provisiones más bien, y con varios reveses de la cola, las terminó estampando contra el suelo, con fuerza, provocando que algunas se cayesen y desperdigasen su contenido por el suelo. Un pequeño alboroto que pretendía alertar a los del exterior. Era arriesgado, ¿pero qué más podía hacer?

Tras eso, se escondió en una oscura esquina tapada por un par de cajas grandes próximas a la puerta. Si conseguía su cometido, de que los guardias se alertasen y fuesen a ver qué era lo que había sucedido dentro, intentaría deslizarse sin ser vista hacia el exterior.

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#22
Octojin
El terror blanco
Te ocultas tras las cajas, agazapada y alerta, esperando a ver si la pequeña distracción ha surtido el efecto deseado. Los golpes y el ruido de las cajas cayendo al suelo son suficientemente altos para que los guardias fuera los noten, y en unos instantes, escuchas el revuelo al otro lado de la puerta. Los murmullos preocupados de los guardias llegan hasta tus oídos, y afinas tu Haki de Observación para percibir sus movimientos con mayor precisión.

—¿Qué demonios ha sido eso? —murmura uno, con un tono claramente tenso.

Uno de los guardias parece tomar el control de la situación.

—Tú quédate ahí, y tú, Kim, vente conmigo. Quédate aquí en la puerta mientras entro. Si te llamo, no lo dudes y ven.

Tus sentidos captan cómo uno de los hombres se queda en la pared opuesta a la puerta, seguramente para vigilar desde un ángulo más amplio, mientras los otros dos se acercan a la entrada. Escuchas cómo manipulan el candado, un sonido de metal desgastado que hace más ruido del que debían. Yo creo que puedes intuir que están nerviosos, eso o realmente son unos manazas, que también podría ser. En un instante, el clic del candado se oye con claridad y, poco después, la puerta se abre con un crujido. La luz de las farolas del exterior se cuela por la entrada, iluminando el almacén con un brillo pálido, y ves la figura de uno de los guardias que entra con cautela, linterna en mano. Hace varios movimientos y la luz pasa muy cerca de donde estás escondida, y pronto parece tranquilizarse algo. Ves como la luz se queda parada en la zona donde se han caído todas la cajas.

El guardia, aparentemente aliviado, observa la zona desde la entrada. Mira a su alrededor con un deje de inquietud, y aunque no ve nada extraño a primera vista, pronto percibe el desorden que has causado como distracción y que parece estar funcionando. Suelta un suspiro de alivio y murmura, casi para sí mismo, algo que llegas a oir.

—Nada, despejado. Se han caído unas cuantas cosas. Joder, me he cagado, la verdad. Para una puta noche que van a pasar aquí estos, y nos van a dar más sustos que en todo el viaje.

Justo entonces, el segundo guardia, aquel al que llamó Kim, decide entrar también, aunque su compañero no le había dado la orden de hacerlo. Tu mente procesa la oportunidad en un instante: la puerta queda libre, y si logras escabullirte sin que te vean, podrías salir antes de que te noten. Uno de ellos inspecciona las cajas caídas, mientras el otro observa la sala, claramente más asustado de lo que quiere aparentar.

—En Villa Syrup está todo más controlado, ¿no? —susurra Kim a su compañero, intentando romper el silencio opresivo— Aquí me da la sensación de que nos la pueden liar en cualquier momento.

—Esta es una isla de paso, Kim. Normal que las cosas estén así de improvisadas. En Villa Syrup verás lo que es una gran organización… Se deberían de juntar cuatro cargamentos allí, y la seguridad que han puesto es mucho mayor. Allí va a ser coser y cantar.

Villa Syrup. ¿Ese es el siguiente destino? Joder. Los planes de estos tipos van mucho más allá de este almacén; parece que tienen una red de capturas mucho mayor y que han destinado sus principales recursos a otro lugar. Esa información te cala profundamente: esto es solo una parte de un sistema más oscuro y elaborado. Pero ahora mismo, el escape es tu prioridad. Al menos has recibido algo de información extra que, quien sabe, podrías usar en un futuro.

Los dos guardias siguen revisando el área, intercambiando miradas entre la pila de cajas caídas y el resto del almacén. Ya decididos a que ha sido un simple susto, empiezan a apilar las cajas de otra manera para evitar que se vuelvan a caer mágicamente. Entre los dos no les cuesta demasiado tiempo colocarlas, y tras ello, volverán a salir del almacén y lo cerrarán de nuevo, quedándose en la misma posición de antes en una guardia que promete ser la mar de aburrida.

Confío en que hayas podido salir. De lo contrario... Te espera una noche tremendamente aburrida. Quizá puedas jugar a algo en tu mente si tienes imaginación, pero de lo contrario, serán horas totalmente tiradas.

Si por el contrario, has decidido salir, te será fácil ocultarte entre la oscuridad de algún rincón exterior. Y ahí, tendrás vía libre. Te recomiendo fijarte en los guardas, y cuando estés en su ángulo muerto, podrás huir.

Escuchas el eco de los pasos de los guardas que se alejan y, poco después, apenas se oyen ya. Parece que se han alejado a la posición del guarda que estaba en la pared contraria a la puerta. Parece que lo has logrado y estás fuera del almacén, libre por el momento.

Sin embargo, la sensación de victoria se mezcla con la inquietud que la conversación de los guardias te ha dejado. Villa Syrup parece la siguiente parada de lo que parece una organización mucho más grande, y un cargamento aún mayor de prisioneros… Entiendes que lo que has visto en este almacén es solo una pequeña fracción de algo mucho más siniestro.
#23
Asradi
Völva
¡Había funcionado! O eso creía inicialmente cuando escuchó las voces en el exterior. Se quedó muy quieta detrás de las cajas, intentando hacer el menor ruido posible. Incluso hubo un momento dado en que, cuando escuchó el sonido del metal siendo “desanudado” de la puerta de entrada, tuvo que llevarse ambas manos a cubrir los labios para opacar cualquier tipo de sonido que se le pudiese escapar sin querer y, por ende, ser descubierta en ese lugar. Pero hubo algo que la mantuvo en su lugar por unos iniciales segundos. Desde su lugar, no podía ver muy bien, sin arriesgarse demasiado, por donde andaban exactamente los tipos. Pero la luz de una de las linternas le daba una ínfima idea y así podía orientarse más o menos.

Escuchó con atención, en silencio, pero sobre todo con una naciente rabia que iba colmando su interior. Una rabia que tuvo que tragarse solo para no joder más la situación en la que se encontraba. Tanto ella como los que estaban encerrados.

¿Habían dicho... Villa Syrup? No tenía ni la menor idea de donde se encontraba eso, pero al menos tenía información relevante de cuál sería la ruta que los esclavistas seguirían. Y, lo peor de todo, es que seguramente fuese a haber más. Sentía como si el corazón se le quisiese salir del pecho en cualquier momento. Pero tenía que salir de ahí o, simplemente, lo que había descubierto, sería todo en vano.

Con todo el dolor de su corazón, tenía que dejarles momentáneamente atrás. Ella no podía hacer nada ahora mismo en su situación. En solitario. Necesitaba a los demás. Necesitaba llegar con el resto y exponerles lo que había visto y descubierto. Lo que también habían intentado hacer con ella eso era lo de menos. Había que ayudar a esas criaturas. ¿No estaba para eso la Revolución?

Asradi esperó el momento adecuado, con toda la paciencia y la calma que pudo en una situación como esa. Y cuando creyó tener su oportunidad, se deslizó hasta el exterior aprovechándose de que todavía era bastante de noche y podía ocultarse entre la oscuridad y cualquier obstáculo que hubiese por el lugar. Cuando lo logró, pudo respirar tranquila. Parcialmente, al menos, porque todavía continuaba esa misma desazón en su pecho. El hecho de haberles tenido que dejar atrás, aunque fuese momentáneamente, le partía el alma. Pero al menos ya había alguien ahí, de su lado, que estaba enterada de todo el percal. Ahora solo tenía que llegar con los demás para darles el aviso. Y pedirles ayuda.

Porque iba a volver a por ellos y por los demás que tuviesen encerrados. Fuese como fuese.

Este tema ha sido cerrado.



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Moderador OppenGarphimer
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Asradi
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Octojin(Narrador)
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