Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Diario] [Pasado] Primeros pasos hacia la libertad.
Anissa Marr
Nissa
15 de invierno del 723.
La situación en la que me encontraba había llegado a un punto de quiebre, no existía la manera en que pudiera seguir pagando tanto dinero a manera de intereses al gordo Tony. Lo único que no me preocupaba era que fuera a dar con el paradero de Dagan pues gran parte del préstamo que había pedido iba dedicado a ocultar su existencia de cualquier registro, pero aun así sabía que no tendría reparo alguno en acabar con mi vida en un abrir y cerrar de ojos en cuanto se enterara que no le pagaría ni un solo centavo más. De manera casi milagrosa había logrado que desembolsara millones de berries con la promesa de que iba a realizar un gran atraco en el futuro y aun así recibiría una cuantiosa cantidad de berries cada mes hasta que el golpe se concretara. No estaba segura de qué tanto se había tragado esa historia pues no es que yo fuera una asaltante reconocida o alguien con una cantidad absurda de secuaces que no dudarían en dar la vida por mí. Incluso si en sus planes estaba el venderme como esclava en caso de que no le pagara tendría que venderme fácilmente unas cien veces para hacerlo rentable. Gran parte del temor que sentía a tomar la decisión de escaparme era precisamente el no saber cuáles eran las intenciones del gordo Tony para con mi persona. 
Tan solo seis meses fueron necesarios para ahorrar las sobras de los salarios que me había ganado doblando turnos en prácticamente cualquier lugar que necesitara una mano extra. Tantas horas de trabajo conversando con todo tipo de gente me hizo conocer a uno que otro malviviente que se dedicaba a vender todo tipo de artefactos ilegales. Me acerqué a él un día para preguntarle si sería capaz de conseguirme un rifle funcional pero barato, solo soltó una risa casi ahogada y me respondió que estaba dentro de su inventario pero podría entregármela hasta el día siguiente. No era una tonta y sabía que eso significaba que probablemente dedicaría su día a encontrar un rifle y robarlo para después vendérmelo a sobreprecio. Esto último era la que realmente me preocupaba ya que si algo no podía permitirme era seguir más tiempo ahorrando para comprar un arma vieja. El día finalmente llegó y el precio que me había ofrecido era más que justo por un arma de la calidad tan deficiente que me ofrecía. Lo único extra que fue requerido de mi parte fue que no le mencionara a nadie quién me la había vendido, algo que desde un inicio no tenía intención de hacer pues también podría llegar a afectarme a mí. Con esto, el primer paso para escapar de las islas Gecko estaba dado.
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