Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
[Aventura] [T5] La Cabalgata de la Walkyria - Parte 2
Ubben Sangrenegra
Loki
Noche del 20 del verano del año 724.
Bosque a las afueras de Rostock - Isla Kilombo - East Blue

La noche avanzaba lenta y en calma en aquél claro de bosque, como si el tiempo mismo les regalara un respiro tras la reciente batalla e intenso reencuentro. Los sonidos del bosque regresaban poco a poco a la escena, era un pequeño susurro de vida que llenaba el aire en los breves silencios entre tú y Sijuh, recordandoles que se encontraban en la mitad de un bosque con bastante vida. La charla osciló entre momentos tensos y otros cargados de una nostalgia que solo podría nacer de los años de distanciamiento. Sijuh, con sus convicciones firmes de cambiar el mundo, parecía mantener una postura más activa que la tuya, sin embargo, aunque no compartía del todo tu visión sobre la muerte, al menos parecía respetarla como una idea que era, en el fondo, una parte fundamental de ti.

El odre de hidromiel, tras pasar varias veces de mano en mano, se terminó casi al mismo tiempo que un gruñido escapó del estómago de Sijuh. Ella esbozó una sonrisa, como si recién se diera cuenta de lo mucho que había dejado de lado el hambre. —Er du sulten?— preguntó con una expresión ligera y divertida, volviéndose hacia ti. —Jeg jaktet et villsvin i går kveld, langt inne i skogen— añadió, apuntando con la mano hacia una robusta caja de madera junto a su lecho improvisado. —Vi kunne koke det som er igjen av den. Det er i den boksen.

Sijuh tomó la caja y la acercó al fuego antes de preparar un disco de hierro para cocinar, limpiándolo con un limón y un trozo de cebolla, frotando fuerte para quitar los restos de grasa de la comida anterior. —Lager du fortsatt mat som før?— te preguntó, dejando entrever una curiosidad genuina, un deseo de saber si aún mantenías las habilidades que solían mantener sus estómagos satisfechos en tiempos pasados.  La caja resultó ser bastante práctica y bien organizada. Era grande, casi metro y medio de alto y otro tanto de ancho, con dos secciones bien separadas con una tabla, completa de madera curada para evitar filtraciones de líquidos. En una de las secciones, había grasa animal hasta el tope, cubriendo la carne, preservándola de la descomposición de manera eficaz sin necesidad de salarla. En la otra, un surtido de vegetales, frutas y especias. ¿Con qué podrías sorprenderla?

Sijuh tomó un largo cuchíllo y lo ensartó en la sección de la caja con grasa, sacando de la misma un trozo considerable de carte, el cual comenzó a trocear la pieza de jabalí en partes más manejables al momento de cocinar.

Mientras todo ésto se desarrollaba, el bosque, aparentemente apacible, escondía a dos figuras a cierta distancia. Desde su posición, vigilaban cada movimiento, cada palabra y cada gesto entre ustedes dos. Uno de ellos llevó una mano a su den den mushi y, con un gesto serio, recibió un mensaje. —Llegan los refuerzos— dijo la voz a través del caracol, con tono firme y diligente. Las figuras se miraron separándose para rodear el claro y tomar posiciones estratégicas.



Bienvenida e Instrucciones


Imagenes
#1
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
Personaje


Ragn se recostó ligeramente, permitiendo que su espalda amplia descansara contra un árbol retorcido y anciano, sus hojas bailando suavemente con la brisa. Era un descanso merecido después de la batalla reciente, y ahora la quietud del claro le resultaba casi irreal, como un sueño que sus cicatrices y músculos tensos apenas creían. Su mirada se desvió hacia Sijuh, quien, al igual que él, mostraba señales de agotamiento; sus ojos, sin embargo, brillaban con una energía contenida. Aquella charla que ahora fluía entre ellos oscilaba entre la ironía y la nostalgia, como una cuerda que alguna vez estuvo tensa y que ahora solo resistía por la fuerza del tiempo compartido y del conflicto en común. Ragn era consciente de lo mucho que su hermana había cambiado, y de cómo, al mismo tiempo, seguía siendo la misma mujer de espíritu indomable que había dejado atrás hacía años. Su deseo de cambiar el mundo era un fuego que jamás había dejado de arder en ella, y aunque él había tomado otro rumbo en su forma de entender la vida y la muerte, ahora, con una calma renovada, parecía dispuesto a permitirle a Sijuh su propia verdad. No compartía del todo esa visión, pero en esa noche extrañamente pacífica, sus ideas se cruzaban como hojas en el viento sin ánimo de aplastarse mutuamente. El odre de hidromiel finalmente se vació, dejando apenas un último rastro de dulzura en la lengua, y fue entonces cuando el estómago de Sijuh dejó escapar un gruñido hambriento. La risa de ella, un sonido que Ragn recordaba bien, le hizo esbozar una media sonrisa. Su hermana no había perdido ese toque de despreocupación, de confianza en sí misma. Ante la pregunta en su lengua natal, Ragn asintió, tomando un instante para observar los preparativos con una mirada crítica y curiosa a la vez.

Al ver la carne de jabalí cuidadosamente preservada y los vegetales frescos en la caja, un destello de satisfacción cruzó su semblante. Era evidente que Sijuh había puesto gran empeño en ser autosuficiente, en asegurarse de que cada aspecto de su vida pudiera sostenerse con sus propias manos y habilidad. Cuando ella le preguntó si aún cocinaba "como antes", una chispa de algo antiguo despertó en su mirada. Claro que aún lo hacía, aunque el tiempo y las necesidades lo habían convertido en un arte más austero, quizá menos frecuente, pero igualmente eficaz. Tomó el disco de hierro con sus grandes manos, agradecido de que fuera de un tamaño considerable. Aunque Ragn había cambiado su relación con la cocina, aún recordaba las técnicas básicas y ese toque especial que solía traerle a la carne. Cortó un par de trozos de la carne de jabalí y la colocó sobre el disco caliente, añadiendo solo un poco de grasa para que se impregnara de ese sabor ahumado, denso y profundo. Mientras la carne chisporroteaba, añadió algunas de las especias secas que encontró en la caja: romero, ajedrea, y una pizca de algo que reconoció como un pimiento pequeño y seco. Lo frotó en la carne para que absorbiera ese aroma, recordando viejas noches, otros momentos en los que sus habilidades en la cocina eran una necesidad más que un lujo. Mientras cocinaban juntos, el ambiente entre ellos pareció relajarse aún más. Sin embargo, había algo en el bosque que seguía tensando los instintos de Ragn. Se sentía observado, un resabio del instinto de combate, agudizado por años de enfrentar enemigos en terrenos desconocidos. La oscuridad del bosque podía engañar, pero él no era un hombre fácil de emboscar. Notó cómo algunas sombras parecían más densas de lo habitual, cómo ciertos sonidos eran suprimidos por la brisa, como si algo o alguien estuviera moviéndose entre los árboles.

A medida que el aroma de la carne se mezclaba con el aire nocturno, Sijuh también pareció captar ese cambio en el ambiente. Ambos compartían un lazo en el campo de batalla que ningún tiempo de separación podría disolver. Sin embargo, él mantuvo la calma, sus manos firmes mientras giraba la carne y ajustaba las brasas, sus sentidos atentos sin que su expresión mostrara nada. Los espías en las sombras parecían tener el mismo cuidado. Pero uno de ellos, tal vez inexperto, rompió una rama seca al retroceder. Fue un sonido pequeño, apenas audible, pero para Ragn fue suficiente. Una expresión de advertencia pasó por su rostro, y sus ojos se encontraron con los de Sijuh. No hicieron falta palabras. Ambos comprendían que no estaban solos y que la tregua pacífica de esa noche estaba a punto de romperse. Con una lentitud deliberada, Ragn tomó una pequeña piedra del suelo y la lanzó hacia la espesura, un movimiento casual pero calculado para hacer un sonido, una distracción, una advertencia. Se preparaba para cualquier cosa, listo para proteger a su hermana si el enemigo decidía atacar antes de lo esperado.

Vi går langt inn i nattens mørke, men vi er ikke alee. —Murmuró, su voz apenas audible para que solo Sijuh pudiera escucharlo.

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#2
Ubben Sangrenegra
Loki
Mientras tomabas la carne y comenzabas a cocinar, Sijuh no pudo evitar que el mar de emociones que aquello le evocaba. Observando cómo cocinabas, se vio a sí misma en tiempos lejanos, cuando ambos compartían momentos similares, más simples, momentos que la vida les había arrebatado hacía mucho con su curso natural. Aunque sus ojos se llenaron de lágrimas, se las arregló para ocultarlas, ocupándose en buscar platos de madera entre sus pertenencias y aprovechando para secarse disimuladamente... No le gustaba ponerse tan sentimental.

Cuando regresó a los pocos segundos, el aroma de la carne chisporroteando en el disco, combinada con las especias que la sazonaban, ya comenzaban sentirse en el aire. —Herregud, det lukter fantastisk...— murmuró con una mirada de hambre que decía mucho más que sus palabras. Sin embargo, antes de que pudieran siquiera pensar en comer, el leve crujir de una rama rompió el silencio del bosque. De inmediato, sus ojos se entrecerraron, y una chispa rojiza destelló en su mirada deforma sutil, perceptible para ti solo porque estabas a su lado... había extendido sus sentidos hasta el límite mediante su Haki. —Det er et dusin av dem... og disse er ikke svake...— susurró, con un tono serio que rompía completamente con la ligereza anterior. Rápidamente, dejó el plato en la caja de ingredientes y se alejó un poco para tomar su arma de forma disimulada junto con el resto de sus pertenencias, acercandolas a la hoguera, y clavándo la espada en el suelo junto a ella en una posición facil de tomar. Entonces, alzando la voz nuevamente hasta su volumen normal, habló para que sus observadores escucharan —Debe serrr algún zorro o conejjo— antes de volver a susurrar solo para ti —La dem omringe oss... de er idioter hvis de tror det blir lett bare fordi de har oss omringet

Por otra parte, un zorro ágil y asustadizo rompió una rama seca de un arbusto al huir de los movimientos de los hombres que acechaban entre las sombras. El pequeño accidente del animal hizo que los espías creyeran que sus pasos furtivos no habían pasado desapercibidos, y la piedra que lanzaste en esa dirección aterrizó peligrosamente cerca de uno de ellos, quien se congeló tras el tronco de un árbol, seguro de haber sido descubierto... Sin embargo, al escuchar la voz de Sijuh hablando en tono despreocupado, el intruso soltó un suspiro contenido por lo bajo y retomó su movimiento con mayor precaución.


Resumen
#3
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
Personaje


Ragn observó el cambio en el rostro de Sijuh, la chispa de alerta en sus ojos y la postura tensa que adoptaba mientras analizaba la situación. Podía sentir la seriedad en su tono y ver en sus gestos la misma determinación de aquellos años de batallas compartidas, cuando sus vidas dependían de la agudeza de sus sentidos y la fuerza de sus decisiones. Mientras ella hablaba, él continuó moviéndose con la misma calma imperturbable. No se apresuró ni cambió el ritmo, manteniendo las manos ocupadas en la carne chisporroteante. Incluso con aquella amenaza rodeándolos, él sabía que cualquier muestra de nerviosismo podría alertar a los intrusos, más después de lo que su hermana dijo.

Crreerrr que animal salirrr huyendo. —Contestó. Así, asintió apenas con la cabeza, un gesto breve que sólo Sijuh podría entender. —Du er i ulemper. Føler at de har makten. Det gjør meg bare mer farlig. — Con su calma prolongada, Ragn se colocó sus guantes, unos especiales, con varios pinchos en los nudillos. Eran unos guantes creados por Airgid, de un diseño curioso pero suficiente para ser útil. Cabían perfectamente en las gigantescas manos del vikingo, al cual no le solía ser fácil encontrar de su tamaño.

Giró el disco, dejando que la carne continuara asándose, y mantuvo su tono ligero, hablando como si discutiera algo trivial. —Det er ikke det at jeg tviler på deg, søster. Men jeg håper ikke dette er et av spillene dine. Jeg har mye å gjøre, venner som trenger meg. Jeg kan ikke kaste bort tiden. — Susurró con profundidad, fijando sus azules ojos en la mujer. El cabello de Ragn le caía por los hombros, pero cuando esto ocurría, el vikingo lo apartaba con un dedo, dejandolo tras una de sus orejas.

El pesado cuerpo del vikingo comenzó a moverse. Daría varios saltos, calentando el cuerpo. Ejecutó varios golpes al aire. — De er kanskje veldig sterke, men jeg tror ikke de er nok for Sijuh Hatroshirsh. — El brazo derecho de Ragn parecía a punto de estallar, siempre estaban tensos sus músculos, era una bendición de Nosha, que duda cabía. Ragn se agachó para tomar, aún quemando, un poco de la comida. El fuego no le hacía tanto daño, estaba más que acostumbrado a sufrir quemaduras. Además, adoraba la comida justo recién cocinada.

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#4


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