Diana Kari
Wild Huntress
15-11-2024, 06:12 PM
La luz del sol comenzaba a meterse por mi ventana, encontrándose directamente con mis ojos cerrados y obligándome a despertarme por las molestias. Me había comprometido a ayudarle a mi madre a forjar una espada para un cliente que venía de otra isla con la única intención de llevarse una de las piezas que fabricaba mi madre. Comencé a levantarme de la cama con la gran dificultad con la esperanza de que en un futuro y por un milagro la noche comenzara a durar muchas más horas que el día para que mi sueño fuera mucho más extenso y reponedor. –Venga cariño, es hora de que despiertes y desayunes antes de que tengas que acompañar a tu madre.- dijo mi padre justo después de entrar a mi habitación con un tono cálido que era propio de él. –Ya, ya. No sé porque madre me ha pedido que le ayude si trabaja mucho mejor sola, además de que lo hace muchísimo más rápido.- le respondí mientras me tallaba los parpados tratando de eliminar cualquier lagaña que se encontrara por ahí. –Bueno, si no le ayudas ¿cómo vas a aprender a forjar de la misma manera que ella? Mucha gente viene de las islas cercanas a comprarle un arma, ¿cómo crees que nos ganamos la vida?- continuó, con un tono bromista en la última pregunta para después dejar algunas prendas pequeñas que recientemente había confeccionado. A pesar de no aprobar del todo mi manera de vestir, mi padre era quien confeccionaba mi vestimenta ya que no era rentable el ir a comprar ropa para después desgarrarla y comprometer su integridad. No era un momento un agradable cuando tenía una falla de vestimenta de manera repentina.
Tomé un baño y me vestí con prendas que no usaba regularmente, lo que la gente describiría como ropa “normal” pues más de una vez me había quemado con las herramientas de mi madre dentro de su taller y no tenía intención de hacer una cicatriz en mi cuerpo que no fuera por enfrentarme a una presa que, al verse acorralada, se defendía de manera feroz. –Buenos días, ma.- dije en cuanto entré a su taller y la vi trabajando arduamente. –Buenos días cachorro.- respondió sin siquiera voltear a verme, concentrada completamente en su trabajo. Durante un momento me detuve a admirar la pasión con la que trabajaba mi madre, podía ver en su mirada lo que yo sentía cuando un animal salvaje o un bandido de poca monta corrían por salvar su vida. –En un momento te diré cómo puedes ayudarme.- dijo mi madre mientras daba unos mazazos sobre una hoja de metal que estaba al rojo vivo para después meterla en el aceite haciendo que una llamarada saliera del barril.
Tomé un baño y me vestí con prendas que no usaba regularmente, lo que la gente describiría como ropa “normal” pues más de una vez me había quemado con las herramientas de mi madre dentro de su taller y no tenía intención de hacer una cicatriz en mi cuerpo que no fuera por enfrentarme a una presa que, al verse acorralada, se defendía de manera feroz. –Buenos días, ma.- dije en cuanto entré a su taller y la vi trabajando arduamente. –Buenos días cachorro.- respondió sin siquiera voltear a verme, concentrada completamente en su trabajo. Durante un momento me detuve a admirar la pasión con la que trabajaba mi madre, podía ver en su mirada lo que yo sentía cuando un animal salvaje o un bandido de poca monta corrían por salvar su vida. –En un momento te diré cómo puedes ayudarme.- dijo mi madre mientras daba unos mazazos sobre una hoja de metal que estaba al rojo vivo para después meterla en el aceite haciendo que una llamarada saliera del barril.