¿Sabías que…?
... el autor de One Piece, Eichiro Oda, hay semanas en las que apenas duerme 3 horas al día para poder alcanzar la entrega del capitulo a tiempo.
[Aventura] [T3] [Aventura] ¡De camino a Oykot!
Airgid Vanaidiam
Metalhead
35 de Verano, 19:43 de la tarde, año 724


La tarde se desplegaba con una serenidad casi idílica a bordo de La Alborada, el revolucionario navío que surcaba el inmenso mar del East Blue. Las olas mecían suavemente la embarcación, creando un ritmo tranquilo, como el balanceo de una cuna. De vuelta hacia el... ¿reino? de Oykot, los tonos cálidos del sol decoraban y pintaban las enormes y esponjosas nubes que lo coronaban mientras este descendía cada vez más en el cielo, dando una lenta bienvenida a la noche. Era pleno verano, por lo que los días se hacían más largos, caracterizados por el calor y las altas temperaturas, pero ahí, en medio del mar abierto, la brisa no solo era más fuerte de lo normal, sino también ligeramente más fría. Un descanso después de las temperaturas selváticas de Momobami, la isla de la que procedían. Las aguas del East Blue eran limpias y tranquilas, con un azul profundo que casi parecía un espejo del cielo, interrumpido aquí y allá por destellos de espuma que desaparecían tan rápido como aparecían. No era un azul perfecto, no cristalino, pero lo suficiente para inspirar una calma que pocos mares lograban transmitir. Además, las aguas seguían tibias después de todo el calor recibido por el día, al menos en la zona más superficial.

La ocasión era perfecta para que los integrantes del barco aprovecharan la tranquilidad antes de la tormenta, antes de que las aventuras y los problemas volvieran a atosigarles al atracar de nuevo en Oykot. Todo indicaba que esa paz no duraría para siempre, pero era precisamente eso lo que lo hacía tan especial: una breve pausa entre un día lleno de expectativas y un mañana lleno de incertidumbres. Al Escuadrón Ulykke, como se habían proclamado hace poco el grupo de revolucionarios, les habían llegado diferentes rumores provenientes de Oykot, lo suficientemente jugosos como para decidir volver tras lo sucedido con los balleneros. El mundo estaba cambiando más rápido de lo que nadie podía llegar a pensar, y la revolución había puesto el ojo en la isla, y en ellos. A la imaginación quedaba lo que pudieran llegar a encontrarse una vez llegaran. Pero eso era un problema para el mañana. No para el ahora.

Cada integrante del navío se dedicaba a lo suyo, en solitario o en compañía, tratando de aprovechar lo que quedaba aún de día o por otro lado, dedicándose a descansar. El navío continuaba con su delicado balanceo, cuando, de repente, un banco de peces chocaron directamente contra la madera sumergida de La Alborada. Eran tan numeroso y nadaban con tal velocidad, que el barco, aún a pesar de su tamaño, se revolvió bruscamente de un lado para otro, alertando a todos los que viajaban en su interior de que algo había turbado su rumbo. Aquello no era algo normal en los peces, chocar de esa forma contra un barco. Era como si... se hubieran asustado, como si estuvieran huyendo de algo con tal prisa que ni siquiera les importó tropezar de aquella forma con la madera. Pero, ¿de qué se trataría?

El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.



Aventura




Personaje


Airgid se encontraba aprovechando las últimas horas, o mejor dicho, minutos de sol para entrenar un poco antes de la cena. Tanto ella como Ragnheidr habían acudido a la cubierta del barco con sus pesas con el objetivo de compartir aquel momento juntos, ya que ambos eran tan dados a ese tipo de rutina. Airgid ya había entrenado por la mañana, siempre prefería hacerlo a esa hora, pero la verdad es que cuando veía a Ragnheidr entrenar, le entraban las ganas por el cuerpo y no podía resistirse a pensar, "¿por qué no lo estoy haciendo yo también?", así que rápidamente se apuntaba al bombardeo. La rubia era una mujer que ya se encontraba bastante en forma cuando vivía en Kilombo, cuando aún no se había reencontrado con el vikingo, pero tras unas cuantas semanas ya en su compañía, se notaba incluso más fuerte que antes. Con los músculos más marcados, sobre todo los del muslo, después de tanto moverse de aquí para allá. El buccaneer la inspiraba a continuar dando lo mejor de sí misma, a seguir avanzando, seguir mejorando.

Pero en una de estas que se encontraba realizando una serie de sentadillas, de repente, la rubia comenzó a sentirse mal. Muy mal. Una sensación de náuseas repentinas aparecieron en ella en un click, de un momento para otro. Al principio, trató de pasarlas por algo, pero se dio cuenta de que no podía ignorarlo sin más. De que tenía que salir pitando al baño. Dejó la pesa caer con algo de brutalidad sobre la madera. — ¡Ahora vengo! — No le dio tiempo a explicarse mucho más, tuvo que echar "pie" en polvorosa y adentrarse en el navío para buscar la intimidad del cuarto de baño.

Fue ahí, sentada frente al váter, preparada por si necesitaba vomitar, cuando notó el golpe del barco y la violencia con la que se movió. Se contuvo, realmente preocupada por lo que había provocado tal terremoto. Y se moría de ganas por salir a comprobarlo, pero... se encontraba demasiado mal. ¿Por qué? ¿Era algo que había comido? Nunca antes le había sentado mal nada que Ragnheidr le hubiera preparado.

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[T3] [Aventura] ¡De camino a Oykot! - por Airgid Vanaidiam - 17-11-2024, 08:34 PM

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