Mikhail
La Voz del Sol
18-11-2024, 03:56 AM
La luz del sol, lo que mantiene al mundo en funcionamiento, no solo era una fuente aparentemente inagotable de calor y sustento energético para las plantas, sino, una fuerza más allá del entendimiento que otorgaba vida a quienes se posaran debajo de ella, en su foco, como las luces de un escenario. Los Solarian como su nombre lo indica, están conectados directamente con el sol, de una manera que ni ellos mismos saben de su origen, una casualidad o un defecto genético por los incontables cruces entre las especies, pero algo era seguro, era su fuente de alimento y vida que no reemplazarían por nada en el mundo, que les daba la vitalidad suficiente para pasar la noche y abastecerse nuevamente al siguiente día.
Tal y como si se tratase de un ser que según cuentos y mitos retratarían como "angelical", la chica surcaba los cielos, siendo su cuerpo rodeado por la luz del sol que le daba fuerzas para seguir batiendo sus hermosas y delicadas alas en afán de seguir empleando el vuelo. Hace muy poco había vuelto después de explorar islas, mundos enteros con culturas y personas maravillosas que la acogieron como si fuese una más de ellos, encontró barcos, estructuras fascinantes y maravillas que la emocionaban cada día más y le dejaban un gran sabor de boca, que le dejaban con ganar de ver más. Pero se sentía sola, hace mucho tiempo no había estado con sus amigos más queridos y menos con sus padres, esta "independencia" le dejaba un hueco en su corazón, que con un regreso no tan esperado ni por ella misma, buscaba llenar nuevamente. -Un pajarito, 2 pajaritos, 3 pajaritos... vuelan por los cielos como yo, que bonito-. Dijo sonriendo mirando a las aves que la acompañaban en el vuelo por la isla, sin embargo por más que ella creyera eso en realidad estaban en plena migración a la misma dirección a la que ella iba, una realidad dolorosa pero que la joven por su inocencia no se daba cuenta de ello.
Por fin decidió descender, cayendo suavemente al suelo de un mercado cercano, esperando reencontrarse con alguien de su infancia, alguien muy especial para ella y que en el fondo de su corazón era un amigo irremplazable, pero no era capaz de verlo por ninguna parte. Caminaría un rato revisando puesto en puesto, pareciendo grosera pero también asomándose para asegurarse que no se estaba escondiendo de ella. -Migu?, Migu...-. Decía lo que parecía ser el nombre del chico quien buscaba, en realidad era una forma de llamarlo sin necesidad de mencionar su nombre real. Sus hijos se entrecerraron al no lograrlo encontrar por ninguna parte, como si se hubiese esfumado...el... abandonó la isla?, la abandonó a ella?, no, no podía ser, su querido Migu no era así, y cabe mencionar que tampoco tendría voluntad de irse, las tortugas eran mucho mas rápidas y activas que él. -Jum, y si...sigue teniendo esa costumbre de dormir hasta tarde?, incluso siendo cazador?-. Ese pensamiento la estaba dejando inquieta cuando sujetaba su micrófono, a punto de lanzar un llamado que muy probablemente rompería más que vidrios a su alrededor. Sin esperar un segundo adicional, la Solarian despegaría sus alas y se alzaría nuevamente en vuelo para localizar la casa de Megumi, la cual, para su suerte, estaba en el mismo lugar de siempre, en las mismas condiciones de siempre. Se acercó lentamente dejando su cuerpo descender al suelo para tocar ligeramente el timbre de la casa, no sabiendo como podría regresar a la vida de los hermanos después de un gran tiempo fuera de la isla, sin embargo, sus pensamientos fueron cortados por una voz femenina que preguntaba su nombre. -Soy Mikhail, Mikhail, me recuerdan?-. Preguntó saludando por el pequeño visor de la puerta. Se quedaría quita esperando una respuesta o simplemente la bienvenida a su casa, no sabía si le abrirían nuevamente como en aquellos años, o si mínimo la recordaban, pero estaba allí, dispuesta a pertenecer a las vidas de las personas que había dejado atrás, porque las quería, a ellos 2 en especial, eran sus mejores amigos, no podía negar eso.
Tal y como si se tratase de un ser que según cuentos y mitos retratarían como "angelical", la chica surcaba los cielos, siendo su cuerpo rodeado por la luz del sol que le daba fuerzas para seguir batiendo sus hermosas y delicadas alas en afán de seguir empleando el vuelo. Hace muy poco había vuelto después de explorar islas, mundos enteros con culturas y personas maravillosas que la acogieron como si fuese una más de ellos, encontró barcos, estructuras fascinantes y maravillas que la emocionaban cada día más y le dejaban un gran sabor de boca, que le dejaban con ganar de ver más. Pero se sentía sola, hace mucho tiempo no había estado con sus amigos más queridos y menos con sus padres, esta "independencia" le dejaba un hueco en su corazón, que con un regreso no tan esperado ni por ella misma, buscaba llenar nuevamente. -Un pajarito, 2 pajaritos, 3 pajaritos... vuelan por los cielos como yo, que bonito-. Dijo sonriendo mirando a las aves que la acompañaban en el vuelo por la isla, sin embargo por más que ella creyera eso en realidad estaban en plena migración a la misma dirección a la que ella iba, una realidad dolorosa pero que la joven por su inocencia no se daba cuenta de ello.
Por fin decidió descender, cayendo suavemente al suelo de un mercado cercano, esperando reencontrarse con alguien de su infancia, alguien muy especial para ella y que en el fondo de su corazón era un amigo irremplazable, pero no era capaz de verlo por ninguna parte. Caminaría un rato revisando puesto en puesto, pareciendo grosera pero también asomándose para asegurarse que no se estaba escondiendo de ella. -Migu?, Migu...-. Decía lo que parecía ser el nombre del chico quien buscaba, en realidad era una forma de llamarlo sin necesidad de mencionar su nombre real. Sus hijos se entrecerraron al no lograrlo encontrar por ninguna parte, como si se hubiese esfumado...el... abandonó la isla?, la abandonó a ella?, no, no podía ser, su querido Migu no era así, y cabe mencionar que tampoco tendría voluntad de irse, las tortugas eran mucho mas rápidas y activas que él. -Jum, y si...sigue teniendo esa costumbre de dormir hasta tarde?, incluso siendo cazador?-. Ese pensamiento la estaba dejando inquieta cuando sujetaba su micrófono, a punto de lanzar un llamado que muy probablemente rompería más que vidrios a su alrededor. Sin esperar un segundo adicional, la Solarian despegaría sus alas y se alzaría nuevamente en vuelo para localizar la casa de Megumi, la cual, para su suerte, estaba en el mismo lugar de siempre, en las mismas condiciones de siempre. Se acercó lentamente dejando su cuerpo descender al suelo para tocar ligeramente el timbre de la casa, no sabiendo como podría regresar a la vida de los hermanos después de un gran tiempo fuera de la isla, sin embargo, sus pensamientos fueron cortados por una voz femenina que preguntaba su nombre. -Soy Mikhail, Mikhail, me recuerdan?-. Preguntó saludando por el pequeño visor de la puerta. Se quedaría quita esperando una respuesta o simplemente la bienvenida a su casa, no sabía si le abrirían nuevamente como en aquellos años, o si mínimo la recordaban, pero estaba allí, dispuesta a pertenecer a las vidas de las personas que había dejado atrás, porque las quería, a ellos 2 en especial, eran sus mejores amigos, no podía negar eso.