¿Sabías que…?
... Este foro se abrió el día de One Piece?
[Aventura] [T1] El caos los cría y ellos se juntan.
Vincenzo Santorini
Vinny
Personaje


Uno pensaría que, con la abundancia de hermosas flores creciendo de manera salvaje y libre en la naturaleza, cuidar un par de lirios en un simple macetero sería una tarea trivial. Si las flores resistían tempestades, animales y suelos ingratos allá afuera, ¿cómo no prosperarían bajo techo, con agua medida y sustrato mimado? Pero ahí estaba Vicenzo Santorini, más conocido como Vinny por sus ene... ¿amigos?, pero ahora reducido al frustrado florista de su propio apartamento. El ceño fruncido, el bigote perfectamente curvado en una mueca de irritación, y sus manos gesticulando como si narraran una ópera, intentaba descifrar el misterio detrás de la lenta agonía de sus lirios.

El macetero tiene el tamaño indicado, la humedad es perfecta, y el sustrato… ¡oh, el sustrato! ¡Lo medí con más precisión que los planes de una emboscada!— exclamó, moviendo las manos como si cada palabra tuviera su propia coreografía. Inclinándose hacia los lirios, añadió con un tono entre severo y suplicante —¿Qué les pasa, mis pequeñitas? ¿Les falta sol? ¿Les sobra sol? ¿Acaso necesitan un sacrificio al sol en su honor?... Algo tiene que ver con el sol, cierto, son flores, ¡siempre es culpa del sol!— Un suspiro dramático escapó de sus labios mientras se enderezaba, pero pronto volvió a inclinarse, señalando una hoja marchita con teatralidad —¡Si no consigo salvarlas, tendré que recurrir a flores de plástico! Y ustedes saben tan bien como yo que las flores de plástico son la vergüenza de la jardinería. ¡No querrán eso, vero? ¡No querrán ser reemplazadas!

El monólogo apasionado fue interrumpido bruscamente por el sonido estridente de su caracol comunicador, un llamado inesperado que lo sacó de su concentración con el dramatismo de una bofetada. Sorprendido, Vinny levantó la cabeza tan rápido que chocó violentamente contra la repisa sobre la mesilla. Un grito de dolor resonó en la habitación, seguido de una serie de insultos en italiano que salieron disparados de su boca como una ráfaga —¡Stronzzetto! ¡Figlio di puttana! ¡Succhiacazzi!— gruñó mientras gesticulaba enérgicamente con ambas manos, como si las palabras no fueran suficientes para expresar su frustración.

Tras maldecir al mueble con fervor, se frotó la cabeza adolorida y se dirigió al caracol, levantándolo con un gesto impaciente. Su voz, aunque aún impregnada de un tono ácido, se tranquilizó ligeramente mientras respondía con su acostumbrado descaro —Santorini al habla. ¿Quién tiene el inmenso placer de interrumpirme en mi momento zen con los lirios?— dijo, con sarcasmo tan denso que podría haberse cortado con un cuchillo.

Al otro lado de la línea, la voz de su jefe directo en el CP1 era tan inmutable como siempre, quien comenzó a explicar con frialdad que había una nueva misión para él. Vinny escuchó, aunque no sin lanzar miradas furtivas de reproche a sus flores moribundas, como si culpara al universo por esta interrupción. Según las instrucciones, su tarea consistía en infiltrarse como "recluta" en las filas de la Marina para identificar posibles espías y desertores antes de que causaran daños irreparables a la frágil estabilidad del Gobierno Mundial. Una tarea delicada, pero para Vinny, lo más inquietante no fue la misión en sí, sino el extraño detalle que mencionó su jefe. —Un agente del gobierno dejó una carta para ti en tu mesita de noche. Está en el cajón.— La frase, aparentemente inocua, provocó una reacción instantánea en Santorini, que arqueó una ceja y respondió con mordacidad.

¡Ah, claro! Me dejan la carta en el velador, pero ni siquiera se quedaron a pasar la noche. ¡Qué poca cortesía!— espetó con un tono que mezclaba sarcasmo y teatral molestia, acompañando sus palabras con un gesto amplio de las manos —Al menos podrían haberlo hecho más romántico, ¿no? ¡Una copa de vino, una vela, y luego el pago por los servicios!— La respuesta sarcástica no pareció afectar a su jefe, quien, ya acostumbrado a los desplantes del bigotudo, simplemente continuó dando las instrucciones. Tras varios minutos de detalles y directrices, concluyó ordenándole que recogiera su "uniforme de marinerito" en una dirección cercana. Vinny resopló con fastidio al escuchar el mote, pero no pudo evitar la pequeña sonrisa irónica que apareció en sus labios. "Recluta Santorini". Solo de imaginarlo ya sentía la necesidad de un espresso doble, un puro y un balazo en la cabeza. 

Al colgar, echó un último vistazo a sus lirios. —Parece que me abandonaré a otro drama, mis queridas. Pero no se preocupen, prometo volver a pelear por ustedes.— Con esas palabras, dejó la habitación, su mente ya ocupada con la absurda imagen de sí mismo luciendo el uniforme de un recluta de la Marina, mientras maquinaba cómo encontrar a los traidores sin tener que sudar demasiado en el proceso... aquello no era su estilo.



Finalmente Vicenzo llegó al lugar indicado, justo cuando el sol comenzaba a ocultarse y las sombras se hacían presentes sobre el entorno. La escena que lo recibió no pudo haber sido más peculiar; de inmediato se detuvo a unos pasos del grupo, ajustando ligeramente su bigote para estudiar a los presentes. Lo primero que llamó su atención fue un hombre con un sombrero de ala ancha y gafas oscuras, luego un pequeño dinosaurio que, a todas luces, no encajaba en la categoría de "animal de compañía", y, finalmente, un joven con que parecía no cumplir con la edad mínima para entrar a la marina... 

Mientras los observaba, su mente comenzó a narrar la escena como si fuera el presentador de un documental de National Geographic, agregando el dramatismo de un narrador especializado en especies exóticas. —Ah, el tipo del sombrero... un espécimen interesante. ¿Sabrá que el sol está por esconderse y que, a estas horas, las gafas oscuras son más accesorio que necesidad? ¿Y qué hay del mini dinosaurio? ¿Es un mink, un usuario Zoan o simplemente un lagarto con complejo de Tiranosaurio Rex? Su mirada fija podría fácilmente perforar una piedra… o, peor, el corazón de un pobre e inocente hombre, como yo— Su narrativa mental se cortó abruptamente al notar los detalles del joven... un brazo faltante, una pierna ausente, y un ojo. —Es de Mattel; las piezas se venden por separado— pensó, conteniendo una risa burlona mientras se acercaba al grupo con paso despreocupado.

Supongo que fui el último en llegar— comentó con un tono despreocupado que rompió el silencio, mientras balanceaba una botella de whisky en una mano y sostenía un puro entre los dientes. La escena no podía ser más caricaturesca, pero Vinny no dejaría de ser el mismo, la confianza y el tabaco eran tan parte de su estilo como lo era su bigote perfectamente peinado. Apenas cruzó el umbral, la voz de Johnny resonó con una queja sobre los explosivos y el alcohol en un mismo espacio. Vinny no dejó pasar la oportunidad de replicar, aún sabiendo que no se dirigía a él —¿Esto?— slzando la botella para que todos la vieran mientras su otra mano señalaba las rondas explosivas en su cinturón —Vamos, amigo mío, esto es lo más cercano a un desayuno balanceado que he tenido en años— Rió suavemente, su voz cargada con ese tono irónico que parecía siempre burlarse de algo más profundo. 

Tras una breve pausa, añadió con un encogimiento de hombros que fue acompañado por un elaborado gesto de resignación con las manos —Sé desactivar explosivos, claro... pero normalmente prefiero activarlos. No todos los días podemos hacer de nuestro trabajo un hobby, ¿verdad?— La frase, dicha con una mezcla de humor negro y sarcasmo, arrancó alguna que otra mirada entre los presentes. Su atención se desvió momentáneamente al hombre de las gafas y el sombrero, quien no tardó en lanzarle un comentario mordaz al joven incompleto. Vinny soltó una risa breve, que escapó antes de que pudiera detenerse. Sin embargo, su expresión se tornó más seria al instante, como si aquella escena le recordara una vieja memoria: su tío Giovanni, quien terminó perdiendo varias partes de sí mismo por jugar con dinamita mientras fumaba un puro y se bebía un vaso de whisky. —Ironías de la vida, ¿eh, zio?— pensó mientras sacudía ligeramente la cabeza para despejar aquel recuerdo.

La voz de uno de los presentes lo trajo de vuelta al momento, y Vinny, fiel a su estilo, no perdió tiempo en dar su propio aporte a la conversación. 
Bueno, si tú observas desde arriba, yo me aseguraré de que no nos ataquen desde el techo— anunció con aire despreocupado, mientras se recostaba de espaldas sobre un grupo de cajas marcadas con advertencias de explosivos. En sus manos seguía encendido el puro, cuya pequeña brasa parecía estar peligrosamente cerca de la madera y el contenido de las cajas. Por supuesto, Vinny sabía que la mayoría de esos explosivos no eran tan reactivos en condiciones normales, y menos en la humedad característica de una bodega como aquella.



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RE: [T1] El caos los cría y ellos se juntan. - por Vincenzo Santorini - 18-11-2024, 04:50 PM

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