Asradi intercambió una mirada ceñuda entre uno y otro. La verdad es que, a sus ojos, tampoco tenían buenas pintas. El viejo sobre todo. Pero no estaba ahí tampoco para juzgar las pintas de nadie, sino lo que parecía ser una especie de pelea injusta. Al menos a sus ojos. Los cuales se posaron directamente en el chico cuando éste, de repente, se quedó mirándola, como si la inspeccionase de arriba a abajo.
— ¿Qué miras tanto? — Preguntó, un poco mosqueada al respecto.
Detestaba cuando la gente hacía eso. Que la mirase con ese descaro tan poco disimulado. El chico, ahora, se presentó e incluso bajó el arma. Aunque la sirena solo suspiró levemente, pero tampoco le quitó la mirada de encima. Ni al chico, ni al ave extraña que le acompañaba.
— ¿Ocupar su lugar? ¿Me estás amenazando, acaso? — El mentón de la chica se alzó con un gesto notoriamente orgulloso. Había casi una mirada retadora que se acababa de plasmar en los bonitos ojos azules de la sirena.
Miró primero a Alpha, tal y como se había presentado. Y luego le lanzó una mirada de advertencia a aquella especie de pollo gigante. Si intentaba algo, se lo comía, literalmente. Aún así, Asradi se cruzó de brazos.
— En realidad yo estaba solo de paso, no tengo pensado pelearme con nadie. Simplemente escuché jaleo aquí y me pareció extraño.
Explicó.
— ¿Qué miras tanto? — Preguntó, un poco mosqueada al respecto.
Detestaba cuando la gente hacía eso. Que la mirase con ese descaro tan poco disimulado. El chico, ahora, se presentó e incluso bajó el arma. Aunque la sirena solo suspiró levemente, pero tampoco le quitó la mirada de encima. Ni al chico, ni al ave extraña que le acompañaba.
— ¿Ocupar su lugar? ¿Me estás amenazando, acaso? — El mentón de la chica se alzó con un gesto notoriamente orgulloso. Había casi una mirada retadora que se acababa de plasmar en los bonitos ojos azules de la sirena.
Miró primero a Alpha, tal y como se había presentado. Y luego le lanzó una mirada de advertencia a aquella especie de pollo gigante. Si intentaba algo, se lo comía, literalmente. Aún así, Asradi se cruzó de brazos.
— En realidad yo estaba solo de paso, no tengo pensado pelearme con nadie. Simplemente escuché jaleo aquí y me pareció extraño.
Explicó.