Byron
Que me lo otorguen
19-11-2024, 04:35 PM
(Última modificación: 19-11-2024, 04:56 PM por Byron.)
El comentar de las calles comenzaba a quedarse atrás y el humo que oscurecía el cielo se volvía más denso en cada paso que daba. Su pálida piel poco a poco quedaba teñida de forma moteada, por el hollín impregnado en el propio aire, claramente no eran las condiciones idóneas para vivir, con este ambiente contaminado no tardarían en caer enfermos los habitantes de Logue Town, y ese certero pensamiento, más que una preocupación, se trataba de una apreciación pues poco pesar cargaba en su consciencia por ello, no era su problema, por lo menos de momento.
Con la firme convicción de cumplir su objetivo, el capitán caminaba de forma tranquila, adentrándose más y más en el puerto, buscando con su mirada el astillero que estaba buscando. Las palabras de aquella bella mujer resonaban en lo más profundo de su mente, nadie sabía cuál era el papel que le había tocado desempeñar en aquella retorcida función, más su inmenso ego no hacía más que susurrarle en la oreja de forma velada, que él, como no, claramente se había adueñado del papel protagónico, al ser enviado al lugar más cercano al incidente que había inaugurado los movimientos de aquella organización.
Volvió a sacar el papel con la ubicación, esta vez de forma cauta buscando cualquier signo de miradas no deseadas. Un rápido vistazo para asegurarse de que iba en la dirección correcta bajo su juicio, y para esconder este gesto usó el papel como si limpiase su rostro del hollín acumulado, acompañando este de una tos fingida.
Con este hecho, volvió a guardar aquel papel en su bolsillo trasero, mientras de forma casual volvía en introducir en su bolsillo trasero aquella nota, y sin planearlo, su vista se topó con algo interesante.
Frente a él, un grupo de cuatro hombres, descargaban de forma ininterrumpida una pequeña embarcación, sacando en cajas gambas y bogavantes sin cesar su trabajo, con prisa, provocada por el contaminado ambiente y la posibilidad de que este enturbiado aire echase a perder el género que habían capturado. Rápidamente, de forma natural, el nombre del negocio que buscaba surcó su mente dejando una clara estela, Marisquería Agua Dulce.
- Bingo.- Pensó mientras se acercaba a los desconocidos, el astillero debía estar cerca, y en consecuencia, también el establecimiento que buscaba.
Un par de pasos bastaron, para fijarse en los ojos rasgados de aquellos trabajadores, y mientras los miraba de arriba abajo, uno de estos se dirigió hacia él haciendo preguntas. El muchacho antes de contestar, le mostró una media sonrisa, le tocaba hacer gala de su carisma para no levantar sospechas, y dejar en claro que, sus dotes para la actuación, le hacían merecedor de ser el protagonista de esta historia.
- Disculpa, no quería molestaros.- Contestó educadamente. - Honestamente, no soy de estas tierras, estaba buscando el astillero, pensé que al tratarse de algo mayoritariamente relacionado con embarcaciones estaría cerca del puerto, mi barco necesita que le echen un vistazo antes de volver al mar. ¿No sabrás dónde puedo encontrarlo? - Preguntó bajo un aura de sinceridad. - Y si ya me dices donde puedo deleitar mi paladar con esas preciosidades, le estaré eternamente agradecido. - Dijo finalmente refiriéndose al marisco que transportaban en aquellas cajas de madera.