Ungyo Nisshoku
Luna del Alba
19-11-2024, 04:53 PM
El lugar estaba decente, aunque principalmente gracias a que Agyo y yo comenzamos a acomodar las cosas. Como digo, Lykos tenía buenas intenciones, pero le faltaba calle (o un pasado de mierda) para saber cómo debían ir las cosas para que estuvieran presentable. Lo bueno es que había tiempo de mejorar la imagen del sitio, al menos hasta que los demás comenzaran a llegar.
… Y una mierda tardaron en llegar. Primero el tontatta, Fon Due, que no mide más que una de mis plumas primarias, pero habla como si cargara el mundo sobre sus hombros. Dancing Dragon, dice que le llaman sus amigos. ¿Qué clase de nombre es ese? ¿Qué amigos? ¿Había otros enanitos en el sitio ya? Lo observé en silencio mientras se movía, con una energía que me recordó a la chispa que salta cuando el fuego baila. Aunque no lo demuestre, ese pequeño tiene algo, algo que lo hace diferente. Pero tampoco voy a decirlo en voz alta.
Luego llegó ella. Evelyn. Una mink felina que arrastró un cadáverde jabalí al centro del recinto, dejando un rastro de sangre que habría hecho llorar a cualquier amante del orden “si esto hubiera pasado con los hijos de puta aquellos, ya la estarían mandando a matar. Me agrada” Pensé. Fue un espectáculo innecesario, pero no puedo negar que tiene algo magnético, como un depredador que no se molesta en ocultar sus colmillos. Al menos se presentó con algo de decoro, diciendo que era médica. ¿Médica? Con esas garras, seguro más de uno no sale entero. Tenía más pinta de carnicera, pero hey, ¿Quién soy yo para decirle que no es médica?
Agyo no tardó en hacer lo suyo. Se presentó con su ridícula actitud, el Sol del Ocaso. Siempre tiene que darle vueltas a todo, como si su nombre por sí solo no fuera suficiente. Luego, claro, me señaló a mí. Me presentó como la Luna del Alba. Me gustaba ese sobrenombre. Después de todo sería lo último que verías si te cruzabas conmigo, pues al salir el sol, estarías condenado.
"Ahora él les va a decir cómo pelea, qué raza es y para qué es bueno."
Me empujó al centro de la atención con ese codazo suyo. Lo odio. Mal rayo le parta al desgraciado. hago dos clics con la lengua y miro a Agyo. Sabe que lo quiero matar en este momento.
Caminé un par de pasos hacia adelante, sintiendo todas las miradas clavadas en mí. No me molesta, pero tampoco lo disfruto. Mi papel no es este. Yo solo vine a hacer mi trabajo y que me dejaran en paz. Respiro hondo y dejo salir las palabras, cortas, precisas, suficientes.
-Solarian-Um
La palabra cae pesada. Extiendo las alas, para que no haya dudas. Mi linaje habla por mí, no necesito más adornos. El brillo del sol en mis alas se refleja, incluso cuando lo único que entra es la poca luz de las ventanas y del portón abierto.
-Peleo-Um
Saco entonces mi cimitarra: una hermosa pieza ornamentada con empuñadura de media luna completamente dorada y ornamentada. Es todo lo que necesitan saber. Si estoy aquí, es porque puedo sostenerme en combate. Y si puedo sostenerme, entonces puedo asegurarme de que nadie nos arrastre a la derrota.
-Sirvo-Um
Con eso, termino. Lo que no digo es lo que pesa más. Sirvo porque es lo necesario. Sirvo porque el mundo no respeta a los débiles. Sirvo porque si no lo hago, Agyo seguramente estaría en una zanja hace rato ya. Y porque, al final del día, no importa cómo lleguemos a la cima, sino que lo hagamos.La cima siempre es la meta. Solo los fuertes ascienden y son cubiertos por la luz de la gloria.
Vuelvo a mi lugar, ignorando la sonrisa de satisfacción de Agyo. Sé que disfruta empujarme a estas situaciones de mierda. Dice que así me hace crecer. Yo digo que solo busca joderme y reírse a costa mía. Es un hijo de puta.
Desde mi rincón, observo. Fon Due sigue gesticulando y hablando con Agyo, mientras Evelyn, despreocupada, se sirve una copa de vino como si fuera la dueña del lugar. Lykos, el dueño del gremio, sigue con su extraña mezcla de amabilidad y firmeza. Me pregunto qué lo llevó a montar este lugar. Tiene algo raro, con esa barba que parece más un accesorio de carnaval que una elección consciente. Pero no me importa. Si me paga, puede ser un payaso, un santo o un idiota.
Agyo sigue moviéndose como si fuera el rey del lugar. Es su forma de demostrar que está cómodo. Se para junto a Evelyn, bromea, ríe, y todo parece fluir como si este caos tuviera sentido. Yo simplemente observo. No necesito hacer más.
En mi mente, todo ya está claro. Este gremio es una herramienta. Estos "Crimson Crusaders" son un medio para un fin. No espero amistad, no espero familia. Lo único que espero es un camino que me permita avanzar.
Porque, como siempre, Agyo es todo lo que necesito proteger. Si él quiere pertenecer, ni modo. Yo accedí a su tonto plan, y ahora debo soportarla. Sin embargo, si para él esta gente era importante, pues para mí también, y me encargaría de ser el sol que devore la vida de quien se atreva a amenazarles.
… Y una mierda tardaron en llegar. Primero el tontatta, Fon Due, que no mide más que una de mis plumas primarias, pero habla como si cargara el mundo sobre sus hombros. Dancing Dragon, dice que le llaman sus amigos. ¿Qué clase de nombre es ese? ¿Qué amigos? ¿Había otros enanitos en el sitio ya? Lo observé en silencio mientras se movía, con una energía que me recordó a la chispa que salta cuando el fuego baila. Aunque no lo demuestre, ese pequeño tiene algo, algo que lo hace diferente. Pero tampoco voy a decirlo en voz alta.
Luego llegó ella. Evelyn. Una mink felina que arrastró un cadáverde jabalí al centro del recinto, dejando un rastro de sangre que habría hecho llorar a cualquier amante del orden “si esto hubiera pasado con los hijos de puta aquellos, ya la estarían mandando a matar. Me agrada” Pensé. Fue un espectáculo innecesario, pero no puedo negar que tiene algo magnético, como un depredador que no se molesta en ocultar sus colmillos. Al menos se presentó con algo de decoro, diciendo que era médica. ¿Médica? Con esas garras, seguro más de uno no sale entero. Tenía más pinta de carnicera, pero hey, ¿Quién soy yo para decirle que no es médica?
Agyo no tardó en hacer lo suyo. Se presentó con su ridícula actitud, el Sol del Ocaso. Siempre tiene que darle vueltas a todo, como si su nombre por sí solo no fuera suficiente. Luego, claro, me señaló a mí. Me presentó como la Luna del Alba. Me gustaba ese sobrenombre. Después de todo sería lo último que verías si te cruzabas conmigo, pues al salir el sol, estarías condenado.
"Ahora él les va a decir cómo pelea, qué raza es y para qué es bueno."
Me empujó al centro de la atención con ese codazo suyo. Lo odio. Mal rayo le parta al desgraciado. hago dos clics con la lengua y miro a Agyo. Sabe que lo quiero matar en este momento.
Caminé un par de pasos hacia adelante, sintiendo todas las miradas clavadas en mí. No me molesta, pero tampoco lo disfruto. Mi papel no es este. Yo solo vine a hacer mi trabajo y que me dejaran en paz. Respiro hondo y dejo salir las palabras, cortas, precisas, suficientes.
-Solarian-Um
La palabra cae pesada. Extiendo las alas, para que no haya dudas. Mi linaje habla por mí, no necesito más adornos. El brillo del sol en mis alas se refleja, incluso cuando lo único que entra es la poca luz de las ventanas y del portón abierto.
-Peleo-Um
Saco entonces mi cimitarra: una hermosa pieza ornamentada con empuñadura de media luna completamente dorada y ornamentada. Es todo lo que necesitan saber. Si estoy aquí, es porque puedo sostenerme en combate. Y si puedo sostenerme, entonces puedo asegurarme de que nadie nos arrastre a la derrota.
-Sirvo-Um
Con eso, termino. Lo que no digo es lo que pesa más. Sirvo porque es lo necesario. Sirvo porque el mundo no respeta a los débiles. Sirvo porque si no lo hago, Agyo seguramente estaría en una zanja hace rato ya. Y porque, al final del día, no importa cómo lleguemos a la cima, sino que lo hagamos.La cima siempre es la meta. Solo los fuertes ascienden y son cubiertos por la luz de la gloria.
Vuelvo a mi lugar, ignorando la sonrisa de satisfacción de Agyo. Sé que disfruta empujarme a estas situaciones de mierda. Dice que así me hace crecer. Yo digo que solo busca joderme y reírse a costa mía. Es un hijo de puta.
Desde mi rincón, observo. Fon Due sigue gesticulando y hablando con Agyo, mientras Evelyn, despreocupada, se sirve una copa de vino como si fuera la dueña del lugar. Lykos, el dueño del gremio, sigue con su extraña mezcla de amabilidad y firmeza. Me pregunto qué lo llevó a montar este lugar. Tiene algo raro, con esa barba que parece más un accesorio de carnaval que una elección consciente. Pero no me importa. Si me paga, puede ser un payaso, un santo o un idiota.
Agyo sigue moviéndose como si fuera el rey del lugar. Es su forma de demostrar que está cómodo. Se para junto a Evelyn, bromea, ríe, y todo parece fluir como si este caos tuviera sentido. Yo simplemente observo. No necesito hacer más.
En mi mente, todo ya está claro. Este gremio es una herramienta. Estos "Crimson Crusaders" son un medio para un fin. No espero amistad, no espero familia. Lo único que espero es un camino que me permita avanzar.
Porque, como siempre, Agyo es todo lo que necesito proteger. Si él quiere pertenecer, ni modo. Yo accedí a su tonto plan, y ahora debo soportarla. Sin embargo, si para él esta gente era importante, pues para mí también, y me encargaría de ser el sol que devore la vida de quien se atreva a amenazarles.