Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue, hay un prometedor bardo tratando de forjarse una reputación. ¿Hasta dónde llegará?
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[Aventura] ¡Hoy es el día de Sumpa! [Aventura T2]
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
El corpulento líder y Rigo quedaron momentáneamente absortos al ver la cola de Asradi brillar. Se les puso la S del dolar en los ojos. El peso de lo que estaban viendo parecía detenerlos. Una sirena. Una criatura tan rara como valiosa. La avaricia chispeó en sus ojos, y por un momento, olvidaron por completo a la mujer y a la niña. — Maldita sea... —Murmuró Rigo, pasándose la lengua por los labios y apretando el cuchillo en su mano. Sus ojos recorrían la figura de Asradi como un depredador que acaba de encontrar un botín inesperado. — ¿Tú sabes lo que vales en el mercado negro? Con esto... —Soltó una risa breve, casi incrédula— Jefe, estamos hechos.— Estaban celebrando la piel del oso antes de cazarlo, la mítica vaya. El corpulento, que aún sujetaba a la mujer contra la pared, finalmente la soltó de mala gana. La madre cayó de rodillas al suelo, jadeando y sujetándose un brazo con signos evidentes de dolor. Sin embargo, su mirada se dirigió inmediatamente hacia su hija, quien todavía estaba atrapada en los brazos de Talo. — Cállate, Rigo. —Dijo el líder, aunque no podía ocultar la codicia en su mirada al observar a Asradi.— Esto cambia las cosas. Talo, suelta a la mocosa. Ya no nos sirve.


Talo, que aún sostenía a la niña, vaciló. La pequeña estaba llorando en silencio, y su rostro mojado de lágrimas lo miraba con una mezcla de miedo y súplica. El joven, con el peso de todas las miradas sobre él, apretó los labios antes de agacharse lentamente y colocar a la niña en el suelo. — Ve con tu madre. —Le dijo, casi en un susurro. La niña no lo dudó ni un segundo y corrió hacia la mujer, quien la envolvió en un abrazo desesperado. Las lágrimas fluyeron libremente mientras ambas se aferraban la una a la otra, besándose y murmurándose palabras que Asradi no alcanzó a escuchar, pero que claramente estaban llenas de alivio y amor. El corpulento se apartó un poco, cruzándose de brazos mientras sus ojos permanecían fijos en la sirena. — Muy bien, bonita. Parece que quieres un trato. Tú vienes con nosotros y dejamos que esas dos se larguen sin más. ¿Te parece justo?

Rigo se volvió loco. Su cuchillo se posó en el cuello de Talo, su filo reflejando la tenue luz que lograba colarse en el callejón. Talo tragó saliva, su manzana de Adán subiendo y bajando mientras sus ojos evitaban la mirada de Rigo. Las palabras del joven salieron con dificultad, pero en su tono había más determinación de la que esperaba el agresor. — No... No puedo seguir con esto —Murmuró Talo, levantando una mano para empujar con cuidado el cuchillo hacia un lado, aunque Rigo no parecía dispuesto a ceder. — ¿Qué dijiste? —Espetó Rigo, presionando aún más el filo contra la piel del joven, hasta que un leve hilo de sangre comenzó a deslizarse por su cuello. Talo cerró los ojos por un segundo, respirando profundamente. Entonces, con un movimiento inesperado, dio un paso atrás y lanzó un codazo que golpeó a Rigo en el estómago, haciéndolo retroceder lo justo para que el joven aprovechara la distracción y saliera corriendo.

¡Cobarde! —Gritó Rigo, llevándose una mano al vientre y recuperándose rápidamente, aunque la mirada asesina que le dirigió al joven que huía fue suficiente para helar la sangre de cualquiera. El corpulento líder apenas movió un músculo, aunque su mandíbula se tensó al observar cómo Talo desaparecía entre las sombras del callejón. — Deja de perder el tiempo con él, Rigo. —Murmuró, su tono frío como el acero. — Ya tenemos algo mucho mejor.— Los dos hombres volvieron su atención hacia Asradi, ahora de pie frente a ellos, su majestuosa cola reflejando la luz con un brillo casi hipnótico. El líder sonrió de manera desagradable mientras se cruzaba de brazos, ignorando por completo a la madre y la niña, que permanecían abrazadas al fondo del callejón. — Entonces, sirenita, parece que ahora somos solo nosotros tres. ¿Vas a hacerlo fácil? —Preguntó, su tono lleno de una confianza que rozaba la arrogancia. Rigo, aún recuperándose del golpe, dejó escapar una risa entre dientes mientras movía el cuchillo de un lado a otro, su mirada cargada de odio e interés enfermizo.

Espero que no. Me gusta cuando las cosas se complican.

La tensión en el aire era palpable, pero Asradi podía sentir algo más: un cambio en la dinámica. Con Talo fuera de escena, la balanza de poder había cambiado, y aunque aún enfrentaba a dos hombres peligrosos, la situación era menos desesperada de lo que había sido momentos antes.
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RE: ¡Hoy es el día de Sumpa! [Aventura T2] - por Ragnheidr Grosdttir - 19-11-2024, 06:46 PM

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