Takahiro
La saeta verde
19-11-2024, 08:34 PM
Si bien su idea había sido buena, lo cierto era que al ser de noche no sería capaz de ver a tres personas montadas sobre un rey de mar. Apenas podía contemplar nada más allá de un par de metros. Trató de agudizar su vista, entrecerrando los ojos como si eso fuera a ayudarle de alguna manera. Sin embargo, fue en vano.
—Como hubiese dicho mi difunto abuelo… —hizo una leve pausa al recordar al anciano, cuyos restos se encontraban enterrados en las afueras de Nanohana. No obstante, no pudo decir nada más, ya que rápidamente fue agarrado por las enormes y fuertes manos de su compañero marino, mientras que él también se aferraba al brazo del gyojin.
Visto desde fuera, posiblemente, se tratara de una escena curiosa, por no decir divertida. Iba pegado como una lapa al brazo de su amigo, mientras que este se deslizaba a una velocidad anormalmente rápida para alguien de su tamaño. ¿En qué momento se había vuelto tan ágil en tierra? ¿Qué clase de entrenamiento había hecho? En fin. Preguntas para otro momento. Todo se movía muy rápido, notando sombras y luces en lugares en los que no debería haberlas. Notaba como la última comida que había entrado en su cuerpo luchaba por salir, así que cerró los ojos y rezó a Cristo Rey para no vomitar sobre el pez. Sin embargo, todo acabó. Con el estómago un poco revuelto, la ropa arrugada y su Kufiya perdido en algún lugar no muy lejano se sentó en el suelo.
—¿Gracias? —le cuestionó, levantándose con las piernas ligeramente temblorosas—. Y si te lo sigues preguntando…, no se veía nada.
Ya calmado, aunque con ganas de echar un poco la papilla todavía, Takahiro se recompuso, adecuándose un poco la ropa y con las manos, intentó peinarse un poco el cabello. Tenía un pelo frondoso y rebelde, pero esperaba que pese a no tener un peine, poder hacer el apaño y continuar guapetón. A fin de cuentas, incluso en una misión como aquella, quizá pueda encontrar alguna jovencita apañada que le gustara el cuscús con cordero. Caminó junto a Octojin hasta llegar a una oquedad en el suelo bastante grande. Parecía un antiguo pozo en desuso. Nada más acercarse, el peliverde ya tenía su haki de observación activado de nuevo, tratando de sentir alguna presencia.
—Por si acaso, también voy a lanzar esto —El alférez de la marina agarró una piedra del tamaño de la cabeza de un recién nacido—. Vamos a lanzarla y ver si tiene agua, pues… tocará hacer lo nuestro, ¿tú que dices? —sonrió. Y la lanzó al pozo, tratando de escuchar si chocaba contra agua o suelo.
En el caso de que hubiera agua, tocaría lanzarse al pozo para continuar su camino.
—Como hubiese dicho mi difunto abuelo… —hizo una leve pausa al recordar al anciano, cuyos restos se encontraban enterrados en las afueras de Nanohana. No obstante, no pudo decir nada más, ya que rápidamente fue agarrado por las enormes y fuertes manos de su compañero marino, mientras que él también se aferraba al brazo del gyojin.
Visto desde fuera, posiblemente, se tratara de una escena curiosa, por no decir divertida. Iba pegado como una lapa al brazo de su amigo, mientras que este se deslizaba a una velocidad anormalmente rápida para alguien de su tamaño. ¿En qué momento se había vuelto tan ágil en tierra? ¿Qué clase de entrenamiento había hecho? En fin. Preguntas para otro momento. Todo se movía muy rápido, notando sombras y luces en lugares en los que no debería haberlas. Notaba como la última comida que había entrado en su cuerpo luchaba por salir, así que cerró los ojos y rezó a Cristo Rey para no vomitar sobre el pez. Sin embargo, todo acabó. Con el estómago un poco revuelto, la ropa arrugada y su Kufiya perdido en algún lugar no muy lejano se sentó en el suelo.
—¿Gracias? —le cuestionó, levantándose con las piernas ligeramente temblorosas—. Y si te lo sigues preguntando…, no se veía nada.
Ya calmado, aunque con ganas de echar un poco la papilla todavía, Takahiro se recompuso, adecuándose un poco la ropa y con las manos, intentó peinarse un poco el cabello. Tenía un pelo frondoso y rebelde, pero esperaba que pese a no tener un peine, poder hacer el apaño y continuar guapetón. A fin de cuentas, incluso en una misión como aquella, quizá pueda encontrar alguna jovencita apañada que le gustara el cuscús con cordero. Caminó junto a Octojin hasta llegar a una oquedad en el suelo bastante grande. Parecía un antiguo pozo en desuso. Nada más acercarse, el peliverde ya tenía su haki de observación activado de nuevo, tratando de sentir alguna presencia.
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
No Aprendida
9
2
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]
—Por si acaso, también voy a lanzar esto —El alférez de la marina agarró una piedra del tamaño de la cabeza de un recién nacido—. Vamos a lanzarla y ver si tiene agua, pues… tocará hacer lo nuestro, ¿tú que dices? —sonrió. Y la lanzó al pozo, tratando de escuchar si chocaba contra agua o suelo.
En el caso de que hubiera agua, tocaría lanzarse al pozo para continuar su camino.