Alexandra
Alex
19-11-2024, 09:06 PM
¿Qué clase de organización criminal era aquella? ¿Señorita Poppins? Alex se quedó de cuadros cuando el, presuntamente, secuestrador de niños le dejó con aquella señora que lejos parecía formar parte de una banda que traficaba con menores. Estaba empezando a sopesar que se había equivocado al leer la situación, que aquel chaval podría ser simplemente un loco... Y le había dejado solo... Esto no podía seguir así, tenía que encontrarle. Además la señora le había llamado Jenni a lo mejor estaba confundida... No quería dejarla sola. Echo una ojeada a su alrededor intentando encontrar a algún que otro compañero para que pudiera quedarse a vigilar a la señora Poppins y al no ver a nadie suspiró.
— Señora Poppins... Disculpe— Alexandra se rascó la nuca, visiblemente incomoda—. ¿Me acompañaría usted a buscar al chico de antes?
—Ay... Jenni querida, te ha echo tilín, ¿eh? Es un buen chico este Masao. Claro que si, vamos— Respondió con una risita que le recordó un poco a las tías del pueblo de la chica, aquellas que le daban caramelos cuando era una niña.
El nombre de Masao no le había pasado inadvertido a la Hafugyo la cual comprendió en el instante que todo aquel lío que se había formado no era más que un malentendido. Al no llevar su compañero el uniforme reglamentario no le había reconocido, un poco avergonzada por haber confundido a su superior con un loco y un traficante de menores se encaminó hacia el mercado, donde suponía que el habría ido.
Y como no podía dejar sola a aquella señora se la llevo consigo, lo que hizo que su paso se ralentizara y tardará muchísimo más en encontrar al chaval de lo que lo hubiera hecho por su cuenta. Además su nueva compañera le iba explicando todo su árbol genealógico, mientras sacaba decenas de fotografías de su cartera.
—Mira, cariño — le decía— Este es johnny, mi sobrino... Está soltero por si te interesa, es un buen mozalbete y tiene tierras.
A lo que Alex siempre declinaba su oferta con una sonrisa. También le enseñó su receta de croquetas y le contó como había cambiado Logue Town en todos los años que llevaba allí. En esas estaban cuando Alexandra pareció ver a su compañero por el rabillo del ojo y, antes de perderlo, se colocó a su lado. No quería que volviera a pensarse que era una niña así que habló rápidamente y sin dejar al chico reaccionar siquiera:
—Recluta Alexandra— La chica se cuadró haciendo el tipico saludo militar— Parece que me has confundido... ¡Encantada!
— Señora Poppins... Disculpe— Alexandra se rascó la nuca, visiblemente incomoda—. ¿Me acompañaría usted a buscar al chico de antes?
—Ay... Jenni querida, te ha echo tilín, ¿eh? Es un buen chico este Masao. Claro que si, vamos— Respondió con una risita que le recordó un poco a las tías del pueblo de la chica, aquellas que le daban caramelos cuando era una niña.
El nombre de Masao no le había pasado inadvertido a la Hafugyo la cual comprendió en el instante que todo aquel lío que se había formado no era más que un malentendido. Al no llevar su compañero el uniforme reglamentario no le había reconocido, un poco avergonzada por haber confundido a su superior con un loco y un traficante de menores se encaminó hacia el mercado, donde suponía que el habría ido.
Y como no podía dejar sola a aquella señora se la llevo consigo, lo que hizo que su paso se ralentizara y tardará muchísimo más en encontrar al chaval de lo que lo hubiera hecho por su cuenta. Además su nueva compañera le iba explicando todo su árbol genealógico, mientras sacaba decenas de fotografías de su cartera.
—Mira, cariño — le decía— Este es johnny, mi sobrino... Está soltero por si te interesa, es un buen mozalbete y tiene tierras.
A lo que Alex siempre declinaba su oferta con una sonrisa. También le enseñó su receta de croquetas y le contó como había cambiado Logue Town en todos los años que llevaba allí. En esas estaban cuando Alexandra pareció ver a su compañero por el rabillo del ojo y, antes de perderlo, se colocó a su lado. No quería que volviera a pensarse que era una niña así que habló rápidamente y sin dejar al chico reaccionar siquiera:
—Recluta Alexandra— La chica se cuadró haciendo el tipico saludo militar— Parece que me has confundido... ¡Encantada!