Jack Silver
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20-11-2024, 03:06 AM
Mientras mantenía la llave en Tyler, Jack sintió el impacto de los golpes. Los primeros puñetazos hacia su cabeza lo hicieron gruñir, forzándolo a mantener la presión con su único brazo mientras buscaba aguantar el asalto. Los impactos en su mandíbula y mejilla comenzaron a acumularse; el ardor y el leve sabor metálico en su boca confirmaron que había terminado con el labio partido. Apretó los dientes, tratando de no perder la concentración, pero Tyler, con fuerza y determinación, logró girar su cuerpo lo suficiente como para liberarse.
Cuando su oponente rodó hacia atrás, Jack se levantó rápidamente, limpiándose con el dorso de la mano el rastro de sangre en el labio inferior. Su respiración era pesada, y los músculos de su cuerpo comenzaban a quejarse por el esfuerzo explosivo. A pesar de ello, mantuvo su postura en guardia, observando cada movimiento de Tyler. "No va a ser fácil, pero nada que valga la pena lo es."
El aire pareció detenerse por un segundo cuando Tyler tomó impulso y lanzó una patada voladora. Jack no retrocedió; en cambio, alzó su antebrazo derecho en un ángulo defensivo, bloqueando el impacto antes de que alcanzara su pecho de lleno. El golpe aún tuvo fuerza suficiente para hacerle retroceder y clavar la rodilla en el suelo, pero evitó un daño mayor. El ardor en el antebrazo era evidente, pero también lo era su voluntad de no ceder terreno.
Mientras Tyler se tocaba la frente, notando su propia herida, Jack aprovechó para ajustar su posición. Flexionó ligeramente las rodillas y mantuvo la guardia alta, con la mirada fija en los ojos de su compañero marine. No era momento de mostrar debilidad, aunque la fatiga ya era palpable. El sudor le caía por el rostro, mezclándose con la sangre de su labio partido. Su pecho subía y bajaba con rapidez, pero en su expresión aún se podía ver el mismo destello de confianza.
—Nada mal, colega. Pero espero que no estés pensando en rendirte tan pronto. —dijo, esbozando una sonrisa que, a pesar de todo, mantenía su determinación.
Con pasos firmes, avanzó nuevamente para retomar la iniciativa. Lanzó un directo rápido hacia el rostro de su oponente, seguido de un golpe con la rodilla hacia la zona media —sí, la rodilla del muñón—. Sus movimientos, aunque un poco más lentos por el cansancio, seguían siendo precisos, buscando mantener la presión sobre Tyler y obligarlo a gastar más energía.
Buscando una pequeña apertura, pivotó sobre su pierna izquierda y lanzó una patada baja con la derecha, apuntando a la pierna de apoyo de su oponente. Utilizar la prótesis como apoyo en un ataque como ese era una jugada muy arriesgada, pero había entrenado duro para ser capaz de ese tipo de movimientos. Y aunque no era un ataque particularmente fuerte, su intención era desequilibrarlo y ganar algo de control en el cuadrilátero. Apenas lo hizo, avanzó nuevamente, intentando atrapar a Tyler en un agarre lateral.
Sin embargo, los latidos acelerados en su pecho y el peso acumulado del combate eran innegables. Cada paso, cada golpe, se sentía más pesado que el anterior. El calor en su rostro y la tensión en sus músculos le recordaban que el combate también estaba pasando factura en él. Pero su orgullo y voluntad lo mantenían en pie. Aunque sus movimientos no eran tan fluidos como al inicio, su mirada seguía siendo la misma: decidida y desafiante.
—¿Qué tal va mi evaluación? —preguntó con una media sonrisa.
Cuando su oponente rodó hacia atrás, Jack se levantó rápidamente, limpiándose con el dorso de la mano el rastro de sangre en el labio inferior. Su respiración era pesada, y los músculos de su cuerpo comenzaban a quejarse por el esfuerzo explosivo. A pesar de ello, mantuvo su postura en guardia, observando cada movimiento de Tyler. "No va a ser fácil, pero nada que valga la pena lo es."
El aire pareció detenerse por un segundo cuando Tyler tomó impulso y lanzó una patada voladora. Jack no retrocedió; en cambio, alzó su antebrazo derecho en un ángulo defensivo, bloqueando el impacto antes de que alcanzara su pecho de lleno. El golpe aún tuvo fuerza suficiente para hacerle retroceder y clavar la rodilla en el suelo, pero evitó un daño mayor. El ardor en el antebrazo era evidente, pero también lo era su voluntad de no ceder terreno.
Mientras Tyler se tocaba la frente, notando su propia herida, Jack aprovechó para ajustar su posición. Flexionó ligeramente las rodillas y mantuvo la guardia alta, con la mirada fija en los ojos de su compañero marine. No era momento de mostrar debilidad, aunque la fatiga ya era palpable. El sudor le caía por el rostro, mezclándose con la sangre de su labio partido. Su pecho subía y bajaba con rapidez, pero en su expresión aún se podía ver el mismo destello de confianza.
—Nada mal, colega. Pero espero que no estés pensando en rendirte tan pronto. —dijo, esbozando una sonrisa que, a pesar de todo, mantenía su determinación.
Con pasos firmes, avanzó nuevamente para retomar la iniciativa. Lanzó un directo rápido hacia el rostro de su oponente, seguido de un golpe con la rodilla hacia la zona media —sí, la rodilla del muñón—. Sus movimientos, aunque un poco más lentos por el cansancio, seguían siendo precisos, buscando mantener la presión sobre Tyler y obligarlo a gastar más energía.
Buscando una pequeña apertura, pivotó sobre su pierna izquierda y lanzó una patada baja con la derecha, apuntando a la pierna de apoyo de su oponente. Utilizar la prótesis como apoyo en un ataque como ese era una jugada muy arriesgada, pero había entrenado duro para ser capaz de ese tipo de movimientos. Y aunque no era un ataque particularmente fuerte, su intención era desequilibrarlo y ganar algo de control en el cuadrilátero. Apenas lo hizo, avanzó nuevamente, intentando atrapar a Tyler en un agarre lateral.
Sin embargo, los latidos acelerados en su pecho y el peso acumulado del combate eran innegables. Cada paso, cada golpe, se sentía más pesado que el anterior. El calor en su rostro y la tensión en sus músculos le recordaban que el combate también estaba pasando factura en él. Pero su orgullo y voluntad lo mantenían en pie. Aunque sus movimientos no eran tan fluidos como al inicio, su mirada seguía siendo la misma: decidida y desafiante.
—¿Qué tal va mi evaluación? —preguntó con una media sonrisa.