Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Común] [Comercio] Donde nacen las oportunidades
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
El bullicio en el puerto alcanzó un nuevo nivel cuando una sombra colosal eclipsó momentáneamente el puesto de comercio del Hope. Los murmullos se propagaron entre los curiosos, mientras una figura imponente avanzaba entre la multitud como un rompehielos a través de las olas. Ragn se hacía presente, cargando un enorme barril en un hombro y un enorme saco lleno de misteriosos aromas en el otro. Su figura era impresionante. Su cuerpo esculpido en piedra y su cabello, recogido en una trenza aún más larga, parecía danzar con cada uno de sus pasos. Vestía ropas típicas de su tierra, con pieles gruesas que parecían fuera de lugar bajo el sol de Loguetown. Sin embargo, lo que más destacaba eran los artefactos de cocina que llevaba atados a su cinturón, desde cuchillos forjados artesanalmente hasta cucharones tan grandes como un brazo humano. Ragn se detuvo frente al puesto del Hope y colocó el barril en el suelo con un golpe que resonó como un tambor en el muelle. La gente alrededor se quedó en silencio un instante, hasta que una voz grave y potente rompió la tensión

¡Hoy es vuestrrrro día de suerrrte! — Anunció, con su voz proyectándose como un cuerno de guerra. — ¡Prrresentarrr los mejores saborrres del norte! Platos de hérrroes! —Levantó una de sus enormes manos, mostrando una cicatriz que cruzaba su palma, como si incluso la cocina fuese una batalla para él. Ragn iba vestido con un poncho eterno que cubría su rostro. Desde que tenía wanted, era más comedido.
¿Y qué exactamente traes, gigante? —Preguntó un añaado muchacho, con una sonrisa que ocultaba tanto su curiosidad como su cautela. Ragn soltó una carcajada que hizo temblar las cajas cercanas antes de inclinarse hacia el barril y abrirlo de un tirón. Un vapor cálido y fragante emergió, envolviendo el puesto en un aroma a carne especiada y hierbas exóticas. —¡Esto! ¡Qué esperrar! —Gritó, sacando un gran plato que parecía tallado de madera de algún árbol mítico. Sobre él, reposaba un asado rebosante de jugos, acompañado de raíces caramelizadas y una salsa oscura que goteaba como lava.

La llegada de Ragn al puesto del Hope no solo añadió un espectáculo al ya bullicioso puerto, sino que marcó el inicio de lo que prometía ser una colaboración lucrativa y deliciosa para todos los involucrados. La escena se transformó rápidamente en un festín improvisado. Ragn, satisfecho por haber captado la atención del puesto, empezó a desempacar más de sus delicias, cada una con una historia que resonaba tanto como los golpes de su barril. Primero, sacó una bandeja de madera tallada en forma de escudo vikingo, cubierta de "Pan de Hierro", un tipo de pan denso y oscuro que, según el vikingo, podía mantenerse fresco durante semanas y era infundido con hierbas del norte que ayudaban a resistir el frío más cruel. Luego, extrajo una olla cubierta que desprendía un aroma peculiar. Al abrirla, reveló una mezcla burbujeante conocida como "Estofado de Kraken". Era un guiso espeso y oscuro, lleno de tentáculos tiernos y patatas doradas, nadando en un caldo especiado con un toque de algas ahumadas. Uno de los platos especiales. En otro recipiente había algo que llamó "Caramelo del Norte", un dulce inesperado en su repertorio. Eran pequeños bloques de miel solidificada con nueces trituradas y frutos secos, envueltos en hojas de abedul. Los platos y el olor espectacular no cesaron de traer la atención de los clientes.

Finalmente, para coronar la presentación, Ragn mostró su obra maestra: una enorme pierna de cordero asada, cubierta con un glaseado que parecía brillar bajo el sol del puerto. Llamaba a esta maravilla "Manjar de Valhalla", asegurando que el secreto estaba en una mezcla de especias tan rara que solo él conocía el origen de cada ingrediente. El puerto de Loguetown se llenó de los aromas intensos y exóticos de las comidas de Ragn. Incluso los más escépticos no pudieron resistirse a acercarse. El festín continuó mientras el vikingo, con su presencia arrolladora, no solo vendía sus platillos, sino también una experiencia, convirtiendo el puesto en el epicentro de una tarde memorable en el bullicioso puerto.
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RE: [Comercio] Donde nacen las oportunidades - por Ragnheidr Grosdttir - Ayer, 09:33 AM

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