Ares Brotoloigos
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Ayer, 04:30 PM
Siempre había sido muy consciente de las miradas que levantaba. No solo por su altura, sino también por su exótica fisonomía. Quizás nadie había visto antes, o no muy a menudo, a un mestizo de humano y oni. O uno con rasgos reptilianos, al menos. Pero como siempre había sido consciente, también había aprendido a ignorar tales gestos con el tiempo. Le había costado, eso sí, más de una pelea y más de unos buenos golpes en su cuerpo, sobre todo cuando era más joven e indefenso. Pero había aprendido. Se acomodó en su taburete y agradeció apenas por lo bajo cuando le fue servida su bebida. Dió un buen trago al ron, fuerte como le gustaba antes de relamerse los labios y, por ende, alguno de los afilados dientes.
El lugar estaba bullicioso el día de hoy. Habia gente de a diario. Tanto honrados comerciantes como maleantes. Éstes últimos solían mezclarse entre el resto de la gente de a pie para aprovecharse, aunque Ares estaba ojo avizor. Algunos ya le conocían, de hecho y solo le dedicaban alguna que otra mirada ceñuda a lo que el Diablos solo les devolvía una media sonrisa cargada de socarronería. Apenas y se había fijado en los demás que compartían la barra junto con él, aunque había un muchacho en particular que sí se había ganado una mirada un tanto curiosa del marine. Un chico de piel ceniza. ¿Sería ese su tono natural o sería algún pigmento extraño? Con la de gente exótica que había por ahí, él incluído, nunca se sabía.
Lo que no se esperó es que, precisamente él, fuese a invitarle al trago que estaba bebiendo. Bueno, no se iba a quejar. De perdidos al río.
— Ponme otro entonces, ya que el compañero aquí está generoso. — Por supuesto que se iba a aprovechar, no era imbécil después de todo.
Ahora bien, esa amabilidad repentina, y a la cual no estaba habituado, siempre le hacía sospechar por simple instinto, así que se giró un poco en su taburete solo para tener mejor visión del muchacho que le había invitado a su trago.
— Eso o ha tenido un golpe de suerte. ¿Es la primera vez que vienes por aquí? — Preguntó, tras finiquitar el primer vaso de ron luego de un trago largo.
Al menos estaba de bastante buen humor para una conversación con un desconocido.
El lugar estaba bullicioso el día de hoy. Habia gente de a diario. Tanto honrados comerciantes como maleantes. Éstes últimos solían mezclarse entre el resto de la gente de a pie para aprovecharse, aunque Ares estaba ojo avizor. Algunos ya le conocían, de hecho y solo le dedicaban alguna que otra mirada ceñuda a lo que el Diablos solo les devolvía una media sonrisa cargada de socarronería. Apenas y se había fijado en los demás que compartían la barra junto con él, aunque había un muchacho en particular que sí se había ganado una mirada un tanto curiosa del marine. Un chico de piel ceniza. ¿Sería ese su tono natural o sería algún pigmento extraño? Con la de gente exótica que había por ahí, él incluído, nunca se sabía.
Lo que no se esperó es que, precisamente él, fuese a invitarle al trago que estaba bebiendo. Bueno, no se iba a quejar. De perdidos al río.
— Ponme otro entonces, ya que el compañero aquí está generoso. — Por supuesto que se iba a aprovechar, no era imbécil después de todo.
Ahora bien, esa amabilidad repentina, y a la cual no estaba habituado, siempre le hacía sospechar por simple instinto, así que se giró un poco en su taburete solo para tener mejor visión del muchacho que le había invitado a su trago.
— Eso o ha tenido un golpe de suerte. ¿Es la primera vez que vienes por aquí? — Preguntó, tras finiquitar el primer vaso de ron luego de un trago largo.
Al menos estaba de bastante buen humor para una conversación con un desconocido.