Rose D. Hestia
Vesta
21-11-2024, 11:02 PM
El "Semifreddo de los Cuatro Blue", ese es el nombre del tesoro gastronómico de la isla Kilombo. Un postre exquisito preparado en una trattoria local de la isla que logra combinar ingredientes selectos de los cuatro Blue con el fin de dar vida a este platillo tan exquisito. Es un postre que posee la frialdad de un helado con la suave y esponjosa textura de un pastel. Dicho pastel consta de varias capas, empezando desde abajo encontramos un bizcocho de huevos de Aves del Paraíso procedentes del South Blue, siendo extremadamente esponjoso al haberse batido ambas partes del huevo por separado, logrando así una textura más porosa que le permite impregnarse del explosivo y citrico sabor del almíbar porque gracias a su porosidad absorbe mejor la esencia de la capa que lo cubre; dicha capa superior se trata de un denso y espeso almíbar de mandarinas del East Blue, concretamente de villa Cocoyashi, dicho almíbar dota de un tono dulce y cítrico al plato con tan solo una fina capa entre las dos partes más gruesas del pastel, siendo tan concentrado que al cortar el mismo se aprecia perfectamente la franja divisora de un naranja intenso entre la primera y la tercera capa; una tercera capa compuesta por una crema batida helada, hecha con leche de Cabra Artica del North Blue, la cual se bate y mezcla con un poco de praliné para darle una textura más cremosa y consistente que al congelarla logra que adquiera esa consistencia propia de los helados adrezados por un poco de esencia de mandarían para aromatizar la mezcla; y finalmente una fina capa superior que cubre y cierra el postre de forma solida y crujiente, una capa de caramelo fundido entre almendras laminadas procedentes del West Blue, las cuales son llamadas las almendras de la sabiduría, al ser sus arboles típicos en los alrededores de la biblioteca de Ohara. Y todo finalmente decorado con un par de rodajas de mandarían deshidratadas encima y un semi circulo del almíbar concentrado en el plato decorando pero sirviendo para impregnar cucharadas que no alcancen la capa de almíbar base del pastel.
Un postre extremadamente elaborado, ya no solo por todas sus capas y complejo proceso de elaboración, sino por sus exóticos y concretos productos. Pero sin ellos no se podrían preparar, dado que el Cheff Argi D Ñano logro crear esta receta tras probar miles de combinaciones hace ya 3 generaciones, el balance de sabores y calidad de sus productos es imprescindible para encontrar una armonía suave pero elaborada en el paladar, sin que ningún sabor destaque demasiado por encima de los otros y logrando encima que los ingredientes se complementen y refuercen entre si. Dicen que al probar una sola cucharada esta se funde en tu boca lentamente pudiendo notar todas las partes de sus elementos, mientras el sabor de los cítricos te invade, hasta que finalmente notas la capa de almendras caramelizadas y decides morder creando un crujido que estalla en tu paladar como una explosión de sabor que podría llegar a desquiciar tu mente.
Por lo tanto era muy habitual que a muchos habitantes de Kilombo este postre los volviera locos y fuera su favorito e indispensable. Aunque claro eran escasos, muy escasos, tanto y ha tal punto que la propia trattoria solo permitía que se reclamara uno a la semana por cliente, e incluso con eso casi siempre no llegaba al quinto día de la semana que ya no quedaban. Siendo uno de estos clientes habituales el capitán de la base naval de Kilombo, quien no habia faltado a su Semifreddo ninguna semana en los últimos 15 años desde que la descubrió. No obstante esa semana cometió un error fatal.
Él fue a la trattoria a comer como era costumbre, aguardando al postre para el final como es evidente. Pero justo mientras le traían el postre la naturaleza le llamo y requirió ir al baño por unos momentos. Quedando el exquisito postre en la mesa, eso no era problema porque aunque fuera un helado en parte no era helado al 100% y podía aguantar un rato sin echarse a perder y de todos modos el capitán no tardaría tanto. Pero justo en una mesa próxima estaba Hestia, aunque en esos momentos la personalidad que estaba dirigiendo y pilotando el cuerpo era la de Vesta, quien estaba algo frustrada por estar en la ruina económica y no poder hacer nada al respecto, tanto era que a pesar de todo el hambre que tenia solo pudo pedir pan con aceite y por que el adrezo de sal y aceite es gratis, junto a un vaso de agua. Pero ella tenia un apetito atroz, tanto que cuando noto el aroma de las mandarinas que emanaba de una forma indiscriminada y castigadora de ese plato casi colapsa.
Y la tragedia para el capitán se mascaría cuando la joven Vesta encontraría el postre indefenso en la mesa y aprovechando que era bajita y se medio ocultaba en los sofás que separaban las mesas empezó a comer el postre, con cierto apuro, pero deleitándose con cada bocado, los cuales la elevaban a un zenit de exquisitez y placer tan elevados que su mente se desvanecía por momentos y perdía en entre nubes metafóricas de mandarinas y para cuando se quiso dar cuenta ya se lo habia terminado, una delicia sin duda que la habia dejado satisfecha en todos los posibles aspectos, un placer que igual no habia sentido o experimentado jamás en su vida. Un poco de la frialdad del helado aun recorría su mente, haciéndola estornudar aunque se tapo la boca a tiempo para no hacer ruido.
Con el estornudo Hestia volvió a tomar las riendas de la situación. Aunque no nos engañemos la misma también estaba satisfecha y encantada con el postre, eso no cambiaba. Aunque si que con el estornudo volvió a bajarse de las nubes y entonces seria cuando se daría cuenta que al lado de donde estaba originalmente sentado el dueño del postre habia una capa de marine perfectamente doblada. Al notar la capa marine se quedo pálida y en blanco por un instante, hasta que reacciono no pegando un bote por el pánico de milagro y optando por escapar del lugar, dejando en el mostrador todo el dinero que le quedaba por el pan y el agua, dejando algo más de lo que tocaba, aunque tampoco mucho más, y retirándose de forma apresurada del lugar. Ella ya era una fugitiva buscada por la marina desde que tuvo un incidente en Loguetown con ellos, aunque no era tampoco nadie tan buscado como para no poder pisar la calle y más con la oleada de piratillas famosos que rondaban hoy en día. Pero sin duda estaba en una posición complicada. Como agravante del robo que acababa de cometer, era el ultimo que esta semana podrían preparar con sus ingredientes en la Trattoria así que el capitán estaría una semana sin probarlo y rompería su racha por primera vez en quince años.
Cubriéndose con su capucha avanzo por las calles en busca de salir de la ciudad hacia las ruinas de ese faro que le comentaron puesto que pensó que era un buen lugar para esconderse hasta que fuera de noche. Pero inexplicablemente llego al puerto, aunque era una suerte con su orientación podría haber acabado en el cuartel de la marina. Aunque no era el destino que quería, pensó que era señal de que tocaba evadirse de la isla, aunque fue antes de lo que esperaba y seria de una forma que no le agradaba. Aunque ya lo habia hecho otras veces, el tener que ponerse dentro de cajas de equipaje de un barco para viajar "gratis" no le gustaba mucho porque le reventaba las lumbares y según como trataran la caja acababa con contusiones, pero era la forma barata de viajar "Tengo que buscar un barco que vaya hasta Orange Town según me indicaban" Ella tenia un destino claro que buscar, aunque habria preferido no tener que hacerlo de forma apresurada, pero su apetito es impredecible.
En el puerto localizo a unos hombres que hablaban de ir a Ciudad Orange y entonces quiso intentar moverse con el sigilo de un ninja entre las cajas para llegar a una apertura y colarse en una caja. Y lo consiguió, más la caja no iba hacia donde se pensaba, ni se acabo subiendo al cargamento del barco que miro si quiera. Y como encima olvido de asegurar la tapa de la caja no sabia lo que le depararía el destino.
Para cuando se dio cuenta la estaban cargando de forma busca, porque la caja no tenia porque abrirse ni tener nada delicado dentro. Y un par de hombres fornidos la subieron a un barco. Para cuando la intentaron girar un poco para sujetarla mejor y poder apilarla sucedió lo evidente. La tapa se salió, y con ella Hestia cayo al suelo rodando un par de metros hasta quedar a los pies de una hermosa mujer de tez pálida y largas piernas, junto a una jabalí inmensa y vigorosa - Eh.. Esto... Hola? - Diría tumbada en el suelo apoyando su codo en la cubierta para sujetar su cabeza y mirar hacia arriba a las dos damas.