Rocket Raccoon
Rocket
Hace 7 horas
Parecía un niño atrapado entre dos padres en plena disputa, viendo cómo cada palabra lanzada al aire aumentaba la tensión sin vislumbrar una solución cercana. Frente a mí estaban mis compañeros, dos personalidades tan diferentes y, al mismo tiempo, tan similares en su esencia que era inevitable el choque.
Por un lado, estaba Dharkel, mi nuevo socio. Hasta ahora, había mantenido sus pensamientos bajo llave, como un jugador de cartas experto que no deja entrever su mano. Era difícil leerlo; directo en su actuar, pragmático hasta el extremo, y con un sentido del deber que lo hacía inflexible. Pero ahora, algo en esta discusión había golpeado una fibra interna, una que yo no había sabido anticipar. Quizás, si lo hubiese conocido mejor, habría evitado que la idea de las prostitutas saliera a colación. Pero ya era tarde, y las palabras no podían retirarse.
Del otro lado estaba Lemon, mi compañero de tantas batallas que hasta podía prever su siguiente movimiento... la mayoría de las veces. Lemon era la antítesis de Dharkel en su estilo de vida. Alegre, despreocupado, impulsivo, y con un amor por lo caótico que rozaba lo caricaturesco. Sin embargo, al igual que Dharkel, tenía esa característica determinación para enfrentarse a cualquier desafío de frente. Ambos compartían una intensidad que los hacía fuerzas de la naturaleza, pero donde uno se guiaba por la lógica, el otro prefería el instinto.
Era irónico. En otro contexto, habrían sido aliados perfectos, complementando sus fortalezas. Pero ahora, yo estaba atrapado en medio de un duelo silencioso, tratando de encontrar el equilibrio entre dos titanes. No sabía qué era más complicado: mediar entre ellos o aceptar que, en el fondo, ambos tenían razón desde su propia perspectiva. Tan solo me limité a esperar a que los dos terminaran con lo suyo. Tampoco había pasado a mayores el asunto, no había golpes de por medio ni nada, tan solo palabras. Suponía que se mantenían al margen de ello porque su compañero mapache estaba presente, y fui yo quien los había reunido.
Entonces el de la máscara dio media vuelta y se marchó. Sabía que lograría de algún modo encontrar la información que le había pedido, así que no me preocupe mucho más por él. -Vah no te preocupes, joder eh. Como se fue todo de verga en un segundo. Joder eh- Levantaba los hombros y le miraba. -Siempre seremos hermanos, como espero que nosotros sigamos siendo socios. Joder eh.- Me pedía el Den Den para contactarlo en otro momento si era necesario, o para reunirnos luego de que cada uno hiciese su labor. Los intercambiamos, y así cada uno se dirigió hacia el lugar donde tenían que acudir.
En realidad, mi destino era el mismo que el de Dharkel. La diferencia estaba en cómo planeaba abordar la situación. Mientras él avanzaba con paso firme, seguramente con un plan directo y calculado, mi enfoque era otro. Colarme dentro del lugar, infiltrarme sin ser detectado, y desde adentro tener una visión más clara de lo que ocurría. Sí, era peligroso. Meterme en la guarida del lobo siempre lo había sido. Pero ese era mi estilo, y no iba a cambiar ahora. No era como Dharkel, ni como Lemon. Mi manera de hacer las cosas era más... discreta. Mi tamaño jugaba a mi favor, permitiéndome pasar desapercibido en lugares donde otros jamás podrían. Eso era parte de lo que me definía: la capacidad de moverme entre las sombras, de desaparecer en los rincones menos esperados.
Opté por no seguir a Dharkel demasiado de cerca. No quería que nadie en los alrededores del lugar pudiera conectar nuestras presencias de alguna forma. La distancia era clave para mantener la discreción. Así que me quedé rezagado, observando desde las sombras mientras él hacía lo suyo. Cuando llegara el momento, yo tomaría mi propio camino.
Lo primero era encontrar una entrada al Plut-0, y no sería la puerta principal, eso estaba claro. Necesitaba algo menos evidente. Una rendija por la que pudiera deslizarme, una ventana olvidada, un conducto de ventilación, o incluso alguna tubería que me permitiera colarme. Sabía que tenía que haber algo. Solo era cuestión de encontrarlo, y ese era el tipo de desafío que me emocionaba. No sabría describirles exactamente lo que pasaba por todo mi cuerpo al tener este tipo de situación en frente. Intentar burlar a los demás, era casi una droga para mí. Era un juego que sabía que la gran mayoría de las veces lo iba a ganar, y no creo que haya mejor sensación que esa. Bueno, algunos dicen que el sexo, otros dicen que cagar mientras fumas. No sé, no hago esas cosas.
Active mi Haki de la percepción, lo primero era saber cuanta gente habría dentro de Plut-0, y así tomar la mejor decisión de por donde infiltrarme.
Por un lado, estaba Dharkel, mi nuevo socio. Hasta ahora, había mantenido sus pensamientos bajo llave, como un jugador de cartas experto que no deja entrever su mano. Era difícil leerlo; directo en su actuar, pragmático hasta el extremo, y con un sentido del deber que lo hacía inflexible. Pero ahora, algo en esta discusión había golpeado una fibra interna, una que yo no había sabido anticipar. Quizás, si lo hubiese conocido mejor, habría evitado que la idea de las prostitutas saliera a colación. Pero ya era tarde, y las palabras no podían retirarse.
Del otro lado estaba Lemon, mi compañero de tantas batallas que hasta podía prever su siguiente movimiento... la mayoría de las veces. Lemon era la antítesis de Dharkel en su estilo de vida. Alegre, despreocupado, impulsivo, y con un amor por lo caótico que rozaba lo caricaturesco. Sin embargo, al igual que Dharkel, tenía esa característica determinación para enfrentarse a cualquier desafío de frente. Ambos compartían una intensidad que los hacía fuerzas de la naturaleza, pero donde uno se guiaba por la lógica, el otro prefería el instinto.
Era irónico. En otro contexto, habrían sido aliados perfectos, complementando sus fortalezas. Pero ahora, yo estaba atrapado en medio de un duelo silencioso, tratando de encontrar el equilibrio entre dos titanes. No sabía qué era más complicado: mediar entre ellos o aceptar que, en el fondo, ambos tenían razón desde su propia perspectiva. Tan solo me limité a esperar a que los dos terminaran con lo suyo. Tampoco había pasado a mayores el asunto, no había golpes de por medio ni nada, tan solo palabras. Suponía que se mantenían al margen de ello porque su compañero mapache estaba presente, y fui yo quien los había reunido.
Entonces el de la máscara dio media vuelta y se marchó. Sabía que lograría de algún modo encontrar la información que le había pedido, así que no me preocupe mucho más por él. -Vah no te preocupes, joder eh. Como se fue todo de verga en un segundo. Joder eh- Levantaba los hombros y le miraba. -Siempre seremos hermanos, como espero que nosotros sigamos siendo socios. Joder eh.- Me pedía el Den Den para contactarlo en otro momento si era necesario, o para reunirnos luego de que cada uno hiciese su labor. Los intercambiamos, y así cada uno se dirigió hacia el lugar donde tenían que acudir.
En realidad, mi destino era el mismo que el de Dharkel. La diferencia estaba en cómo planeaba abordar la situación. Mientras él avanzaba con paso firme, seguramente con un plan directo y calculado, mi enfoque era otro. Colarme dentro del lugar, infiltrarme sin ser detectado, y desde adentro tener una visión más clara de lo que ocurría. Sí, era peligroso. Meterme en la guarida del lobo siempre lo había sido. Pero ese era mi estilo, y no iba a cambiar ahora. No era como Dharkel, ni como Lemon. Mi manera de hacer las cosas era más... discreta. Mi tamaño jugaba a mi favor, permitiéndome pasar desapercibido en lugares donde otros jamás podrían. Eso era parte de lo que me definía: la capacidad de moverme entre las sombras, de desaparecer en los rincones menos esperados.
Opté por no seguir a Dharkel demasiado de cerca. No quería que nadie en los alrededores del lugar pudiera conectar nuestras presencias de alguna forma. La distancia era clave para mantener la discreción. Así que me quedé rezagado, observando desde las sombras mientras él hacía lo suyo. Cuando llegara el momento, yo tomaría mi propio camino.
Lo primero era encontrar una entrada al Plut-0, y no sería la puerta principal, eso estaba claro. Necesitaba algo menos evidente. Una rendija por la que pudiera deslizarme, una ventana olvidada, un conducto de ventilación, o incluso alguna tubería que me permitiera colarme. Sabía que tenía que haber algo. Solo era cuestión de encontrarlo, y ese era el tipo de desafío que me emocionaba. No sabría describirles exactamente lo que pasaba por todo mi cuerpo al tener este tipo de situación en frente. Intentar burlar a los demás, era casi una droga para mí. Era un juego que sabía que la gran mayoría de las veces lo iba a ganar, y no creo que haya mejor sensación que esa. Bueno, algunos dicen que el sexo, otros dicen que cagar mientras fumas. No sé, no hago esas cosas.
Active mi Haki de la percepción, lo primero era saber cuanta gente habría dentro de Plut-0, y así tomar la mejor decisión de por donde infiltrarme.