Octojin
El terror blanco
22-11-2024, 11:05 AM
Tras escuchar las palabras del anciano, te pones manos a la obra decidido. Por lo que te ha dicho este hombre no tiene recompensa, por lo que probablemente tampoco tenga un historial registrado, así que, efectivamente, necesitas algo más tangible. Recorres la cubierta en busca de un marine con un poco más de experiencia que los reclutas que te rodean. Finalmente, das con uno que tiene pinta de saber lo que hace: un tipo mayor, con cabello gris y semblante serio, que parece observar el bullicio a su alrededor con un leve gesto de desaprobación. Está tranquilo y te parece que es buen destinatario para tu pregunta. El tipo asiente y te hace un saludo militar cordial.
—Claro, está Aimar, que dibuja que no veas —te dice con una sonrisa cortés aunque mirada severa—. Voy a por él.
Cuando el tal Aimar llega, te comenta que no es exactamente un profesional, pero que tiene buenas habilidades artísticas y podría hacer un retrato bastante decente. Mejor que nada, supongo. A medida que le ves trabajar, ves que el tipo es un joven recluta que parece estar más emocionado por su "talento secreto" que por su trabajo habitual como marine.
El recluta se sienta frente al anciano, papel y lápiz en mano, mientras tú observas de cerca. El intérprete empieza a describir al capitán con voz débil, pausada. El recluta traza líneas rápidas, ajustando los detalles con cada corrección del anciano. Borra y repasa en más de una ocasión, forzando la descripción que le dan.
—No, su nariz es más ancha. Y las cejas... son más gruesas, ¿entiendes? —dice el intérprete, interrumpiendo de vez en cuando para toser.
El proceso es lento, pero poco a poco la imagen comienza a tomar forma. Después de varios ajustes y algunos refunfuños del anciano, el recluta se aparta con orgullo.
—Creo que lo tengo, señor —El marine te muestra el dibujo, que tiene el aspecto de un retrato detallado y preciso, aunque algo tosco —. Necesito diez minutos para pasarlo a limpio y se lo enseño.
Mientras el joven trabaja, el anciano se pone en pie con dificultad, apoyándose en dos reclutas que lo escoltan de un lado a otro. Camina lentamente hacia los prisioneros mudos, quienes lo observan con una mezcla de esperanza y preocupación. Uno por uno, se detiene frente a ellos y comienza a comunicarse en el lenguaje de señas, transmitiendo tus preguntas y recibiendo respuestas que parecen ser decepcionantes. Después de unos minutos, vuelve hacia ti, con su expresión totalmente agotada.
—Nadie ha visto nada —Su voz es apenas un susurro mientras los reclutas lo ayudan a sentarse cerca de ti—. Uno de ellos cree que el capitán jamás les abandonaría. O al menos no sin avisar. Ha sugerido que quizá sus compañeros dejaron algo sin revisar. Quizás no deberías haberte fiado de ellos desde el principio.
Sus palabras caen como un balde de agua fría. ¿Será cierto? ¿Podría haber algún detalle que los marines pasaron por alto en su revisión inicial del barco? Observas al intérprete, que ahora parece al borde del colapso. Está visiblemente pálido, y su respiración es irregular. No creo yo que forzarle a hacer algo más en sea momento sea lo correcto.
—Necesita descansar —comenta uno de los reclutas, con el ceño fruncido—. Si me permite, lo llevaremos al cuartel para que lo atiendan.
Lo que te decía. Debes decidir qué hacer con él, lo que está claro es que necesita atención médica. No puedes sacar mucho más de él en su estado actual, y si se desmaya o su condición empeora, perderás la única voz que tiene esta banda.
Si decides que se vaya, los reclutas se llevarán al anciano hacia una camilla improvisada y partirán a la base. En caso contrario, llamarán a un equipo de médicos de la base que se desplazarán hasta ahí, pero quizá tarden más tiempo en llegar.
Por cierto, el tipo del dibujo ha tardado un poquito más de diez minutos, pero viene a toda prisa a buscarte y te pasa la hoja. Es esta.
Pues no se le da mal al chaval, no. Está bastante definido el dibujo. Pues ya tienes algo más de información. Ahora te toca pensar... El capitán no pudo haberse esfumado sin más. Si realmente dejó a su intérprete en el falso suelo, debió planear su salida. Seguro que estás considerando varias opciones. Es el momento de ponerlas en práctica.
Si el capitán sigue cerca, no permitirá que se escape. Si ya huyó, tendrás que descubrir cómo. Ahora bien, detective Takahiro, ¿cómo podría huir un hombre de un sitio como aquél?
—Claro, está Aimar, que dibuja que no veas —te dice con una sonrisa cortés aunque mirada severa—. Voy a por él.
Cuando el tal Aimar llega, te comenta que no es exactamente un profesional, pero que tiene buenas habilidades artísticas y podría hacer un retrato bastante decente. Mejor que nada, supongo. A medida que le ves trabajar, ves que el tipo es un joven recluta que parece estar más emocionado por su "talento secreto" que por su trabajo habitual como marine.
El recluta se sienta frente al anciano, papel y lápiz en mano, mientras tú observas de cerca. El intérprete empieza a describir al capitán con voz débil, pausada. El recluta traza líneas rápidas, ajustando los detalles con cada corrección del anciano. Borra y repasa en más de una ocasión, forzando la descripción que le dan.
—No, su nariz es más ancha. Y las cejas... son más gruesas, ¿entiendes? —dice el intérprete, interrumpiendo de vez en cuando para toser.
El proceso es lento, pero poco a poco la imagen comienza a tomar forma. Después de varios ajustes y algunos refunfuños del anciano, el recluta se aparta con orgullo.
—Creo que lo tengo, señor —El marine te muestra el dibujo, que tiene el aspecto de un retrato detallado y preciso, aunque algo tosco —. Necesito diez minutos para pasarlo a limpio y se lo enseño.
Mientras el joven trabaja, el anciano se pone en pie con dificultad, apoyándose en dos reclutas que lo escoltan de un lado a otro. Camina lentamente hacia los prisioneros mudos, quienes lo observan con una mezcla de esperanza y preocupación. Uno por uno, se detiene frente a ellos y comienza a comunicarse en el lenguaje de señas, transmitiendo tus preguntas y recibiendo respuestas que parecen ser decepcionantes. Después de unos minutos, vuelve hacia ti, con su expresión totalmente agotada.
—Nadie ha visto nada —Su voz es apenas un susurro mientras los reclutas lo ayudan a sentarse cerca de ti—. Uno de ellos cree que el capitán jamás les abandonaría. O al menos no sin avisar. Ha sugerido que quizá sus compañeros dejaron algo sin revisar. Quizás no deberías haberte fiado de ellos desde el principio.
Sus palabras caen como un balde de agua fría. ¿Será cierto? ¿Podría haber algún detalle que los marines pasaron por alto en su revisión inicial del barco? Observas al intérprete, que ahora parece al borde del colapso. Está visiblemente pálido, y su respiración es irregular. No creo yo que forzarle a hacer algo más en sea momento sea lo correcto.
—Necesita descansar —comenta uno de los reclutas, con el ceño fruncido—. Si me permite, lo llevaremos al cuartel para que lo atiendan.
Lo que te decía. Debes decidir qué hacer con él, lo que está claro es que necesita atención médica. No puedes sacar mucho más de él en su estado actual, y si se desmaya o su condición empeora, perderás la única voz que tiene esta banda.
Si decides que se vaya, los reclutas se llevarán al anciano hacia una camilla improvisada y partirán a la base. En caso contrario, llamarán a un equipo de médicos de la base que se desplazarán hasta ahí, pero quizá tarden más tiempo en llegar.
Por cierto, el tipo del dibujo ha tardado un poquito más de diez minutos, pero viene a toda prisa a buscarte y te pasa la hoja. Es esta.
Pues no se le da mal al chaval, no. Está bastante definido el dibujo. Pues ya tienes algo más de información. Ahora te toca pensar... El capitán no pudo haberse esfumado sin más. Si realmente dejó a su intérprete en el falso suelo, debió planear su salida. Seguro que estás considerando varias opciones. Es el momento de ponerlas en práctica.
Si el capitán sigue cerca, no permitirá que se escape. Si ya huyó, tendrás que descubrir cómo. Ahora bien, detective Takahiro, ¿cómo podría huir un hombre de un sitio como aquél?