Lobo Jackson
Moonwalker
22-11-2024, 03:03 PM
Lobo Jackson realizó una elegante pose detectivesca con la mano sobre la frente en cuanto se abrió la puerta. Su presentación como el lobo investigador de la justicia estaba justo en la punta de su lengua cuando escuchó una frase que le dejó paralizado en el sitio.
- Los seres como usted no son bienvenidos en esta casa. -
Tras lo que Jackson recibió un portazo en la cara que casi le estampa la madera contra la nariz. Su cuerpo abandonó la pose fantástica, sus brazos se quedaron relajados a ambos costados y sus piernas se juntaron, dejando al Lobo en una postura firme y algo cabizbaja.
Mientras procesaba el torbellino de emociones causadas por el inesperado racismo, una mujer de carácter tan fuerte como su corpulento físico se acercó a la puerta y comenzó a golpear para que abriesen. Aunque el mink la tenía al lado, en sus oídos todavía resonaban las tres malditas palabras: seres como usted.
La puerta se abrió por segunda vez, revelando al hombrecillo descalzo con evidente disgusto frente a la perspectiva de tener que atender la llamada. La agradable señora se despidió con amabilidad y se marchó para seguir sus quehaceres, dejando a Lobo Jackson al cargo de la situación.
El mink hizo acopio de toda su fuerza de voluntad antes de hablar con el hombre. Intentaría utilizar la vía diplomática.
- Saludos-gara, estoy investigado un crimen que ha ocurrido hace apenas media hora en la plaza-gara. - Dijo con una voz fría, carente del ritmo que le caracterizaba. Lobo Jackson no estaba para bromas. - Las pistas me han llevado hasta su hogar-gara, y cuando digo pistas, me refiero al rastro de unas pisadas ensangrentadas por la sangre del hombre que ha sido asesinado en un callejón no muy lejos de aquí-gara. -
Fue en ese instante, mientras la puerta se mantenía abierta, que una fortuita corriente de aire que provenía desde el interior arrastró el aroma de sangre fresca hasta la nariz del mink. Era el inconfundible toque ferroso y húmedo del líquido vital. Un olor que hizo brillar las pupilas del lobo con un tono rojizo muy amenazador. Su espíritu parecía responder de una forma particular a aquella mezcla de emociones, manteniendo activa su percepción.
- ¿Qué es ese olor-gara...? - Dijo en voz alta, asegurándose de hacerse oír mientras apretaba los puños. - ¿Acaba de sacrificar un ganso para la comida o está ocultando al asesino ahí dentro-gara? Será mejor que me deje entrar a investigar-gara. -
En este momento, el Lobo estaba determinado a adentrarse en la morada. Si el hombre cooperaba bajo las atentas miradas de los transeúntes y le dejaba pasar por las buenas, no llamaría demasiado la atención y sería más fácil eliminar cualquier sospecha. Pero si se le ocurría volver a cerrarle la puerta en las narices a Lobo Jackson, éste detendría la puerta y agarraría al tipo del brazo, adentrándose por la fuerza sin escuchar excusa alguna para descubrir el origen del olor.
- Los seres como usted no son bienvenidos en esta casa. -
Tras lo que Jackson recibió un portazo en la cara que casi le estampa la madera contra la nariz. Su cuerpo abandonó la pose fantástica, sus brazos se quedaron relajados a ambos costados y sus piernas se juntaron, dejando al Lobo en una postura firme y algo cabizbaja.
Mientras procesaba el torbellino de emociones causadas por el inesperado racismo, una mujer de carácter tan fuerte como su corpulento físico se acercó a la puerta y comenzó a golpear para que abriesen. Aunque el mink la tenía al lado, en sus oídos todavía resonaban las tres malditas palabras: seres como usted.
La puerta se abrió por segunda vez, revelando al hombrecillo descalzo con evidente disgusto frente a la perspectiva de tener que atender la llamada. La agradable señora se despidió con amabilidad y se marchó para seguir sus quehaceres, dejando a Lobo Jackson al cargo de la situación.
El mink hizo acopio de toda su fuerza de voluntad antes de hablar con el hombre. Intentaría utilizar la vía diplomática.
- Saludos-gara, estoy investigado un crimen que ha ocurrido hace apenas media hora en la plaza-gara. - Dijo con una voz fría, carente del ritmo que le caracterizaba. Lobo Jackson no estaba para bromas. - Las pistas me han llevado hasta su hogar-gara, y cuando digo pistas, me refiero al rastro de unas pisadas ensangrentadas por la sangre del hombre que ha sido asesinado en un callejón no muy lejos de aquí-gara. -
Fue en ese instante, mientras la puerta se mantenía abierta, que una fortuita corriente de aire que provenía desde el interior arrastró el aroma de sangre fresca hasta la nariz del mink. Era el inconfundible toque ferroso y húmedo del líquido vital. Un olor que hizo brillar las pupilas del lobo con un tono rojizo muy amenazador. Su espíritu parecía responder de una forma particular a aquella mezcla de emociones, manteniendo activa su percepción.
- ¿Qué es ese olor-gara...? - Dijo en voz alta, asegurándose de hacerse oír mientras apretaba los puños. - ¿Acaba de sacrificar un ganso para la comida o está ocultando al asesino ahí dentro-gara? Será mejor que me deje entrar a investigar-gara. -
En este momento, el Lobo estaba determinado a adentrarse en la morada. Si el hombre cooperaba bajo las atentas miradas de los transeúntes y le dejaba pasar por las buenas, no llamaría demasiado la atención y sería más fácil eliminar cualquier sospecha. Pero si se le ocurría volver a cerrarle la puerta en las narices a Lobo Jackson, éste detendría la puerta y agarraría al tipo del brazo, adentrándose por la fuerza sin escuchar excusa alguna para descubrir el origen del olor.
