Qazan
Qazan
Ayer, 05:27 PM
La parte más lógica y sensible de Klaus aflora al decidir ayudar al padre de Fleur, sin duda todo un acierto ayudar al anciano pues si la joven muchacha se enterase de que has dejado a su padre ahí tirado a su suerte de seguro jamás te lo perdonaría. Llevas al anciano sobre tus brazos; su cuerpo es ligero, pero se siente como si cargases con siglos de secretos y sufrimiento. Está agotado, su respiración es irregular, y sus palabras, entrecortadas, apenas consiguen formar frases coherentes. El interior del molino está en penumbra. Una débil lámpara de aceite parpadea en una esquina, proyectando sombras que bailan sobre las paredes cubiertas de polvo. El olor a harina rancia y madera húmeda llena el aire. Depositas al anciano cuidadosamente sobre una cama, sus manos temblorosas se aferran al borde mientras intenta recuperar el aliento.
Sus ojos, apagados pero aún llenos de una especie de sabiduría desgastada, te miran con una mezcla de miedo y resignación. El anciano intenta hablar, pero su garganta está seca y su cuerpo demasiado débil. Busca a tientas una jarra de agua sobre una mesa cercana, y tú, impaciente, se la acercas. Bebe despacio, cada trago parece devolverle un poco de vida. Finalmente, susurra:
"Gray Terminal... Me... día"
Sabes que cada segundo cuenta, pero también que forzarlo podría costarte las respuestas que necesitas. El viento ulula fuera, haciendo girar las aspas del molino con un quejido sordo, como si el propio edificio respirara la tensión del momento.
El anciano te ha dado justo lo que necesitabas, un lugar y una hora. Sea cual sea la decisión que vayas a tomar, deberías prepararte pues salta a la vista que van a estar allí esperándote. Afila tus armas, agudiza tus sentidos. Un paso en falso puede ser fatal para la joven de la que tanto te preocupas. Las prisas nunca son buenas joven Klaus, tienes tiempo, medita bien tu siguiente paso, valora las opciones que se te abren y toma la decisión que más te convenga para salvar a la pobre Fleur.
Sus ojos, apagados pero aún llenos de una especie de sabiduría desgastada, te miran con una mezcla de miedo y resignación. El anciano intenta hablar, pero su garganta está seca y su cuerpo demasiado débil. Busca a tientas una jarra de agua sobre una mesa cercana, y tú, impaciente, se la acercas. Bebe despacio, cada trago parece devolverle un poco de vida. Finalmente, susurra:
"Gray Terminal... Me... día"
Sabes que cada segundo cuenta, pero también que forzarlo podría costarte las respuestas que necesitas. El viento ulula fuera, haciendo girar las aspas del molino con un quejido sordo, como si el propio edificio respirara la tensión del momento.
El anciano te ha dado justo lo que necesitabas, un lugar y una hora. Sea cual sea la decisión que vayas a tomar, deberías prepararte pues salta a la vista que van a estar allí esperándote. Afila tus armas, agudiza tus sentidos. Un paso en falso puede ser fatal para la joven de la que tanto te preocupas. Las prisas nunca son buenas joven Klaus, tienes tiempo, medita bien tu siguiente paso, valora las opciones que se te abren y toma la decisión que más te convenga para salvar a la pobre Fleur.