Zath Elion Vhal
Zev el Fiero
05-08-2024, 08:07 PM
Zev se puso en marcha hacia el suroeste, su mente fija en el oasis que prometía alivio a su sed. Sin embargo, el calor abrasador de la sabana y la escasez de agua habían hecho mella en su resistencia. A cada paso que daba, su boca se sentía más seca y su estómago rugía, exigiendo alimento. Necesitaba recuperar fuerzas antes de emprender el largo camino.
Mientras caminaba, algo captó su atención: un cervatillo solitario, perdido y vulnerable. Su pequeño cuerpo temblaba mientras llamaba a su madre con suaves balidos que resonaban en el aire. Zev sabía que la oportunidad era rara y que el tiempo era esencial. La naturaleza podía ser cruel, y él debía aprovechar cualquier ventaja que pudiera encontrar.
Con la mirada fija en el cervatillo, Zev se agachó ligeramente, evaluando la situación. Sus instintos de caza afloraron, y su corazón comenzó a latir con un ritmo acelerado. Era una caza que no solo le proporcionaría alimento, sino también la fuerza necesaria para sobrevivir al arduo viaje que le esperaba.
Zev sabía que tenía que acercarse lo suficiente antes de que el viento cambiara y su olor alertara al cervatillo. La brisa suave era su aliada y su enemiga; un movimiento en falso y la criatura se esfumaría, dejándolo con menos energía de la que ya tenía.
Con pasos cuidadosos, Zev avanzó hacia su presa, sus músculos tensos y listos para el salto. El cervatillo seguía ajeno al peligro inminente, todavía intentando llamar a su madre en un mundo que a menudo ignoraba las súplicas de los débiles.
Zev calculó la distancia y, en un instante, se lanzó hacia adelante. Sus patas traseras impulsaron su cuerpo hacia el cervatillo con una precisión letal. El momento de la caza era siempre un recordatorio para Zev de la lucha por la supervivencia. Con respeto y determinación, los dientes apretados y su aliento contenido pretendía una muerte rápida en indolora para su presa. Sabía que en este acto no solo estaba satisfaciendo su necesidad inmediata de alimento, sino también honrando el ciclo de vida que gobernaba la sabana.
Mientras caminaba, algo captó su atención: un cervatillo solitario, perdido y vulnerable. Su pequeño cuerpo temblaba mientras llamaba a su madre con suaves balidos que resonaban en el aire. Zev sabía que la oportunidad era rara y que el tiempo era esencial. La naturaleza podía ser cruel, y él debía aprovechar cualquier ventaja que pudiera encontrar.
Con la mirada fija en el cervatillo, Zev se agachó ligeramente, evaluando la situación. Sus instintos de caza afloraron, y su corazón comenzó a latir con un ritmo acelerado. Era una caza que no solo le proporcionaría alimento, sino también la fuerza necesaria para sobrevivir al arduo viaje que le esperaba.
Zev sabía que tenía que acercarse lo suficiente antes de que el viento cambiara y su olor alertara al cervatillo. La brisa suave era su aliada y su enemiga; un movimiento en falso y la criatura se esfumaría, dejándolo con menos energía de la que ya tenía.
Con pasos cuidadosos, Zev avanzó hacia su presa, sus músculos tensos y listos para el salto. El cervatillo seguía ajeno al peligro inminente, todavía intentando llamar a su madre en un mundo que a menudo ignoraba las súplicas de los débiles.
Zev calculó la distancia y, en un instante, se lanzó hacia adelante. Sus patas traseras impulsaron su cuerpo hacia el cervatillo con una precisión letal. El momento de la caza era siempre un recordatorio para Zev de la lucha por la supervivencia. Con respeto y determinación, los dientes apretados y su aliento contenido pretendía una muerte rápida en indolora para su presa. Sabía que en este acto no solo estaba satisfaciendo su necesidad inmediata de alimento, sino también honrando el ciclo de vida que gobernaba la sabana.
- "¡Vamos! Solo un poco más" - pensó instantes antes de averiguar el desenlace