Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Ayer, 07:19 PM
Los dedos de Mayura se encontraban tamborileando sobre la superficie de la mesa mientras la tensión flotaba en el aire como una nube cargada de electricidad, y él, por supuesto, disfrutaba cada segundo de la atención que pareció haberle rodeado tras su pregunta. Sus ojos grises recorrieron a cada miembro del equipo mientras analizaba los roles asignados y los detalles del plan, su mente ya hilando ideas y alternativas, buscando la manera de brillar en medio del caos que estaba por venir. Pero, sobre todo pensando en como no compartir el botín con más de una persona, Porter.
Con un movimiento lento y calculado, Mayura se levantó de su asiento, alisando con gracia el chaleco que llevaba puesto. Cada gesto suyo, desde la forma en que levantaba una ceja hasta cómo inclinaba ligeramente la cabeza, era una muestra de su estilo característico; elegante, desafiante y, sobre todo, cargado de confianza. Dirigió su atención hacia Porter, quien esperaba con esa sonrisa que reflejaba su confianza en el plan y en el equipo.
— Porter, querido, no puedo evitar notar lo meticuloso que has sido al planificar esto. — Su voz resonó en la sala, suave pero lo suficientemente firme como para captar la atención de todos. — Sin embargo, hay algo que me intriga profundamente. — Señaló con un dedo elegante hacia uno de los planos desplegados sobre la mesa específicamente hacia una esquina no marcada, mientras llevaba su otra mano con el puño hacia su pecho simulando un dolor en el corazón y soltando un largo suspiro. — Durante mi... “paseo” de reconocimiento anoche, noté un Den Den Mushi adicional en esta ubicación. No está en los planos, y aunque podría ser un simple error, prefiero no dejar nada al azar. ¿Quién te dio esos planos es de total confianza? Sabes que no me siento cómodo con cabos sueltos. — Preguntó, su tono mezclando curiosidad teatral y seriedad, como si fuera una crítica constructiva mezclada con incitación de desconfianza, si bien el plan de Porter era muy bueno a pesar de ese error, el plan del Pavo era mucho mejor, compartir el botín solo con su robusto compañero Porter.
Mayura decidió relajar su postura ante tal declaración que probablemente causara incertidumbre en los presentes, procediendo a intercambiar miradas con cada uno. Durante el turno de intercambiarla con Vayne, el joven encargado de la vigilancia, el Pavo soltó una leve sonrisa, que, a pesar de aparentar amistosa, era una sutil declaración de que sería el primero en ser cazado. Mayura, satisfecho por su intento de haber sembrado una semilla de duda, continuó hablando, esta vez dirigiéndose a todos los presentes.
— No estoy aquí para cuestionar la brillantez de este plan. — Añadió, levantando ambas manos en un gesto conciliador. — Pero mi experiencia me ha enseñado que incluso el detalle más pequeño puede ser el catalizador de una obra maestra… o su ruina. Si ese Den Den Mushi es una cámara adicional, podríamos necesitar ajustar nuestra entrada para asegurarnos de que nuestro espectáculo sea perfecto y sin interrupciones. — Su sonrisa era afilada, casi teatral, mientras volvía a sentarse con un movimiento fluido. Continuó dirigiendo su atención a todo el equipo, era claro que Mayura no había terminado. — Una última cosa, si me permiten. — procedió con una expresión aún más juguetona que todas las que había utilizado hasta el momento. — Me gustaría agradecerte por mi papel como comodín, lo siento adecuado para alguien de mi… talentos multifacéticos. — Se inclinó ligeramente hacia adelante, con sus ojos grises brillando con entusiasmo, su tono era ligero, casi burlón, pero Porter ya lo conocía lo suficiente como para saber que hablaba en serio.
Mayura se reclinó en su asiento, satisfecho de haber hecho su punto y, al mismo tiempo, asegurado su lugar como una pieza esencial en el tablero. Observaría a Porter esperando que retomara el control de la conversación, delineando los últimos detalles del plan. Sin embargo, en su mente, Mayura seguía trazando sus propios movimientos. Si todo salía bien, este golpe no solo le llenaría los bolsillos, sino que también le ofrecería una oportunidad única de mostrar que el Pavo Real del Océano no era solo un nombre; era una fuerza a tener en cuenta, una presencia capaz de imponerse como protagonista en cualquier escenario. “El espectáculo será solo mío.” Pensó dejando que una sonrisa se dibujara en su rostro mientras esperaba el desenlace de las semillas que había empezado a sembrar.
Con un movimiento lento y calculado, Mayura se levantó de su asiento, alisando con gracia el chaleco que llevaba puesto. Cada gesto suyo, desde la forma en que levantaba una ceja hasta cómo inclinaba ligeramente la cabeza, era una muestra de su estilo característico; elegante, desafiante y, sobre todo, cargado de confianza. Dirigió su atención hacia Porter, quien esperaba con esa sonrisa que reflejaba su confianza en el plan y en el equipo.
— Porter, querido, no puedo evitar notar lo meticuloso que has sido al planificar esto. — Su voz resonó en la sala, suave pero lo suficientemente firme como para captar la atención de todos. — Sin embargo, hay algo que me intriga profundamente. — Señaló con un dedo elegante hacia uno de los planos desplegados sobre la mesa específicamente hacia una esquina no marcada, mientras llevaba su otra mano con el puño hacia su pecho simulando un dolor en el corazón y soltando un largo suspiro. — Durante mi... “paseo” de reconocimiento anoche, noté un Den Den Mushi adicional en esta ubicación. No está en los planos, y aunque podría ser un simple error, prefiero no dejar nada al azar. ¿Quién te dio esos planos es de total confianza? Sabes que no me siento cómodo con cabos sueltos. — Preguntó, su tono mezclando curiosidad teatral y seriedad, como si fuera una crítica constructiva mezclada con incitación de desconfianza, si bien el plan de Porter era muy bueno a pesar de ese error, el plan del Pavo era mucho mejor, compartir el botín solo con su robusto compañero Porter.
Mayura decidió relajar su postura ante tal declaración que probablemente causara incertidumbre en los presentes, procediendo a intercambiar miradas con cada uno. Durante el turno de intercambiarla con Vayne, el joven encargado de la vigilancia, el Pavo soltó una leve sonrisa, que, a pesar de aparentar amistosa, era una sutil declaración de que sería el primero en ser cazado. Mayura, satisfecho por su intento de haber sembrado una semilla de duda, continuó hablando, esta vez dirigiéndose a todos los presentes.
— No estoy aquí para cuestionar la brillantez de este plan. — Añadió, levantando ambas manos en un gesto conciliador. — Pero mi experiencia me ha enseñado que incluso el detalle más pequeño puede ser el catalizador de una obra maestra… o su ruina. Si ese Den Den Mushi es una cámara adicional, podríamos necesitar ajustar nuestra entrada para asegurarnos de que nuestro espectáculo sea perfecto y sin interrupciones. — Su sonrisa era afilada, casi teatral, mientras volvía a sentarse con un movimiento fluido. Continuó dirigiendo su atención a todo el equipo, era claro que Mayura no había terminado. — Una última cosa, si me permiten. — procedió con una expresión aún más juguetona que todas las que había utilizado hasta el momento. — Me gustaría agradecerte por mi papel como comodín, lo siento adecuado para alguien de mi… talentos multifacéticos. — Se inclinó ligeramente hacia adelante, con sus ojos grises brillando con entusiasmo, su tono era ligero, casi burlón, pero Porter ya lo conocía lo suficiente como para saber que hablaba en serio.
Mayura se reclinó en su asiento, satisfecho de haber hecho su punto y, al mismo tiempo, asegurado su lugar como una pieza esencial en el tablero. Observaría a Porter esperando que retomara el control de la conversación, delineando los últimos detalles del plan. Sin embargo, en su mente, Mayura seguía trazando sus propios movimientos. Si todo salía bien, este golpe no solo le llenaría los bolsillos, sino que también le ofrecería una oportunidad única de mostrar que el Pavo Real del Océano no era solo un nombre; era una fuerza a tener en cuenta, una presencia capaz de imponerse como protagonista en cualquier escenario. “El espectáculo será solo mío.” Pensó dejando que una sonrisa se dibujara en su rostro mientras esperaba el desenlace de las semillas que había empezado a sembrar.