Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Aventura] El lamento de Hinokami [T.4.]
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El sol abrasador de Rudra brillaba intensamente sobre la costa, haciendo que cada grano de arena resplandeciera como si estuviera cubierto de polvo de oro, permitiendo a los presentes disfrutar de un bronceado completo gracias al sol y su reflejo tanto en la arena como en el mar. Sin embargo, la figura que avanzaba con paso lento y confiado por la playa parecía brillar aún más, no solo por el reflejo del sol en su elegante bata de seda verde con diseños tribales dorados de pavo real, sino por la energía casi teatral que emanaba de él, cada paso era tan escandaloso que era difícil diferenciar si estaba caminando en la playa o en una pasarela.
 
Mayura, el Pavo Real del Océano, había llegado a Rudra hace unos días, no solo con la intención de investigar los rumores sobre Hinokami y el Artefacto Sagrado, sino también de, como siempre, dejar una marca indeleble en aquellos que tuvieran la suerte (o desgracia) de cruzarse en su camino. ¡Ademas, era la excusa perfecta para unas vacaciones! O al menos así interpretaba el andar bajo el sol con, tener un bronceado consistente y disfrutar de las actividades locales, sobre todo cuando involucraban tan poca ropa como la que llevaba puesta ahora. Solo lamentaba una cosa… no poder disfrutar del mar, aunque era irrelevante comparado con todo lo mencionado anteriormente.
 
El Pavo Real del Océano sin duda estaba en sus aguas, vestía con una simplicidad perfectamente engañosa y capaz de mezclarse entre cualquier local como un simple turista. Así es, llevaba unas tangas de vivos colores decoradas con plumas exóticas que recordaban a un Pavo Real y que se mecían con cada paso teatral, y una bata de seda ligera que, aunque parcialmente cerrada, dejaba entrever su torso definido y bronceado por el sol. Atadas a su cintura, sus tres katanas descansaban en sus vainas, flanqueadas por dos dagas que parecían más decorativas que funcionales, aunque aquellos que conocían a Mayura sabían que hasta el accesorio más insignificante podía convertirse en un arma letal en sus manos.
 
El calor era sofocante, pero Mayura caminaba con la gracia de alguien que parecía inmune a las incomodidades de un clima caliente. ¿Acaso su cuerpo era aún más caliente? No había duda, cada paso suyo era una declaración de intenciones, cada movimiento de su bata al viento, una coreografía cuidadosamente ensayada. Sus ojos grises siempre alerta, observando cada detalle del paisaje y de las miradas y caras volteadas que provocaba en los locales mientras se acercaba al punto de encuentro que había acordado con su acompañante.
 
A la distancia, la figura de Derian se hacía visible, junto con el esclavo encadenado que lo acompañaba. La imagen contrastaba marcadamente con la exuberancia de Mayura; Derian, envuelto en su túnica oscura y su tagelmust, parecía una sombra que había emergido del desierto para desafiar el brillo del día. Pero Mayura no estaba impresionado; si algo sabía hacer bien, era ser el centro de atención, incluso cuando compartía escenario con alguien tan imponente como Derian. — ¡Querido Derian! — Exclamó a lo lejos con una sonrisa radiante, extendiendo los brazos como si estuviera dando la bienvenida a un viejo amigo en una fiesta exclusiva. — Veo que tu sentido de la moda sigue siendo tan... olvidado.  Aunque, debo decir, esos colores oscuros deben ser un auténtico desafío en este clima. — Su tono seductor era imposible de ser controlado, siempre que veía a Derian solo podía recordar aquella escena, para Mayura había sido extremadamente excitante y con el clima caluroso y euforia de las vacaciones pues, por ahí dicen que todo se intensifica. Mayura dejó que su mirada recorriera al esclavo encadenado antes de volver a fijarla en Derian, con una expresión mezcla de curiosidad y desdén. — Y veo que no has venido solo, así me gusta. ¡Vamos únanse a la fiesta! — exclamó desabotonando su único botón de la túnica y alzando sus brazos al aire mientras el viento ondeaba su pelo y su bata, dejando su hermoso cuerpo al descubierto.
 
Sin esperar respuesta, se reincorporó y acercó más, dejando que su bata siguiera ondeando con el viento con un movimiento que parecía casual pero claramente estaba calculado para impresionar. — Ahora, querido, cuéntame. ¿Qué sabes de este Hinokami? ¿Crees que es un simple capricho de la naturaleza, o podría haber algo más... interesante detrás de estos rumores? — Sus palabras eran ligeras, pero sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y determinación. Mayura nunca dejaba pasar una oportunidad para un buen espectáculo, y la idea de desentrañar los secretos de Rudra, ya fuera robando el artefacto sagrado o simplemente manipulando a los isleños para obtener ventaja, era demasiado tentadora para ignorarla.
 
Rápidamente y sin esperar respuesta, Mayura se inclinó ligeramente hacia Derian, su voz descendiendo a un tono casi conspirativo. — Y, más importante, espero que esta vez me invites a participar en tu pequeño juego, sabes que no me gusta perderme el espectáculo principal. — Una sonrisa eufórica y con un sutil sadismo se dibujaba en el rostro de Mayura mientras sus ojos grises recorrían al esclavo de pies a cabeza, pensando en lo guapo que se vería sin esos harapos, solo con una tanga perfecta y un ligero baño, con suerte podría jugar con la comida de su compañero antes de que este hiciera suele hacer siempre… drenarlas.  No había duda, los dos tenían estilos diametralmente opuestos, pero su presencia juntos en aquella isla prometía crear un caos tan vibrante como peligroso. Aun así, sentía que algo o alguien faltaba, pero estaba tan concentrado en Derian y su comida, que no podía concentrarse en ello.

Personaje
 

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Mensajes en este tema
El lamento de Hinokami [T.4.] - por Lemon Stone - 17-11-2024, 04:01 PM
RE: El lamento de Hinokami [T.4.] - por Mayura Pavone - Ayer, 09:46 PM

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