
Sowon
Luna Sangrienta
23-11-2024, 11:58 PM
Al parecer su hermana Oni no estaba en problemas, relajó su actitud un poco al ver que la niña parecía ser una amiga suya, esto pudo confirmarlo cuando le ofreció un paseo e incluso comida gratis. Según ella entendía las relaciones eso solo se hacía con personas que habían alcanzado cierto nivel de confianza o les habían hecho un favor, como cuando ella invitó a Plumitas tras haberle ayudado a recolectar los pavos sueltos por el pueblo o la vez que se sentó a tomar unas copas con aquel pirata quien solo buscaba rescatar a unos esclavos. Volvió a observar a la niña, su rostro era un poco más amable pero no dejaba de ser vigilante, como si fuese la madre severa de una relación y estuviese atenta a que no intentase ninguna travesura mientras se reencontraba con alguien de su especie. Era reconfortante ver a Onis tan lejos de su lugar de origen, su vida había sido una odisea y se alegraba de ver a otros de su especie ganarse la vida, claro que su forma de hacerlo era la vía mercenaria ser contratada y cobrar por prestar un servicio tal como su familia le había educado.
— Shinozaki Sowon, miembro del Clan Shinozaki de Onigashima y la espada que puede acabar con todos tus problemas... ¿Niños? ¡Bwahahaha! Soy buena si debo asustarlos, una vez me contrataron para encargarme de unos ladrones. Yo creyendo que eran unos bandidos fuertes y rudos, eran solo unos niñatos que robaban aprovechando que sus padres eran marines. ¡Se llevaron tal susto que luego cuando los tuve que rescatar creyeron que los había seguido para robar su alma! Pero uno de ellos tiene carácter, va a llegar lejos si sigue ayudando en el puesto... —
Se presentó explicando un poco a lo que se dedicaba y dejando en la mesa que era alguien bastante crédula, de aquellas personas que aceptaban cualquier encargo con las mínimas preguntas siempre que prometiesen un pago a cambio. No era buena, tampoco se podía calificar como alguien en extremo malvada, veía las cosas como una cuestión de negocio sin importar si estaba en su tierra o en otra isla. Se sentó en la mesa mientras vigilaba a la niña, su mirada y rostro eran mucho menos intimidantes, como si considerase a la misma parte de la familia aunque no le había llamado Oniki como sí había hecho con su compañera de sangre. Suspiró mientras se cruzaba de brazos y pedía el flan que quería, lanzó la bolsa de monedas justas apenas lo hizo, dejando claro que no era alguien que robase y que no tenía preocupación en pagar por lo que hacía aunque su aspecto le pudiera relacionar con un demonio que había salido hace poco del infierno.
— Desde inicios del Verano, llegué luego de unos problemas con cierta gente, desde entonces me he dedicado a trabajar en granjas, buscar animales, cazar a algún criminal por aquí y por allá o rescatar a algunos civiles que se metieron donde no debían. Las hormigas son muy curiosas pero no parecen tener muchas neuronas a veces... —
Expresó con honesta sinceridad, sin morderse la lengua y con una sonrisa digna de alguien que había salido de la selva, aunque bajo toda esa personalidad había alguien inteligente. Sabía calcular ganancias, aceptaba los trabajos solo si la paga era buena y si se veía detenidamente sus brazos podrían verse las marcas de un entrenamiento brutal, constante y efectivo. Colocó su enorme espada a un costado, el metal envainado se erigía como una gigantesca torre a un lado de ambas Onis. Pero para Sowon, el gesto fue como mover una cuchara, no había mostrado signos de dolor o esfuerzo en esa tarea que para muchos humanos hubiera resultado en una tarea colosal.
— ¿Qué me cuentas Oniki? Por lo que puedo adivinar llevas poco por aquí, es imposible no habernos cruzado hasta ahora si hubieras estado hace tiempo pero es mejor que hayas llegado ahora. Ha habido bastante jaleo en la isla, muchos piratas que causan problemas y algunos problemas menores entre los comerciantes. —
Indagó con genuina curiosidad mientras comenzaba a comer el flan que había pedido, no era tan bueno como el de la granja que ayudaba pero no estaba mal, la cremosidad era diferente este parecía mucho más fino y menos rústico, a ella le encantaba sentir el flan como una mezcla entre rugosidad y finura. Este se derretía en su boca, como si fuese un helado aunque conservando aquel sabor característico que tanto disfrutaba. Era una encrucijada, no sabía si quejarse o aceptarlo, pero prefirió callarlo para no ofender a su compañera Oni ni a la pequeña amiga que tenía. La importancia de una primera impresión era muy respetada entre los miembros de su clan.
— Shinozaki Sowon, miembro del Clan Shinozaki de Onigashima y la espada que puede acabar con todos tus problemas... ¿Niños? ¡Bwahahaha! Soy buena si debo asustarlos, una vez me contrataron para encargarme de unos ladrones. Yo creyendo que eran unos bandidos fuertes y rudos, eran solo unos niñatos que robaban aprovechando que sus padres eran marines. ¡Se llevaron tal susto que luego cuando los tuve que rescatar creyeron que los había seguido para robar su alma! Pero uno de ellos tiene carácter, va a llegar lejos si sigue ayudando en el puesto... —
Se presentó explicando un poco a lo que se dedicaba y dejando en la mesa que era alguien bastante crédula, de aquellas personas que aceptaban cualquier encargo con las mínimas preguntas siempre que prometiesen un pago a cambio. No era buena, tampoco se podía calificar como alguien en extremo malvada, veía las cosas como una cuestión de negocio sin importar si estaba en su tierra o en otra isla. Se sentó en la mesa mientras vigilaba a la niña, su mirada y rostro eran mucho menos intimidantes, como si considerase a la misma parte de la familia aunque no le había llamado Oniki como sí había hecho con su compañera de sangre. Suspiró mientras se cruzaba de brazos y pedía el flan que quería, lanzó la bolsa de monedas justas apenas lo hizo, dejando claro que no era alguien que robase y que no tenía preocupación en pagar por lo que hacía aunque su aspecto le pudiera relacionar con un demonio que había salido hace poco del infierno.
— Desde inicios del Verano, llegué luego de unos problemas con cierta gente, desde entonces me he dedicado a trabajar en granjas, buscar animales, cazar a algún criminal por aquí y por allá o rescatar a algunos civiles que se metieron donde no debían. Las hormigas son muy curiosas pero no parecen tener muchas neuronas a veces... —
Expresó con honesta sinceridad, sin morderse la lengua y con una sonrisa digna de alguien que había salido de la selva, aunque bajo toda esa personalidad había alguien inteligente. Sabía calcular ganancias, aceptaba los trabajos solo si la paga era buena y si se veía detenidamente sus brazos podrían verse las marcas de un entrenamiento brutal, constante y efectivo. Colocó su enorme espada a un costado, el metal envainado se erigía como una gigantesca torre a un lado de ambas Onis. Pero para Sowon, el gesto fue como mover una cuchara, no había mostrado signos de dolor o esfuerzo en esa tarea que para muchos humanos hubiera resultado en una tarea colosal.
— ¿Qué me cuentas Oniki? Por lo que puedo adivinar llevas poco por aquí, es imposible no habernos cruzado hasta ahora si hubieras estado hace tiempo pero es mejor que hayas llegado ahora. Ha habido bastante jaleo en la isla, muchos piratas que causan problemas y algunos problemas menores entre los comerciantes. —
Indagó con genuina curiosidad mientras comenzaba a comer el flan que había pedido, no era tan bueno como el de la granja que ayudaba pero no estaba mal, la cremosidad era diferente este parecía mucho más fino y menos rústico, a ella le encantaba sentir el flan como una mezcla entre rugosidad y finura. Este se derretía en su boca, como si fuese un helado aunque conservando aquel sabor característico que tanto disfrutaba. Era una encrucijada, no sabía si quejarse o aceptarlo, pero prefirió callarlo para no ofender a su compañera Oni ni a la pequeña amiga que tenía. La importancia de una primera impresión era muy respetada entre los miembros de su clan.