Anissa Marr
Nissa
25-11-2024, 10:19 AM
No puedo negar que en la vida existen pocas satisfacciones como intentar un nuevo truco y que este fuera efectiva, había pensado muchas veces en cómo haría funcionar un disparo como ese, en principio sospechaba que lo mejor sería hacerlo contra una superficie regular para acostumbrarme a darle efecto al disparo pero en el momento hubo algo que me decía que lo mejor era usando una de mis propias balas, al fin y al cabo no existía nada con lo que estuviera más familiarizada que con ellas, ya era capaz de saber si mi arma estaba cargada o no por el cambio de peso así que no tenía sentido experimentar con superficies desconocidas. La bala dio directo en donde esperaba, el tiro en la espalda del gordinflón fue suficiente como para que la vida se escapara de su cuerpo, aunque no por eso dejó en libertad a Beto, algo que al final podría resultar bueno ya que sus gordos brazos cubrían la mayoría del cuerpo de cualquier persona promedio. Su hermano, como era de esperarse, emitió un grito ante la evidente muerte de su hermano y seguramente el ver eso lo distrajo lo suficiente como para permitirme acercarme lo suficiente y sorprenderlo. Iba en contra de todo sentido el que un tirador recortara la distancia de la misma manera en la que yo lo hice, pero era justo porque mi enemigo también era un tirador la razón por la que lo había hecho. En verdad era mucho más difícil el disparar con un arma medianamente larga a corta distancia que a cientos de metros así que después de destantearle tuve que tomar la distancia de una manera poco convencional.
Un salto utilizando su propio cuerpo seguido de un veloz disparo fue suficiente como para oficialmente ser la vencedora de aquél encuentro aunque no sin que el pelafustán lograra activar una granada de humo que, a pesar de estar demasiado cerca, no me permitía verlo del todo así que cuando hubo un segundo de silencio me acerqué a él. Cuando estuve lo suficientemente cerca me encontré con la imagen de un hombre derrotado, totalmente fuera de combate y con una herida en el hombro que no hacía más que expulsar sangre a montones. –Pues al final la cerda ha sido más valiosa que su par de miserables vidas. Hijo de perra.- le dije, respondiendo de manera atrasada al insulto que me había lanzado cuando vio como mataba a su hermano. Bien podía dejarlo ahí a que siguiera sangrando y que se muriera, pero estaba acostumbrada a trabajar con eficiencia. Tomé mi rifle y disparé dos veces en la cabeza de aquél hombre. -¿Qué pasa imbécil? Creí que los bandidos de la montaña eran mucho más fuertes que esto. Anda levántate imbécil.- dije en un tono que indicaba molestia mientras que le daba unas patadas al torso del hombre que ahora se encontraba sin vida, como su hermano.
Cuando ya acabé con mi furia regresé rápido con Beto pues aún tenía cosas por hacer. –Entonces, ¿vas a esperar a que vengan otros dos imbéciles para hacerles lo mismo? O ¿me vas a decir donde está la cerda y me ayudarás a llevarla con su dueño? Tú dime. Si es la primera entonces esperamos a que alguien venga a salvarte mientras pierdes sangre, si es la segunda yo me encargo de que te atienda uno de los mejores médicos que llegaran a pisar la villa.- le diría mientras me sentaba al lado del cuerpo del gordo, asegurándome de no mancharme de sangre ni siquiera por accidente.
Un salto utilizando su propio cuerpo seguido de un veloz disparo fue suficiente como para oficialmente ser la vencedora de aquél encuentro aunque no sin que el pelafustán lograra activar una granada de humo que, a pesar de estar demasiado cerca, no me permitía verlo del todo así que cuando hubo un segundo de silencio me acerqué a él. Cuando estuve lo suficientemente cerca me encontré con la imagen de un hombre derrotado, totalmente fuera de combate y con una herida en el hombro que no hacía más que expulsar sangre a montones. –Pues al final la cerda ha sido más valiosa que su par de miserables vidas. Hijo de perra.- le dije, respondiendo de manera atrasada al insulto que me había lanzado cuando vio como mataba a su hermano. Bien podía dejarlo ahí a que siguiera sangrando y que se muriera, pero estaba acostumbrada a trabajar con eficiencia. Tomé mi rifle y disparé dos veces en la cabeza de aquél hombre. -¿Qué pasa imbécil? Creí que los bandidos de la montaña eran mucho más fuertes que esto. Anda levántate imbécil.- dije en un tono que indicaba molestia mientras que le daba unas patadas al torso del hombre que ahora se encontraba sin vida, como su hermano.
Cuando ya acabé con mi furia regresé rápido con Beto pues aún tenía cosas por hacer. –Entonces, ¿vas a esperar a que vengan otros dos imbéciles para hacerles lo mismo? O ¿me vas a decir donde está la cerda y me ayudarás a llevarla con su dueño? Tú dime. Si es la primera entonces esperamos a que alguien venga a salvarte mientras pierdes sangre, si es la segunda yo me encargo de que te atienda uno de los mejores médicos que llegaran a pisar la villa.- le diría mientras me sentaba al lado del cuerpo del gordo, asegurándome de no mancharme de sangre ni siquiera por accidente.