Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
26-11-2024, 03:22 AM
Tras su salida de la sala, Mayura decidió aprovechar el día para comer algo, tomarse unos vinos y descansar en su habitación hasta que cayera el sol. Una vez llegó la hora de la puesta decidió salir a las calles y disfrutar de la noche sin estropearse. Durante su caminata, podía sentir la brisa fresca nocturne acariciando su hermoso rostro y moviendo su gran melena con cada paso por las bulliciosas calles de Vodka Shore. A pesar del caos organizado que lo rodeaba, con luces de neón parpadeando y el sonido de risas y apuestas resonando en cada esquina, su mente seguía aferrada a las palabras que había dejado caer en la sala con Porter. Un golpe como este era una oportunidad única, no solo para llenarse los bolsillos, sino para dejar una marca imborrable en un lugar donde la opulencia era el pan de cada día. Pero ahora que la cuenta regresiva había comenzado, solo una cosa importaba daba vueltas por su mente; cómo jugaría sus cartas en la sinfonía que estaba a punto de comenzar. Por consiguiente, no pudo hacer mucho durante su paseo más que irse a descansar un poco antes de la media noche y esperar en su habitación hasta el momento pautado.
Al llegar a la sala pudo sentir como estaba impregnada de una tensión palpable. Mayura, como siempre, hizo su entrada con un aire teatral, sus pasos resonando en el suelo mientras se acercaba al grupo. Vestía con una elegancia impecable, y una sonrisa tranquila que escondía la emoción que sentía al borde del caos. — Espero no haberlos hecho esperar demasiado. — comentó con su tono característico mientras tomaba asiento con la gracia de un bailarín, pues si bien había llegado de ultimo tampoco habían sido más que unos pocos minutos después de los demás. Tras recorrer la sala con una mirada pudo notar la seriedad en los rostros de los demás miembros del grupo lo cual le arrancó una sonrisa sutil. Porter, aunque concentrado, parecía más nervioso de lo que había mostrado antes, mientras que Tyren y Jeneva revisaban sus herramientas y equipos con precisión casi ritual. Mek, por su parte, se mantenía en silencio, ajustando sus guantes mientras lanzaba miradas fugaces hacia Mayura. La tensión era evidente, pero para Mayura, esto solo añadía más sabor a lo que estaba por venir, al parecer la primera fase de su plan había dado frutos y ahora solo quedaba ser el comodín perfecto que ajuste la balanza donde desee.
El plan comenzó con la calma calculada y pasos que Porter había prometido. Disfrazados como repartidores, el grupo se movió con naturalidad hacia el casino, cargando sacos y actuando como si fueran parte del bullicio cotidiano de la ciudad. Mayura, siempre consciente de su entorno, no pudo evitar notar las miradas que atraían, algunas curiosas, otras completamente indiferentes. Su papel era claro; ser el comodín, adaptarse y brillar cuando fuera necesario. Cuando las cámaras se apagaron, el cambio en la atmósfera fue inmediato, la falsa calma dio paso a una sensación de urgencia que electrizó el aire. Porter lideró el avance hacia las puertas del casino, donde todos le siguieron con los ojos cerrados. Mayura, por su parte, se detuvo por un breve instante, dejando que el grupo avanzara unos pasos antes de decidir su próximo movimiento.
"El espectáculo apenas comienza", pensó, mientras observaba el majestuoso edificio del casino y a sus compañeros acercarse. Sabía que Porter esperaba que siguiera el plan al pie de la letra, pero el Pavo Real del Océano no era alguien que se conformara con un papel secundario, no obstante, debía esperar al momento indicado para ejecutar su propio plan como comodín. Por consiguiente, Mayura se aseguró de que sus armas estuvieran bien escondidas debajo de su disfraz y se lanzó a correr con sus compañeros hasta alcanzarlos y seguirles el ritmo. Por ahora se limitaría a andar con ellos y servir como soporte en lo que se presentara, sin hablar ni hacer ruido, ni llamar la atención, una actitud sin duda muy poco usual para el Pavo Real del Océano.
Al llegar a la sala pudo sentir como estaba impregnada de una tensión palpable. Mayura, como siempre, hizo su entrada con un aire teatral, sus pasos resonando en el suelo mientras se acercaba al grupo. Vestía con una elegancia impecable, y una sonrisa tranquila que escondía la emoción que sentía al borde del caos. — Espero no haberlos hecho esperar demasiado. — comentó con su tono característico mientras tomaba asiento con la gracia de un bailarín, pues si bien había llegado de ultimo tampoco habían sido más que unos pocos minutos después de los demás. Tras recorrer la sala con una mirada pudo notar la seriedad en los rostros de los demás miembros del grupo lo cual le arrancó una sonrisa sutil. Porter, aunque concentrado, parecía más nervioso de lo que había mostrado antes, mientras que Tyren y Jeneva revisaban sus herramientas y equipos con precisión casi ritual. Mek, por su parte, se mantenía en silencio, ajustando sus guantes mientras lanzaba miradas fugaces hacia Mayura. La tensión era evidente, pero para Mayura, esto solo añadía más sabor a lo que estaba por venir, al parecer la primera fase de su plan había dado frutos y ahora solo quedaba ser el comodín perfecto que ajuste la balanza donde desee.
El plan comenzó con la calma calculada y pasos que Porter había prometido. Disfrazados como repartidores, el grupo se movió con naturalidad hacia el casino, cargando sacos y actuando como si fueran parte del bullicio cotidiano de la ciudad. Mayura, siempre consciente de su entorno, no pudo evitar notar las miradas que atraían, algunas curiosas, otras completamente indiferentes. Su papel era claro; ser el comodín, adaptarse y brillar cuando fuera necesario. Cuando las cámaras se apagaron, el cambio en la atmósfera fue inmediato, la falsa calma dio paso a una sensación de urgencia que electrizó el aire. Porter lideró el avance hacia las puertas del casino, donde todos le siguieron con los ojos cerrados. Mayura, por su parte, se detuvo por un breve instante, dejando que el grupo avanzara unos pasos antes de decidir su próximo movimiento.
"El espectáculo apenas comienza", pensó, mientras observaba el majestuoso edificio del casino y a sus compañeros acercarse. Sabía que Porter esperaba que siguiera el plan al pie de la letra, pero el Pavo Real del Océano no era alguien que se conformara con un papel secundario, no obstante, debía esperar al momento indicado para ejecutar su propio plan como comodín. Por consiguiente, Mayura se aseguró de que sus armas estuvieran bien escondidas debajo de su disfraz y se lanzó a correr con sus compañeros hasta alcanzarlos y seguirles el ritmo. Por ahora se limitaría a andar con ellos y servir como soporte en lo que se presentara, sin hablar ni hacer ruido, ni llamar la atención, una actitud sin duda muy poco usual para el Pavo Real del Océano.