Lemon Stone
MVP
27-11-2024, 03:50 AM
Los piratas te permiten hablar sin interrupciones, escuchan tus palabras con atención. Han terminado de posicionarse, algunos ocupando tu flanco y estando preparados para el ataque, si es que el capitán así lo ordena. Algo así, siendo consciente de la fuerza que posees, no te convendría y, si logras salir victorioso, no será una victoria fácil ni limpia de sangre. El caso es que tus palabras son acertadas, al menos por el momento, pues ninguno de ellos ha atacado.
-Tus compañeros están bien -responde Sentis. Si utilizas tu haki de observación, podrás comprobar que no está mintiendo-. Son buenos, saben lo que hacen, pero nuestro navegante es rápido y experimentado, aunque parece tonto -continúa, señalando al hombre gordo de atrás-. Si no te respondieron, es porque inutilizamos los den den mushi. No queremos que el alcalde vuelva a pedir… alguna intervención.
Vaya, suena como una buena noticia, ¿no? Es reconfortante saber que no estás lidiando con unos asesinos sádicos, aunque no lo olvides: son piratas y algo habrán hecho para ganarse la recompensa que aúnan sobre sus cabezas.
-Eres sincero, lo admito, pero también enormemente optimista. Si la fuerza que posees es la única razón para asegurar que tu vida no corre peligro, aún te falta navegar por estos mares traicioneros y peligrosos -te advierte, aunque no notas ninguna intención hostil en él-. ¿Qué te parece si declaramos una tregua mientras capturamos al alcalde? No atacaremos a ningún ciudadano lúcido ni destruiremos el pueblo, no le haremos daño a ningún inocente. ¿Es un buen trato para ti? -te pregunta.
Por otro lado, Emma tiene los ojos llorosos al saber que Lisa continúa bajo el alero del doctor Lautaro. Entonces, da un paso al frente y esta vez Sentis no la detiene.
-¿Quieres…? Está bien, te diré la verdad…
Todo comenzó mucho antes de que Lautaro descubriera la existencia de la elatrinina, mucho antes. Hace poco más de veinte años, el doctor Lautaro y la doctora Emma se dedicaban a salvar vidas en el Pueblo de Ushu. Atendían a los ancianos, cuidaban de los pequeños y se encargaban de que todo el mundo estuviera a salvo. Cualquiera diría que eran un matrimonio feliz. Un buen hombre con una mujer estupenda, ¿qué otra cosa podría pedir una pareja? Tenían una pequeña sala de operaciones en la primera planta de la casa para los casos más complejos, y en el subterráneo investigaban fármacos y sustancias naturales para reemplazar aquellos medicamentos difíciles de acceder.
Sin embargo, la historia feliz del matrimonio entre Lautaro y Emma dio un vuelco cuando Lican naufragó en la isla. Era un hombre misterioso y pronto descubrieron que se dedicaba a la investigación, era un académico en toda regla. Emma lo unió al equipo de investigación, incluso con las objeciones de Lautaro, quien desconfiaba del misterioso náufrago. A pesar de las diferencias y los incontables debates intelectuales, hacían un buen equipo, y con el tiempo Lautaro se hizo amigo de Lican.
Lisa nació años después. Lautaro y Emma estaban realmente felices, pues lo intentaron durante mucho tiempo sin resultados. No obstante, la pequeña Lisa tenía una condición médica… extraña y muy, muy difícil de tratar. Era débil, se enfermaba con recurrencia y apenas se podía el peso de su propio cuerpo. Lautaro, Emma y Lican hicieron lo humanamente posible para curarle, pero ninguno lo consiguió. Por suerte, Lautaro descubrió la elatrinina. Comenzaron los experimentos y pronto le dieron la primera dosis a la pequeña Lisa, viendo resultados inmediatos. Juntos, Lautaro y Emma pudieron disfrutar la niñez y adolescencia feliz de Lisa. Era un sueño hecho realidad.
Aparentemente, la historia que te cuenta Lisa es bastante… normal, fácil de digerir, completamente entendible. Sin embargo, algo te preocupa cuando ella baja la mirada y algunas lágrimas comienzan a caer de su rostro.
-Pero Lautaro descubrió que Lisa no era nuestra hija, sino de… Sino de Lican -confiesa, siendo una sorpresa incluso para Sentis-. Entonces, comenzaron los maltratos. Cuando Lautaro no me insultaba ni golpeaba, me ignoraba. Me prohibió entrar al laboratorio y, cuando más le necesitaba, Lican desapareció sin dejar rastro. Temo que… Temo que Lautaro le haya hecho daño, pero eso no es lo importante ahora… Lautaro secuestró a Lisa en su propia casa y aumentó las dosis de elatrinina, volviéndola una adicta hasta convertirla en un monstruo. Hizo lo mismo con los aldeanos enfermos del pueblo, les dio elatrinina y les curó, pero a cambio les arrebató la autonomía. Yo… Yo no podía soportar más y pedí ayuda…. Yo…
-Ahí es donde entramos nosotros -intervino Sentis-. Diría que es una casualidad, pero lo cierto es que llevamos un buen tiempo siguiéndole el rastro a esta droga llamada elatrinina. Quisimos ayudar a esta pobre mujer, recuperar a su hija y destruir la fórmula de la droga para que no hubiera más “Lisas” por el mundo.
-Lautaro… Él era un buen hombre, ¿cómo es que pudo acabar así? -se pregunta Emma, totalmente destrozada. Seguramente le duele haber abandonado a su hija, aunque tú eres quien debe juzgarle.
-Ya que todos vamos tras el alcalde, ¿uniremos fuerzas? Quisiera castigarlo con mi propia mano, pero si quieres llevarlo ante la Marina, no seré yo quien se oponga -dice Sentis-. Eso sí, destruiré la fórmula de la elatrinina y quemaré el laboratorio. Espero que no tengas problemas con eso.
Diría que todo está tomando forma. Algunos huecos comienzan a rellenarse; algunas preguntas son respondidas. ¿Están omitiendo información o han dicho toda la verdad? Quién sabe. Con todo lo que te ha dicho Lautaro igual estaría bien dudar de la gente. En fin, ¿qué te gustaría hacer? ¿Volver tras tus pasos y perseguir al alcalde? Estás a pocos minutos de su casa, por cierto.
-Tus compañeros están bien -responde Sentis. Si utilizas tu haki de observación, podrás comprobar que no está mintiendo-. Son buenos, saben lo que hacen, pero nuestro navegante es rápido y experimentado, aunque parece tonto -continúa, señalando al hombre gordo de atrás-. Si no te respondieron, es porque inutilizamos los den den mushi. No queremos que el alcalde vuelva a pedir… alguna intervención.
Vaya, suena como una buena noticia, ¿no? Es reconfortante saber que no estás lidiando con unos asesinos sádicos, aunque no lo olvides: son piratas y algo habrán hecho para ganarse la recompensa que aúnan sobre sus cabezas.
-Eres sincero, lo admito, pero también enormemente optimista. Si la fuerza que posees es la única razón para asegurar que tu vida no corre peligro, aún te falta navegar por estos mares traicioneros y peligrosos -te advierte, aunque no notas ninguna intención hostil en él-. ¿Qué te parece si declaramos una tregua mientras capturamos al alcalde? No atacaremos a ningún ciudadano lúcido ni destruiremos el pueblo, no le haremos daño a ningún inocente. ¿Es un buen trato para ti? -te pregunta.
Por otro lado, Emma tiene los ojos llorosos al saber que Lisa continúa bajo el alero del doctor Lautaro. Entonces, da un paso al frente y esta vez Sentis no la detiene.
-¿Quieres…? Está bien, te diré la verdad…
Todo comenzó mucho antes de que Lautaro descubriera la existencia de la elatrinina, mucho antes. Hace poco más de veinte años, el doctor Lautaro y la doctora Emma se dedicaban a salvar vidas en el Pueblo de Ushu. Atendían a los ancianos, cuidaban de los pequeños y se encargaban de que todo el mundo estuviera a salvo. Cualquiera diría que eran un matrimonio feliz. Un buen hombre con una mujer estupenda, ¿qué otra cosa podría pedir una pareja? Tenían una pequeña sala de operaciones en la primera planta de la casa para los casos más complejos, y en el subterráneo investigaban fármacos y sustancias naturales para reemplazar aquellos medicamentos difíciles de acceder.
Sin embargo, la historia feliz del matrimonio entre Lautaro y Emma dio un vuelco cuando Lican naufragó en la isla. Era un hombre misterioso y pronto descubrieron que se dedicaba a la investigación, era un académico en toda regla. Emma lo unió al equipo de investigación, incluso con las objeciones de Lautaro, quien desconfiaba del misterioso náufrago. A pesar de las diferencias y los incontables debates intelectuales, hacían un buen equipo, y con el tiempo Lautaro se hizo amigo de Lican.
Lisa nació años después. Lautaro y Emma estaban realmente felices, pues lo intentaron durante mucho tiempo sin resultados. No obstante, la pequeña Lisa tenía una condición médica… extraña y muy, muy difícil de tratar. Era débil, se enfermaba con recurrencia y apenas se podía el peso de su propio cuerpo. Lautaro, Emma y Lican hicieron lo humanamente posible para curarle, pero ninguno lo consiguió. Por suerte, Lautaro descubrió la elatrinina. Comenzaron los experimentos y pronto le dieron la primera dosis a la pequeña Lisa, viendo resultados inmediatos. Juntos, Lautaro y Emma pudieron disfrutar la niñez y adolescencia feliz de Lisa. Era un sueño hecho realidad.
Aparentemente, la historia que te cuenta Lisa es bastante… normal, fácil de digerir, completamente entendible. Sin embargo, algo te preocupa cuando ella baja la mirada y algunas lágrimas comienzan a caer de su rostro.
-Pero Lautaro descubrió que Lisa no era nuestra hija, sino de… Sino de Lican -confiesa, siendo una sorpresa incluso para Sentis-. Entonces, comenzaron los maltratos. Cuando Lautaro no me insultaba ni golpeaba, me ignoraba. Me prohibió entrar al laboratorio y, cuando más le necesitaba, Lican desapareció sin dejar rastro. Temo que… Temo que Lautaro le haya hecho daño, pero eso no es lo importante ahora… Lautaro secuestró a Lisa en su propia casa y aumentó las dosis de elatrinina, volviéndola una adicta hasta convertirla en un monstruo. Hizo lo mismo con los aldeanos enfermos del pueblo, les dio elatrinina y les curó, pero a cambio les arrebató la autonomía. Yo… Yo no podía soportar más y pedí ayuda…. Yo…
-Ahí es donde entramos nosotros -intervino Sentis-. Diría que es una casualidad, pero lo cierto es que llevamos un buen tiempo siguiéndole el rastro a esta droga llamada elatrinina. Quisimos ayudar a esta pobre mujer, recuperar a su hija y destruir la fórmula de la droga para que no hubiera más “Lisas” por el mundo.
-Lautaro… Él era un buen hombre, ¿cómo es que pudo acabar así? -se pregunta Emma, totalmente destrozada. Seguramente le duele haber abandonado a su hija, aunque tú eres quien debe juzgarle.
-Ya que todos vamos tras el alcalde, ¿uniremos fuerzas? Quisiera castigarlo con mi propia mano, pero si quieres llevarlo ante la Marina, no seré yo quien se oponga -dice Sentis-. Eso sí, destruiré la fórmula de la elatrinina y quemaré el laboratorio. Espero que no tengas problemas con eso.
Diría que todo está tomando forma. Algunos huecos comienzan a rellenarse; algunas preguntas son respondidas. ¿Están omitiendo información o han dicho toda la verdad? Quién sabe. Con todo lo que te ha dicho Lautaro igual estaría bien dudar de la gente. En fin, ¿qué te gustaría hacer? ¿Volver tras tus pasos y perseguir al alcalde? Estás a pocos minutos de su casa, por cierto.