Arthur Soriz
Gramps
27-11-2024, 07:29 PM
Al ver cómo se desarrollaban las cosas, Arthur soltó un profundo suspiro. Aún cruzado de brazos, renegó suavemente con la cabeza y chasqueó la lengua un par de veces mostrando su decepción ante las actitudes de aquel par de hombres. Decepción más que nada porque quiso estar seguro de que no fuera nada más que una falsa corazonada; lamentablemente sí estaban tramando algo.
La mirada aterrorizada de aquella mujer jaló de los hilos del corazón del anciano, el cual tensó ligeramente el cuerpo en especial cuando divisó el brillo metálico de una daga haciendo acto de presencia. Mucho menos podría quedarse sin hacer nada cuando el gordo levantó a la mujer contra uno de sus brazos cual saco de patatas. Ahora la situación era otra, y la postura que antes ya imponente de Arthur se volvió una que parecía sacada de una película de terror.
Sus puños apretaban tan fuerte que los nudillos crujían y los callos en las palmas de las manos casi que estaban a punto de abrirse al medio producto de la presión que ejercía en estos.
— Podríamos haber hecho esto a las buenas, caballeros... nuestro trabajo como Marines es sobre todas las cosas mantener el orden, ¿y saben lo que están haciendo ahora mismo, no? — preguntó, más no esperó respuesta; no les daría la chance de hablar. Bastante lo habían hecho ya y miren cómo terminaron — Miren a su alrededor... la gente reculando, mirándolos y susurrando entre ellos, si querían hacer esto de forma disimulada pues esa oportunidad ya se ha ido a la mismísima mierda, ahora bien...
Hizo una pausa en su hablar, llevándose una mano al mentón y mostrando una sonrisa que si bien podría ser considerada feliz, en realidad parecía casi que macabra... más no para los inocentes, sino para aquellos de corazón oscuro y sucio como ellos dos. Era la sonrisa de alguien que estaba a punto de tirarles el peso de la justicia sobre sus cabezas en cualquier momento si hacían tan solo un movimiento en falso.
La mirada aterrorizada de aquella mujer jaló de los hilos del corazón del anciano, el cual tensó ligeramente el cuerpo en especial cuando divisó el brillo metálico de una daga haciendo acto de presencia. Mucho menos podría quedarse sin hacer nada cuando el gordo levantó a la mujer contra uno de sus brazos cual saco de patatas. Ahora la situación era otra, y la postura que antes ya imponente de Arthur se volvió una que parecía sacada de una película de terror.
Sus puños apretaban tan fuerte que los nudillos crujían y los callos en las palmas de las manos casi que estaban a punto de abrirse al medio producto de la presión que ejercía en estos.
— Podríamos haber hecho esto a las buenas, caballeros... nuestro trabajo como Marines es sobre todas las cosas mantener el orden, ¿y saben lo que están haciendo ahora mismo, no? — preguntó, más no esperó respuesta; no les daría la chance de hablar. Bastante lo habían hecho ya y miren cómo terminaron — Miren a su alrededor... la gente reculando, mirándolos y susurrando entre ellos, si querían hacer esto de forma disimulada pues esa oportunidad ya se ha ido a la mismísima mierda, ahora bien...
Hizo una pausa en su hablar, llevándose una mano al mentón y mostrando una sonrisa que si bien podría ser considerada feliz, en realidad parecía casi que macabra... más no para los inocentes, sino para aquellos de corazón oscuro y sucio como ellos dos. Era la sonrisa de alguien que estaba a punto de tirarles el peso de la justicia sobre sus cabezas en cualquier momento si hacían tan solo un movimiento en falso.
Podría decirse que ahora mismo Arthur era una pistola con el gatillo muy fácil.
— Les di la chance de ser honestos... ¡HYIAAA!
— Les di la chance de ser honestos... ¡HYIAAA!
Al exclamar de ese modo, a pesar de su avanzada edad aún mantenía práctica de sus años mozos combatiendo como guardia del puerto. Una patada ascendente, potente y veloz, dirigida no hacia el arma pero hacia la muñeca de la mano que sostenía esa arma blanca lo suficientemente potente como para que la tirara al suelo sin chance de siquiera rechistar debido a la cercanía de sus cuerpos, para acto seguido agarrarle de la cabeza y estamparlo con fuerza sobre el suelo de madera haciendo que esta crujiera un poco.
Aprovechando la distracción miró de reojo al par de jóvenes Marines a su lado asintiendo con la cabeza como diciendo "Ustedes se encargan de este", y corriendo de forma pesada arremetió por encima del puesto de la mujer, lanzando una patada al pecho del obeso al mismo tiempo que agarraba de las manos a la pobre víctima de estos malditos extorsionistas.
Aprovechando la distracción miró de reojo al par de jóvenes Marines a su lado asintiendo con la cabeza como diciendo "Ustedes se encargan de este", y corriendo de forma pesada arremetió por encima del puesto de la mujer, lanzando una patada al pecho del obeso al mismo tiempo que agarraba de las manos a la pobre víctima de estos malditos extorsionistas.
¿Su intención? Hacer que el gordo saliera volando dándole lo mismo si caía en el agua junto al puerto, su prioridad ahora mismo era la seguridad de aquella mujer por sobre todas las cosas al haberle agarrado las manos para que solo el obeso recibiera la potencia de su ataque... confiaba que los jóvenes podían encargarse dos versus uno contra alguien desarmado y probablemente un tanto atolondrado; o eso quisiera creer.